Mostrando entradas con la etiqueta MIS CREACIONES: NATIVOS AMERICANOS. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta MIS CREACIONES: NATIVOS AMERICANOS. Mostrar todas las entradas

miércoles, 4 de marzo de 2020

NATIVOS AMERICANOS (MÉXICO): IMPERIO AZTECA (Parte 1)


NATIVOS DE MESOAMÉRICA.

LA CULTURA AZTECA ( Parte 1 ).

ORIGEN.

       Tradicionalmente llamados aztecas, los mexicas son un pueblo de filiación nahua, que en un momento de la historia llegó a constituir el núcleo del imperio más extenso de Mesoamérica, allí donde fundaron México-Tenochtitlan. Asentaron la cabecera de su imperio en un islote del lago Texcoco que hoy se encuentra prácticamente seco y es el lugar del actual asentamiento de Ciudad de México. Para alcanzar el poderío que tuvieron, los aztecas se aliaron con otros pueblos indígenas de la cuenca lacustre del valle de México, Tlacopan y Texcoco, sometiendo a otros pueblos asentados en la zona centro y sur del actual territorio de México.
EXPANSIÓN DEL IMPERIO AZTECA.


      Los mexicas son junto a los mayas los pueblos más estudiados de las civilizaciones mesoamericanas por el grado de desarrollo que alcanzaron, evidente en sus restos arqueológicos y el testimonio de los sobrevivientes de la conquista por parte de los españoles. Su cultura, que incluye una rica cosmogonía, ritos religiosos, conocimientos astronómicos, filosóficos y artísticos, es estudiada y analizada desde la lingüística, la antropología y la arqueología, lo que hace complicado intentar una síntesis pues la diversidad de enfoques y disciplinas genera polémicas sobre diversas cuestiones. La mitología se centra en Tlacaélel, quien ejercía el mandato virtual situando el origen en Chicomóztoc “lugar de las siete cuevas”, relacionado con Aztlán, de donde viene el gentilicio azteca, pero que, por tratarse de un lugar mítico no existe acuerdo sobre su verdadera ubicación.


       La llegada de los españoles produjo un cambio en las alianzas de los pueblos aborígenes. Aquellos que estaban sometidos a los mexicas y debían pagarles altos tributos, como los pueblos altépetl, se aliaron con los Zempoaltecas y los tlaxcalecas, lo que fue aprovechado por los españoles que llegaron hacia 1519. Al caer México-Tenochtitlan, aquellos que pertenecían a la elite gobernante fueron colonizados y luego restituidos en sus cargos para que continuaran beneficiándose con los privilegios de que gozaban en los tiempos pre hispánicos. Pero el pueblo sufrió las consecuencias en todas sus estructuras, lo que generó también una resistencia que persiste hasta nuestros días.

IDIOMA: NÁHUATL

            Esta lengua es uto-azteca y se habla por nahuas en México y Centroamérica. Su nombre traducido al español es “sonido claro o agradable” o “lengua agradable”. Se tiene conocimiento de su existencia al menos desde el siglo VII, pero su difusión se extendió luego cuando a partir del siglo X comenzó a expandirse la cultura tolteca, imponiéndose por sobre otras lenguas mesoamericanas hasta convertirse en lengua franca en la región, sobre todo en los territorios conquistados por el imperio mexica o azteca, hasta la derrota ante los españoles, el 13 de agosto de 1521, cuando la lengua náhuatl empieza a conocerse como lengua mexicana. Incluso los hablantes del náhualt lo llaman mexicatlahtolli o lengua mexicana y aquellos que también hablan el español lo denominan idioma mexicano.


         Lo que llevó a la pérdida de hablantes del náhualt fue la aparición del idioma español, traído por los conquistadores, que la desplazó hasta imponerse como lengua dominante en toda Mesoamérica. Pero los mismos conquistadores se ocuparon de que la lengua indígena no desapareciera para servirse de ella en la tarea de evangelización, que llevaban a cabo los misioneros. Esto hizo que el náhualt no desapareciera y sea en la actualidad hablada por alrededor de un millón y medio de personas, en su mayoría bilingües con el español, extendiéndose su área de influencia desde México hasta Centroamérica.

HISTORIA

CREACIÓN DEL IMPERIO AZTECA.

           Hacia el año 800 la región de Cholula estaba habitada por los teotihuacanos a quienes desalojaron los Olmecas, descendientes del pueblo popolocamixteco, que dominaron la zona por 500 años extendiendo su presencia hasta el centro de Veracruz. Los Olmecas impusieron su poderío sobre las culturas del Cerro de las Mesas y de los Tutztlas. En tanto los teotihuacanos, junto con los nahuas desplazados, migraron masivamente en un movimiento que se llamó de los pipiles, hacia la región chiapaneca de Soconusco, para pasar desde allí a Centroamérica, ocupando los actuales territorios de Guatemala, El Salvador, Honduras y Nicaragua, y con grupos menores, Costa Rica y Panamá. Hacia el año 900 una parte de los pipiles inició otra migración que los llevó hasta Tula, donde en alianza con los toteca-chichimeca comenzaron a formar el imperio tolteca.


