viernes, 24 de abril de 2020

HISTORIA DE PARAMONGA EN FOTOS.

VÍA FERROVIARIA DE PARAMONGA.

Fue construida por Paramonga Railways e incluía el derecho para la construcción de un puente sobre el rio Pativilca, fue concedido a la Sociedad Agrícola Paramonga el 11 de octubre de 1901. Fue abierta al tráfico en 1903 y tenía una extensión de 7.5 km de largo. 


La apertura oficial de la vía la hizo el administrador de la Sociedad Agrícola Paramonga de entonces: Valentín Quezada, en representación de la familia Canaval.  La vía fue hecha exclusivamente para el tráfico de caña de azúcar y unía Supe, Barranca, Paramonga, Repartición, Alpes. Tenía las siguientes características:
ALTITUD: Iba del nivel del mar hasta una altitud de 6 metros.
ANCHO DE VÏA: 3 pies 2 pulgadas (0.965 m)
CURVAS: El máximo radio de curva fue de 60 metros.
DURMIENTES: De roble y madera roja traída de Chile, Colombia y EEUU. De 6 pies x 6 pulgadas x 6 pulgadas.
RIELES: De 30 libras de peso/ yarda.


AGUA: De pozos a lo largo de la vía y del río Pativilca.
COMBUSTIBLE: Uso de petróleo.
PUENTES: El más largo de 30 metros y otros de 10 y 15 metros.
 Hacía 1925, los trenes eran:
 Una de 2-6-0; con cilindradas de 20 x 15 pulgadas, peso 36 y media toneladas.
Dos de 0-6-0; con cilindradas de 9 x 14 pulgadas, peso 12 toneladas.
Uno de 0-6-0; con cilindradas de 11 x 16 pulgadas, peso 18 y media toneladas.
La empresa Agrícola Paramonga, contaba con 125 carretas para caña de azúcar de 12 toneladas y 40 carretas de 5 toneladas.


PARAMONGA Y LA CORPORACIÓN W.R. GRACE & CO.

Al morir el Dueño de Paramonaga, Manuel Canaval sin dejar testamento fue transferida a sus hijos Dolores Canaval Vda de Cortez, María Tarcila, Petronila, Jesús y Juana de Valdeavellano que enajenaron sus derechos a Enrique Canaval Munarriz, quien se encargaría del manejo de la Empresa Paramonga. Años después sería vendido a la Corporación W.R. Grace & Co quien compró la Sociedad Agrícola Paramonga en el año 1927. Para entonces, los campos de caña de azúcar estaban muy deteriorados, la fábrica de azúcar estaba funcionando solo a tiempo parcial, y era demasiado viejo con necesidad urgente de muchas reparaciones. La tierra, fue intensamente fertilizada y rehabilitada. Para el riego se limpiaron las acequias, algunas de ellas que databan del período inca; todo fue reparado y reconstruido. El molino de la fábrica fue completamente modernizado. En 1931 la fábrica nuevamente estaba fabricando azúcar blanca y seis años después, se comenzó a producir azúcar totalmente refinada.
La hacienda Paramonga, tenía una superficie total es de 17,000 acres, de los cuales 10,500 eran caña de azúcar, alrededor de 3.000 eran para la producción de alimentos: frijoles, guisantes, verdes hortalizas, y para la ganadería bovina y ovina. Más de 10,000 personas vivían en 1953 en Paramonga. De ellos, 3.500 eran obreros y 346 administrativos. Los obreros cultivan la caña de azúcar y trabajan en las plantas industriales.

Fábrica de la Hacienda Paramonga. En 1953 de sus 17, 000 mil acres (6, 879. 66 Has.), 10,500 (4,249.20 Has.) son plantaciones de caña de azúcar; 3, 000 (1,214.1 Ha) para cultivos alimentarios para el personal y sus familias; el resto era usado para viviendas, espacios comunitarios, fábrica, destilería, fábrica de papelera, planta de productos químicos, laboratorios y planta hidroeléctrica que proveía de energía a la hacienda y casas.

Estación de bombeo de agua en Paramonga, como todo el sistema integrado de riego era cuidadosamente supervisado por la W.R. Grace & Co en Sociedad Agrícola Paramonga.

Trabajadores de la sección de campo, cortando la caña de azúcar.

Laboratorio de la Universidad Mayor de San Marcos de Lima, equipado por la Casa Grace. Otros análisis de suelos para mejorar la productividad se hacían en el laboratorio de la Grace en Paramonga. La W. R. Grace también ayudó a formar el club 4-H de niños peruanos.

Un técnico agrícola chequea el crecimiento de una semilla de caña en la estación experimental de Paramonga. Ese año la W.R. Grace and Co. en la Sociedad Agrícola Paramonga Ltda., producía el 75 % del azúcar refinada del Perú y el 18% del total nacional de melaza, miel, azúcar rubia y blanca.

Para 1939, los ingenieros obtendrían en Paramonga el primer éxito comercial al conseguir hacer papel clupak hecho de bagazo. En las primeras etapas, la pulpa de madera era añadido en grandes cantidades; pero a través de los años siguientes, la cantidad de pulpa de madera utilizada para hacer papel kraft se había reducido gradualmente hasta que el producto terminado contenía menos del 25 por ciento.
La máquina para la fabricación de papel era compleja, grande y pesada. Una secadora de 26 toneladas y un carro de transporte especialmente construido, fueron traídos desde Alemania al puerto de Supe, donde fueron descargados en una barcaza plana y luego traído a la playa por tractores. Pulgada por pulgada, la secadora fue arrastrada por doce millas sobre una placa de acero temporal por el tramo arenoso de carretera. El viaje tomó 28 días y se construyó un puente especial sobre el río Pativilca. Este laborioso, paso a paso, fue el inicio de la Corporación W.R: Grace & Co para establecer la primera planta de celulosa y una de sus primeras fábricas de papel en la Sociedad Agrícola Paramonga.

El primer uso exitoso de bagazo para producir cartones fue en Paramonga, donde los empleados de la Grace habían pasado años de investigación. Esta fibra que quedaba después de la molienda, era antes usada solo como combustible.

