lunes, 9 de agosto de 2021

DIBUJO ARTÍSTICO - HERMANOS Y HERMANAS - AMOR POR LAS PLANTAS - HISTORIA DE UNA PRINCESA.

DIBUJO ARTÍSTICO.

El dibujo artístico es una de las actividades más reconocibles del mundo: la habilidad para delinear figuras que otros puedan reconocer, o que provoquen algún tipo de emoción en el espectador, no ha perdido su atractivo desde que nuestros antepasados hacían aquellos trazos describiendo escenas de caza en la Edad de Piedra.
Y dentro del amplio mundo del dibujo, una de las vertientes más atractivas es, sin duda, el dibujo artístico.
Esta rama del dibujo, incluso puede clasificarse en varios tipos que pueden reconocerse de alguna forma, aunque la división entre unos y otros a veces sea difusa. Pero primero, hay que intentar una definición para el concepto de dibujo artístico.


¿QUÉ ES DIBUJO ARTÍSTICO?
Dejando un poco de lado ella discusión filosófica sobre el concepto de “arte”, podemos estar de acuerdo en que el dibujo artístico es aquel que se halla destinado a cumplir una función únicamente estética.
Esto no quiere decir que la intención del dibujo artístico sea en todo momento decorativa; más bien apunta en el sentido de que el dibujo artístico persigue una emoción visual en el espectador.
El dibujo artístico suele guardar una profunda similitud con el arte de la pintura, aunque haya entre ambas artes una diferencia fundamental en los modos de trabajar: mientras que la pintura se basa en la creación de imágenes por medio de la difusión de pigmentos, el dibujo de concentra en el trazo para dar forma a las imágenes.
Esta diferencia permite que ambas artes se complementen, como cuando se ejecuta un dibujo artístico a lápiz o carboncillo, como base previa para crear la obra definitiva usando pinturas.


DIBUJO ARTÍSTICO Y TÉCNICO: CÓMO SE COMPARAN.

El concepto expresado permite establecer diferencias importantes entre dibujo artístico y técnico: La principal es que el dibujo técnico persigue transmitir al espectador una información que debe conocer, sin importar lo que se opine de ella, el dibujo artístico busca causar una impresión, o provocar una emoción en el espectador.
El dibujo técnico es bastante riguroso en cuanto a las medidas y proporciones de los objetos representados; en tanto que el dibujo artístico se da más libertades en ese particular, ya que este tipo de libertades suele producir resultados que estimulan las emociones del público.
El otro apartado es el uso de símbolos: numerosos tipos de dibujo técnico usan símbolos como recurso, así como también el dibujo artístico puede emplear símbolos.
Pero mientras en el dibujo técnico los símbolos son convencionales y se usan de acuerdo a normas bien definidas, los símbolos en el dibujo artístico responden a nociones que pueden variar: la experiencia personal del autor, la cultura, el propio tipo de dibujo artístico, o incluso quedar a libre interpretación del espectador.

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HERMANOS Y HERMANAS
 
¿Cuáles son los factores que afectan la personalidad de su hijo y otros atributos? Acá entran a jugar dos influencias principales: naturaleza (factores genéticos, herencia) y crianza (experiencia). Estos interactúan entre sí en otras formas que son particulares para cada niño. Para entender mejor estas similitudes y diferencias entre hermanos, veamos ambos factores más de cerca.
 
Naturaleza
Debido a la herencia -las influencias biológicas o genéticas de los mismos dos padres de cada hijo- los padres esperan que sus hijos sean parecidos. Pero sobretodo, los niños solo tienen un cincuenta por ciento de probabilidad de desarrollar alguna característica heredada (apariencia física, personalidad, inteligencia, aptitudes, salud) e incluso cuando estas características están presentes, pueden variar.
Por ejemplo, los investigadores han encontrado que los hermanos tienden a ser más similares en sus características físicas que en su probabilidad de desarrollar las mismas enfermedades. Además, aunque los hermanos pueden parecerse entre sí en su capacidad intelectual y otras características psicológicas en los primeros años, estas similitudes generalmente disminuyen en la edad adulta, mientras que las diferencias se vuelven más pronunciadas. Incluso en la niñez, los hermanos que tienen niveles similares de inteligencia pueden diferir en su desempeño escolar, debido a que el éxito académico puede estar fuertemente afectado por las experiencias de la vida de cada niño.


Crianza
La crianza (o experiencia) se refiere a las influencias no hereditarias del desarrollo de su hijo. Estas incluyen factores sociales como las relaciones con hermanos, compañeros, padres y otros adultos, así como las influencias del entorno como las enfermedades, los accidentes, la nutrición y experiencias culturales. Intervienen también otras fuerzas, entre las que están las percepciones que su hijo tiene de sí mismo y de otros, experiencias pasadas, expectativas propias y las expectativas que otros tienen de él.
Los hermanos comparten algunas experiencias, pero tienen muchas otras que no son compartidas. Aunque las experiencias compartidas generalmente contribuyen a las similitudes, incluso una experiencia compartida puede afectar a cada niño de forma diferente. Y debido a que la mayoría de experiencias no son compartidas, estas también contribuyen a las diferencias entre los hijos.
En los primeros años de la escuela, por ejemplo, las cualidades como la inteligencia y los logros académicos están determinados en gran parte por la herencia y la experiencia compartida. Sin embargo, a medida que los niños crecen, tienen más experiencias no compartidas las cuales gradualmente ayudan a diferenciar a un hermano del otro. Los hermanos incluso perciben e interpretan los eventos compartidos de forma diferente, y estas percepciones diferentes pueden ser importantes para formar el desarrollo y la autoimagen de un hijo.

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AMOR POR LAS PLANTAS.

Pasar buenos ratos junto a flores y plantas dedicándole tiempo a la jardinería es un acto de amor puro que las mujeres enfocadas a ello disfrutan al máximo. Al cuidar plantas en casa, no solo tienes la oportunidad de decorar un espacio del hogar con alguna flor bonita, también puedes hacer que la energía fluya y sentirte feliz cuidando de otros.
El amor y la dedicación que le colocas a tus plantas te convierten en una mujer con un brillo especial. Tu energía cambia, se siente diferente y te vuelves más atractiva gracias a que las virtudes que posees te hacen única.


Si eres de las que tiene como plan perfecto pasar tiempo en casa cuidando a tus plantas de jardín o hablándole lindo a tus flores cuando las pones al sol o las riegas, entonces debes saber que tienes cualidades que te hacen irresistible y encantadora.
Por lo general, las mujeres que se toman la jardinería en serio cultivan la paciencia. Además, desarrollan visión, creatividad, sabiduría y amabilidad. Todas esas características las vuelven seres capaces de dar amor incondicional.

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HISTORIA DE UNA PRINCESA, SU PAPÁ Y EL PRÍNCIPE KINOTO FUKASUKA
(Cuento: María Elena Walsh)
 
Esta es la historia de una princesa, su papá, una mariposa y el Príncipe Kinoto Fukasuka.
Sukimuki era una princesa japonesa. Vivía en la ciudad de Siu Kiu, hace como dos mil años, tres meses y media hora.
En esa época, las princesas todo lo que tenían que hacer era quedarse quietitas. Nada de ayudarle a la mamá a secar los platos. Nada de hacer mandados. Nada de bailar con abanico. Nada de tomar naranjada con pajita. Ni siquiera ir a la escuela. Ni siquiera sonarse la nariz. Ni siquiera pelar una ciruela. Ni siquiera cazar una lombriz. Nada, nada, nada. Todo lo hacían los sirvientes del palacio: vestirla, peinarla, estornudar por... –atchís–, por ella, abanicarla, pelarle las ciruelas. ¡Cómo se aburría la pobre Sukimuki!
Una tarde estaba, como siempre, sentada en el jardín papando moscas, cuando apareció una enorme Mariposa de todos colores. Y la Mariposa revoloteaba, y la pobre Sukimuki la miraba de reojo porque no le estaba permitido mover la cabeza.
–¡Qué linda mariposapa! –murmuró al fin Sukimuki, en correcto japonés.
Y la Mariposa contestó, también en correctísimo japonés:
–¡Qué linda Princesa! ¡Cómo me gustaría jugar a la mancha con usted, Princesa!
–Nopo puepedopo –le contestó la Princesa en japonés.
–¡Cómo me gustaría a jugar a escondidas, entonces!
–Nopo puepedopo –volvió a responder la Princesa haciendo pucheros.
–¡Cómo me gustaría bailar con usted, Princesa! –insistió la Mariposa.
–Eso tampococo puepedopo –contestó la pobre Princesa.
Y la Mariposa, ya un poco impaciente, le preguntó:
–¿Por qué usted no puede hacer nada?
–Porque mi papá, el Emperador, dice que si una Princesa no se queda quieta, quieta, quieta como una galleta, en el imperio habrá una pataleta.
–¿Y eso por qué? –preguntó la Mariposa.
–Porque sípi –contestó la Princesa–, porque las Princesas del Japonpón debemos estar quietitas sin hacer nada. Si no, no seríamos Princesas. Seríamos mucamas, colegialas, bailarinas o dentistas, ¿entiendes?
–Entiendo –dijo la Mariposa–, pero escápese un ratito y juguemos. He venido volando de muy lejos nada más que para jugar con usted. En mi isla, todo el mundo me hablaba de su belleza.
A la Princesa le gustó la idea y decidió, por una vez, desobedecer a su papá.
Salió a correr y bailar por el jardín con la Mariposa.
En eso se asomó el Emperador al balcón y al no ver a su hija armó un escándalo de mil demonios.
–¡Dónde está la Princesa! –chilló.
Y llegaron todos sus sirvientes, sus soldados, sus vigilantes, sus cocineros, sus lustrabotas y sus tías para ver qué le pasaba.
–¡Vayan todos a buscar a la Princesa! –rugió el Emperador con voz de trueno y ojos de relámpago.
Y allá salieron todos corriendo y el Emperador se quedó solo en el salón.
–¡Dónde estará la Princesa! –repitió.
Y oyó una voz que respondía a sus espaldas:
–La Princesa está de jarana donde se le da la gana.