        Cambios climáticos ocurridos en la región hacia el año 900, hicieron que los toltecas-chichimecas invadieran el valle de México tomando Acolman y Teotihuacán para instalar la capital en el Cero de la Estrella, en las proximidades de Iztapalapa. Asentados allí, conquistaron las Siete cuevas, entre Tula y Jilotépec, dominando a los otomíes y mezclándose con ellos para constituir el imperio tolteca. En este tiempo se destacó un “señor” o rey, Topiltzin, quien tomó la decisión de cambiar la capital del imperio, dadas las presiones que sufrían de parte de los Olmecas. La trasladó primero a Tulacingo y luego a Tula, desde donde dominaban los valles de Mezquital y México, próximos a la frontera con los indios bárbaros a quienes debían
    Finalmente, Tula colapsó y esto fue aprovechado por las bandas de bárbaros quienes ingresaron dese el sur de Texas hasta el valle de México hacia el siglo XIII, deteniéndose ante la cadena montañosa del Ajusco, fijando allí el límite entre sedentarios y nómades. Los Toltecas por su parte fueron desplazados y sufrieron una diáspora. Poco después los acolhuas fundaron el Señorío de Huejotzingo, se fortalecieron y derrotaron a Cholula, fundaron la “República de Tlaxcala” (no el estado, sino el conjunto de cuatro señoríos: Tepetícpan, Ocotelolco, Tizatlán Quiahuiztlan). Mientras tanto, los chichimecas fundaban un señorío en la región Texzcoana, donde la civilización aumentó, tomando el idioma nahua y se volvieron sedentarios. panorama en el valle de México a la llegada de los aztecas.

EL VIAJE DE LOS MEXICAS.

         El origen de los mexicas habría estado en un lugar llamado Aztatlan o Aztlán, palabra cuyo significado habría sido “lugar de las garzas”, de allí su denominación de aztatecas o aztecas, aunque a sí mismos se denominaban culhuas-mexicas. Aztatlan, según se cree, era una isla situada en la laguna de Mexcaltitlan, en la costa de Nayarit, y desde allí habrían salido hacia el año 890 para atravesar las regiones del norte de Jalisco y luego, siguiendo el curso del río Lerma, partes de Guanajuato y Michoacán.

          El itinerario es incierto pues su misma ocupación como pescadores y cazadores los mantuvo en movimiento permanente. Recién a partir de su llegada a las proximidades de San Juan del Río comienza a saberse más de los pasos que los llevaron hasta el valle de México. Cada 52 años encendían un fuego celebrando el final de un ciclo de su calendario. El primer fuego que luego de iniciada su peregrinación fue en 1163, en Coatépec, en la región nor-oriental del Valle de México. Allí nació, según un mito, el dios Huitzillopochtli (Colibrí del Sur), hijo de Coatlicue que era un hechicero que rendía culto a Tezcatlipoca, era su caudillo y su dios más venerado. Después de él tuvieron otros caudillos-sacerdotes hasta Tenoch, el último, quien auspició la fundación de Tenochtitlan y quién le dio nombre; aunque también recibió el nombre de México, en honor de Huitzillopochtli o también conocido como Mexitlí.
       En su periplo hasta Chapultépec los mexicas nunca permanecieron en el mismo lugar más de un par de años porque todas las tierras estaban ocupadas y no eran aceptados como vecinos porque su cultura incluía sacrificios crueles, eran pendencieros y acostumbraban a robarse mujeres casadas. Recién al llegar a Chapultépec, lugar estratégico para la defensa, se sintieron seguros y empezaron a enseñorearse sobre la región. Pero los vecinos sintieron su presencia amenazante y formaron una coalición para resistirlos. La alianza fue encabezada por el de Xaltocan e integrada por casi todos los pueblos del valle, y se impuso gracias a la estrategia tepaneca que hizo creer a sus rivales que necesitaban ayuda para confrontar con los de Culhuacán, de ese modo los hicieron salir de Chapultépec donde solo quedaron los ancianos, las mujeres y los niños, a quienes controlaron con facilidad tomándolos prisioneros. De esta manera los mexicas perdieron el ánimo belicoso y fueron fácilmente derrotados. Así se convirtieron en sus siervos y fueron confi nados en Tizapan, un poblado atestado de víboras que los mexicas consiguieron exterminar.

       En un momento de su enfrentamiento con los xochimilcas, los culhuas ofrecieron un trato a los mexicas: convertirse en soldados mercenarios que recibirían su libertad a cambio de 8.000 prisioneros enemigos. Los mexicas tomaron los prisioneros que les eran requeridos, pero al no poder trasladarlos por su número reducido respecto al del enemigo, les cortaron una oreja a cada uno y las llevaron en bolsas a Coxcoxtli, señor de Culhuacán, quien les concedió la libertad e impresionado por su crueldad aceptó que se instalarán en Mexícatzingo. En ese lugar construyeron un templo en honor a Huitzillopochtli y pidieron a Coxcoxtli una hija “para tenerla como una reina y venerarla como una diosa”. La mujer les fue concedida y cuando la tuvieron la desollaron. Al enterarse Coxcoxtli lo que habían hecho los mandó a perseguir por sus soldados, quienes los arrojaron a los carrizales, a orillas del lago, donde se refugiaron en un islote abandonado.

FUNDACIÓN DE TENOCHTITLAN O MEXICO.

     Según cuenta la historia los mexicas vieron en su nuevo emplazamiento la señal de Huitzillopochtli: el águila devorando una serpiente sobre un nopal y ahí mismo comenzaron a edificar Tenochtitlan en 1345. Doce años después otro grupo mexica se estableció en un islote contiguo, fundando Tlatelolco en 1357. Tenochcas y tlatelolcas quedaron sometidos al señor de Azcapotzalco, pagando en los primeros años tributos muy onerosos.


     El cambio que produjo Tezozómoc fue el de convertir a los mexicas de soldados mercenarios en socios de sus empresas de conquista. Recién cuando los Tenochcas conquistaron Culhuacán en 1367 y los tlatelolcas Tenayuca en 1371, alcanzaron el rango de señoríos Tlatelolco y Tenochtitlan. Después de las conquistas de Acarnapichtl; -Xochímilco (1376), Mizquic (1378) y Cuitláhuac (1393)- quedaron en poder de Tezozómoc el sur del Valle de México, excepto el señorío de Amecameca, aliado suyo. Llegaron también a conquistar el último bastión, el extenso señorío de Cuernavaca, zona en la que abundaba el algodón y que explotaron para la fabricación de telas. A la muerte de Acamapichtli en 1396, le sucedió su hijo Huitzilihuitl (1397- 1417), quien engendró un vástago, Moteczuma llhuicamina, con la hija del señor de Cuernavaca, en 1398.


