¿QUÉ DIFERENCIAS EXISTEN ENTRE
TERRAZA Y BALCÓN?
Otra diferencia importante es el acceso a ambos espacios, ya que, mientras el balcón se accede siempre desde una de las estancias de la casa, las terrazas suelen tener un acceso totalmente independiente. Así, el suelo de las terrazas es prácticamente el techo o cubierta de una parte del edificio.
También, es importante resaltar que
las terrazas suelen tener una superficie mayor que los balcones, lo cual
influye directamente en su uso. Mientras que los balcones son un espacio ideal
para leer, relajarse o tomar café, las terrazas suelen utilizarse para hacer
ejercicio, desayunar, comer y realizar reuniones sociales.
Por último, la decoración es otra de las diferencias entre balcones y terrazas. Mientras que los balcones suelen tener algunas macetas y sillas, las terrazas puede tener muebles de exterior, grandes plantas, o incluso, un pequeño jardín natural o pasto artificial.
Por último, la decoración es otra de las diferencias entre balcones y terrazas. Mientras que los balcones suelen tener algunas macetas y sillas, las terrazas puede tener muebles de exterior, grandes plantas, o incluso, un pequeño jardín natural o pasto artificial.
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PICNIC EN LA PLAYA
Por ejemplo, una de las cosas que puedes hacer es organizar el picnic en aquellas horas en las que atardece para evitar el calor sofocante. Además, te evitarás esos momentos del día en los que suele haber más gente en la playa. De hecho, si eliges un día ligeramente nublado, pero en el que aun así el tiempo acompañe, será mucho más placentero y no tendrás que ir buscando sombra constantemente.
Además, no olvides hacerte con una
buena colección de objetos imprescindibles: desde el mantel hasta los platos o
los vasos. Si te olvidas de alguno, ya sabes que volver a casa no suele ser una
opción viable. No debes dejar a un lado el hecho de que todos deben ser fáciles
de transportar, que pesen poco para que tengas que estar soportando un gran
peso (sobre todo si hay una caminata hasta la plata). Pero eso no quiere decir
que no los puedas elegir un menaje de diseño y acorde a tus gustos. ¿Unos
platos de colores? ¿Un mantel con un bonito estampado? ¿Servilletas
personalizadas? ¿Por qué no?
Estas son las claves con las que no podrás fallar en caso de que organices un picnic en la playa. Si las sigues, este verano, tu beach picnic será mágico.
Estas son las claves con las que no podrás fallar en caso de que organices un picnic en la playa. Si las sigues, este verano, tu beach picnic será mágico.
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RELOJES DESPERTADORES.
Antes de profundizar sobre el reloj perfecto para ti, vamos a instruirnos un poco ¿sabes quién inventó este artefacto? Viajemos a 1760 en la revolución industrial, donde los trabajadores prestaban servicios durante jornadas fijas y la hora de entrada era las más importante, allí surge la necesidad de crear un mecanismo que les indicará el momento exacto en el que debían comenzar con la faena.
Fue en 1787 cuando el estadounidense
Levi Hutchins inventó el primer despertador del mundo para que lo despertada a
las 4 de la mañana todos los días, horario que respondía a sus
responsabilidades de trabajo, un artefacto bastante básico. Fue en 1847 cuando
Antoine Redier creo el modelo digital con la opción de elegir la hora en la que
debería sonar, es decir, personalizando su funcionamiento.
El reloj despertador se convirtió no solo en el mejor amigo que evita que llegues tardes a tus citas, sino como artefacto decorativo de tu habitación, cocina u oficina. Puedes elegir entre modelos digitales o analógicos según se te haga más fácil reconocer el uso horario, y también puedes elegir la melodía, canción o audio con la que quieres que la alarma se anuncie.
El reloj despertador se convirtió no solo en el mejor amigo que evita que llegues tardes a tus citas, sino como artefacto decorativo de tu habitación, cocina u oficina. Puedes elegir entre modelos digitales o analógicos según se te haga más fácil reconocer el uso horario, y también puedes elegir la melodía, canción o audio con la que quieres que la alarma se anuncie.
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TIPOS DE ESTRELLAS SEGÚN SU CICLO DE
VIDA.
La clasificación de las estrellas según su ciclo de vida abarca desde el nacimiento de la protoestrella a partir de una nube molecular de gran tamaño, hasta la muerte de la estrella en sus distintas formas y los diferentes remanentes estelares que pueden dejar.
Fases de la vida de la estrella
PSP: Presecuencia principal
SP: Secuencia principal
SubG: Subgigante
GR: Gigante roja
AR: Apelotonamiento rojo
RH: Rama horizontal
RAG: Rama asintótica gigante
SGAz: Supergigante azul
SGAm: Supergigante amarilla
SGR: Supergigante roja
WR: Estrella Wolf-Rayet
VLA: Variable luminosa azul.