 El Emperador se dio vuelta furioso y no vio a nadie. Miró un poquito mejor, y no vio a nadie. Se puso tres pares de anteojos y, entonces sí, vio a alguien. Vio a una mariposota sentada en su propio trono.
–¿Quién eres? –rugió el Emperador con voz de trueno y ojos de relámpago.
Y agarró un matamoscas, dispuesto a aplastar a la insolente Mariposa.
Pero no pudo.
¿Por qué?
Porque la Mariposa tuvo la ocurrencia de transformarse inmediatamente en un Príncipe. Un Príncipe buen mozo, simpático, inteligente, gordito, estudioso, valiente y con bigotito.
El Emperador casi se desmaya de rabia y de susto.
–¿Qué quieres? –le preguntó al Príncipe con voz de trueno y ojos de relámpago.
–Casarme con la Princesa –dijo el Príncipe valientemente.
–¿Pero de dónde diablos has salido con esas pretensiones?
–Me metí en tu jardín en forma de mariposa –dijo el Príncipe– y la Princesa jugó y bailó conmigo. Fue feliz por primera vez en su vida y ahora nos queremos casar.
–¡No lo permitiré! –rugió el Emperador con voz de trueno y ojos de relámpago.
–Si no lo permites, te declaro la guerra –dijo el Príncipe sacando la espada.
–¡Servidores, vigilantes, tías! –llamó el Emperador.
Y todos entraron corriendo, pero al ver al Príncipe empuñando la espada se pegaron un susto terrible.
A todo esto, la Princesa Sukimuki espiaba por la ventana.
–¡Echen a este Príncipe insolente de mi palacio! –ordenó el Emperador con voz de trueno y ojos de relámpago.
Pero el Príncipe no se iba a dejar echar así nomás.
Peleó valientemente contra todos. Y los vigilantes se escaparon por una ventana. Y las tías se escondieron aterradas debajo de la alfombra. Y los cocineros se treparon a la lámpara.
Cuando el Príncipe los hubo vencido a todos, preguntó al Emperador:
–¿Me deja casar con su hija, sí o no?
–Está bien –dijo el Emperador con voz de laucha y ojos de lauchita–. Cásate, siempre que la Princesa no se oponga.
El Príncipe fue hasta la ventana y le preguntó a la Princesa:
–¿Quieres casarte conmigo, Princesa Sukimuki?
–Sípi –contestó la Princesa entusiasmada.
Y así fue como la Princesa dejó de estar quietita y se casó con el Príncipe Kinoto Fukasuka. Los dos llegaron al templo en monopatín y luego dieron una fiesta en el jardín. 
FIN

miércoles, 4 de agosto de 2021

LOS AUDIFONOS - MARINO O MARINERO - ORIGEN DE LAS AVES - ORIGEN Y CELEBRACIÓN DE LAS OLIMPIADAS - ELLA...MI UNIVERSO (CUENTO)


LOS AUDIFONOS.
 
Un audífono es un dispositivo electrónico, cuya misión es amplificar y modificar las señales sonoras para permitir una mejor audición y comunicación. Su uso estimula el cerebro y le hace recordar sonidos que no se oyen sin la utilización del audífono.
Un audífono se compone de tres partes: micrófono, amplificador y auricular.
Micrófono: Recibe el sonido ambiente, y convierte las señales sonoras en señales eléctricas.
Amplificador: También llamado procesador, su misión es modular las señales eléctricas y aumentar su intensidad. Hoy la tecnología existente permite realizar estos procesos de una forma digital y automática.
Auricular: Su misión fundamental consiste en conducir el sonido al interior del oído.
Los audífonos se pueden categorizar desde dos criterios básicos: Formato del audífono y Tecnología del circuito.


Según su formato podemos dividirlos en:
Intraauriculares o a medida: Se alojan completamente en el canal auditivo. Se utilizan en pérdidas auditivas desde leves a severas. Dentro de este tipo existen diversos tamaños y niveles de amplificación.
 
Retroauriculares (BTE): Los audífonos retroauriculares se colocan detrás del oído (oreja), están conectados a un molde especial, que se introduce dentro del oído. Están indicados para pérdidas desde leves a profundas. Son discretos y se pueden encontrar en varios tamaños.
 
RIE: Tienen una forma similar a los retroauriculares, pero se diferencian de ellos en un aspecto fundamental, en este tipo de audífono el auricular va dentro del oído (oreja) y muy cerca del tímpano.
 
MIC: Tecnología muy novedosa que reubica el micrófono en la concha del pabellón de la oreja, aprovechando las ventajas audiológicas que proporciona nuestra anatomía.
 
Según la Tecnología del Circuito los podemos clasificar en analógicos y digitales. Hoy día casi el 100% de los audífonos que se comercializan son de tecnología digital, y con procesos y funciones automatizados.

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MARINO O MARINERO.

Como sustantivos son sinónimos, pero ¿cuál es más antiguo en español, marino o marinero? Marino ‘hombre que se ejercita en la náutica’, ‘hombre que tiene un grado militar o profesional en la Marina, parece más antiguo por cuanto procede del latín marīnus, que es como llamaban los romanos a quienes navegaban; mientras que marinero ‘persona que presta servicio en una embarcación’, ‘persona que sirve en la Armada en el último escalón de la marinería‘, ‘persona entendida de marinería’, deriva de marina, femenino de marino.
Sin embargo, como sustantivo sinónimo de nauta, marinero es más antiguo en nuestro idioma que marino.


Nebrija recogió ambas voces en 1495, pero en tanto marino era un adjetivo definido como ‘cosa de la mar’, marinero ya era un sustantivo sinónimo de ‘nauta’. Lo mismo sucede con el Tesoro de Covarrubias (1611): «MARINERO, el que anda en la mar con navío. /Carta de marear, el mapa con los rumbos de todos los vientos, con el cual, y con la aguja se gobierna el piloto. MARINO, lo que pertenece a la mar».
El sustantivo marinero ya fue utilizado por Gonzalo de Berceo (siglo XIII), mientras que el sustantivo marino, que según los etimólogos Corominas y Pascual puede ser de origen francés, no es recogido por el diccionario académico hasta su edición de 1803 con la acepción ‘el que es profeso en la náutica.

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ORIGEN DE LAS AVES.