La fabricación de papel era un procedimiento complicado; el bagazo se embalaba primero y se almacenaba en lotes al aire libre durante un tiempo de envejecimiento y cuidadosamente cronometrado, después del cual se retiraba, desempaquetaba; luego pasaba a una alimentadora donde arandelas eliminaban el material de médula. De allí, pasaba a los digestores donde se mezclaba con soda cáustica y otros reactivos. Aquí estaba el control para conseguir el papel deseado. Los ingenieros hicieron una gran variedad de papel incorporando cantidades variables de bagazo hasta obtener el acabado y la resistencia necesaria.
El mayor rendimiento fue en la obtención del papel kraft, el papel de envoltura de sulfito. Pero también se fabricaban imitaciones de papel de periódico, al igual que muchas otras como papel para envolver caramelos, papel de revestimiento para paquetes de cigarrillos, papel azul para embalaje de algodón, papel de colores y papel blanco para imprenta. Otro artículo grande fue el revestimiento pesado y corrugado y cartones para hacer cajas y contenedores. 

Más del 60 por ciento de todo papel consumido en Perú era producido por la W.R. Grace & Co en Paramonga; así como el 100 % de las cajas corrugadas y multi - bolsas de papel, reduciendo así la necesidad de Perú para importar pulpa de madera, papel y yute para bolsas. La necesidad de soda cáustico y cloro en la fabricación de papel condujo a la construcción de la planta química por la Grace en Paramoga; unas de las primeras en Perú que producía estos productos químicos comerciales. También produjo ácido muriático para ser utilizado en las fábricas textiles y curtiembres del Perú.


Cuando EL PROCESO DE PAPELERÍA estaba en camino se inicia la Segunda Guerra Mundial que trajo una grave escasez de artículos necesario en el procesamiento del papel, el más importante de los cuales fue la soda cáustica.  De nuevo los ingenieros de la Grace en Paramonga se pusieron a trabajar; y en el año 1944, la primera planta exitosa de soda cáustica electrolítica, cloro y ácido muriático fue construido en el Perú en Paramonga. La materia prima básica era sal cruda, que era producida por el gobierno peruano en la costa muy cerca de Huacho, a unas cuarenta millas de Paramonga. En un purificador la solución de salmuera concentrada se preparaba a partir de la sal que alimenta las baterías de la celda, donde se descomponía por corriente continua en soda cáustica líquida, cloro y gas hidrógeno. La soda cáustica se concentra aún más en evaporadores especialmente diseñados y luego bombeado a los digestores rotatorios para mezclarse con bagazo. El cloro gaseoso en alto volumen es un subproducto de este proceso, y cantidades de este se usan en papel blanqueador y para combinar con hidrógeno para hacer ácido muriático. Parte de este último producto es utilizado en fábricas textiles y curtiembres de Perú.
El exceso de cloro tenía fin comercial, por licuefacción era embotellado en cilindros de acero y vendidos al gobierno para su uso en su programa de purificación de agua; así como, para el tratamiento de aguas residuales.

Producción de cajas por la Grace en la Fábrica Papelera de Paramonga.


 La Planta de papel inició sus operaciones 23 de septiembre de 1939, con su moderna máquina Fourdrinier PPX-1 que aún opera eficientemente. La hoja contenía 60% de pulpa importada de madera Kraft y 40% de pulpa química de bagazo a la soda.
En 1940, fabricó alrededor de 3000 mil toneladas de papel para envolver, exclusivamente de pulpa de bagazo, concediendo al Perú el honroso mérito de ser la primera nación en el mundo en haber iniciado la fabricación de papel en base a una nueva materia prima: el bagazo de la caña de azúcar.
En 1945, inauguró la segunda máquina Fourdrinier PPX-2, que elaboró eficientemente papeles para envolver entre 30 y 60 g/m2

Las casas para todos los trabajadores de la Hacienda Paramonga y sus familias eran parte del programa de la Corporación W.R. Grace &Co, fue un programa de mejora a largo plazo. La hacienda tenía alrededor de 300 nuevas casas de ladrillo, que eventualmente reemplazarían a las antiguas unidades de vivienda de adobe. 

Las nuevas casas contaban con pisos, plomería interior, electricidad y estufas de gas, que eran algo extraño para los trabajadores que venían de la serranía. 


Un trabajador de campo en el año 1953 ganaba 8.5 soles, un operario de la fábrica 11 soles, un mecánico 14 soles por día. Asimismo, gozaban de los siguientes beneficios adicionales que la W.R:Grace & Co. asumía en Paramonga:
- 7 soles: para alimentación y comida. Raciones de arroz y carne, subsidios para reparto de baratillo, habas, camote y otros granos, así como, repartos de telas.
- 3 soles: para casas gratuitas, mantenimiento de las calles, parques, electricidad, cuidados médicos, centros recreacionales como cine, estadio, complejo Los Sauces, iglesias, jardines y escuelas.
- 2.5 soles: seguro social, indemnización, accidentes, pagos de vacaciones y asistencia social.

Trabajadores comprando ropa, zapatos, tela, medicamentos, utensilios de cocina y comida enlatada en una tienda sin fines de lucro de la Grace.

Cine de Paramonga, donde los trabajadores se recreaban viendo los últimos estrenos del mundo.

Campos de futbol, atletismo, así como piscinas y club para la Hacienda Paramonga  fueron acondicionadas para esparcimiento de los trabajadores y sus hijos. El centro recreacional proporcionado por la Grace, ofrecía instalaciones recreativas para los diversos intereses de los trabajadores en dos hectáreas acondicionadas.

La religión en Paramonga fue entendida por W.R. Grace & Co en la Hacienda Paramonga, por ello construyó la Iglesia Católica Virgen de la Mercedes para el culto del mismo.


La Sociedad Agrícola Paramonga contaba con 3500 obreros en sus plantas de azúcar, alcohol, papel 346 empleados, sumando un total de 3846 trabajadores.

Un trabajador de la Hacienda Paramonga en el panel de control de la moderna destilería. La materia prima para dicha producción fue de la melaza que antes era usado para forraje de ganado. La Empresa Azucarera Paramonga en 1952 logró una producción de unos 12,000 litros de alcohol  de  alto grado industrial por día.

Fuente: United State Business Performance Abroad. The Case Study of Casa Grace in Perú. National Planning Asociation. Biblioteca de Michigan. 1954.USA. 

jueves, 23 de abril de 2020

CONSEJOS ANTES DE VIAJAR,TRABAJO EN EQUIPO, ETC

DIEZ CONSEJOS ANTES DE VIAJAR.

