LAS SIRENAS.
Las
sirenas a diferencia de la costumbre popular, dentro de la tradición griega
eran genios marinos, mitad mujeres y mitad aves. Su ascendencia no está clara.
Según las versiones más comunes del mito, son hijas de Melpómene (musa de la
tragedia) y de Aqueloo (dios del río homónimo y primogénito de los
dioses-ríos). Pero otras versiones las hacen hijas de Aqueloo y Estérope, o
Terpsícore (musa de la poesía y la danza) o también del dios Forcis. Según la
versión de Libanio, nacieron de la sangre de Aqueloo, que fue derramada por
Heracles (Hércules).
La
primera mención que se conoce de las Sirenas es en La Odisea, cuando Odiseo se
enfrenta a su canto en el mar. Aquí aparecen sólo dos, pero otras tradiciones
hablan de tres: Pisínoe (Parténope), Agláope (Leucosia), y Telxiepia (Ligia) o
incluso de cuatro: Teles, Redne, Molpe, y Telxíope.
De
las sirenas se sabe que su especialidad era la música. Se cree que una tocaba
la lira, otra cantaba y la otra tocaba la flauta.
Para
el poeta y mitógrafo Ovidio, las sirenas no siempre tuvieron esa forma, sino
que en un principio eran mujeres muy hermosas compañeras de Perséfone (diosa
del mundo subterráneo y compañera de Hades), antes de que fuera raptada por
Hades. Cuando sucedió el secuestro, ellas pidieron a los dioses que les dieran
alas para poder ir en busca de su amiga. Otra versión dice que su
transformación fue un castigo de Démeter por no defender a su hija de Hades e
impedir el secuestro. También se dice que Afrodita les quitó su belleza, porque
despreciaban las artes del amor.
Hay
una leyenda que cuenta que después de la metamorfosis, rivalizaron con las
musas, y éstas muy ofendidas, las desplumaron y se coronaron con sus despojos.
De
acuerdo con el mito más difundido, vivían en una isla del Mediterráneo que
tradicionalmente se ubicaba frente a la costa italiana meridional, más
específicamente frente a la Isla de Sorrento y con la música que tocaban
atraían a los marinos que, aturdidos por el sonido, perdían el control del
barco que se estrellaba contra los arrecifes. Entonces las Sirenas devoraban a
los imprudentes navegantes.
Varios
héroes pasaron por su isla incólumes, gracias a ardides o a la ayuda de algún
dios. En el caso de los Argonautas, se cuenta que pasaron muy cerca de la isla
de las sirenas, pero que Orfeo, que tenía fama de cantar maravillosamente
(héroe griego) hizo uso de su talento con tanta armonía y tan melodiosamente,
que no las escucharon por lo que se salvaron de su terrible destino. Butes (uno
de los argonautas) no pudo soportar la tentación y se lanzó al mar, pero
Afrodita lo rescató.
De
igual manera, Odiseo (Ulises), fecundo en ardides, cuando se iban acercando a
la isla temida, por consejo de Circe, ordenó a sus hombres que se taparan los
oídos con cera, y él que no podía con la curiosidad de escucharlas, se hizo
amarrar al mástil, con orden de que pasara lo que pasara, no lo desataran. Al
escuchar los cantos de las sirenas quiso soltarse, pero sus compañeros no se lo
permitieron. Cuenta la leyenda, que las sirenas devastadas por su fracaso, se
lanzaron al mar y murieron ahogadas.
Posteriormente,
las sirenas pasaron a ser consideradas divinidades del más allá, y se suponía
que cantaban para los bienaventurados en las Islas Afortunadas. Fue así como
pasaron a representar las armonías celestiales y es así como las dibujan en los
ataúdes y sarcófagos.
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7 FAMOSAS TRIBUS AFRICANAS.
1.
Masai (Kenia y Tanzania)
Los
Masais son la tribu más conocida de todo África, y la forman unas 883.00
personas. Son famosos por su valentía y fuerza ya que son los guerreros más
temidos de África. Visten siempre de color rojo con telas de cuadros, cuidan
mucho su estética y son muy famosos entre los turistas por sus grandes saltos.
2.
Turkana (Kenia y Sudán)
Los
Turkana son un pueblo nómada dedicado sobre todo al pastoreo. Son un pueblo de
origen guerrero formado por unas 340.000 personas. Lo que más llama la atención
de los Turkana son sus ropas de colores y grandes collares y decoración de
cuentas. Es la tribu que mejor conocemos en Idea Libre porque trabajamos con
una comunidad Turkana, de la que formamos parte, en nuestros proyectos en
Kenia.
3.
Zulú (Sudáfrica, Zimbawe, Zambia y Mozambique)
Se
cree que la forman unos 10 millones de personas repartidas en 4 países, aunque
donde más encontramos es en Sudáfrica. Uno de los rasgos más famosos hoy día
sobre esta etnia es la danza Zulú, un particular baile también llamado danza la
guerra que desprende gran energía. Son agricultores y crían ganado y en base a
su cultura cuantos más hijos tienen más importante es la familia.
4.
Mursi (Etiopía)
Los
Mursi dan una gran importancia a su estética y pintan su cuerpo al menos dos
veces al día con tiza blanca creando diferentes decoraciones según su estado de
ánimo. Algunas mujeres colocan platos en sus labios y la mayoría de los hombres
llevan escarificaciones.
5.
Surma (Etiopía)
También
llamados Suri, esta tribu la forman unas 45.000 personas y son muy
características y reconocibles ya que su estilismo es muy peculiar. Suelen
incrustarse platos en los labios y orejas y consideran que cuanto más grande es
el plato más belleza transmite la persona. Además, suelen hacerse
escarificaciones, los hombres simbolizando su fuerza y las mujeres por estética.