Todos los vertebrados que existen hoy en la tierra, descienden de los peces que poblaron los mares hace unos 550 millones de años (principios de la era Paleozoica).
Los peces óseos dieron origen a los anfibios a mediados del período devónico (hace unos 380 millones de años) de la era paleozoica.
Los anfibios a su vez, dieron origen a los vertebrados amniotos (animales con membranas fetales [saco amniótico]: reptiles y sus descendientes [mamíferos y aves]), a mediados del período carbonífero (hace unos 320 millones de años).
Esto no quiere decir que los vertebrados terrestres descendemos de algún pez actual, o que los amniotos hayamos sido originados por algún anfibio actual. Los ancestros de los grandes grupos de vertebrados, ya dejaron de existir hace tiempo.
A finales de la era Paleozoica y durante la Mesozoica, los animales que más abundaban sobre la tierra eran los reptiles, de los cuales, los más generalizados eran animales de sangre fría y con el cuerpo cubierto de escamas. Se arrastraban sobre sus cuatro patas.
De este grupo de reptiles pérmicos (llamados también reptiles tronco o cotilosaurios) descienden todos los demás amniotos: dinosaurios (incluyendo aves), mamíferos y reptiles actuales. En ese entonces, el hombre aún no había hecho su aparición sobre la tierra.
Hubo reptiles que se adaptaron al medio aéreo. Se llamaban pterosaurios. Sus alas eran membranosas, no tenían plumas y sólo podían planear. La prueba de su existencia se encuentra en fósiles, siendo estos restos de plantas o animales de gran antigüedad, que se han hallado enterrados en roca o en ámbar. Sin embargo, debe quedarle claro al lector que los pterosaurios no dieron origen a las aves.
Como ya se dijo, las aves descienden del grupo de dinosaurios llamados saurisquios (pelvis de lagarto).
Este grupo a su vez, está dividido en los sauropodomorfos (grandes dinosaurios herbívoros de cuello largo, como Apatosaurus, Diplodocus, Saltasaurus, etc.). El otro grupo de saurisquios, son los Terópodos, al cual pertenecen las aves. Los terópodos se caracterizan por ser animales bípedos, y en los cuales los miembros pélvicos tienen solo 3 dedos funcionales.
Sus tamaños van desde el gran Tyrannosaurus rex, hasta los colibríes. A su vez los terópodos están divididos en los ceratosaurios (terópodos generalizados) y los tetanuros, al cual pertenecen las aves. Los tetanuros se caracterizan por tener varios caracteres derivados únicos (apomorfias), los cuales incluyen el hecho de que la mano ha perdido los dedos cuarto y quinto, los dientes están frontales.

Con respecto a la órbita ocular y un proceso largo que fija el astrágalo a la tibia. Los tetanuros a su vez, están divididos en carnosaurios (grandes terópodos carnívoros como: Tyrannosaurus, Carcharodontosaurus y Allosaurus) y en los Celurosauros, los cuales se caracterizan por tener brazos y manos largas, con los dedos segundo y tercero, particularmente largos.
A este grupo (los celurosauros) pertenecen las aves y sus parientes cercanos. Los Celurosauros, están divididos a su vez en los Ornitomímidos (dinosaurios parecidos a avestruces) y en los Maniraptores, los cuales se caracterizan por tener una apomorfia, como es tener una muñeca muy especializada con un carpo semilunado.
A este grupo pertenecen las aves, y los raptores típicos como Deinonychus, Velociraptor, Oviraptor, Microvenator, Y finalmente, los maniraptores, están divididos en raptores y aves. (Ver Filogenia).
Las aves entonces son dinosaurios terópodos muy especializados, pues sus miembros pectorales están modificados en alas, y gran parte del cuerpo está cubierto por plumas.
Se han encontrado impresiones de plumas en algunos raptores chinos, por lo cual se ha concluido que las plumas fueron apareciendo originalmente no para volar, si no posiblemente para termoregular (mantener una temperatura constantemente alta con respecto al ambiente: es decir eran animales endotérmicos [lo que antiguamente se conocía como animales de sangre caliente], como los mamíferos y los actuales descendientes de los dinosaurios).
Al encontrarse plumas en dinosaurios no voladores, se descarta entonces la antigua hipótesis de que las aves evolucionaron a partir de animales planeadores, pues definitivamente los raptores no tenían este tipo de hábitos. Lo más seguro, es que además de servir para mantener el calor, las plumas de los brazos y manos, podían servir como redes entomológicas (para cazar insectos), en los maniraptores que dieron origen a las aves.
Muy posiblemente al cazar insectos con sus redes entomológicas, estos animales dieron saltos más largos cada vez, hasta que, con el paso de muchísimos años, resultaron volando, y probablemente así se originaron las aves.

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ORIGEN Y CELEBRACIÓN DE LAS OLIMPIADAS

En estos días nos invade el espíritu olímpico gracias al acontecimiento del verano: los Juegos Olímpicos de Río. Sin embargo, estas competiciones deportivas no son un invento de los últimos años, sino que vienen de muy antiguo, en concreto de la antigua civilización griega.
Se estima que los Juegos Olímpicos comenzaron a celebrarse en el año 776 a. C en la ciudad de Olimpia, donde residía el principal santuario dedicado a Zeus.
Se trataba, por tanto, de una celebración religiosa que duraba 6 días y que tenía lugar cada cuatro años en los meses de julio y agosto. En este acontecimiento, las diferentes ciudades (polis) griegas promulgaban una tregua, la paz olímpica, para favorecer un traslado seguro de los atletas a Olimpia. De esta manera, se pretendía afianzar la identidad aquea. De igual modo, se favorecía el armónico desarrollo del cuerpo y el alma. En definitiva, la paz y la armonía entre pueblos y hombres constituyen el origen del espíritu olímpico.
No obstante, se aprecian notables diferencias entre las antiguas olimpiadas y las modernas, como, por ejemplo, que únicamente pudieran competir hombres libres y de origen griego. Además, realizaban las pruebas desnudos. De igual manera, el público era masculino.
 
Las antiguas pruebas olímpicas
 
Cabe mencionar que, para los antiguos griegos, la educación física tenía la misma importancia que la formación intelectual. Existía, por tanto, un culto al cuerpo similar al de la actualidad, puesto que todo buen heleno debía poseer un cuerpo atlético y armónico.
Las polis griegas tenían gimnasios donde se practicaban deportes además de aprender materias relacionadas con la cultura y el arte, elementos que hicieron grande a Heracles y que son necesarios para conseguir “la armonía”.
 
Atletismo:
Las carreras se celebraban en el estadio olímpico que medía 192,27 metros. Había seis modalidades de carrera: la de velocidad o dromos, en la que se recorría el estadio a lo largo (102 metros). Dos carreras de semifondo: el dículo, que consistía en ir y volver (384,54 metros) y que equivale a la prueba de los 400 metros actual y la hípica, en la que se daban cuatro vueltas al citado recinto haciendo un total de 769, 08 metros y que es el origen de los 800 metros.
Asimismo, existía una prueba de fondo denominada Dólico, en la que se daban 24 vueltas al estadio (4.651 metros). Mención especial merece la carrera en la que se portaban las armas (en origen el casco, grebas y el escudo y en las últimas olimpiadas únicamente el escudo) llamada Hoplitódromos. En la citada prueba sólo podían participar los hombres maduros porque los jóvenes no aguantaban el peso. Por último, la sexta prueba era la carrera de relevos, y el testigo utilizado era una antorcha.
 
La Lucha:
Tenía lugar en el atis, situado en frente de los templos más importantes de Olimpia. Había tres tipos de modalidades de lucha:
La lucha libre: la más antigua de todas y que se asemeja bastante a la actual lucha grecorromana.
 
El pugilato o boxeo: se entrenaba con sacos en forma de pera y en la competición propiamente dicha, los competidores forraban sus manos con tiras de piel sin curtir.
 
El Pancracio: una mezcla entre el pugilato y la lucha en el que estaba permitido de todo excepto morder, que era propio de animales y no de hombres. Fue la prueba más violenta y el propio Filipo II de Macedonia, padre de Alejandro Magno, participó en la misma.
 
Pentatlón:
Al tener diferentes pruebas, el Pentatlón era el deporte más apreciado por todos puesto que los hombres que competían en esta disciplina eran los atletas más completos y los ganadores gozaban de un gran prestigio. La finalidad de este deporte era la de armonizar la rapidez con la resistencia y la fuerza con la belleza.
Constaba de 5 pruebas: la carrera, el disco (de 1,3 a 6,6 kilos), el salto de longitud (en el que para coger más impulso se servían de dos piedras), el lanzamiento de jabalina (de madera y de la altura de un hombre. Se lanzaba con ayuda de una correa, el angiles) y la lucha.
 
La Hípica:
Tenía lugar en el Hipódromo, cuya pista de arena medía 400 metros de largo y 200 de ancho. Había también dos postes para dar la vuelta. Los caballos recorrían 6 veces el recinto, un total de 4.800 metros.
Hay dos tipos de carreras, las que eran directamente a lomos del caballo y en carros, que a su vez se diferencian por el número de caballos que tiran del carro; carro simple, biga y cuadriga (uno, dos y cuatro caballos respectivamente).
Los jinetes se denominaban aurigas y no eran ellos quienes tenían que terminar la carrera, sino el caballo. Por tanto, el ganador de la prueba era el dueño del equino y no el auriga.


Los atletas
Eran divididos en niños y hombres y los jueces, escogían a aquellos que demostraban armonía, perfección, conocer las reglas y estar libres de asesinato o sacrilegio.
Por otro lado, a Olimpia acudían los peregrinos, que realizaban un viaje de varias semanas para asistir como espectadores al evento.
A los ganadores (tres por prueba, como actualmente) se les premiaba el último día de los juegos con una corona de olivo e ingresaban en la lista de gloria. Los más famosos podrían tener hasta una estatua. De igual modo, la ciudad de origen de los mismos les acogía con honores a su vuelta.
 