Viajar es un arte.

     Con el tiempo uno se acostumbra a cómo hacer las cosas, sin embargo, hay ciertos detalles que por más que tengamos en mente, se nos olvidan una y otra vez. Teniendo esto en cuenta, te compartimos estos sencillos consejos que te facilitarán la organización de tu próximo paseo:
1. Recuerda escanear o sacar copias de cualquier documento importante que consideres llevar en tu paseo (pasaporte, visa, boletos de avión, tarjetas de crédito, licencia de conducir, etc.). Intenta siempre tener una copia de estos en tu correo electrónico.
2. No pongas todo tu dinero u otros objetos de valor en un mismo lugar. Recuerda separar tus tarjetas de crédito, cheques, y efectivo en diferentes maletas y bolsillos.
3. Trata de utilizar envases pequeños para tus productos de baño (shampoo, acondicionador, pasta dental, etc.). Esto te ayudará no sólo a ahorrar espacio, sino a facilitar tu tránsito a través de la seguridad del aeropuerto.
4. Intenta empacar la ropa que más uses en la parte de arriba y la ropa que vayas ensuciando en la parte de abajo.


5. Pon todos tus productos de baño dentro de bolsas de plástico. En caso de que uno se abra o rompa, tú y tu maleta apreciarán la doble protección.
6. No olvides tener todos tus medicamentos o documentos importantes en la bolsa de mano. También intenta llevar contigo un cepillo de dientes y pasta dental en caso de tener un largo tránsito adelante.
7. Empaca únicamente lo que estás seguro que utilizarás, especialmente en viajes que se extienden más de dos semanas. También recuerda que es posible lavar tu ropa durante tu recorrido, por lo que trata no empacar de más.
8. Recuerda que muchas prendas de vestir pueden utilizarse para diferentes momentos. Tus pants pueden ser utilizados como pijama y tus camisas también.


9. En caso de meter algún instrumento electrónico a tu maleta, recuerda voltearle las baterías. Esto se mostrará eficiente en caso de que el artículo accidentalmente se prenda durante el recorrido.
10. Para evitar los malos olores dentro de tu maleta, intenta utilizar bolsas de plástico para tus zapatos.

* Probablemente el consejo más importante que te podemos dar es: ¡prepara y disfruta! Planear todo de antemano te ayudará a relajarte durante tu viaje y a tener menos cosas en mente.
FUENTE: National Geographic en español.

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LAS ENSEÑANZAS DEL TRABAJO EN EQUIPO DE LAS HORMIGAS.

Podemos traspasar este tipo de organización a nuestra vida cotidiana y aprovechar un sistema que es realmente eficaz en cada situación. El trabajo en equipo de las hormigas nos enseña sobre:

1.      DEFINIR LOS ROLES DE CADA MIEMBRO.

No todos los individuos somos capaces de hacer las mismas tareas. Por ello, si cada miembro de un grupo o asociación tiene claro cuáles son sus obligaciones será más fácil que todo funcione correctamente.

2.      COMUNICARSE ENTRE SÍ

Si una hormiga encuentra una gran fuente de alimento llama a sus compañeras para que todas se beneficien, o si existe un peligro alerta a las demás. Lo mismo deberíamos hacer nosotros con quienes nos rodean, aunque sabemos que esto no es lo habitual, por desgracia.

3.      COMPROMETERSE.

Las hormigas hacen todo lo que pueden para cumplir con su tarea asignada, aunque eso signifique no descansar o incluso caer en las fauces de un depredador. ¿Cómo podemos las personas comprometernos realmente con alguien o algo?

4.      CAMBIAR LO QUE SEA NECESARIO.

Si por algún motivo en la colonia hay una baja en la cantidad de hormigas guerreras, aquellas que se encargan de cuidar a las larvas no dudarán un minuto en salir a defender a su gran familia. Este cambio de roles y adaptabilidad nos puede ser de gran ayuda.

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"CÓMO EL VENENO DE ABEJA ME SALVÓ LA VIDA"

Ellie Lobel tenía 27 años cuando fue mordida por una garrapata y contrajo la enfermedad de Lyme.
Aún no había cumplido 45 años cuando decidió dejar de luchar para seguir viviendo.
La enfermedad de Lyme, que afecta a unas 300.000 personas al año en Estados Unidos, está causada por la bacteria Borrelia burgdorferi.
El trastorno se puede curar si se diagnostica a tiempo y se trata con antibióticos.
Pero puede causar la muerte cuando la bacteria se propaga al corazón, las articulaciones y el sistema nervioso.
En el verano de 1996, Ellie pensó que se trataba solo de un extraño mordisco de araña.
Pero luego llegaron tres meses de síntomas gripales y horribles dolores que iban cambiando de una a otra zona del cuerpo.
Ellie, que tenía tres hijos, estaba en forma y era activa. Pero su cuerpo no sabía cómo manejar este nuevo invasor.
No podía moverse.
¿Virus?