        Bajo el reinado de Huitzilíhuitl derrotaron a los xaltocameca en 1400, a los de Chalco-Atenco en 1410 y combatieron a los de Texcoco en compañía del señor de Tlatelolco y de otros vasallos de Tezozómoc. Esto le valió el reconocimiento de Tezozómoc, quien le dio en matrimonio una hija suya, unión de la que nació Chimalpopoca, quien sucedió a su padre en el trono de Tenochtitlan en 1417, cuando apenas tenía 12 años. Texcoco fue conquistada en 1418 por Tezozómoc y sus aliados mexicas, y dos años más tarde se la entregó a Chimalpopoca.
         El tirano de Azcapotzalco, que murió en 1427, parece haber escogido como sucesor a su hijo Tayatzin, pero un hermano mayor de éste, Maxtla, le usurpó el trono. Poco después, al saber el usurpador que Chimalpopoca conspiraba, junto con otros señores, para derrocarlo y restablecer a Tayatzin, mandó encarcelarlo.
        Consideró esto el señor de Tenochtitlan como una terrible afrenta que lo indujo a darse la muerte. Entonces los Tenochcas eligieron rey a Itzcóatl, hijo de Acamapichtli y medio hermano de Huitzilihuitl. Mientras tanto, Nezahualcóyotl que, tras la pérdida de su trono de Texcoco en 1418, había vivido exiliado entre los huejotzingas y tlaxcaltecas, con cuyos señores trabó amistad, consiguió ayuda militar de ellos y celebró una alianza con ltzcóatl. Luego, aprovechando el resentimiento que guardaban los Tenochcas por los agravios que Maxtla infirió a Chimalpopoca, emprendió una lucha contra Maxtla en 1427. Logró, con sus aliados, vencer a Azcapotzalco en 1428, merced a la ocupación previa de Tacuba que sirvió como “cabeza de playa” para el ataque de la capital tepaneca. Entonces parece que Maxtla huyó a Coyoacán, lugar donde había gobernado antes de convertirse en señor de Azcapotzalco, luego a Cuauhximalpan y después a Tasco, sitio en que murió en 143l.


       Los tepanecas, ante la caída de su capital, Nezahualcóyotl e ltzcóatl, aliados ahora con el señor tepaneca de Tacuba, continuaron luchando contra señoríos formados por desprendimientos de aquel imperio, lo que los obligó a continuar la lucha hasta conquistar Xochimilco en 1430 Texcoco en 1431. En este año recuperó Nezahualcóyotl su trono y tres años más tarde se constituyó la Triple Alianza integrado por los señores de Texcoco, de Tenochtitlan y de Tacuba que, de común acuerdo, se repartieron los territorios hasta entonces sojuzgados y establecieron además el convenio de que los señoríos que posteriormente dominasen deberían pagarles tributo: dos quintas partes a Texcoco, otras tantas a Tenochtitlan y sólo una a Tacuba.

LAS GUERRAS FLORIDAS.

           Una vez sojuzgado Azcapotzalco, los señoríos más poderosos del Valle de México fueron Tenochtitlan y Texcoco, gobernados por Itzcóatl y Nezahualcóyotl, respectivamente. Entre ellos se estableció una alianza y así realizaron una serie de conquistas para someter a los pequeños señoríos que antiguamente dependían de Azcapotzalco. Una vez logrado el objetivo ltzcóatl se dedicó a consolidar su poder en las regiones occidental y meridional del Valle de México, gran parte del de Morelos y las tierras guerrerenses situadas al norte del Balsas, sometiendo a Tasco, Iguala y Tepecuacuilco.

      Una vez que se apoderó de CuahuacanItzcóatl dominó la estratégica sierra de Monte Alto y tuvo el camino abierto hacia Xilotépec. Aunque el poderío de los tlatelolca había disminuido, realizaron aún conquistas como la de Cuauhtinchan, al sur de Cholula, en 1438. En tanto Nezahualcóyotl, por su parte, se ocupaba en recuperar todos los territorios que habían pertenecido al señorío de Texcoco y en colaborar con Izcóatl en las conquistas que éste hacía en los Estados de Morelos y Puebla, como, por ejemplo, la de la región que se halla entre Cuauhltla y Huaquechula, y que le permitieron extender sus dominios hasta Izúcar. De esta manera los soberanos fueron los forjadores de la grandeza de Texcoco y Tenochtitlan y establecieron las pautas políticas y sociales que habrían de seguirse.
         Mientras tanto, hacia el año 1450 Nezahualcóyotl realizó una movida estratégica emprendiendo una campaña por la línea que hoy recorre la actual carretera que va de Pachuca a Tuxpan, introduciéndose como una cuña entre los huastecos y los totonacos para impedir una posible alianza entre ambos.