Prohibición y Juegos Olímpicos Modernos
En el año 393, el emperador Teodosio prohibió la celebración de los Juegos Olímpicos por considerarlos una celebración pagana. Esta costumbre quedó enterrada 1.300 años.
Por último, a finales del siglo XIX, el Barón de Coubertain y el intelectual griego Dimitrius Mikelas, auspiciados por la Universidad parisina de La Sorbona decidieron revivir las antiguas olimpiadas rescatando el espíritu de paz. Como consecuencia, los primeros Juegos Olímpicos Modernos se celebraron en 1896 en Atenas.

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ELLA…MI UNIVERSO.
(CUENTO: RONY D.)

Caminaba con el corazón herido, con el alma llena de soledad, sin sentido y sin rumbo. Un día, al pasar por una iglesia, sentí el deseo de entrar y conversar un poco con Dios, sin darme cuenta, comencé a llorar, mis fracasos constantes en el amor eran como navajas cortando a cada instante mis sentimientos. Con los ojos inundados, le pedí a Dios que me dejara conocer a una persona sincera, alguien que no me lastimara, que me aceptara tal cual y que no tuviera interés alguno en otra cosa que no fuera amarme por lo que soy. Prometí que, si esa persona llegaba a mi vida, le pediría que me acompañara a esa iglesia a dar gracias por haberla encontrado. Después de tanto ruego, sentí como si Dios me dijera "Tranquilízate, pronto llegara", y entonces sequé mis ojos y salí de la iglesia con toda calma.
Al poco tiempo, conocí a una chica completamente MARAVILLOSA, ella, más bella que la misma Luna que alumbraba mis noches de soledad, sus ojos, su piel, sus manos, sus labios, su cabello, todo me enloquecía y solo podía pensarla día y noche, no quería ni dormir para no perder tiempo y dejar de pensarla.
Como muchas personas, la promesa hecha en la iglesia, se olvidó, la dejé del lado y nunca le pedí a mi chica MARAVILLOSA que me acompañara a dar gracias, después de todo solo quería estar a su lado, besarla, abrazarla y no había tiempo para más. Grave error el mío, yo debí haber cumplido esa promesa, ahora me arrepiento de no haberlo hecho, en fin.
Más de un año fui feliz con ella, escribíamos una historia que parecía no tendría final, el amor se desbordaba y con solo una palabra suya, cualquier dolor desaparecía. Podría relatar muchísimos momentos inolvidables en los que no había persona más feliz que yo en este universo.
El primer cumpleaños que pasé con ella... Un día antes nos habíamos visto y ella pensó que no la vería al día siguiente, sin embargo, yo no podía perder la oportunidad de estar a su lado, era un día tremendamente importante, se cumplían 20 años del nacimiento de la estrella más luminosa, 20 años atrás, Dios quiso enviar a la tierra a su ANGEL más bello, yo solo podía desear abrazarla y decirle: "Feliz Cumpleaños Mi Amor".
¡¡¡Sin planearlo, todo salió GENIAL!!! La vi, la abracé, le di flores y un oso de peluche que representaba "Nuestro Primer Hijo" Hehehehe. Camino a su casa, ella me vio de una forma tan BELLA y tan difícil de explicar, que no pude evitar sentirme totalmente especial. Nunca nadie me había hecho sentir tan feliz, temblé como una gelatina y no sabía ni que decirle, ella me acababa de dar el mejor regalo que había recibido en mi vida.


Inolvidable fue cada segundo a su lado, entre más la veía, más dolía separarme de ella, y más la necesitaba a mi lado. Con ella veía un futuro, deseaba con todas mis fuerzas que llegara el día en que no tuviéramos que separarnos más. Besarla antes de dormir y despertarla de la misma forma, pero desgraciadamente eso no ocurrió.
Corría el mes de diciembre, del año 2011, el mes que marcó mi vida y me hizo darme cuenta de que esa persona inmensamente feliz que yo creía ser, agonizaba y comenzaba el camino lleno de espinas. Mi tormento empezaba a desatarse, ella ya no era la chica tierna que al poner sus manos en mi rostro borraba cualquier día duro, ahora todo sería diferente.
Ese mes, ella conoció a alguien y comenzó una relación sin siquiera avisarme, sin embargo, seguía viéndome y yo pensaba que todo seguía igual y que el dolor vivido durante ese mes, pronto podría olvidarlo. Tenía la falsa esperanza de que regresarían los tiempos divinos en que con todo orgullo yo la llamaba "MI NOVIA".
A partir de ese momento, todo fue cuesta abajo, comencé a vivir en un infierno, del cual, hasta el día de hoy, no he logrado salir, la extraño, la anhelo, la necesito cada vez, simplemente... LA AMO, pero sé bien que ella ya no quiere tener algo conmigo, nos vemos, nos besamos, hay mucho entre nosotros y a la vez nada, para mí ella sigue siendo "MI UNIVERSO", pero yo para ella solo soy alguien más. Sé que cometí errores y los estoy pagando al tener como compañera su ausencia, pero pase lo que pase, yo nunca olvidaré el día en que ella llegó a mi vida y la cambio con pocas letras de color azul, el día que me ilumino la vida con su sonrisa llena de inocencia y ternura, ese primer beso que la hacía temblar mientras estaba en mis brazos, y es que yo jamás podré olvidar a "Mi Gran Amor", sí, al "AMOR DE MI VIDA".
Hoy, solo le pido a Dios que me perdone por no haber cumplido esa promesa, que mi arrepentimiento y mis lágrimas me ayuden a absolver mi grave error, y que tenga compasión de mí, que no me permita sentir más, que borré de mí todo sentimiento. A gritos le he suplicado a Dios que me quite este dolor infinito que no me deja vivir en paz, pero no, no quiero olvidarla, no quiero ni siquiera dejarla a un lado, porque hayan sido como hayan sido las cosas, ella siempre será para mí... "MI UNIVERSO" y en algún lugar y momento, fuimos felices, y tal vez, algún día nos volvamos a encontrar.
 

sábado, 24 de julio de 2021

BICENTENARIO DEL PERÚ: 200 AÑOS DE LA INDEPENDENCIA - EL PARAGUAS - CUIDADOS AL PASEAR CON NIÑOS - LA FOGATA.

BICENTENARIO DEL PERÚ: 200 AÑOS DE LA INDEPENDENCIA.

Desde que se fundó el Proyecto Especial Bicentenario de la Presidencia de Consejo de Ministros se tuvo la posibilidad de elegir entre dos caminos. El primero, y más evidente para todos, era el de pensar el Bicentenario como una gran fiesta que se conmemoraría el 28 de julio de 2021 por las razones que hace 200 años nos fueron dadas.
El segundo era entender este hito histórico como la gran oportunidad para imaginar juntos el país que queremos ser y emprender el camino para hacerlo realidad, a fin de llegar al 2021 seguro de que hay mucho que conmemorar y mucho también que reforzar y construir.
A pesar de las dificultades que esto supone, es esta última ruta la que decidimos transitar. Y es que no podemos ignorar las señales que nos muestran a un país fragmentado, corroído por la corrupción y la devastación del medio ambiente, en el que las personas se resisten a respetar a aquellos que piensan diferente y en donde uno de cada tres ciudadanos no confía en el otro. Sabemos, por nuestra historia, que un país no se libera si no confronta aquello que lo tiene sometido.

Esta senda al Bicentenario la construimos cada día, por ejemplo, a través de los diálogos que entablamos con los jóvenes quienes, con frustración, pero también con esperanza, nos expresan cómo es ese país en el que anhelan vivir. Este trayecto al Bicentenario está hecho de cada oportunidad en la que, reunidos alrededor de una mesa de trabajo, nos encontramos con líderes, lideresas y autoridades honestas y comprometidas con sacar a sus pueblos adelante, gracias a ideas innovadoras y cargadas de posibilidades hacia el futuro.
El camino a la conmemoración de nuestro Bicentenario está lleno de ciudadanos de a pie que, inspirados en Túpac Amaru, Micaela Bastidas, Mariano Melgar o José Olaya, desean un Perú cada vez más libre y unido.


Es una ruta que se edifica minuto a minuto con cada uno de los 20 mil voluntarios que hemos convocado y que nos preguntan a dónde es que hay que ir y en dónde hay que poner el hombro para llegar más grandes y mejores al Bicentenario.
Se construye cada vez que llega alguien con una historia sobre cómo su comunidad formó parte del proceso independentista y defiende con orgullo su lugar en la historia; o cuando más de 25 mil peruanos vibran orgullosos del poder de nuestras tradiciones al presenciar las Giras Bicentenario; o cuando miles de escolares imaginan un país diferente y lo plasman con intervenciones artísticas en los Murales de la Libertad.