El primer médico le dijo que se trataba solo de un virus, que seguiría su curso. Lo mismo el siguiente. Luego fue pasando el tiempo y cada médico le daba un diagnóstico distinto.
Ninguno se dio cuenta de que estaba infectada con Borrelia hasta casi un año después de contraer la enfermedad. Y para entonces ya era demasiado tarde.
"Probé todos los tratamientos", dice Ellie. Su estado iba empeorando.
Tras 15 años, renunció. "Nada funcionaba, y nadie me podía dar respuestas", dice.
"No me importaba si iba a llegar o no a mi próximo cumpleaños. Ya había tenido suficiente. Estaba dispuesta a que se terminara mi vida".
Ellie hizo las maletas y se mudó a California para morir. Y casi lo hizo.
Menos de una semana después de mudarse fue atacada por un enjambre de abejas africanas.
En ese momento, Ellie tenía que luchar solo para poder mantenerse de pie. Contaba con un cuidador que la ayudaba.
"Un día estaba de pie cerca de una pared rota cuando apareció la primera abeja", recuerda, "que me picó en la cabeza".
"De pronto, había abejas por todos lados", explica.
Su cuidador salió corriendo. Pero Ellie no podía correr, de hecho no podía ni andar.
"Estaban en mi pelo, en mi cabeza, todo lo que oía era ese zumbido loco en mis oídos. Pensé: bueno, esto es. Voy a morir aquí mismo".
Ellie, igual que entre 1% y 7% de la población mundial, sufre una alergia severa a las abejas.
Cuando tenía dos años, un picotazo le provocó anafilaxis, una reacción grave del sistema inmunitario, que provoca sudor, náusea y el cierre de las vías respiratorias.
Casi muere. Dejó de respirar y tuvo que ser revivida con un desfibrilador. Su madre le inculcó el miedo a las abejas para asegurarse de que nunca le volviese a pasar lo mismo.
Las abejas están armadas con un potente aguijón. Su veneno tiene una mezcla de muchos componentes. Quizás el más importante es el minúsculo péptido llamado melitina, responsable del sentimiento de quemazón."Me quedé sin fuerzas. Me cubrí la cara con las manos porque no quería que me picasen en los ojos. Pero lo siguiente que sucedió es que las abejas se fueron".
Cuando se disiparon finalmente, su cuidador intentó llevarla al hospital, pero Ellie se negó a ir. "Me encerré en la habitación y le dije que volviera mañana a buscar mi cuerpo".
Pero no murió. Ni ese día, ni tres o cuatro meses después. "No puedo creerme que eso pasara hace tres años, y no puedo creer que esté aquí ahora", me dice. "Me hicieron todos los análisis de sangre. Todo. Lo analizaron todo. Estoy sana". Ellie cree que las abejas, y su veneno, le salvaron la vida.


Melatina.

La idea de que las mismas toxinas del veneno que provocan daño pueden utilizarse para curar no es nueva. El veneno de abeja se ha utilizado como tratamiento en Asia oriental durante siglos.
"Tras millones de años, estas pequeñas ingenieras químicas han desarrollado una diversidad de moléculas que se dirigen a distintas partes de nuestro sistema nervioso", dice Ken Winkel, director de la Unidad de Investigación de Venenos de la Universidad de Melbourne, en Australia.
Las aplicaciones prácticas de los venenos en las terapias modernas han sido mínimas hasta hace unos diez años, según Glenn King, de la Universidad de Queensland, en Australia.
En 1997, cuando Ellie iba de médico en médico sin resultado, King estaba separando los distintos componentes del veneno de la mortal araña autraliana.
King es ahora pionero en el descubrimiento de medicamentos relacionados con el veneno.
El grupo de King fue el primero en hacer pasar el veneno de esta araña por un método de separación llamado cromatografía líquida de alta disolución, que puede separar los distintos componentes.
"Estaba pasmado", dice. "Es una mina de oro farmacológica que nadie ha explorado. Cientos y cientos de péptidos diferentes".
La melatina no solo causa dolor. En concentraciones altas las moléculas de melatina se agrupan  en anillos para crear grandes poros en las membranas, debilitando la barrera protectora de las células y provocando que aumenten y exploten como un globo.
Gracias a esto la melatina es un potente antimicrobiano que actúa contra una variedad de bacterias y hongos.
Pero, ¿es posible que las abejas realmente curaran la enfermedad de Lyme de Ellie?
Tras el ataque, Ellie miró el reloj esperando que la anafilaxis empezase a mostrar sus síntomas, pero no lo hizo.
En lugar de eso, tres horas después su cuerpo se retorció de dolor.
Durante tres días, solo sentía dolor. De pronto, el dolor desapareció.

Terapia con abejas.

Ellie empezó a preguntarse qué había sucedido. Así que hizo lo que haría cualquiera: buscarlo en Google.
Pero sus búsquedas dieron pocos frutos. Aunque sí encontró un pequeño estudio de 1997 de científicos de los Laboratorios Rocky Mountain en Montana, que descubrieron que la melatina mata a la Borrelia.
Al exponer cultivos celulares a metalina pura, los científicos descubrieron que el compuesto inhibía completamente el crecimiento de la Borrelia.
Cuando observaron de cerca, vieron que poco después de añadir la metalina, las bacterias efectivamente se paralizaban, incapaces de moverse al ser atacadas sus membranas exteriores.
Poco después, esas membranas empezaron a deshacerse, matando a las bacterias.
Convencida por su experiencia y por las pocas investigaciones que encontró, Ellie decidió intentar la apiterapia, el uso terapéutico de materiales derivados de abejas.
Empezó con un régimen de 10 picaduras al día, tres días a la semana. Después de tres años, parece que se ha recuperado del todo.
Los casos raros como el de Ellie son un recordatorio del gran potencial de los venenos. Pero trasladar el conocimiento popular en tratamientos farmacológicos puede ser un proceso largo y arduo.
"Podría llevar hasta 10 años desde el momento en que lo encuentras y lo patentas", dice King. "Y por cada uno que consigues desarrollar, 10 fracasan".
"Necesitamos investigar mucho más estos venenos", me dice Ellie convencida, "y mirar qué hay en la naturaleza que nos pueda ayudar".
FUENTE: Christie Wilcox. BBC Future.

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¿POR QUÉ LAS GALLINAS NO VUELAN?

La respuesta más sencilla a por qué las gallinas no vuelan es que se debe a su peso, ya que las gallinas domésticas al estar en cautiverio son generalmente criadas para la producción de huevos y carne de pollo.
Estas aves desde su nacimiento las someten a una crianza y crecimiento especial que las obliga a aumentar su peso, y este es otro problema que evita alzar su vuelo ya que, al pertenecer a granjas, ponen huevos por lo menos una vez por día y son obligadas a estar postradas durante mucho tiempo.
Por ser animales de granja, es muy frecuente ver que los dueños corten sus alas para evitar que salten cercas o para que no corran más rápido y así domesticarlos con más facilidad. En casos más normales, las gallinas pueden hacer vuelos cortos lo cual les permite explorar sus alrededores, pero generalmente las gallinas no vuelan sino cuando se sienten amenazadas o para escapar de los depredadores.

¿Cuál es la mayor distancia a que puede recorrer una gallina?

Las gallinas si pueden volar, pero no pueden recorrer mucha distancia como antes se dijo, sus cuerpos son muy pesados y sus alas son pequeñas, por lo que un vuelo normal de gallina sólo es de unos 30 metros más o menos. Pero el récord de mayor vuelo que ha tenido una gallina es de una distancia de 70 metros, y es mucho más de lo que podrían conseguir otras aves como Los avestruces, los pingüinos o los kiwis.