       Los sacerdotes evaluaron la sequía como la falta de vigor de la tierra y el poco estímulo que le daba el sol, incapaz de infundirle vida. Entonces creyeron que esto ocurría porque no habían sido debidamente fortalecidos con el vino generoso, como llamaban a la sangre humana, por eso había que derramarla con mayor profusión. De acuerdo al calendario de los mexicas y tetzcocanos, el año constaba de 18 meses de 20 días y en cada veintena debía celebrarse por lo menos una fiesta en que se hiciesen sacrificios humanos. Para eso era necesario asegurar el abastecimiento oportuno de víctimas, por lo general prisioneros obtenidos en campañas, y éstas podían ya sólo emprenderse contra señoríos relativamente alejados del Valle de México porque éste y las comarcas circunvecinas habían sido ya conquistadas. Para evitar el peligro de que no las hubiese ni a tiempo ni en el número requerido, se llegó a un acuerdo con los señoríos de Huejotzingo y Tlaxcala, también azotados por el hambre, mediante el cual se establecía la “Guerra Florida” (xochiyáoyotl), que no tendría como fi n la conquista de territorios al enemigo, sino sólo la lucha contra él, en lugares y tiempos determinados con objeto de obtener prisioneros que unos y otros contendientes sacrificasen a sus respectivos dioses. No existía, pues, entonces, una enemistad real entre ambos grupos, sino un pacto cuyos resultados creían mutuamente benéficos.
Sin embargo, esas luchas periódicas llegaron a producir la rivalidad definitiva entre ellos, sobre todo después que Moteczuma venció extendió sus dominios hasta la Sierra Nevada, en donde empezaban los de los huejotzinga.

viernes, 21 de febrero de 2020

NATIVOS AMERICANOS (USA): CAZADORES 3


NATIVOS NORTEAMERICANOS: CACERÍA 3

LOS NATIVOS AMERICANOS DE LA MESETA.

       La región cultural de la Meseta se caracteriza por tierras llanas, colinas y cañones empinados. Sus ríos grandes proporcionan agua.
     Al norte del Gran Valle está la región cultural de la Meseta. Esta región está limitada por las Cascadas al oeste, las Rocosas al este y el río Fraser dentro de los confines actuales de Canadá, al norte.


            Las montañas de esta región tienen bosques densos. La parte central, que es la más plana, es más seca y está cubierta de hierbas y artemisa. El invierno es largo y frío, mientras el verano es templado.
          Los habitantes de la Meseta cazaban animales y recogían plantas según las estaciones del año. El clima fresco y húmedo facilitaba el encontrar comida. También contribuían los dos sistemas de ríos poderosos de la Meseta, el Columbia y el Fraser.
        La gente de la Meseta construía sus aldeas a lo largo de los ríos principales. Los ríos proveían agua para beber, peces y desechos que se usaban en la construcción de sus casas y leña. La comida era tan abundante que algunos grupos podían vivir en sus aldeas todo el año. Para mantener la frescura en el verano y su comodidad en el invierno, construían sus casas para que se extendieran al subsuelo. Excavaban un hoyo, lo forraban con un armazón de troncos y lo cubrían todo de vástagos, artemisas y lodo. La gente de la Meseta practicaba sus habilidades del tejido para crear muchas clases de canastas, así como sombreros elaborados. Cuando se acercaban los meses fríos, se dedicaba a hacer ropa. En el otoño, los hombres cazaban antílope y venado. Entonces las mujeres raspaban y suavizaban las pieles para vestidos, pantalones y camisas. Decoraban sus productos con diseños de semillas y conchas.


     A pesar de que la cacería proporcionaba mucha carne en el otoño, los habitantes de la Meseta dependían la mayor parte del año del pescado y de las plantas para alimentarse. En la primavera, recogían brotes de cebollas silvestres y zanahorias de los pastizales bajos. Su planta comestible favorita era camas, una raíz almidonada de la familia de los lirios. Las mujeres la desenterraban con palos de sauce para excavar y la comían cruda o tostada y también la hacían harina. La comida más importante para la gente de la Meseta era el salmón. Cuando el salmón migraba río arriba, los hombres se paraban encima el agua en plataformas de madera construidas. De ahí podían atrapar fácilmente a los peces con una lanza o una red.


LOS NATIVOS AMERICANOS DEL SUROESTE.

        Sobrevivir en el Suroeste era un desafío. El área contiene montañas, mesas planas, cañones y desiertos. Las escasas lluvias impiden el crecimiento de muchos árboles y plantas.


         La región cultural del Suroeste incluye los estados actuales de Arizona, Nuevo México, las zonas al sur de Utah y Colorado y algunas partes de Texas, Oklahoma y California. Esta región cuenta con muchos medios ambientes—cañones, montañas, desiertos y mesas planas. Incluso hay dos ríos mayores, el Colorado y el Río Grande (Río Bravo), pero apenas hay lluvia en el área. El calor y la falta de agua hacían que vivir en el Suroeste fuera un verdadero reto. Aun así, algunos nativos americanos aprendieron a amar esta tierra árida. “Todo el Suroeste era una Casa Hecha del Amanecer”, dice una vieja canción de los indios. “Había muchos colores en las colinas y en el llano y había un despoblado oscuro en las montañas de más allá”.


     Los grupos diferentes desarrollaron maneras distintas de sobrevivir en el Suroeste. Algunos vivían como cazadores nómadas del desierto. A lo largo del Río Colorado, había grupos pequeños que cazaban, colectaban algunos alimentos y cultivaban otros. Otros grupos sembraban campos de maíz, frijol y calabaza en las partes altas y planas llamadas mesas.


LOS NATIVOS AMERICANOS DE LAS GRANDES LLANURAS.

      La región de las Grandes Llanuras consiste sobre todo en pastizales sin árboles y tiene inviernos fríos y veranos calurosos. Búfalos y otros animales pastaban libremente en un vasto territorio.
La región cultural de las Grandes Llanuras es un área extensiva de pastizales sin árboles. Las Grandes Llanuras se extienden 2,000 millas desde las Montañas Rocosas hasta el Valle del Misisipí y desde Canadá hasta el Golfo de México. La zona del este de esta región tiene más agua y un suelo más suave que la del oeste. En la zona del oeste más seca, las hierbas densas y bajas daban un tipo de pasto perfecto para alimentar a millones de búfalos.


        En los llanos del este, varios grupos se dedicaban a cultivar la tierra y cazaban búfalos sólo unos pocos meses al año. En los llanos del oeste, los nativos americanos seguían las manadas de búfalos la mayor parte del año. En la primavera y a principios del verano, grupos pequeños preparaban emboscadas donde los búfalos llegaban a tomar agua. Los cazadores cargaban arcos de madera dura reforzados con tiras de tendón de búfalo. Al apuntar, cada hombre disparaba una flecha de madera de punta de piedra afilada, cubierta con plumas que le ayudaban a volar siguiendo una trayectoria derecha.