El Bicentenario tendrá obras emblemáticas y grandes ceremonias de conmemoración, pero, sobre todo, tendrá espíritu común y compromiso. También palabras, acuerdos y encuentros.
Esa es la gran oportunidad que esta ocasión histórica nos pone en frente, la de entablar la nueva conversación sobre el Perú que queremos ser en nuestro tercer siglo de vida republicana y descubrir que todos deseamos lo mismo, aunque lo digamos de distintas maneras. La consecuencia de esta gran conversación será la construcción de un nosotros que haga de nuestra diversidad el engranaje que nos mantiene unidos.
Imaginar es siempre el inicio de algo grande; así como las obras más ambiciosas están hechas de miles de pequeñas acciones, nuestro país será esa inmensa obra que, con talento y esfuerzo, construimos día a día más de 30 millones de peruanos.

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EL PARAGUAS.

No hay que confundir paraguas con sombrilla. A pesar de que son dos objetos muy similares (y que, en ocasiones, el primero se usa para lo mismo que el segundo) es imprescindible remarcar que ambos son distintos. Esto se debe mencionar ya que, en la antigüedad, civilizaciones como la India, Egipto u Oriente Medio acogieron este sistema para que las personas de alto status protegiesen sus cabezas del sol. Por tanto, este no sería el origen del paraguas ya que estaríamos hablando de las sombrillas.
La cultura que inventó este producto fue la Antigua China, teniendo como primeras referencias gráficas algunas situadas en el 2400 a.C a pesar de que su creación fue en el siglo XI a.C. El más antiguo que se conoce es el hallado en la tumba del emperador Qin Shi Huang, donde el carruaje atado a las esculturas de terracota tiene un paraguas.
Realmente, no se sabe con exactitud quién fue el inventor del mismo. Existe un cuento popular chino que afirma que fue Lu Mei, una joven que se había apostado con su hermano mayor quién de los dos construiría un objeto capaz de protegerlos de la lluvia. En una noche, Lu Mei creó un bastón del cual surgían 32 varillas de bambú para terminar en una tela que lo cubría todo. Como ya hemos dicho, es tan solo una leyenda y no un hecho demostrado.

ORIGEN DE LA PALABRA PARAGUAS
A pesar de la evidencia, la palabra está compuesta de dos vocablos para reflejar la protección contra las agua. Aunque, es importante mencionar que está inspirada en el término francés «parapluie«, marcando así la diferencia con respecto a las sombrillas en cuanto a su denominación.
 
 EXPANSIÓN DE SU POPULARIDAD
Los paraguas se expandieron desde China gracias a la Ruta de la Seda. Primero, fueron exportados a Japón, Corea y Persia para luego llegar a Egipto, la Antigua Grecia, el Imperio Asirio y, por supuesto, el Imperio Romano. En todas estas regiones se empleaba como sombrilla y, en cada una de las mismas, se adoptaron ciertas costumbres sobre su uso.

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CUIDADOS AL PASEAR CON LOS NIÑOS.

Como padres de familia, buscamos que nuestros hijos se encuentren sanos física y mentalmente, especialmente durante este periodo de aislamiento social ante el COVID-19. Esta situación puede causar en nuestros hijos ansiedad, depresión o angustia según los especialistas. Por ello, durante el aislamiento muchos han tratado de mantenerlos activos en casa realizando actividades físicas. Pero ahora el Gobierno ha brindado la posibilidad de sacarlos a pasear durante un corto tiempo, siempre cerca del hogar, y así reducir la sensación de encierro que pueden sentir. Según lo
aprobado, un adulto -que no deberá tener más de 65 años- podrá salir con hasta dos niños menores de 14 años.
Si no vives en un distrito de alto riesgo y deseas salir con tu hijo, no olvides las precauciones y cuidados que los especialistas recomiendan para tener un paseo seguro.
 
ANTES DE SALIR DE CASA:
Como adulto, debes verificar que tu hijo se lave las manos con agua y jabón.
Colócale una mascarilla si tiene 3 años o más.
Avísale cuánto durará el paseo y que se puede repetir en los días siguientes una sola vez por día para evitar que te pida quedarse más tiempo afuera.
No lleves juguetes, pelotas, triciclos o patinetas.
 
DURANTE EL PASEO:
No te alejes más de 500 metros o 5 cuadras alrededor de tu casa.
Que el paseo dure 30 minutos y que tu niño mantenga una distancia de 2 metros.
Tu hijo puede saludar a un amigo desde lejos, pero no dejes que se acerquen ni jueguen entre ellos.
No permitas que se quite la mascarilla ni que se siente sobre el piso, bancas o el jardín, tampoco que se suban a los juegos del parque.
Evita pasear por lugares muy transitados como mercados, centros comerciales, avenidas.

AL REGRESAR A CASA:
Verifica que se laven las manos. Si es posible, que tomen una ducha.
Desinfecta sus zapatos y cámbiales de ropa.
Deja en una bolsa cerca a la entrada los objetos que llevaste, como llaves, billeteras, entre otras, para luego desinfectarlas correctamente.
Recuerda estar atento a tu hijo durante todo el paseo y si tu niño es muy pequeño puedes anticiparle mediante juegos o cantos las precauciones que deberán tomar para salir. Utiliza muñecos o marionetas y avísale que las salidas tienen un objetivo, como contar las aves que pasan o la cantidad de carros que ve. Por último, puedes finalizar el paseo saltando o cantando.

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LA FOGATA.
(Cuento: Ulises Granados)

Ahí está Lucía, sentada a unos pocos metros de mí, mirándome de cuando en cuando con la ansiedad más evidente que le he conocido en la vida. No sé qué podríamos hacer en este momento además de permanecer callados, intercambiando miradas, mientras terminamos de comer y escuchamos como cruje el aire alrededor de su cuerpo incendiado. Y, debo decirlo, yo también estoy inquieto como nunca. ¿Cómo debería sentirme ahora?, ¿amado, temeroso, desenfadadamente libre de culpas y obligaciones como un moribundo cualquiera? Apenas puedo creer que…
Tengo mis dudas sobre lo que pasa por su mente ahora que estamos en este lugar, en esta casa deshecha por el fuego. Sé que ésta es la habitación en la que ella solía dormir porque no tiene techo, porque parece estar cómoda ahí, acostada sobre el piso, pero no sé distinguir su estado de ánimo si no es por su voz. Ambos guardamos silencio, esperando que anochezca.
Cuando nací, Lucía ya estaba cubierta de fuego. Les brotó a los siete años mientras dormía con papá. Quemó la colcha y el par de almohadas con que quiso apagarla; calentó el agua en que la sumergió; corrió a lo largo y ancho del patio por horas mientras papá se deshacía de los muebles, las cortinas, la alfombra, y cuando se percató de lo que faltaba, de por qué se deshizo de ello, bajó la mirada hacia el suelo donde unas pequeñas manchas ennegrecían los pasos que dejaba, frunciendo el rostro para no llorar. Algo de felicidad le regresó en cuanto descubrió los bombones quemados. Luego papá tuvo que deshacerse de parte del techo para que Lucía pudiera dormir sin que se encerrara el humo y, finalmente, se mudaron a un lugar menos concurrido después de que se quemara la casa por una fuga de gas. Nadie habla ya de la muerte de mamá, menos enfrente de Lucía. Aquel día papá prefirió salir de la casa conmigo en brazos (nadie le reprocha nada, aunque a veces me mire con ganas de culparme por todo, por haberse quedado sin casa y sin esposa). Al menos así me lo contó papá una infinidad de veces.
He visto la cara de mi hermana en las pocas fotos de sus primeros cumpleaños que sobrevivieron al incendio, a diferencia de las de mamá, y cada vez que las observo me da la sensación de estar frente a los retratos de alguien a quien me hubiera gustado conocer algún día. Recuerdo una de esas fotografías en especial: Lucía parece estar tan alegre sentada en las piernas de mamá; y mis primos la ven con asombro, como si no entendieran su tamaño. Papá la tomó, así que puede verse una parte de su dedo invadiendo la imagen, como en la mayoría de sus intentos. Terminé estudiando fotografía para poder corregir a mi papá en algo.
Afortunadamente tengo muchos otros recuerdos con mi hermana, recuerdos que no tienen que ver con su rostro: su olor a canela tostada, la fogata que era mientras hablábamos en la azotea, el agua tibia alrededor de ella cuando nadábamos.
La primera serie de fotografías que conseguí tomar satisfactoriamente fue de ella nadando en el mar: Oleaje en llamas o fogata imposible. Las tomé durante unas vacaciones. Las flamas amarillentas y rojizas que se alzaban por encima del mar nocturno, junto con el humo que despedían, daban la ilusión de un pequeño bosque flotante que brotaba de su cuerpo y se perdía entre sombras y reflejos de la luz lunar. Debo agradecer a esta serie que al concluir mis estudios consiguiera un trabajo fuera del país con gran facilidad.
La noche antes de que me fuera de la casa, Lucía y yo caminamos por más de dos horas dando vueltas por calles sin importancia, tomando fotos y conversando lo menos posible. Yo tenía veintidós años; ella veintinueve. Hablamos muy poco y al final insistió en darme un beso en el hombro (la cicatriz que me dejó es pequeña, como sus labios) para no marcar mi mejilla. Nos mantuvimos en silencio casi todo el regreso a casa, salvo por un momento en que me detuvo para decir:
—Me estoy consumiendo —como si esperara que yo hiciera algo para ayudarla, como si estuviera en mis manos.
Y luego seguir su camino a prisa, sin voltear a verme, inmediatamente arrepentida de confesármelo. Nunca había reparado en ello, pero me perdí de la vida de mi hermana viviendo la mía.
Por la mañana salí lo más temprano que pude para evitar una despedida más difícil de manejar que lo sucedido la noche anterior.
Me extravié muchos años y fui feliz viviendo lejos de mi familia, intentando conformar otra con menos cargas. Pero no dejaba de pensar en lo que me dijo Lucía. Le escribí una infinidad de cartas esperando que algo cambiara, que papá me contara por lo menos una vez que Lucía estaba saliendo con alguien o que había ganado un poco de peso desde que me fui, que había ido a nadar a la playa, a caminar por calles cada vez más importantes para ella, que me dijera te escribo ahora que tu hermana no está porque tengo tiempo… tenía mucho de no verla tan feliz. Pero eso nunca pasó, en su lugar, papá me contaba de sus deudas, de Lucía solitaria o trabajando en esto y aquello, de que ya habían tenido suficientes problemas con la gente alrededor de ella, conmigo ausente.
Poco me importó. Volví porque fracasé como fotógrafo y me cansé de intentarlo ya muy tarde; no tenía a donde más ir y había envejecido notablemente. Me tuve suficiente lástima para volver al lugar de donde salí y esperar que me recibieran con los brazos abiertos. Nunca dejé de sentirme como un cobarde por irme en cuanto pude, menos aún ese día que llegué cabizbajo.
Acepto que no todo estaba mal. Papá me enseñó periódicos llenos de artículos sobre mi hermana, videos grabados de los noticieros en los que hablaban de ella y fotos que había tomado de Lucía en estos años… y de su dedo. Ella, mucho más calmada, me recibió bastante alegre, aparentemente no me guardaba ningún rencor:
—No conozco a una persona que se hubiera quedado —me dijo con el afán de reconciliarme conmigo, pero Lucía conoce bien a poca gente.
Así que en cuanto llegué a casa, retomamos algunas de las cosas que hacíamos juntos: caminábamos por la noche a lo largo de calles que yo ya no identificaba (ella parecía un pequeño sol noctámbulo a punto de esfumarse); dormimos un par de noches en la azotea; miramos el mar sentados sobre la arena. Y volví a tomarle fotos. No eran ni la mitad de buenas que la primera serie, sin embargo, la notaba feliz. Me acordé de la foto con mamá y le pregunté:
—¿Qué harías si te abrazo?
Permanecimos callados mucho tiempo antes de que me dijera cualquier cosa.
—Sabes que sigo sola. Probablemente no te soltaría.
No quiero decir a quién se le ocurrió hacer el amor, pero a los dos nos pareció una buena idea.