Similitudes con los pollos salvajes.

Los pollos salvajes a diferencia de las gallinas domesticas son de un peso mucho más bajo y solo ponen huevos dos veces al año, pero a pesar de que son animales salvajes, igualmente no pueden ejecutar grandes desplazamientos de vuelo. Otra explicación que podría ser un poco más lógica es que las gallinas no vuelan ya que en su periodo de evolución, fue domesticada y perdió la necesidad de volar para escapar de depredadores que las vean como presas.
Las gallinas no tienen lo que se conoce como huesos neumáticos, ni músculos en el área pectoral lo cual desarrollaría sus alas y así poder emprender un vuelo normal, y realmente es por lo que muy poco se ven gallina volando, ya que solo viven para estar domesticadas y estar gordas para ser consumidas por los hombres.

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“REALMENTE LOS HUMANOS Y CHIMPANCÉS SOMOS CASI LA MISMA CRIATURA”

El primatólogo Tetsuro Matsuzawa de la Universidad de Kyoto, ha dedicado su vida a estudiar la inteligencia de los chimpancés. Gracias a él sabemos que no somos los seres más listos del planeta, nuestro pariente vivo más próximo nos gana en memoria visual.
Si en una pantalla de ordenador se muestra una secuencia del 1 al 9 que desaparece al instante, ningún humano es capaz de retener dicha correlación y señalarla, pero un chimpancé joven sí. Es una capacidad, la de la memoria visual, que pudimos perder al dar paso al desarrollo del lenguaje y que nuestros primos más cercanos aún conservan. Es la denominada hipótesis del intercambio cognitivo.
Tetsuro Matsuzawa, director del Instituto de Investigación de Primates de la Universidad de Kioto, ha estudiado la inteligencia de los chimpancés durante más de cuatro décadas para comprender a través de ellos cómo ha evolucionado nuestra mente. “Los chimpancés tienen su propia forma de comunicarse”, explica durante la presentación de sus estudios en la Fundación Biodiversidad, a la vez que imita sus llamadas de ‘hola’.
En su laboratorio en la Universidad de Kioto tiene una ‘socia’, según él mismo dice. Se trata de Ai, una hembra de chimpancé que conoció con un año de edad y que protagoniza gran parte de sus investigaciones. Su nombre significa amor: “es común en Japón”, apunta.
En 2000 Ai tuvo una cría (Ayumu) que, a diferencia de lo que se hacía antes en el laboratorio, no ha sido separado de su madre para continuar con la investigación. “Pensamos que no era lo correcto. Ella está presente en los estudios y gracias a esta actuación directa podemos trabajar sin protección”.
De hecho, el equipo es capaz de sentarse para hacer un encefalograma o una ecografía y observar así el volumen del cerebro de un feto y su evolución de manera colaborativa.
Además de Ai y Ayumu, en el Primate Research Institute viven otros chimpancés que entran y salen libremente de sus jaulas y participan también cuando ellos quieren en los diferentes ensayos cognitivos que los investigadores preparan. “No los forzamos a hacer estos experimentos y cada uno recibe unas tareas adecuadas”.
Les enseñaron, por ejemplo, el abecedario y letras en japonés que se traducen por algunos colores. “No existe ninguna relación entre el símbolo de la letra en japonés y el color, y aun así lo identifican. Para eso hace falta algo de imaginación”, asegura.
Esta sería la principal distinción entre humanos y chimpancés. “La imaginación es una fuerza única del ser humano y es la base para entender la mente de los demás. Los chimpancés viven en el presente, nosotros también tenemos pasado y futuro. Ellos viven aquí y ahora, no tienen ansiedad. Nosotros tenemos esperanza”.
En libertad, los chimpancés aprenden las destrezas de sus mayores a través del llamado ‘aprendizaje por el maestro’ que, a diferencia de los humanos, implica que no enseñan a su prole sino que esta aprende por observación. “Les muestran un modelo que la cría repite porque tiene una motivación muy fuerte. El adulto manifiesta una tolerancia muy alta para dejarles observar y aprender”.
También muestran otras diferencias como cuando son crías. “Solo los bebés humanos lloran por la noche. Las crías de chimpancé no lo hacen porque la madre siempre está ahí”. Asimismo, los comportamientos de colaboración de madre a hijo existen, pero no al contrario. “He visto como una madre tiende una mano a su cría, pero no al revés”.

¿Por qué un chimpancé puede enseñarnos a entender la mente humana?

El estudio de los chimpancés es bastante reciente, de hace unos 50 años. Pero si no existieran investigaciones sobre estos animales, los humanos estaríamos convencidos todavía de que somos ejemplares muy especiales. Nosotros por un lado y los animales por otro, en una estricta dicotomía. Pero cuando se comienza a analizar a estos primates en libertad y en los laboratorios, te das cuenta de que son muy parecidos y cercanos a los humanos. O incluso nos superan, como ya demostró nuestra investigación más conocida: la memoria visual de los chimpancés.
Sí, son mucho mejores memorizando visualmente números que desaparecen en una fracción de segundo...
Es que esta captura de memoria fotográfica directamente no existe en los humanos. La gente piensa que somos la criatura más inteligente en el mundo, que no somos como los perros, las tortugas o las aves, pero yo digo que no. Los chimpancés son mejores capturando los números del 1 al 9. Esto es algo 100 % seguro. Muchos han intentado replicarlo y ningún humano puede competir con los chimpancés jóvenes.

¿Nos podrían superar en otras facetas?

Puede haber muchas más cosas en las que sobresalgan, pero no lo sabemos todavía. Si les enseñas, por ejemplo, una foto de alguien conocido –como la de Cristiano Ronaldo– pero dada la vuelta, para ellos no es difícil de reconocer. Aunque todavía son estudios algo controvertidos y estamos esperando a tener más datos.


¿Cómo son sus relaciones familiares comparadas con las nuestras?

