La hidroterapia es un tipo de fisioterapia que se ocupa de los usos del agua sobre el organismo humano con fines terapéuticos. En niños tiene distintas aplicaciones. La hidroterapia Halliwick, por ejemplo, está basada en los principios del aprendizaje motor.
Esta terapia existe desde mediados del siglo pasado y fue creada por un ingeniero especializado en la mecánica de fluidos aprovechando las fuerzas de flotación y de gravedad. También existe la kinesiología acuática. Ésta es recomendada especialmente para tratar dolores y espasmos musculares.
Por los beneficios que ofrecen dichas terapias, éstas se recomiendan para niños con trastornos del desarrollo, parálisis cerebral, enfermedades neuromusculares, autismo ó enfermedades metabólicas entre otras. La hidroterapia se aplica a través de juegos y actividades dinámicas para que el paciente aproveche todos sus beneficios mentales, físicos y emocionales.
A pesar de que es una práctica especializada, cualquier niño puede obtener beneficios similares de tan solo estar jugando en una tina. Y es que los niños jugando con agua mejoran:
¿Cómo? ¡Pero si solo están chapoteando! No, no, es mucho más que eso. Jugar en agua es reconocer un territorio, una superficie distinta en la que las reglas son otras aún para las actividades más simples. Piénsalo. Caminar dentro de un cuerpo de agua nos hace recalcular nuestros movimientos. Incluso aplaudir debajo del agua es toda una experiencia novedosa. Y es que el agua agrega resistencia a los movimientos que se hacen dentro de ella y por eso se necesita más fuerza muscular para moverse dentro de ella.
COORDINACIÓN
Cuando ya se trata de nadar, este ejercicio desarrolla habilidades motrices que ayudan a mejor la coordinación. Los movimientos de brazadas y pataleo ayudan a los niños a coordinar ambos lados del cuerpo para lograr moverse dentro del agua. Al nadar los niños practican esta habilidad. También al tratar de caminar en una superficie que no está del todo seca o bien, tiene cierta circulación de agua. Todo esto mejora su coordinación motora.
HABILIDADES SOCIALES Y DE
COMUNICACIÓN
En el agua, los niños exploran e
interactúan uno con el otro. Van descubriendo cosas y las comparten emocionados
al tiempo que suceden. Además, tener logros en el agua ayuda a la autoestima.
Muchas veces incluso se organizan espontáneamente actividades de equipo que los
ayudan a ser más cooperativos y empáticos.
APRENDIZAJE
Los cuerpos de agua ofrecen una
buena oportunidad para hacer experimentos físicos y descubrimientos. Pueden ver
cómo se desplaza el agua cuando se agrega un cuerpo con volumen o cómo se mueve
una varita de madera que es arrastrada por un riachuelo. Aunque los niños ya
hayan jugado con tierra, por ejemplo, ¿qué pasa cuando se mezcla con agua? Todo
eso los emociona e incentiva a seguir aprendiendo.
CREATIVIDAD
El agua permite a los niños usar
mucho su imaginación. Mientras los niños juegan, pueden estar haciendo como que
trabajan de distintas maneras. Lograr manipularla también les requiere
habilidades creativas. Manipular agua también los ayuda a encontrar soluciones
distintas a problemas conocidos.
Los niños necesitan supervisión constante cuando están en el agua, aunque sea solamente en una tina o un chapoteadero pequeño. Los niños pequeños son los que corren más riesgos: un niño se puede ahogar en 6 cm de agua. Eso quiere decir que un accidente puede suceder en el momento que menos lo esperes. Nunca dejes de cuidar y ver a los niños cuando se encuentren jugando con agua.
Los tres años es una buena edad para empezar a tomar clases de natación, pues ya no enferman tanto de las vías respiratorias y también sus oídos corren menos riesgo. Sin embargo, si un niño está en contacto constante con albercas o cuerpos grandes de agua, es importante que aprenda a nadar lo antes posible.
Nunca asumas que un niño que sabe nadar no tiene riesgo de ahogarse. Todos los niños deben ser cuidados mientras están en el agua, sin importar sus habilidades natatorias.
La niebla es la condensación del vapor de agua del aire a nivel del suelo. El aire contiene vapor de agua, en media, un 4% de la atmósfera es este gas, producido por la radiación solar sobre los océanos, esencialmente, y sobre lagos, ríos y suelos húmedos, así como por la evapotranspiración de las plantas.
La cantidad de vapor que puede existir en un cierto volumen de aire depende de su presión y la temperatura. Se mide esta cantidad mediante una variable que se denomina humedad relativa: Hay humedad relativa del 100% cuando el vapor de agua empieza a convertirse en agua líquida. La presencia de gotas de agua en el aire depende mucho más de la temperatura que de la cantidad de vapor existente. Por ejemplo, en el Sahara en verano hay una considerable cantidad de vapor, más que, digamos, en Inglaterra, pero las altas temperaturas del Sahara mantienen sobre las arenas una humedad relativa muy baja.
La humedad relativa es una función no lineal de la temperatura: A -10ºC bastan 2 gramos de vapor en un kilogramo de aire para que la humedad relativa sea del 100% y el vapor condense. A 10ºC no se necesitan 4 gramos sino 8, mientras que a 40ºC (Sevilla en Julio) se necesitan 50 gramos de vapor por kilogramo de aire, un 5% de la masa aérea.