         En el otoño se reunían grandes manadas de búfalos y la gente de los llanos viajaban en bandas más grandes. A veces los hombres les hacían una trampa a los búfalos amontonando piedras para construir dos paredes bajas en un pasillo en forma de V. Las paredes obligaban a los búfalos a juntarse mientras se acercaban a un precipicio. Detrás de la manada, la gente le prendía fuego al pasto o hacían ruidos fuertes para producirles pánico a los búfalos. Los animales pasaban en estampida entre las paredes y sobre el borde del precipicio. Abajo, otros cazadores los remataban con lanzas o arcos y flechas.


      El búfalo era el alimento principal de los habitantes de las llanuras. Las mujeres y los niños cortaban la carne de búfalo con cuchillos de hueso. La carne extra se secaba y se guardaba para el invierno.
Los indios de los llanos se aprovechaban de todas las partes del búfalo. La piel del búfalo se convertía en escudos, recipientes impermeables, ropa abrigadora y cobijas. Para hacer ropa y bolsas, las mujeres suavizaban la piel con raspadores de hueso y la frotaban con grasa y tejidos de cerebro de búfalo.


     El pelo y los tendones del búfalo se trenzaban en cuerdas para usos generales y para arcos. Los cuernos y las pezuñas se convertían en cucharas y platos, o se hervían para hacer pegamento. El estiércol seco del búfalo proporcionaba combustible para el fuego. Los búfalos también proporcionaban materiales para las casas. Usando los tendones como hilo, las mujeres cocían de ocho a 20 pieles de búfalo. Las pieles entonces se sujetaban alrededor de un cono alto de postes para hacer un tipi, palabra de los llanos para “vivienda”. Los habitantes de los llanos tuvieron más éxito cuando los exploradores españoles introdujeron caballos en la región. Ya con caballos, los cazadores podían cazar más búfalos y moverse más rápida y cómodamente a nuevas tierras de caza.


LOS NATIVOS AMERICANOS DE LOS BOSQUES DEL ESTE.

   Los bosques densos les daban hogar a los venados, castores y otros animales salvajes y proporcionaban comida, vestido y refugio a los nativos americanos de los Bosques del Este.
     La región cultural de los Bosques del Este se extiende desde el Río Misisipí hacia el este hasta el Océano Atlántico, y de Canadá hasta Carolina del Norte. Aquí, las nieves de invierno y las lluvias de verano producen bosques, lagos y arroyos que parecen interminables. Dos grupos de idiomas emergieron en esta región. En la mayor parte del territorio los habitantes hablaban lenguas algonquianas. En Nueva York y al sur de los Grandes Lagos, vivían los grupos de habla iroquesa descritos en esta sección.
    En ocasiones los hombres se dedicaban a la caza, usando cerbatanas para ardillas, conejos y guajolotes y arcos y flechas para animales grandes como venado. Incluso cazaban caimanes y tortugas.


martes, 18 de febrero de 2020

NATIVOS AMERICANOS (USA): CAZADORES 2


NATIVOS NORTEAMERICANOS: CACERÍA 2

LOS NATIVOS AMERICANOS DE LA COSTA DEL NOROESTE.

        Los nativos americanos del noroeste dependían de los bosques espesos, la copiosa comida del mar y la caza abundante para satisfacer sus necesidades.

              La región cultural de la Costa del Noroeste se extiende desde el sur de Oregon hasta Canadá. Los inviernos por la costa del océano son fríos, pero no gélidos y los veranos son frescos. Al este, las montañas escarpadas están cubiertas de gruesos bosques de abetos blancos, abetos rojos y cedros. Las montañas atrapan las tormentas del Pacífico así que hay mucha lluvia durante la mayor parte del año. Comida abundante Los grupos del noroeste encontraron mucha comida, en especial en el mar. Ellos construyeron sus aldeas junto a las playas angostas y las bahías de la costa y en las islas cercanas. Recogían almejas, otros mariscos y algas de las aguas poco profundas.


               Se aventuraron en el mar en canoas para cazar focas, lobos marinos y ballenas, así como halibut y otros peces. Los bosques proporcionaban venado, alce, oso, castor y cabra montés. Los cazadores desarrollaron armas especiales para cada clase de criatura. Para atrapar focas, por ejemplo, construyeron arpones largos de madera, o lanzas. El arpón tenía en su punta un gancho hecho de hueso que se atoraba en el cuero de la foca. En el otro extremo, los cazadores sujetaban una cuerda larga para no perder ni su arma ni su presa.


              A principios del verano, grandes cantidades de salmón nadaban desde el mar río arriba para poner sus huevos. Los hombres construían rejas de madera que alcanzaban atravesar el río para impedirles el paso a los peces, haciendo más fácil el atraparlos con una red. Las mujeres secaban la carne de salmón para que sirviera de alimento durante todo el año.


NATIVOS AMERICANOS DE CALIFORNIA.

     La región cultural de California contiene muchos ambientes diferentes. A lo largo de la costa, grandes árboles secoya cubren las montañas costeras. En las tierras del interior, robles y bayas crecen en las colinas.


                            La región cultural de California se extiende desde el sur de Oregon hasta Baja California. Las tormentas del océano llevan lluvias de invierno a esa región. Pero los veranos son calientes y secos, particularmente en el interior. La región de California incluye no sólo la costa, sino también las colinas costeras, un valle interior, desiertos y el lado oeste de la cordillera de la Sierra Nevada. Más de 100 grupos pequeños, más que en cualquier otra región cultural, establecieron sus hogares en estos diversos medios ambientes. Muchas fuentes de alimento Los grupos que vivían en la costa del norte de California dependían principalmente del salmón para alimentarse. Más hacia el sur, los grupos costeros dependían más de los mariscos. Lejos de la costa, había grupos que cazaban venado con arcos y flechas. Ponían trampas para cazar conejos y usaban redes para atrapar patos. La gente de California también recogía raíces, bayas y nueces.