No hay mucha gente que entienda claramente la familia y la sociedad en humanos. Para los primatólogos que estudian a todas las especies (447 en total, desde bonobos, monos japoneses, orangutanes, gorilas o babuinos), los humanos somos solo una de ellos. Si lo ves desde este punto de vista, nosotros tenemos un vínculo muy fuerte de pareja entre hombre y mujer. En otros primates también existe, pero no ocurre con los chimpancés. Pueden vivir en un grupo de cincuenta individuos o hasta cien, pero las hembras tienen relaciones con todos los machos. Su manera de vivir es diferente.
Somos 98,77 % chimpancés según nuestra genética. Siendo nuestros ‘primos’ más cercanos, ¿por qué somos tan diferentes aparentemente?
Una gran diferencia es que su cuerpo está cubierto de pelo negro. Sin embargo, si te fijas en los perros, un chiguagua o un san bernardo son diferentes razas, pero su genética es la misma. Es una criatura única denominada Canis familiaris. En los humanos en una generación se puede cambiar el color del pelo o el de los ojos, la apariencia externa es fácil de manipular. El estudio de los chimpancés nos demuestra que no podemos dejarnos llevar por las apariencias físicas. Humanos y chimpancés somos casi la misma criatura.
Lleva toda una vida dedicado al estudio de chimpancés. ¿Qué le gustaría afrontar en el futuro?
Ahora he empezado a investigar a los bonobos, que tienen hembras dominantes, no como los chimpancés, sus comportamientos sexuales son muy diferentes y tampoco se matan entre ellos. También a los gorilas, a los monos japoneses y a los orangutanes. Pero mi idea es seguir a los chimpancés tanto tiempo como pueda.

lunes, 20 de abril de 2020

EL BONSAI, TRADICIÓN MILENARIA DE JAPÓN.

LA HISTORIA MILENARIA DEL ARTE DEL BONSÁI.

   Japón es un país con una cultura milenaria que se remonta al siglo VII antes de Cristo. Se encuentra al este de China, país que le ha influenciado en diversas manifestaciones religiosas, artísticas e ideológicas. Su pensamiento fomenta la creación artística y su relación con la filosofía, pues para esta cultura el arte no sólo requiere interés sino también una férrea disciplina y la expresión del espíritu a través del arte. En esta manifestación se captura la esencia de la naturaleza y lo expresa a través del binomio de la armonía y la sensibilidad. Japón nos conquista, nos seduce por su espíritu: el origami, las geishas, las artes marciales (el kendo, el aikido, el jijitsu), la vestimenta tradicional como el kimono, la caligrafía japonesa que se expresa a través de kanjis, el ikebana (el arte de los arreglos florales), los guerreros con honor denominados samuráis cuya traducción literal es “el que sirve” y, por si fuera poco, nos sorprende con el arte del bonsái.
   El objetivo de este arte milenario es crear un árbol en maceta, ofreciendo los componentes necesarios para que éste se desarrolle como un árbol silvestre maduro, pero en pequeñas proporciones. Su práctica es una de las actividades más relajantes y gratificantes, de tal forma que en la antigüedad era una actividad restringida a las clases nobles. También se relacionaba a los bonsáis con la eternidad, pues se pensaba que aquellos con el don de mantener estos árboles en macetas eran dignos de alcanzarla. En resumen, el bonsái es el símbolo de unión entre el cielo y la tierra.


   Los preceptos japoneses bajo los cuales se entrena un bonsái se basan en el honor, la virtud, el deber, la paciencia, la humildad, el compromiso, la disciplina y, sobre todo, la constancia. El arte del bonsái requiere la correcta combinación de la mente y el ojo con la destreza de la mano. Sin embargo, también es una expresión de armonía entre el hombre, el cielo y la tierra. En la actualidad, aún son muchas las personas que consideran el bonsái como una especie particular de árbol, no obstante que un bonsái podría ser entrenado casi desde cualquier tipo de árbol. El bonsái que hoy conocemos puede ser una forma de arte eminentemente japonés, pero no es menos cierto que es una forma de expresión de la naturaleza cimentada sobre milenios de influencias culturales entre civilizaciones. La práctica del bonsái constantemente adquiere nuevos adeptos que, desde diversas regiones del globo, se expresan en escuelas y clubs de carácter internacional. México no es la excepción.
   Los preceptos japoneses bajo los cuales se entrena un bonsái se basan en el honor, la virtud, el deber, la paciencia, la humildad, el compromiso, la disciplina y, sobre todo, la constancia. El arte del bonsái requiere la correcta combinación de la mente y el ojo con la destreza de la mano. Sin embargo, también es una expresión de armonía entre el hombre, el cielo y la tierra. En la actualidad, aún son muchas las personas que consideran el bonsái como una especie particular de árbol, no obstante que un bonsái podría ser entrenado casi desde cualquier tipo de árbol. El bonsái que hoy conocemos puede ser una forma de arte eminentemente japonés, pero no es menos cierto que es una forma de expresión de la naturaleza cimentada sobre milenios de influencias culturales entre civilizaciones. La práctica del bonsái constantemente adquiere nuevos adeptos que, desde diversas regiones del globo, se expresan en escuelas y clubs de carácter internacional. México no es la excepción.


EL PENSAMIENTO CHINO.