La última vez que hablé con papá, me pidió que me sentara con él a ordenar todas las cartas que escribí mientras viví fuera. Como se detenía a leerlas cuidadosamente conforme las guardaba, nos tomó varias horas. No supe cómo despedirme de él.
Parece que Lucía acostumbra venir a esta casa. Las quemaduras en la puerta principal y en las paredes se ven recientes. Además, el aroma que deja es inconfundible y persistente. Ahora lo disfruto bastante y no quisiera que un día la casa dejara de oler así, aunque tarde o temprano suceda.
En la sala están colgadas algunas fotos de Oleaje en llamas… y la foto de Lucía sentada en las piernas de mamá.
Los brazos de Lucía adelgazaron mucho en este tiempo, incluso ha perdido algunos centímetros de estatura y partes de su cuerpo ahora brillan como brasas fatigadas. Detrás del fuego apenas se perciben la figura de su cuerpo y algunos rasgos del rostro: su nariz delgada, la quijada afilada, la forma del cráneo, los senos todavía firmes y redondos, las piernas enjutas. Continuó agotándose todo este tiempo, pero ya no hablamos de ello, sólo esperamos que oscurezca por completo. Nos gusta el cielo estrellado.
Quiero seguir adelante con esto, a pesar de mi cuerpo flácido, avejentado, quiero continuar, aunque me da vergüenza desnudarme para Lucía con este cuerpo cobarde.
No dejo de acariciar la cicatriz en mi hombro para decidirme. Sería más fácil si dejara de mirarme.




sábado, 17 de julio de 2021

EL ASNO - LA BAHÍA - LA AMISTAD AFECTIVA - SIGNIFICADO DE LOS COLORES - EL REENCUENTRO.

EL ASNO
 
El asno (Equus asinus) deriva del asno salvaje del Norte de Africa (Equus africanus). Generalmente es empleado como animal de carga en el Sur de Europa. También viven muchos burros en Irlanda, donde fueron introducidos desde España a cambio de caballos durante la guerra napoleónica. El asno doméstico (conocido por todos como burro) es un Ungulado Perisodáctilo (O.Perissodactyla) grupo que comprende los caballos, las cebras, los rinocerontes y los tapires, de los cuales en Europa no existen ejemplares verdaderamente salvajes. Pertenece a la familia de los équidos (F. Equidae), que están caracterizados por tener un único dedo, con una ancha pezuña en cada extremidad.
   En los tiempos antiguos existía una ruta comercial que iba desde el Pacífico hasta el Mediterráneo, conocida con el nombre de Ruta de la Seda (duraba varios años). Entre los animales de tiro, se encontraba el burro, que al pasar por los territorios donde habitaban los asnos silvestreS, se cruzaba con ellos y al término del viaje ya existían mezclas de las diversas razas.

   Desde hace más de 6.000 años el burro fue domesticado, usándosele como bestia de carga. Eran otros los tiempos, en que se sabía diferenciar el burro de la mula. Del cruzamiento del burro con yegua sale la mula y del caballo con burra, sale el burdégano.
     En varias partes del mundo, se habla de burros salvajes, pero estos son domésticos, que fueron abandonados o que se escaparon de sus amos y que se reprodujeron en libertad.

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LA BAHÍA

La bahía es un accidente geográfico en la línea de costa que consiste en una escotadura o entrada profunda formando un semicírculo. Esta conformación costera presenta una boca o entrada de longitud igual o menor que el diámetro del semicírculo que forma.
Una bahía es similar a un golfo y a una ensenada, sin embargo existen algunas diferencias entre estos accidentes geográficos costeros. El golfo es de mayores dimensiones y con aguas más profundas mientras que la ensenada tiene una entrada estrecha.
Por su conformación geográfica tanto en relieve costero como profundidad, la bahía disipa parcialmente la fuerza del oleaje y las corrientes. Debido a esto, son áreas adecuadas para puertos y para el uso de sus playas para el esparcimiento y el turismo.
 
PARTES DE LA BAHÍA 
Las bahías varían de forma según la geología del terreno, los procesos erosivos y tectónicos involucrados y el tiempo transcurrido. Entre sus partes básicas están:
 
Promontorios, entrada y cuerpo de agua
Los promontorios, cabos o puntas, son las prolongaciones hacia el mar de material duro que forman los límites laterales de la bahía. Una bahía clásica presenta dos promontorios, uno a cada lado, pero puede ocurrir que solo exista uno.
El espacio entre los promontorios o entre un promontorio y la línea de costa, definen la entrada a la bahía. Por su parte, el cuerpo de agua que conforma la bahía corresponde a la intrusión del mar en el área socavada.

Fondo marino
Está cubierto de los sedimentos producto de la erosión y de los aportados por el oleaje. En algunos casos existen ríos que desembocan en el área y aportan sedimentos.
El relieve del fondo es una pendiente que va de la línea costera hasta el mar abierto como parte de la plataforma continental. En zonas tropicales y subtropicales puede verse alterado por el desarrollo de arrecifes coralinos.
 
Playa
Es el área relativamente plana del límite entre el mar y la costa, marcada por la marea baja que acumula los productos de erosión más pesados y generalmente formada de arena. En algunos casos no se forma la playa siendo el límite interno de la bahía son marismas o roquedales. 

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LA AMISTAD AFECTIVA.