NATIVOS AMERICANOS DEL GRAN VALLE.

        La vida era difícil para los nativos americanos que habitaban el Gran Valle. Debido a las temperaturas extremas y las lluvias escasas, pocas plantas y animales sobreviven ahí.

            Al este de California está el Gran Valle, un área baja entre la Sierra Nevada y las Montañas Rocosas. Las montañas de ambos lados de esta región impedían la caída de la lluvia, creando el desierto que caracteriza esta área. Las plantas que crecen en esta área son las que necesitan poca agua, como las hierbas bajas, las artemisas y árboles riscosos de piñón. Sólo los animales pequeños como los conejos y lagartijas viven en esta árida región.
         Con la comida y el agua limitadas, solamente unas cuantas familias podían vivir en un lugar a una sola vez. Era por eso que los habitantes del Gran Valle viajaban en grupos pequeños y pasaban gran parte del año en busca de comida.

          Donde acampaba la gente, hacía refugios temporales de postes de sauce en forma de cono cubiertos con arbustos o caña. La vida era difícil para los nativos americanos que habitaban el Gran Valle. Debido a las temperaturas extremas y las lluvias escasas, pocas plantas y animales sobreviven ahí. caña. Casi todo el año, acarreaba agua en canastas cubiertas de savia de pinos. Al llegar el invierno, las temperaturas bajaban más allá del punto de congelación. Para conservar el calor, la gente hacía ropa de pieles de conejo. Primero torcía tiras largas de piel para que se viera solamente el pelo. Luego tejía estas tiras en un telar de sauce. Cada abrigo de adulto requería cerca de 100 pieles de conejo.


         Los habitantes de este medio ambiente árido (seco), seguían las fuentes de alimento de una estación en otra. En la primavera, acampaban cerca de los lagos y ríos del valle, crecidos por la nieve derretida. Los hombres atraían a los patos migrantes con señuelos flotantes hechos de caña. Cuando aterrizaban las aves, los hombres los perseguían para que entraran en redes. Mientras tanto, las mujeres recogían huevos de pato y retoños tiernos de plantas de enea.


           Cuando los arroyos se secaban en el verano, los habitantes del Gran Valle disfrutaban de bocados de serpientes y saltamontes. Pero más que otra cosa, comían plantas, casi 100 variedades. Las mujeres usaban palos afilados para sacar las raíces. Para tirar las semillas de las plantas, usaban canastas planas de manga larga que habían tejido. Recogían bayas maduras de los arbustos que crecían en las pendientes de las montañas.


         En otoño, unas bandas cosechaban nueces y cazaban liebres gordas. Cuando llegaba el invierno, la gente del Gran Valle vivía en las colinas más cálidas y se arropaba de sus abrigos de conejo. Vivía en chozas y cuevas y se alimentaba de la comida que había puesto a secar antes, en espera del regreso de los patos en la primavera. 

viernes, 14 de febrero de 2020

NATIVOS AMERICANOS (USA): CAZADORES 1

NATIVOS NORTEAMERICANOS: CAZADORES 1

            La región cultural de los Bosques Orientales se extiende desde el Río Misisipi en dirección este hasta el Océano Atlántico, y de Canadá hasta Carolina del Norte. Las nieves de invierno y las lluvias de verano produjeron innumerables bosques, lagos y arroyos. Dos grupos lingüísticos emergieron en esta región. En la mayor parte del territorio se hablaban lenguas algonquianas. En Nueva York y por el sur de los Grandes Lagos vivían los grupos de habla iroquesa descritos en esta sección. Bosques Abundantes Los bosques proporcionaban la mayor parte de lo que los iroqueses necesitaban para vivir. Para obtener alimentos, los cazadores rastreaban venados por los bosques. Los hombres también cazaban osos, cazaban castores con trampas y cazaban aves con redes y arponeaban peces. 


       Las mujeres recolectaban verdura de hoja verde, nueces y bayas frescas. Hacían jarabe hirviendo la savia de arces. En lugar de atravesar a pie los densos bosques, con frecuencia los iroqueses remaban en canoas de troncos o corteza por lagos y ríos. Como las vías fluviales también eran fuentes de pesca y agua potable, los iroqueses construían sus pueblos cerca de ellas. Cada pueblo tenía docenas de casas resistentes con armazón de troncos cubierto de corteza de olmo. Por lo común estas casas comunales tenían alrededor de 20 pies de ancho y más de 100 pies de largo. Varias familias emparentadas vivían en secciones de la casa comunal. 


          La caza era un asunto masculino, aunque hubo excepciones dependiendo del tiempo y la cultura (por ejemplo, las mujeres Lipan podían ayudar cazando conejos).

Antes de la caza por lo general tenían lugar elaborados rituales como el ayuno y los curanderos (ang. Curandero) llevaban a cabo ciertas ceremonias religiosas antes y después de la caza. En la cultura Lipan, los ciervos eran custodiados por el espíritu de la montaña, por lo que se invocaba a dicho espíritu en sus rituales para que la caza tuviera éxito. El juego de cazar que cumplir con ciertas normas religiosas (muchas de los cuales se describen en los relatos religiosos), designadas para un animal sacrificado, cómo orar y cómo destruir los huesos. 


