QUIÉN INVENTÓ EL PARAGUAS.
Según cuenta una leyenda china, el paraguas fue inventado por Lu Mei.
Era una chica joven que se había apostado con su hermano mayor quién de los dos
era capaz de construir un objeto para protegerse de la lluvia.
En solo una noche, Lu Mei fue capaz de elaborar una especie de bastón de
cuya parte superior “nacían” 32 varillas realizadas con bambú y que estaban
cubiertas entre sí por una tela que recordaba la forma de un hongo o seta.
Lamentablemente, como hemos dicho antes, esto es solo un cuento popular, no es
un hecho demostrable.
Origen del paraguas.
Después de lo que acabamos de explicar en el punto anterior, sí que
podemos afirmar que el origen del paraguas está en la China del siglo XI a.C.
También en este milenario país tiene su origen el primer paraguas plegable, un
inventó con más de 1700 años.
Del mismo modo, también fueron los chinos los primeros que
impermeabilizaron la sombrilla transformándola en un paraguas tal y como hoy lo
conocemos. Consiguieron esta útil característica cubriendo un parasol con cera
y barniz.
En los primeros años de su descubrimiento, tanto la versión para
protegerse de la lluvia como la diseñada para el sol, las podían emplear
solamente personas de alta clase social, políticos o nobles. Era habitual que
fuese un sirviente o esclavo el que lo portara cubriendo a su amo.
China es un país fascinante con una larga historia repleta de fábulas y
cuentos misteriosos. Y el objeto del que hablamos en este post no es una
excepción. Hasta los objetos diarios más triviales y cotidianos, como el
paraguas, cuentan con su propia leyenda. Lo mismo sucede con el origen del
ajedrez, la invención del dinero o el origen del arroz.
Expansión del paraguas.
El paraguas inició su expansión desde China mediante la ruta de la seda.
Los primeros países a los que llegó fueron Corea, Japón y Persia. Cabe destacar
que al principio, en estas regiones solo se empleaba para protegerse de los
rayos solares, es decir, como parasol. Solo en el país en el que se inventó se
empleaba para protegerse del agua de lluvia.
Años más tarde, el paraguas llegó al Imperio Asirio, Egipto, a la
Antigua Grecia y más tarde a las regiones pertenecientes al Imperio Romano.
También aquí era empleado solamente como sombrilla.
Curiosamente, entre los egipcios se empleaba como un objeto de ritual
cortesano y también era signo de tener alta influencia aquellos que se
beneficiaban del paraguas en presencia del faraón. En cambio, en Grecia
solamente lo podían utilizar las mujeres.
Luego de la desaparición del Imperio Romano, en Italia el empleo del
umbráculum (quitasol) se siguió empleando tímidamente, pero en el resto de
Europa el paraguas cayó prácticamente en el olvido.
Por ejemplo, la Edad Media lo ignoró por completo. Pero en el último
tercio del siglo XV, apareció de nuevo el paraguas en Francia. En concreto en
su capital, París.
En Francia, al igual que en la antigüedad, se siguió empleando como un
mero signo externo de prestigio. Era tenido como un objeto de lujo que
empleaban solo las clases de linaje más elevado. Nadie lo empleaba para
protegerse de la lluvia con él. Simplemente sustituyó al bastón y la espada, ya
que el desuso de ambos elementos coincidió en el tiempo.
Como hemos visto, no se empleaba de forma lógica, por lo menos respecto
al concepto de paraguas que actualmente tenemos de él: evitar mojarse. Fue
Inglaterra la primera nación europea en emplear correctamente el paraguas.
O lo que es lo mismo, para protegerse de la lluvia, utilización que no
se generalizó en otros países hasta llegado el siglo XVIII. Algo muy parecido a
lo que pasó con el abanico.
En su aceptación social jugó un papel fundamental un estrafalario
individuo perteneciente a la nobleza británica, sir Jonás Hongway (nacido en
1712). Fue un precursor del paraguas, artilugio que vio por primera vez en
Rusia y del que prácticamente se enamoró, ya que siempre iba con uno en la
mano.
Este excéntrico personaje se hacía equipado con su paraguas tanto en los
círculos sociales más elegantes como en los barrios más pobres. Ignorando los
insultos y silbidos que recibía de algunos gamberros y sin escuchar las quejas
de los cocheros de los carruajes de alquiler que creían era una especie de arma
blanca.
También algunos los oficiales del ejército británico se aficionaron al
paraguas ya que creían que era un elemento que ofrecía elegancia y les ayudaba
a mantener una postura completamente erguida. De hecho, el duque de Wellington
se vio obligado a prohibir en 1818 el paraguas en el campo de batalla y en las
campañas militares.
Evolución del paraguas.
Los primeros paraguas se fabricaron de numerosos materiales. El hombre
aplicaba su ingenio para utilizar las materias primas que tenía fácilmente a su
disposición. Naturalmente, con el paso del tiempo y la disposición de nuevas
materias, hicieron que el paraguas fuera evolucionando y perfeccionándose.