La amistad es un vínculo o relación afectiva entre dos o más personas, que se rige por valores imprescindibles tales como: la confianza, la lealtad, el amor, la generosidad, la incondicionalidad, la sinceridad y el compromiso. Aunque la amistad como valor es también un valor personal en sí mismo. La amistad se funda sobre un sentimiento desinteresado, apareciendo espontáneamente, las amistades se escogen.
Una amistad será sincera cuando la persona lo de todo de sí sin esperar nada a cambio, aunque es necesario que el interés, la predisposición, la continuidad y el vínculo sean recíprocos. Por otro lado, una verdadera amistad debe ser cuidada y aunque no sea necesario mantener el contacto físico o directo para conservar una amistad, deben encontrarse otras formas de comunicación.
En cuanto al significado de amiga o definición de amigo es aquella persona con la que se mantiene este vínculo de forma desinteresada. La amistad no entiende de edades, géneros, tipos de relación, etnias, ideologías, culturas,… tendimos a cuestionarnos interrogantes tales como: ¿puede haber amistad verdadera entre un hombre y una mujer? La respuesta a la pregunta es sí. La amistad puede aparecer en todas las formas de relación, incluso entre un animal y el hombre, como bien dicen, “el perro es el mejor amigo del hombre”, la amistad siempre aparecerá cuando de forma recíproca se promuevan sus valores implícitos.
 
Tipos de amistad
Son muchos los tipos de amistad definidos a lo largo de la historia, sin embargo, la gran mayoría de ellos han adoptado la división en tres tipos de amistad infundada por Aristóteles, el cual clasificaba la amistad en la amistad por placer, por utilidad y por virtud, y todas ellas comparten un afecto recíproco, aunque su finalidad sea distinta. ¡Veamos qué características presenta cada tipo de amistad!
 
Amistad por placer
La amistad por placer es la más frecuente entre los jóvenes, ya que viven persiguiendo sus pasiones, aquello que les resulta agradable. Esta se basa en una amistad recíproca donde ambos amigos consiguen aquello que desean, mediante la complacencia de los dos.
Esta amistad tiende a aparecer cuando por ejemplo dos amigos comparten la misma pasión por actividades de deporte, salir de fiesta, tocar en un grupo de música,… son amistades que se fundan mediante una pasión compartida y por ello, tienden a ser más volátiles, debido a que a medida que la edad avanza, nuestras pasiones van cambiando y este tipo de amistad depende del placer mutuo, de modo que cuando los placeres que se persiguen varían, la amistad tiende a desvanecerse. Por este motivo, es frecuente que entre los jóvenes las amistades se funden rápidamente, del mismo modo que se terminan con facilidad.

Amistad por utilidad
En este tipo de amistad, el vínculo que mantiene unidas a las dos personas se centra en recibir algún beneficio mutuo y por ello, tiende a darse entre personas contrarias, ya que uno espera del otro aquello que no tiene. Las amistades por utilidad tienden a ser fáciles de disolver, ya que cuando una de las dos personas deja de ser útil para la otra, la amistad se disuelve.
En la amistad por utilidad son frecuentes las reclamaciones y los reproches, pues si lo que sustenta la amistad es la utilidad, la persona cada vez exige más, debido a que cree que recibe menos de lo que debería merecer. Las reclamaciones únicamente se presentan en este tipo de amistad, pues en las amistades por placer, tras haber compartido los momentos de placer cuando estos cambian las personas se separan, mientras que las amistades por utilidad no se separan tan fácilmente, pues seguirán presentándose como amigos siempre que puedan seguir sacando provecho de la relación de amistad y la amistad verdadera o la amistad por virtud, no entiende de reproches.
 
Amistad por virtud o amistad verdadera
El tercer tipo de amistad es la amistad por virtud o la amistad verdadera, conocida como la amistad de lo bueno. Este tipo de amistad concibe la valoración de lo bueno y lo virtuoso de la vida, sin ninguna finalidad añadida, sin esperar sacar provecho de nada. Las relaciones de amistad verdadera tienden a mantenerse durante toda la vida, a ser íntimas y profundas y no esconden un porqué, fluyen por sí solas.
En la verdadera amistad ninguno molesta al otro, pues ambos desean compartir su tiempo juntos, en la verdadera amistad ambos se sienten libres de poder compartir libremente, discutiendo sus desacuerdos sin tratar de imponerse uno sobre el otro, en la verdadera amistad se comparten las alegrías y se hace más amena la adversidad. Los verdaderos amigos crecen juntos como personas, son sinceros entre ellos, buscan entenderte sin juzgarte, mantienen una preocupación constante por ti, saben escucharte y ayudarte con el corazón, y todo ello te lo darán sin esperar nada a cambio, únicamente que este amor sea compartido.

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SIFNIFICADO DE LOS COLORES

Color blanco: Implica inocencia y pureza, nos ayuda en momentos de estrés, a seguir adelante. Significa igualdad y unidad. Contiene todos los colores del espectro y representa lo positivo y lo negativo de cada uno de ellos.
 
Color negro: El color negro es útil para transmitir elegancia, nobleza, sofisticación, o tal vez un toque de misterio. Es autoritario y puede evocar emociones fuertes. Al contrario que el blanco es la ausencia total de luz.
 
Color gris: El gris es un color que está en el medio entre el blanco y el negro, es muy idóneo para la neutralidad. No carga visualmente y utilizado en la justa medida puede transmitir elegancia y lujo. Al ser un color tan neutral no tenemos que abusar de él, o corremos el riesgo de generar tristeza y melancolía, como un día de lluvia.
 
Color amarillo: Está relacionado con la inteligencia, fomenta la creatividad, es un color de los más luminosos y cálidos. En diseño se utiliza para atraer la atención.
 
Color rojo: Es un color muy intenso, apasionante. Usado frecuentemente por los diseñadores para llamar la atención sobre un elemento en particular. Debe usarse de manera lógica, pues su intensidad y excitación puede cansar.
 
Color naranja: Color cálido, activo y dinámico, que actúa como estimulante de los tímidos y tristes. Posee fuerza activa, radiante y expansiva. Es muy útil en pequeñas dosis ya que en grandes extensiones es atrevido y agresivo.

Color azul: El color frío por excelencia. Simboliza la frescura, la calma y el reposo, se le asocia con la inteligencia y las emociones profundas, con la amistad, la fidelidad, la serenidad… Si es muy claro denota optimismo y pureza.
 
Color violeta: Es el color del misterio, de la lucidez y reflexión. Tiene que ver con lo espiritual y emocional. Es un color que bien utilizado es elegante.
 
Color verde: Evoca lo relacionado con la naturaleza y la vegetación, lo fresco y lo sedante. Es el color calmado, incita al equilibrio por lo cual es el más tranquilo y sedante.
 
Color marrón: Es el color del otoño, da la impresión de equilibrio. Es confortable y masculino. Representa el color de la tierra.

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EL REENCUENTRO.
(CUENTO: DRANUVAR)