      A pesar de estos antecedentes, los preceptos del bonsái se remiten a la antigua China, donde originalmente se le denominaba penjing, punsai o penzai. Los monjes taoístas, aislados en los monasterios, buscaron plantas medicinales para curarse de manera independiente. Originalmente se cortaban ciertas partes de las plantas para llevarlas a los monasterios, pero después deciden extraer todo el árbol, trasplantándolo en contenedores rústicos. Se trataba entonces de imitar por medio de las ramas y troncos a los animales de la cultura china, como las aves, los leopardos y los dragones mitológicos. El bonsái era también una forma de identidad cultural, pues al cambiar de residencia se llevaba consigo ciertos elementos propios de la región de origen como animales, plantas, árboles, artesanías y esculturas. Cuentos y leyendas hacen mención del posible origen de este arte en China; uno de ellos relata que un emperador de la dinastía Han, al no poder observar todo el territorio que gobernaba desde sus aposentos, crea un paisaje en miniatura en el cual consigue que los árboles se tornen en sus formas silvestres, pero en tamaño diminuto.
    Durante la dinastía Shang (17511111 a.C.), el diseño artístico con árboles y rocas se dispersa rápidamente por todo el territorio chino. La manifestación más antigua de penzai se remonta a la dinastía Qin (221206 a.C.), en este periodo también surgen impresionantes expresiones artísticas del penzai en los jardines y palacios imperiales. Otras evidencias nos remiten a pinturas que datan de la dinastía Tang (618907 d.C.), en donde se hace referencia a ciruelos, cipreses y coníferas en platos.
   En los muros del mausoleo del príncipe Ghang Huai se observan dos sirvientes llevando árboles en tiestos con las manos, lo que nos da una idea de la importancia de este arte hace más de mil años. El antiquísimo interés chino por la creación de jardines fue derivando en miniaturas. La tendencia fue realizar jardines siempre en menor escala, pasando de paisajes observados en un jardín de tamaño considerable hasta todo un paisaje contenido en un tiesto.
     En algunas pinturas se aprecian árboles en tiestos llevados en ambas manos; es tan grande esta influencia que grandes poetas de la época hacen referencia en sus obras a los paisajes en miniatura. Algunos de ellos cuentan en antiguas leyendas que un poderoso mago, de nombre Fei JiangFeng, era capaz de encerrar casas, bosques e incluso montañas en pequeñas urnas. En China se practicaban dos estilos de preparación de bonsái de acuerdo con su geografía: en el estilo del norte se buscaba la armonía por medio de la eliminación de ramas y las diversas técnicas de poda; el estilo del sur se caracterizaba por respetar la forma del árbol, recurriendo sólo a la poda, regularmente se trabajaban árboles que se colectaban en las viejas montañas de China. Posteriormente, durante la dinastía Song (9601279 d.C.), este arte alcanza su nivel máximo de expresión y se establece como una escuela artística. Durante la dinastía Ming, penúltima de la dinastía china (13681644 d.C.), el bonsái se transformó en un arte tradicional no sólo concerniente al emperador y los nobles, sino también al pueblo en general. Fue en este periodo que se escribió el libro Espejo de flores, de Hsu HaoTzu, en donde se describen técnicas y métodos de entrenamiento, identificación de especies y otros tópicos referentes a la jardinería.
      Hacia los siglos x y xi, los misioneros chinos llevaron a diversas partes de oriente y Japón los penjing como manifestación divina, considerando su cultivo y cuidado un objeto religioso que podía acercar a dios. Los cultos japoneses pronto encontraron técnicas eficaces para el desarrollo de lo que a la postre sería denominado como bonsái. En una obra de 1688 aparece referido el término pentsuai, que resulta el equivalente de la palabra japonesa bonsái, término que significa plantar en maceta.


DE JAPÓN PARA EL MUNDO.

        Tras la introducción del budismo en Japón, alrededor del siglo vi d.C., primero a través de Corea y más tarde directamente de China, multitud de monjes se desplazaron hasta Japón. El bonsái propiamente dicho llegó a Japón durante el periodo Kamakura (11851333) por la secta Zen, la cual empapó a los japoneses de diversas expresiones artísticas como la poesía, la pintura, la arquitectura y el arte de los jardines. Este periodo se caracteriza porque el artista tenía mayor libertad de expresión, obteniendo por diversas técnicas gran realismo.
     Otra referencia el bonsái se puede destacar en una obra de teatro Noh, presentada en el siglo xiv, que cuenta la historia de un samurái pobre que recibe la visita de un shogun viajando de incógnito y cómo, para que su huésped no pase frío, sacrifica sus únicas posesiones de valor: tres bonsáis, que termina por quemar. Hay que destacar que uno de ellos era un pino, esto es, se aprecia al árbol por su forma y no tan sólo por sus flores y frutos.
Durante este siglo, el cultivo del bonsái se consideraba un arte refinado en Japón, cuya manifestación no sólo se dio entre las clases nobles, sino que se extendió al pueblo por igual. Así llegó a ser una tradición que, como se sabe, se practica hasta ahora.
    En el transcurso del periodo Edo (16151368) se desarrollaron árboles con formas grotescas y bizarras. El bonsái también fue inspiración para poemas y grabados, e incluso los árboles de este periodo se pueden apreciar aún en diversas colecciones a lo largo de Japón. Fue en este país donde este arte se consolidó, sentando las bases y preceptos que han llegado hasta nuestros días: de llamarse penjing se le denomino bonsái, cuyo kanji se escribe de la siguiente manera:
    Una vez que los japoneses aprendieron las técnicas del penjing, lo modificaron y enriquecieron, dando lugar a la expresión artística que conocemos hoy día. Existen referencias de lo que se podría considerar un congreso de artistas, estudiosos de los clásicos chinos y poetas, que tuvo lugar en las inmediaciones de Osaka a principios del siglo xix, y que al parecer tenía el propósito de discutir ciertas técnicas y estilos recientes del mundo de los árboles en miniatura. Según se cuenta, fue durante esta reunión que se tomó la iniciativa de usar la palabra bonsái para referirse a un árbol cultivado artísticamente en maceta.
    Durante la segunda mitad del siglo XIX, Japón —que por entonces era un país aislado por voluntad propia, a diferencia de China— se abre a Occidente. Aparecieron durante este momento histórico verdaderos profesionales dedicados a extraer material prometedor de colinas, cerros y montañas. Gradualmente, como era de esperarse, dicho material comenzó a escasear por la sobreexplotación, dando inicio a una nueva etapa en la historia del bonsái. Aparecieron entonces centros especializados en el cultivo de plantas y árboles, así como los primeros prebonsáis, material arbóreo listo para ser trabajado por los maestros de la época.
     Durante la era Meiji (18681912) se inició el bonsái contemporáneo, incluso el emperador lo impulsó como un arte nacional, de manera tal que el término bonsái se oficializó. La tendencia de este bonsái contemporáneo fue realizar árboles de mediano tamaño, fácilmente trasportables en dos manos, contrastando con la tendencia de siglos anteriores, que era de árboles grandes contenidos en tiestos. También en este periodo, el bonsái se consagró como un arte destinado a todos los estratos sociales.
    Más o menos por la misma época llegó el bonsái a Europa, durante la era victoriana, con la Great Exhibition of the Works of Industry of all Nations, que destacaba el progreso de la tecnología, las ciencias y las artes, y que se celebró en el conocido Palacio de Cristal de Londres en 1851.