6.
Pigmeos (Congo)
Hoy
en día hay unas 200.000 personas de esta tribu. Son muy famosos por su baja
estatura, ya que no miden más de 1,50 metros. Su medio de subsistencia es la
caza con flechas y la recolecta de fruta y miel.
7.
Dinka (Sudan)
Son
pescadores ya que se reparten a las orillas del río Nilo a lo largo de Sudan.
Las mujeres suelen vestir con pieles de cabra que atan a su cintura y por
cuestiones de estética se afeitan la cabeza e incluso las cejas. Los hombres
suelen teñirse el pelo de rojo.
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ORIGEN DE LA CEREMONIA DEL TÉ EN JAPÓN.
Se
estima, que el consumo de la infusión de la hoja del té se introdujo en Japón
alrededor del siglo VIII por monjes budistas. Eran seguidores de la filosofía
zen que provenían de China. Sin embargo, no fué hasta ya entrado el siglo XII,
con la llegada de la dinastía Sung, cuando se creó y extendió el consumo de té
verde en polvo (matcha). A su vez, en esta época, también se adoptó esta bebida
para realizar el ritual de la ceremonia del té.
Las
reglas que en principio marcaban la ceremonia del té en Japón, estuvieron
influenciadas por la mentalidad samurai de la época. Por aquel entonces, eran
ellos la clase dominante en el Japón feudal y este hecho tuvo como resultado,
que mucho del simbolismo que expresaba el acto de la ceremonia del té en Japón,
provinieran inicialmente de mentalidad samurai con personalidad militar.
LA INFLUENCIA DE MURATA JUKŌ Y SEN NO RIKYŪ
Sin
embargo, ya en el siglo XV, el monje de la secta budista Jōdō, llamado
MurataJukō (1423–1502), creó un estilo de ceremonia de té diferente llamado
wabi-cha. Es el estilo que pervive hasta nuestros días, marcando la forma más
generalizada de realizar la ceremonia del té japonesa. Creó un estilo más dado
a las formas japonesas, sensible y espiritual, pero también influenciado por la
filosofía zen. Murata, está considerado como el fundador de la actual ceremonia
del té. Modificó notablemente las antiguas normas del Chanoyu, dejando de lado,
el antiguo estilo cargado de tintes de obediencia militar.
Otro
personaje que influyó de forma decisiva en la evolución de la ceremonia del té
en Japón, fue Sen no Rikyū (1522-1591). Por aquel entonces, el estilo wabicha
se había extendido y generalizado entre la población. Sen no Rikyū le confirió
la categoría de “oficial” a este estilo de ceremonia del té. Fué también el
fundador del san-Senke, formado por tres escuelas o estilos dentro de la
ceremonia del té. Son el Mushanokōjisenke, Urasenke y Omotesenke.
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EL PAISAJE DIVERSO.
El
paisaje es un concepto fundamental y componente crucial de la diversidad
biológica o biodiversidad. La variación dentro y entre los paisajes está
altamente relacionada con la variación de la elevada diversidad biológica que
contienen, de tal forma que el país es considerado como megadiverso, tanto por
las especies de plantas y animales, como los paisajes que los contienen. Sin
embargo, la designación de megadiversidad le confiere a la nación una
responsabilidad jurídica mundial extraordinaria a través de la ley general de
la biodiversidad. Esta ley debe de contener y expresar los conceptos relativos
a la biodiversidad con claridad, actualidad, aprecio y responsabilidad.
Por
aire o por tierra es muy notoria la elevada variación de paisajes terrestres
del país, desde los ambientes montanos a los paisajes en tierras medias y
paisajes en tierras bajas y costeñas. Aún más, existe una gran variabilidad
dentro y entre los paisajes marinos en regiones tan contrastantes como son los
mares del Caribe y de Cortés.
En
el concepto actual de paisaje convergen componentes tanto abióticos: suelo,
agua y aire, y bióticos como diversos organismos interactuantes en redes
bióticas. También, el paisaje lo conforman los mecanismos que limitan a los
distintos niveles de la dimensión biológica, como son los genes, individuos,
poblaciones y comunidades. Es en este sentido que, para comprender su
relevancia en la propuesta de ley general de la biodiversidad, es imperativo
describir cómo se conformó este concepto y cuáles son sus principales
derivaciones e implicaciones para la conservación de la biodiversidad. Aquí
describimos el posible origen del término, su maduración a concepto crucial en
ecología, sus derivaciones y, sobre todo, sus implicaciones en la conservación
de la biodiversidad.
El
origen del término paisaje, como el de muchos otros términos, es incierto, ya
que está en el cruce de caminos entre la cultura y la ciencia. Como término
cultural puede encontrarse en relatos de naturalistas exploradores como
Alexander von Humboldt y Charles Darwin. También lo hay en expresiones de arte
pictóricas como Giotto di Bondone, y Vincent van Gogh o de escritores como
Julio Verne. En sí, el término paisaje se implantó en la sociedad educada ya en
el siglo XIX, y quizás mucho antes, con sus pormenores, sobre todo de aprecio y
subjetividad individual, tanto de expresión y apreciación. En el pasado, los
lectores esperaban ávidamente los relatos de los exploradores y aventureros que
recorrían el planeta quienes describían en sus relatos los componentes de
aquellas regiones aún inexploradas. En algunos casos, los relatos eran
acompañados de imágenes pictóricas que describían las palabras. Por ejemplo,
Charles Darwin en su famoso recorrido por Sudamérica en The Beagle (que se
traduce como El sabueso), era acompañado por un marinero que dibujaba lo que
Darwin le encargaba.
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