Además, las estrellas pueden morir en
distintas formas, que son las siguientes:
EM: Enana marrón
NP: Nebulosa planetaria
SN: Supernova
HN: Hipernova
BRG: Brote de rayos gamma
Y, por último, estos son los remanentes estelares que pueden dejar:
EB: Enana blanca
EN: Estrella de neutrones
AN: Agujero negro.
EM: Enana marrón
NP: Nebulosa planetaria
SN: Supernova
HN: Hipernova
BRG: Brote de rayos gamma
Y, por último, estos son los remanentes estelares que pueden dejar:
EB: Enana blanca
EN: Estrella de neutrones
AN: Agujero negro.
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MABEL Y SUS RABIETAS.
(Cuento)
Mabel era la pequeña de la familia. Cuando vino al mundo, Malú, su hermana mayor, tenía 16 años. Según iba creciendo, la niña descubrió el poder que tenían sus rabietas para conseguir todo lo que se proponía.
Una mañana Malú preguntó a su madre:
- ¿Puedo llevar esta tarde a la niña a las ferias? He quedado con Carlos.
Carlos era el mejor amigo de su hermana y la niña sentía un gran cariño por él. Mabel empezó a saltar alrededor de su hermana muy contenta cuando escuchó que la iban a llevar a las ferias.
- Si vienes con nosotros me tienes que prometer que te portarás bien - le dijo.
Malú sabía las rabietas que cogía su hermana y se ponía muy nerviosa cuando esto sucedía. La niña asintió con cara de buena.
A las seis en punto Carlos estaba en la puerta de la casa para recogerlas. Estuvieron paseando entre el bullicio de la gente y las numerosas atracciones. Se pararon a mirar delante de una tómbola.
- ¡Quiero esa muñeca! - dijo Mabel señalando una de las estanterías.
- Mabel, esto es una tómbola, no se puede comprar. Además, no tendría dinero aunque la vendieran.
- ¡Quiero esa muñeca! - repitió la niña haciendo una mueca.
- Cogeré dos papeletas. A ver si tenemos suerte - dijo mirando a su amigo Carlos.
Se hizo el sorteo y como era de esperar no tocó.
- No, no has tocado. ¡Vámonos! - dijo Malú a su hermana pequeña.
- ¡Quiero esa muñeca! - gritó Mabel llorando y se tiró al suelo.
Carlos rebuscó en su cartera y compró otras dos papeletas. La suerte tampoco estuvo esta vez de su lado.
- ¡Vamos! - dijo agarrando a Mabel de la mano.
La niña entonces se volvió a tirar al suelo pataleando, y empezó a llorar desesperadamente: toda la gente los miraba.
Carlos levantó a Mabel del suelo,
mientras pataleaba y lloraba, y en brazos la llevó entre sirenas de las
atracciones, globos de colores y dulces de algodón, hasta donde tenían el
coche; Malú los seguía avergonzada.
La sentaron en el sillón trasero y esperaron a que se le pasara el berrinche. Malú no gritó ni se puso nerviosa como otras veces había sucedido.
Cuando vio más calmada a la niña, se sentó a su lado y con voz serena se le ocurrió preguntarle:
- Mabel, ¿es un problema tan grande para ti no tener esa muñeca? - La niña asintió con la cabeza.
- Entonces, ¿crees que podemos traer a Lulú, tu muñeca favorita y cambiarla por esa? A lo mejor al señor de la tómbola le parece bien.
Mabel se quedó muda y dejó de hipar pensando en las palabras de su hermana. Cuando llegaron a casa Malú no contó nada a su madre, y Mabel tampoco contó nada de la muñeca de la tómbola.
Cuando Mabel se fue a dormir puso a Lulú en su almohada, y se acordó de la que estaba en la estantería de la tómbola: no cambiaría a Lulú por nada en el mundo, y se olvidó del tema.
La sentaron en el sillón trasero y esperaron a que se le pasara el berrinche. Malú no gritó ni se puso nerviosa como otras veces había sucedido.
Cuando vio más calmada a la niña, se sentó a su lado y con voz serena se le ocurrió preguntarle:
- Mabel, ¿es un problema tan grande para ti no tener esa muñeca? - La niña asintió con la cabeza.
- Entonces, ¿crees que podemos traer a Lulú, tu muñeca favorita y cambiarla por esa? A lo mejor al señor de la tómbola le parece bien.
Mabel se quedó muda y dejó de hipar pensando en las palabras de su hermana. Cuando llegaron a casa Malú no contó nada a su madre, y Mabel tampoco contó nada de la muñeca de la tómbola.
Cuando Mabel se fue a dormir puso a Lulú en su almohada, y se acordó de la que estaba en la estantería de la tómbola: no cambiaría a Lulú por nada en el mundo, y se olvidó del tema.
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