En China, país originario del paraguas, se fabricaban el bastón con
múltiples tipos de madera. Las varillas se elaboraban con bambú y el
recubrimiento con burdas telas o incluso papel que cubrían con barnices o cera.
Los primeros paraguas de Europa se fabricaban con huesos de ballena o
maderas nobles y se recubrían con pelo de alpaca. Pero al principio el paraguas
gozó de poco éxito ya que sus varillas de caña eran rígidas, lo que hacía que
siempre se debía tener abierto. Algo que se solucionó en el año 1805, cuando
Jean Marius inventó el paraguas plegable.
Como al principio era elemento destinado a personas con alto poder
adquisitivo y amantes del lujo, la tela, el bastón y las varillas precisaban de
materiales exóticos, eficaces y especializados.
Para la fabricación del bastón o palo, que debía ser flexible y
resistente para ser capaz de resistir la fuerza del viento, se empleaban caña,
madera, e incluso hierro.
Se prestaba especial atención a la empuñadura, que iba pegada al recto
bastón y se elaboraban con cuerno de animal, marfil, hueso, concha de carey y
también ciertas maderas nobles esculpidas o talladas con infinidad de
caprichosas formas y motivos.
Atención especial se necesitaba para la fabricación del varillaje. Se
realizaban con diferentes materiales como el cobre, hierro, pasta, junco e
incluso de barbas de ballena.
Respecto a la tela, generalmente se empleaba la seda. Con el paso de los
años, se fueron adaptando otros materiales como por ejemplo el algodón, la
seda, y mucho más reciente, el nylon.
Del mismo modo, en el año 1823, el químico escocés Charles Macintosh
(1766 – 1483) inventó el primero paraguas impermeable moderno. Estaba realizado
con caucho, lo que suponía un problema, desprendía un fuerte olor bastante
desagradable.
Con estas innovaciones se fueron abaratando los costes de producción
haciendo que fuese cada vez más accesible para el pueblo.
La Historia nos ha mostrado la enorme utilidad de este objeto. El
paraguas ha conocido muchas evoluciones y mejoras, incluidas algunas un poco
extrañas, como el invento del paraguas hinchable, obra del francés Mauricio
Goldstein, patentado en 1970.
Si lo que deseas es conocer una breve historia del paraguas resumida, a continuación,
la puedes encontrar:
Los primeros en usar el paraguas fueron los chinos, aunque no está claro
el momento de su invención, pues aparece mencionado por primera vez en un libro
de ceremonias llamado Zhou-Lí, de hace 2.400 años, donde se describe su forma,
con 28 radios, y el diámetro de su circunferencia.
Sin embargo, no aparece representado en un pictograma hasta
cuatrocientos años después, durante el gobierno de Cao Cao (155-220), en el
periodo de los Tres Reinos.
De China pasó a Japón, luego a Corea y a Persia y, por fin, en el año
1750, llegó a Inglaterra de la mano de un trotamundos llamado Jonás Hongway, a
quien le costó veinte años que la gente lo aceptara a pesar del clima y de que
se paseaba con él por las calles.
Y la razón es que, curiosamente, representaba una competencia para los
cocheros en tiempo de lluvia y éstos lucharon contra él con todas sus fuerzas.
En 1875 aparece mencionado por primera vez en un periódico de París.
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LAS MUÑECAS KOKESHI.
Las Kokeshi son las muñecas tradicionales de Japón. Son originarias de
la región Tohoku, en el norte del país del sol naciente. Están trabajadas en
madera de forma artesanal y se caracterizan por tener un un tronco simple y una
cabeza con formas redondeadas.
Origen.
El origen de las muñecas Kokeshi se remonta a unos 200 años, dentro del
Periodo Edo (1603-1867). Se piensa que los artesanos de la madera empezaron a
elaborar estas muñecas para ofrecerlas a los visitantes de las zonas de agua
termal de la región. Querían lograr crear un producto diferente a los típicos
cuencos que ya elaboraban. La aceptación de las Kokeshi entre los visitantes
ayudó a impulsar la economía de la zona. Aunque todas tienen una misma base,
las formas y patrones de su elaboración son diferentes según la zona de
confección.
Las leyendas urbanas decían que las Kokeshi tenían algún significado de
carácter espiritual. Simbolizaban el deseo de poder tener un hijo sano. A lo
largo de todos esos años también se ha barajado la idea de que fueran representaciones
de los niños fallecidos, aunque esto se descartó que fuera cierto.
Tipos de muñecas Kokeshi.
Desde estas fechas, el arte de artesanal de las muñecas de esta región
japonesa se ha ido transmitiendo de generación en generación hasta llegar al
presente. Las muñecas japonesas elaboradas y pintadas a mano son todas
distintas entre ellas.
Su cuerpo está decorado con diseños florales con apariencia de kimono y
no tienen extremidades. Tradicionalmente los dibujos eran sutiles y sencillos,
pero hoy se han vuelto más detallistas y elaborados. Después de la Segunda
Guerra Mundial aparecieron nuevos diseños y tipos de muñecas Kokeshi con
bastantes diferencias de las originales. Esto permitió a los artesanos expresar
su arte de forma más personalizada y libre.