Cuando el aire asciende en la atmósfera, disminuye su presión y puesto que la temperatura del aire es linealmente proporcional a su presión, baja esa temperatura. En un momento dado, generalmente a 1000 metros de altura cuando el aire contiene vapor de agua, éste condensa y se forman las nubes de ''buen tiempo'' típicas de las mesetas castellanas en Mayo y principios de Junio, cuando el suelo aún tiene agua evaporable y las plantas aún transpiran. Pasado el 15 de Junio, normalmente, el suelo se ha secado por la radiación solar y el aire, aunque sube, no tiene suficiente vapor de agua para condensar
En invierno, a nivel del suelo como he dicho bastan 2 gramos de vapor para la condensación, cuando la temperatura cae a 10º bajo cero, o 4 gramos cuando está en 0 ºC. . Si ha llovido un día, los días siguientes, sobre suelos muy fríos se deposita agua ya no líquida, sino en forma de cristales de hielo, la escarcha. Esto ocurre también sobre los vidrios y metales de los vehículos (o estructuras metálicas al aire libre): en ellas se pierde muy deprisa el calor absorbido cuando les da el sol, y baja mucho su temperatura durante la noche cuando hay atmósfera clara. Esto no ocurre sobre los ladrillos o suelos que han estado al sol, ya que almacenan mucho más calor (energía) que los metales.
Los días de niebla son aquellos en los cuales hay vapor de agua en la atmósfera (por ejemplo, cerca de los ríos) y baja mucho la temperatura por radiación (hasta las 8 de la mañana que es cuando sale el sol, en las latitudes de Madrid) . La niebla persiste hasta que el sol calienta el suelo (a través de la misma niebla) y a una temperatura más elevada el vapor deja de condensar.
Las nieblas de las mesetas son características de los días sin nubes, en los cuales la radiación nocturna hace bajar mucho la temperatura del suelo. Aquí vale el refrán: "Mañanita de niebla, tarde de paseo''.
Por el contrario, cuando hay nubes durante la noche, la radiación del suelo queda atrapada entre las nubes y el mismo, y no baja la temperatura del aire, de manera que es raro que se produzcan nieblas.
En las costas occidentales de América las corrientes de agua son frías, de manera que también lo es el aire por las mañanas. Las nieblas en, por ejemplo, San Diego, en California, son persistentes casi todo el año por las mañanas entre la línea de agua y unos kilómetros hacia el interior. Luego, en el interior, en verano, hace un calor considerable que se compadece mal con la sensación de fresco y humedad de la costa.
En Londres eran famosas las nieblas (''la sopa de guisantes'') pero esto solo ocurrió durante el siglo XIX y hasta mediados del siglo XX: Allí no era tanto la niebla, sino la contaminación, las micropartículas del carbón de las calefacciones que actuaban de núcleos de condensación del vapor de agua, condensando éste a casi cualquier temperatura. Fué este un caso, como lo es hoy en muchas ciudades de China, consecuencia de una desastrosa política energética, al utilizar para las necesidades humanas lo que no debe hacerse, los combustibles fósiles.
UNA AYUDA PARA LA ENSEÑANZA
El inglés John Spilsbury, un grabador y creador de mapas de Londres, inventó el rompecabezas en 1767. El primer rompecabezas fue un mapa del mundo. Spilsbury pegó un mapa a un pedazo de madera y luego recortó cada país. Los maestros usaron los rompecabezas de Spilsbury para enseñar geografía. Así, los estudiantes aprendieron sus lecciones de geografía al volver a armar los mapas del mundo.
Con la invención de la primera sierra con pedal de traste en 1865, la capacidad de crear líneas curvas con ayuda de una máquina estaba al alcance de la mano. Esta herramienta, que operaba con pedales como una máquina de coser, era perfecta para la creación de rompecabezas.
Para 1880, los rompecabezas ya se hacían a máquina, y aunque los de cartón entraron en el mercado, los rompecabezas de madera continuaron siendo los más vendidos.
La producción masiva de rompecabezas comenzó en el siglo XX con el advenimiento de las máquinas troqueladoras. En este proceso, se creaban troqueles de metal para cada rompecabezas y, operando como plantillas de impresión, se presionaban sobre hojas de cartón o maderas blandas para cortar la hoja en pedazos.
Este invento coincidió con la edad de oro de los rompecabezas de los años treinta. Las compañías a ambos lados del Atlántico produjeron una variedad de rompecabezas con imágenes que representaban todo, desde escenas domésticas hasta trenes.
En la década de 1930, los rompecabezas se distribuyeron como herramientas de marketing de bajo costo en los EE.UU. Las compañías ofrecieron los rompecabezas a precios bajos o de regalo con la compra de otros artículos.
El rompecabezas siguió siendo un pasatiempo constante, reutilizable y una gran actividad incluso para grupos. Con la invención de las aplicaciones digitales, el rompecabezas virtual llegó en el siglo XXI y se crearon varias apps que permiten a los usuarios resolver rompecabezas en sus teléfonos inteligentes y tabletas.
En la misma línea, ver la televisión demasiado cerca tampoco es dañino para los ojos, incluso "es peor ver de lejos forzando la vista, que estar cerca de ella sin forzarla", ha asegurado la doctora del departamento de retina de IMO, Cecilia Salinas.
Por ello, los oftalmólogos de IMO han despejado las dudas más comunes de los pacientes que acuden a consulta, ya que una correcta información beneficia el cuidado de la vista.