          Entre los criollos del sur era generalizada la división y repartición del cuerpo. Por ejemplo, entre el cazador mezcalero, que tuviera éxito en la caza, se esperaba que diera la mitad de sus presas a sus compañeros y los que carecían de alimentos en el campamento. La preocupación por otros individuos de la comunidad muestra un gran compromiso social y generosidad. Era posible ganar respeto entre los miembros de la tribu, precisamente quien tuviera mayor respeto y carisma podía convertirse en su líder.


        El arma más común durante la invasión de los europeos fue el arco y la flecha. Era utilizada en la caza en diversas tácticas. En casos especiales utilizaban cabezas de animales como carnada, y silbatos seductores para que el animal se acercara. También trataban de cansar al animal - los cazadores localizaban varios puntos rodeándolo y defendían su posición hasta que el animal caía agotado o muerto.


          Algunos animales no podían comerse, ya que era una falta a la moral pública. Diferentes tribus tenían diferentes tabúes. Algunos de los ejemplos más comunes: osos, pecaríes, pavo, pescado, ranas, serpientes, insectos, búhos, pumas y coyotes. Dos ejemplos de tabúes diferentes: el oso negro fue siendo parte de la dieta (como los bisontes, ciervos o antílopes), pero los Jicarilla nunca comían osos, porque los consideraban animales malignos. Algunos tabúes eran típicas de toda la región. Tal como ir sin peces, que era tabú en todo el suroeste, o que las serpientes eran la encarnación física del mal.


            Los apaches occidentales en su mayoría cazaban venado y berrendo a finales de otoño. En noviembre, comían carne seca y migraban a campamentos de invierno en Salto, Negro, Gilo o incluso los valles del Río Colorado.

Los Chiricahuas generalmente cazaban ciervos y berrendo. Sin embargo en el juego de la caza se mataban conejos (liebres), zarigüeyas, ardillas, caballos salvajes y mulas, venados, pecaríes, hámsteres.


      Para los Mezcaleros era mucho más importante el venado, aunque también cazaban borrego cimarrón, bisonte (los que vivían más cerca de los llanos), y según los estadounidenses conejos, ciervos, caballos y mulas, zarigüeyas, berrendo y hámsteres.
       Los Jicarilla cazaban borrego cimarrón, bisontes, ciervos y šakiaragis. También eran cazados los castores, conejos, ardillas, palomas, urogallo, mulas, puercoespín, conejos, ardillas, pavos y hámsteres. Los caballos solo se comían después de haber sido introducidos por los europeos. No comían pecarí, comadrejas, gatos y lobos salvajes, pero los cazaban para obtener ciertas partes de su cuerpo como la piel o los dientes. El zorrillo solo se comía en casos extremos de hambruna.


              El Lipán se defendió sobre todo por la carne de bisonte. Su caza se prolongó durante tres semanas en el otoño y después de unos pocos días hasta la primavera. Otro partido clave fue el venado. Bebían la sangre fresca de venado porque pensaban que era más saludable. Aunque también los lipanes cazaban castores, borrego cimarrón, osos negros, patos, caballos, pumas, palomas, perros de la pradera, berrendo, codornices, conejos, ardillas, pavos, tortugas y hámsteres.


            Entre los Apaches de los llanos era más común que se cazara bisontes y ciervos. Otros animales cazados eran tejones, osos, castores, coyotes, lobos, gallinas salvajes, gansos, caballos, mulas, zarigüeyas, nutrias, conejos y tortugas.
               La dispersión de cientos de caballos a otras regiones, como las planicies y grupos que ahí habitaban, cambió permanentemente la estructura del poder que existía en el corazón mismo del Norte de América (Webb 1981). Los Apaches habían sido los primeros indígenas de esta región del Norte América que habían tenido contacto con estos animales, y aprendido que se podía hacer en las cacerías y correrías si se tenía un caballo… y muy pronto los otros grupos también lo aprendieron, tal vez inclusive más rápido de lo que los mismos apaches esperarían.


              Así el conocimiento del caballo y como usarlo se distribuyó de una forma sorprendente a través de casi medio continente, lo que contribuyó que para 1630 no hubiera tribu que no montara. Para 1700, todas las tribus de Texas los tenían, y para 1750 las tribus de las planicies canadienses ya cazaban búfalo a caballo. A decir verdad, estos grupos humanos permanecieron dentro del mismo modo de vida que llevaban como cazadores y el caballo simplemente aseguro que ellos permanecieran de la misma forma y sin sentir interés por transformarse en sociedades agrícolas. 


         Finalmente, los Makah son una tribu nativa americana de Neah Bay (WA), el extremo más noroccidental de EEUU, excluyendo Alaska.
El mar era muy importante para los Makah. El origen de su nombre (según tribus vecinas) significa «pueblo generoso con la comida«. Pero en su lengua, los Makah se hacían llamar «qwi-dich-cha-at«: el pueblo que vive cerca de las rocas y las gaviotas.

Sus tierras originales poseían densos bosques en el interior y una extensa costa, lindando con el estrecho de Juan de Fuca y el océano Pacífico.
        Al igual que otras culturas indígenas aprovechaban los recursos naturales en cada época del año con una sabiduría y respeto profundos a los animales y plantas que aseguraban su sustento. La fauna marina les proveía de alimentos básicos y de enorme valor comercial, como las pieles de nutria de mar. 



         Para hacerse al mar construían largas canoas con madera de cedro rojo que podían tener velas. Los Makah eran navegantes expertos y no les preocupaba alejarse y perder de vista la tierra.
Cazaban ballenas, focas y nutrias de mar, además de pescar fletán, salmones y recolectar marisco en sus costas.
       La caza de ballenas era un orgullo para los Makah y una tradición muy importante. Incluía rituales y ceremonias espirituales, e inspiraba canciones, danzas y motivos de artesanía. De ellas aprovechaban la carne y la grasa. También usaban huesos de ballena para fabricar objetos diversos y adornos personales.


domingo, 12 de enero de 2020

NATIVOS AMERICANOS (MÉXICO): CELEBRACIÓN DE LA MUERTE.