   Entre las primeras apariciones del bonsái se encuentra la exhibición realizada en París en el año de 1878. En 1909, en la exposición en Londres, el pueblo inglés pudo apreciar y asombrarse de nueva cuenta con la forma y estética de estos árboles de técnica japonesa: la conjunción armoniosa de edad con pequeñez les resultó cautivante. Por las mismas fechas, el magnate y banquero francés Albert Kahn creó un soberbio jardín en donde se podían observar muestras de bonsáis. Otras exposiciones de dichos árboles se llevaron a cabo en París en 1925 y 1937.
    Sin embargo, la práctica de este arte en un principio fue mal entendida en Occidente, puesto que se consideraba una forma tortuosa de mantener un árbol en condiciones diferentes a las que ofrece la naturaleza. Se expresaba que los árboles eran colocados boca abajo, que se injertaba sobre otro en posición normal para así conseguir la aparición de raíces, e incluso se habló de antiguas “técnicas mágicas”. Con la presencia de maestros bonsayistas en Occidente, estas teorías quedaron en el olvido, y se inició el estudio científico del bonsái. El primer tratado europeo al respecto, llamado Las causas fisiológicas que conducen al achicamiento de los árboles en los cultivos japoneses, data del año 1889 y fue escrito por el francés J. Vallot e impreso en el boletín de la sociedad botánica de Francia.

EL ARTE DEL BONSÁI

    Esta manifestación artística no es una simple adicción; su labranza requiere compromiso, pues nos hacemos responsables de una forma viviente, que demanda paciencia y muchos años de aprendizaje constante. La práctica de las técnicas del bonsái transmite tranquilidad y calma, en su expresión se busca encontrar la armonía y expresar nuestro espíritu a través del árbol. Nos enseña a amar y comprender la naturaleza, puesto que el bonsái puede ser considerado como una verdadera escultura viviente que nunca deja de manifestarse. Para el pensamiento occidental, las cosas que adquieren valor histórico, místico o cultural son resguardadas en museos, incapaces de tocarse y modificarse. Sin embargo, para el pensamiento oriental, concretamente respecto del bonsái, estos árboles pueden tocarse e incluso mejorarse, reflejando el espíritu del hombre que está en completo desarrollo. Su conocimiento requiere muchos años y la experiencia se trasmite de generación en generación, al grado de que se pueden observar árboles a los que se les calcula una edad de 400 años o más.
    Para el cultivo del bonsái se debe tomar en cuenta que, en primer lugar, un bonsái es un árbol; por tanto, como ser vivo, requiere cuidados especiales y permanentes. La fisiología del bonsái y de un árbol en la naturaleza es prácticamente la misma, se deben conocer las partes de un árbol y cómo funcionan entre sí, pues esto es un auxiliar fundamental para mantenerlo vivo y aplicar las técnicas básicas de formación durante su entrenamiento (o cultivo).


    Las partes del árbol con que debemos familiarizarnos son la raíz, el tronco, las ramas y las hojas. La raíz es la parte subterránea que forma el sistema radical; en él se distinguen las raíces principales, las raíces secundarias y los pelos absorbentes o raicillas, que se caracterizan por la ausencia de clorofila. Algunas de sus funciones son fijar la planta al suelo y la absorción de agua, nutrimentos y minerales. El éxito del transplante de un árbol que está siendo entrenado como bonsái es conseguir la multiplicación masiva de raicillas, en las cuales se promueve la absorción de agua. Estas raicillas son importantes para lograr la supervivencia del árbol que se encuentra en entrenamiento; tratándose de árboles prebonsái, la reducción de las raíces es lenta, conservando aproximadamente las dos terceras partes del árbol original.
El tronco (tallo) se eleva siempre en vertical y forma la estructura de sostén del follaje; en él podemos observar el duramen (madera), el xilema o capa interna de células, compuesta de vasos capilares que conducen agua y nutrimentos desde la raíz, el cambium, capa de células intermedia responsable del control del crecimiento y de los procesos de cicatrización cuando descortezamos, el floema, capa periférica de células, responsable de la distribución de los azúcares y hormonas vegetales producidos en las hojas y, finalmente, la corteza, capa externa resultante de la acumulación de capas muertas de floema que aísla del medio externo los tejidos, protegiéndolos de la deshidratación, plagas, enfermedades y cambios climáticos extremos.
    Cada hoja es, básicamente, una fábrica de alimentos. La hoja consta del limbo, nervaduras y el pecíolo que une al limbo (cuerpo de la hoja) con el tallo y la vaina donde el pecíolo se inserta en el tallo. El conjunto de hojas puede defoliarse para conseguir la reducción de su tamaño y hacer más proporcionadas las estructuras del árbol. En nuestro medio urbano, al adquirir un bonsái en alguna tienda especializada o vivero se comete el error de tenerlo en el interior de la casa; esto puede ser una grave situación en la cual se compromete la salud del árbol, al grado de correr el riesgo de morir. Recordemos que el bonsái no es un adorno para exhibir y elevar el ego; en él, la máxima eficiencia fotosintética se produce a temperaturas mayores que las que corresponden al mismo árbol en la naturaleza, justo porque en los bonsáis hay una masa fotosintética verde, en proporción, superior a la del árbol en su estado natural.


   Éste es otro motivo por el que es tan importante tener los bonsáis al aire libre, en donde puedan obtener de la naturaleza el calor y la humedad necesarios para llevar a cabo su fisiología.
   Como el bonsái se encuentra en un medio reducido, es necesario proveerlo cada quince días de los nutrimentos básicos, que son nitrógeno, fosfato y potasio, entre otros. Al entender los procesos fisiológicos de un árbol, éste tendrá mayores oportunidades de desarrollarse sanamente a fin de aplicar las técnicas milenarias en él, como son la defoliación, la poda, el transplante, el retiro de corteza, la preservación de su madera o el alambrado, entre otras, para que pueda llegar a ser un bonsái. Debe mencionarse que un árbol entrenado en maceta se denomina hachiue; al respecto, un estudiante de este arte debe ser paciente y constante, ya que un árbol entrenado debe pasar siete años en maceta para ser considerado como un bonsái.
   Un elemento primordial del bonsái es que puede inspirar y elevar el espíritu humano: este hecho es aceptado tanto por entusiastas aficionados como por maestros bonsayistas. Es una alternativa para fomentar el amor y cuidado de la naturaleza.
  
FUENTES; Revista de Ciencias de la UNAM. No 101.