He escuchado a la gente decir que la vida es un círculo, un ciclo, y en diversas formas busqué interpretar aquello, nunca llegando a una conclusión seria, seguramente por nunca haber sido serio al respecto. Sin embargo, hoy, como con tantas cosas que se encuentran sin buscarlas -quizás precisamente por no buscarlas-, he entendido en buena parte el significado de ello, y es que sin darme cuenta terminé en el mismo sitio, en la misma mesa, y viendo a través de las ventanas el mismo pedazo de cielo lluvioso que los de aquel día donde te garrapateé la última carta que de mi leíste, así que llevado por un ataque de nostalgia de esos que se dice solo cura el tiempo, recorro nuevamente el camino epistolar sin saber a dónde llevará, y francamente, sin esperar que lleve a ninguna parte.
Ese día había decidido no almorzar, así que estaba algo fuera de lugar sentado en una mesita de la esquina de la nueva cafetería cuyo Latte con extra vainilla me había cautivado, pero que en ese momento solo veía de lejos como era servido a un nuevo cliente, uno de la larga fila de personas que hambrientas de calor, azúcar y cafeína, se abarrotaban en frente de la caja registradora.
No, yo podía esperar, las clases también podían esperar, eso sentía al tener de un lado a un caos de aromas y sonido, y al otro la pura imagen de un cielo gris y distorsionado por las gotas de lluvia y el vidrio empañado; llegué a pensar que solo el estar ahí sentado valía la pena, viviendo un respiro que al menos momentáneamente me aislaba de ese mundo adulto al que hacía muy poco me había visto arrojado, y mi mente, ya desocupada por los libros de texto, empezó a recordar lecturas más entretenidas, lecturas que compartí contigo primero en pláticas cara a cara, luego virtuales, y más recientemente, en simpáticos intentos de carta. Sonreí ligeramente, y me puse de nuevo a escribirte algo en papel.
Desde ese momento, cuatro años han pasado, algo ínfimo en el gran esquema de las cosas, pero que para nosotros unos jóvenes mortales ignorantes de la inmensidad del universo, es un abismo, un cataclísmico Big Bang, un nuevo mundo. No sé si he avanzado todo lo que debería, con todo el lastre que pueden hacer los recuerdos, pero algunos pasos he dado, y en ausencia de ceguera y sordera he podido notar como algunas personas nuevas llegan, y otras, aun teniendo su lugar marcado y exclusivo en nuestras vidas, se van, y ciertamente tú eres de estas últimas.
Cuatro años después y nuevamente la lluvia me tomó desprevenido, la ausencia de paraguas me obligó a buscar refugio en algún local cercano, y fue grande mi sorpresa al entrar y tomar asiento en un rincón alejado de la puerta y de los demás refugiados; me saludó a un lado la fila de personas y el aroma a café, y al otro aquel hermoso cuadro de cielos grises y urbanidad acuosa, un cuadro que recordaba muy bien. Esta vez sí decidí pedir algo, y mientras me levantaba y hacía fila para el café, fui reconstruyendo más mi imagen mental del sitio, notando cada pequeño detalle que no se correspondía con el pasado.
Hacía mucho tiempo que no entraba, no sé decir desde cuando exactamente, pero lo sentía como mucho, y aunque en su mayoría las cosas seguían igual, me sentía en un lugar extraño, un lugar cambiado más allá de nuevos posters decorativos y nuevo mobiliario. Me senté en la esquina de antes, y revolví la crema en el café al tiempo que revolvía las ideas en mi mente y pensé en lo terrible que puede ser el tiempo, lo único capaz de acabar cualquier cosa y reconstruir algo a base de sus restos; pensé que así había sido siempre, en las guerras, en la vida, en las artes, en la muerte, y en este brebaje amargo a pesar del azúcar.
Quizás el que había cambiado era yo, con ya varios años de una vida que pocas veces te dejaba respirar, empujándote constantemente a las cosas nuevas y a las personas nuevas, ¿y sabes qué?, eso me golpeó, a mi tan acostumbrado antes a que los elementos de mi mundo no cambiaran, y a que cada una de las pocas presencias fuese constante, pero la ironía acecha y es justo cuando apareciste en mi vida que las cosas poco a poco comenzaron a cambiar. Tú no tardaste en ganarte un lugar aún a pesar de la distancia y los reducidos encuentros, pero el pasado comenzó a ser solo recuerdo, y llegó el momento en que abandonaste mi presente.

¿Podría culpar a alguien de tu ausencia? Quizás solamente a la vida tan ensimismada que llevábamos en aquel entonces, y que solo daba verdaderas oportunidades a aquellos que tuviésemos literalmente cerca. ¿Quién nos manda a vivir en ciudades tan lejanas como diferentes? Nuestro primer encuentro fue probablemente pura casualidad, ambos adolescentes en una ciudad que no era la nuestra, en un evento donde casi nunca se veían personas de nuestra edad; pero ahí estábamos, sentados uno al lado del otro, tú tarareando una canción en alemán y yo tratando de recordar de donde me sonaba esa melodía.
Esa tarde salimos juntos en varias fotografías, aquellas que nos tomaron al lado del autor que ambos habíamos ido a visitar y al que logramos mostrarle algo de nuestra poesía, y fue gracias a esos versos compartidos que al final del evento, con el sol ya comenzando a ocultarse, te pregunté si te parecería bien intercambiar números de teléfono y dirección de correo electrónico. Pasaron varias semanas en las que creí que solo me habías respondido por cortesía, pero respiré aliviado cuando porfín me contactaste a través de la red social asociada al correo que compartimos; recuerdo que quería felicitarte aún más por tus poemas, pero que terminé preguntando por la canción que tarareabas, y me respondiste con el nombre que trataba de recordar.
Nos parecíamos mucho en esos momentos, ambos muy de negro, de gustos muy europeos y con el hábito de abrazar las sombras que otros ahuyentaban; leíamos mucho, escribíamos, y para nuestros oídos era agradable la misma música densa y profunda que tan extraña resulta en un país tropical, y todo eso se tradujo en largas y constantes pláticas sobre autores y artistas que criticábamos y recomendábamos, solo de vez en cuando interrumpidas por algún hecho muy sentido que ocurriera en nuestras vidas.
La distancia debió obligarnos a apreciar las pocas veces que logramos vernos en persona, aquellas visitas en las que nos regalábamos algún detalle físico para complementar las palabras, pero éramos jóvenes e ingenuos más allá de nuestras lecturas, y lo que dimos por sentado se fue diluyendo, haciéndose más lejano y difícil. Lo cierto es que ahora que más cosas son más y más “recuerdo”, me encuentro recordando más veces y más seguido, y ahora cargo constantemente con aquella vieja edición de “El Horror Sobrenatural en la Literatura” que me regalaste en aquel café de cerca de tu casa, luego de un rato hablando sobre gente rara y de locura admirable.
Y no es que el tiempo me hiciera reflexionar, pero en ese momento pensé que era inútil disculparme por recibir el regalo diciendo que ya lo tenía en una edición más ampliada y corregida, cosas que ahora no me importan, porque al leer las palabras de nuestro “Howie”, las percibo con un regusto a ti y a esa conversación. Debí ser más agradecido y menos pragmático, hoy agradezco tu fuerte carácter y su insistencia en que me llevara tu edición de todas maneras, y en voz baja e interna, en un susurro introspectivo, te pido atrasadas disculpas por ser tan “yo”.
Pero la mente no descansa, y una hija de mis recuerdos es la curiosidad por tu presente. Hace poco supe por terceros que te va bien en aquel trabajo que hace mucho mencionaste como un prospecto agradable. Supe también por comentarios escuetos que aunque ahora tu círculo de amistades era más grande, seguías teniendo fama de loba solitaria, y me sorprendí un poco al ver que ningún avance oficial había cambiado el Status Quo entre tú y esa persona que en las últimas conversaciones que conmigo tuviste parecía apropiarse más de grandes y pequeños momentos de tu vida; recuerdo bien que le describiste como el antiguo interés que había vuelto para hacerte sentir cosas nuevas y cuestionar asuntos tuyos que conmigo jamás mencionaste hasta mucho después de decidir qué pensar sobre ello.
Confieso que no me sentó bien el que me apartaras de esos asuntos, pero no miento al decir que sonreía suavemente, contento por ti y esa nueva presencia y las experiencias que te traía, incluso a pesar de la vaga sensación en el alma de que era una señal de nuevos olvidos por venir.
Mi vida tampoco ha estado falta de personalidades interesantes, y así como tú descubriste nuevos mundos, yo fui conociendo los que siempre estuvieron allí cerca, y me empape un poco de ellos y de su gente, individuos y grupos de colores mucho más variados y vivos que los nuestros. La universidad me permitió conectar con personas tanto de otras ciudades, como de esta misma pero que nunca había encontrado, gracias a todos ellos probé formas nuevas en las que se desarrolla la amistad y se podría decir que “viví” un poco más. No es que de repente me convirtiera en el más amistoso y sociable, seguía siendo en esencia el mismo, con la misma música, los mismos colores, los mismos hobbies, pero con emociones y experiencias más variadas, lo cual trajo consigo escritos más variados.
Por una parte, mi poesía se notaba más pulida, la experiencia contribuyó, sí, pero en parte también la presencia cercana de musas que episódicamente aparecían en mi vida aparentemente con el único propósito de ser adoradas, y de entre ellas le tenía especial cariño a Midori, criatura tan bella como adorable quien parecía traer siempre consigo un momento y una palabra tiernos, pero que siempre supo mantener distancia. Luego estuvieron los chicos y chicas de las tertulias literarias a las que me hice asiduo, y que durante un tiempo me hicieron sentir como una especie de maestro o hermano mayor al llevarles unos cuantos años no solo en edad sino en experiencia como lector y escritor; con ellos hubo también un cambio, pero uno que fue bien recibido, y es que todos ellos se convirtieron en verdaderos y sentidos amigos. Tantas vidas nuevas a mí alrededor estimularon mis ganas de contar historias, y varias veces traté de revivir aquellos intentos de novela de las que te comentaba hace años. Estoy seguro que algunas de las experiencias que por mi lado tuve fueron espejo de algunas tuyas.
Sin embargo, a pesar de todo, te sigo dedicando pensamiento en tono de melancolía y recuerdo, y es que el extrañar no es solo querer de vuelta lo que se tuvo, no es odio o desprecio al cambio; el extrañar verdaderamente es tener claro en el alma un vacío con forma, nombre y apellido, y toda la vida que construyamos luego de nacida esa ausencia solo sirve para ocultarla del sol y tratar de pretender que no existe, aún a sabiendas de que siempre estará allí debajo, presencia acechante como el cadáver del viejo y su delator corazón, pero haciéndose notar por un latido negativo, como pálpitos de silencio puro que con delicada y paciente malicia consumen nuestros ánimos.