Día de Muertos en México.

                
                   Las festividades indígenas en torno a los muertos se llevan a cabo en 41 grupos étnicos de México, entre los cuales se encuentran los amuzgos,atzincas, coras, cuicatecos, chatinos, chichimecas-jonaz, chinantecos, chocho-popolocas, choles, chontales de Oaxaca y Tabasco, huastecos o teneek, huaves, huicholes, ixcatecos, ixiles, jacaltecos, matlatzincas, mayas, lacandones, mayos, mazahuas, mazatecos, mixes, mixtecos, motozintlecos, nahuas, pames, popolucas, purépechas, tepehuas, tepehuanos, tlapanecos, tojolabales, totonacas, triques, tzeltales, tzotziles, yaquis, zapotecos y zoques.
               Generalmente las celebraciones indígenas en torno a los muertos se llevan a cabo los últimos días del mes de octubre (del 25 al 30) y los primeros de noviembre (del 1 al 3). Sin embargo, existen poblaciones indígenas en las que dichas festividades llegan a extenderse a lo largo de todo el mes de noviembre, como en el caso de los chontales de Tabasco, o se constriñen a periodos muy reducidos de dos días al inicio del penúltimo mes del año. 



            Generalmente las celebraciones indígenas en torno a los muertos se llevan a cabo los últimos días del mes de octubre (del 25 al 30) y los primeros de noviembre (del 1 al 3). Sin embargo, existen poblaciones indígenas en las que dichas festividades llegan a extenderse a lo largo de todo el mes de noviembre, como en el caso de los chontales de Tabasco, o se constriñen a periodos muy reducidos de dos días al inicio del penúltimo mes del año.La fiesta del Día de Muertos es uno de los múltiples efectos del encuentro de dos mundos. En México, sin embargo, ha sido también la causa y el origen de una enorme variedad de expresiones culturales que giran en torno a esta celebración anual. Los estudios históricos y antropológicos han permitido constatar que las celebraciones dedicadas a los muertos no sólo comparten una antigua práctica ceremonial donde conviven la tradición católica y la tradición precolombina, sino también una diversidad de manifestaciones que se sustentan en la pluralidad étnica y cultural del país. Las representaciones en torno a los muertos han dado lugar a una arquitectura simbólica y ritual que se expresa en una infinidad de obras plásticas, objetos artesanales y muestras del arte efímero que se producen en las distintas regiones indígenas. La riqueza cultural de estas celebraciones reposa también en las creaciones artísticas que músicos, pintores y poetas mexicanos han generado en los últimos siglos, aportando al mundo una obra de singular valía como la que se encuentra contenida en la producción gráfica de José Guadalupe Posada, en la literatura académica de Octavio Paz y en la poesía de José Gorostiza. El repertorio es extenso e innumerable, pero en conjunto muestra hasta qué punto la fiesta del Día de Muertos ha sido una referencia constante en campos tan heterogéneos como la lírica y la danza, la artesanía y la narrativa popular.



                   El conjunto de prácticas y tradiciones que prevalecen en torno a las celebraciones dedicadas a los muertos, tanto en las ciudades como en un gran número de poblaciones rurales, hoy constituye una de las costumbres más vigorosas y dinámicas de México. No obstante, si bien la celebración es parte de una cultura nacional que se extiende hacia ambas fronteras.del país y se reproduce entre la población mexicana que hoy reside en los Estados Unidos, su origen y su desarrollo están invariablemente ligados a las concepciones indígenas que le dieron cabida y promovieron su difusión a lo largo del territorio mexicano. Es en el ámbito del “México profundo”, como lo llamó Guillermo Bonfil, que la fiesta del Día de Muertos encuentra su expresión más definida y revela con mayor claridad los principios básicos de un patrimonio cultural intangible. En la imaginación colectiva, las celebraciones anuales en torno a los muertos representan un momento privilegiado del encuentro de los indígenas con sus antepasados, pero también de los hombres entre sí. Ya sea en vecindarios urbanos o en las pequeñas localidades del país, durante los últimos días de octubre y los primeros de noviembre tienen lugar diversos encuentros ceremoniales entre grupos, familias y comunidades enteras que se relacionan a través de un culto compartido. 




                   En las comunidades indígenas de México, la fiesta del Día de Muertos es a su vez una zona de tránsito entre una época de profunda escasez y un periodo de relativa abundancia. En las regiones de Guerrero, Oaxaca o Chiapas, las comunidades pasan durante este tiempo del crecimiento a la cosecha del maíz, el cereal que desde la época prehispánica ha constituido su principal fuente de alimento. De ahí que la fiesta de los muertos sea también un festival de la cosecha dedicado a compartir con los ancestros el beneficio de los primeros frutos. Los principios de reciprocidad que rigen entre los hombres y sus ancestros convierten a las ofrendas del Día de Muertos en una retribución simbólica, ya que el ciclo agrícola del maíz sería inconcebible sin la intervención de los antepasados. Unido a una concepción cíclica de la vida y la muerte, el pensamiento indígena se organiza como una visión sumamente elaborada del cosmos que encuentra en la fiesta de los muertos el espacio más propicio para expresarse.




                   Para pueblos que provienen de una matriz cultural muy antigua, la fiesta de Todos Santos y Fieles Difuntos que se conmemora en gran parte del mundo occidental, ha terminado por concebirse como un patrimonio propio. Sus manifestaciones actuales, que afectan a la identidad mexicana en su conjunto, son también un ejemplo de esa diversidad cultural que ha sostenido el éxito de las civilizaciones. Al proponerla como una digna representante del patrimonio intangible de la humanidad, confiamos a su vez en otorgar un reconocimiento a los pueblos indígenas que la hicieron posible.(Fuente: CONACULTA).
    ¡Visite al mero México con su cálida gente costumbrista!