DIEZ CONSEJOS
ANTES DE VIAJAR.
Viajar es un arte.
Con el tiempo uno se acostumbra a cómo
hacer las cosas, sin embargo, hay ciertos detalles que por más que tengamos en
mente, se nos olvidan una y otra vez. Teniendo esto en cuenta, te compartimos
estos sencillos consejos que te facilitarán la organización de tu próximo
paseo:
1.
Recuerda escanear o sacar copias de cualquier documento importante que
consideres llevar en tu paseo (pasaporte, visa, boletos de avión, tarjetas de
crédito, licencia de conducir, etc.). Intenta siempre tener una copia de estos
en tu correo electrónico.
2.
No pongas todo tu dinero u otros objetos de valor en un mismo lugar. Recuerda
separar tus tarjetas de crédito, cheques, y efectivo en diferentes maletas y
bolsillos.
3.
Trata de utilizar envases pequeños para tus productos de baño (shampoo,
acondicionador, pasta dental, etc.). Esto te ayudará no sólo a ahorrar espacio,
sino a facilitar tu tránsito a través de la seguridad del aeropuerto.
4.
Intenta empacar la ropa que más uses en la parte de arriba y la ropa que vayas
ensuciando en la parte de abajo.
5.
Pon todos tus productos de baño dentro de bolsas de plástico. En caso de que
uno se abra o rompa, tú y tu maleta apreciarán la doble protección.
6.
No olvides tener todos tus medicamentos o documentos importantes en la bolsa de
mano. También intenta llevar contigo un cepillo de dientes y pasta dental en
caso de tener un largo tránsito adelante.
7.
Empaca únicamente lo que estás seguro que utilizarás, especialmente en viajes
que se extienden más de dos semanas. También recuerda que es posible lavar tu
ropa durante tu recorrido, por lo que trata no empacar de más.
8.
Recuerda que muchas prendas de vestir pueden utilizarse para diferentes
momentos. Tus pants pueden ser utilizados como pijama y tus camisas también.
9.
En caso de meter algún instrumento electrónico a tu maleta, recuerda voltearle
las baterías. Esto se mostrará eficiente en caso de que el artículo
accidentalmente se prenda durante el recorrido.
10.
Para evitar los malos olores dentro de tu maleta, intenta utilizar bolsas de
plástico para tus zapatos.
*
Probablemente el consejo más importante que te podemos dar es: ¡prepara y
disfruta! Planear todo de antemano te ayudará a relajarte durante tu viaje y a
tener menos cosas en mente.
FUENTE: National Geographic en español.
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LAS ENSEÑANZAS DEL TRABAJO EN EQUIPO DE LAS HORMIGAS.
Podemos
traspasar este tipo de organización a nuestra vida cotidiana y aprovechar un
sistema que es realmente eficaz en cada situación. El trabajo en equipo de las
hormigas nos enseña sobre:
1. DEFINIR LOS
ROLES DE CADA MIEMBRO.
No
todos los individuos somos capaces de hacer las mismas tareas. Por ello, si
cada miembro de un grupo o asociación tiene claro cuáles son sus obligaciones
será más fácil que todo funcione correctamente.
2. COMUNICARSE
ENTRE SÍ
Si
una hormiga encuentra una gran fuente de alimento llama a sus compañeras para
que todas se beneficien, o si existe un peligro alerta a las demás. Lo mismo
deberíamos hacer nosotros con quienes nos rodean, aunque sabemos que esto no es
lo habitual, por desgracia.
3. COMPROMETERSE.
Las
hormigas hacen todo lo que pueden para cumplir con su tarea asignada, aunque
eso signifique no descansar o incluso caer en las fauces de un depredador.
¿Cómo podemos las personas comprometernos realmente con alguien o algo?
4. CAMBIAR LO
QUE SEA NECESARIO.
Si
por algún motivo en la colonia hay una baja en la cantidad de hormigas
guerreras, aquellas que se encargan de cuidar a las larvas no dudarán un minuto
en salir a defender a su gran familia. Este cambio de roles y adaptabilidad nos
puede ser de gran ayuda.
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"CÓMO EL VENENO DE ABEJA ME SALVÓ LA VIDA"
Ellie
Lobel tenía 27 años cuando fue mordida por una garrapata y contrajo la
enfermedad de Lyme.
Aún
no había cumplido 45 años cuando decidió dejar de luchar para seguir viviendo.
La
enfermedad de Lyme, que afecta a unas 300.000 personas al año en Estados
Unidos, está causada por la bacteria Borrelia burgdorferi.
El
trastorno se puede curar si se diagnostica a tiempo y se trata con
antibióticos.
Pero
puede causar la muerte cuando la bacteria se propaga al corazón, las
articulaciones y el sistema nervioso.
En
el verano de 1996, Ellie pensó que se trataba solo de un extraño mordisco de
araña.
Pero
luego llegaron tres meses de síntomas gripales y horribles dolores que iban
cambiando de una a otra zona del cuerpo.
Ellie,
que tenía tres hijos, estaba en forma y era activa. Pero su cuerpo no sabía
cómo manejar este nuevo invasor.
No
podía moverse.
¿Virus?
El
primer médico le dijo que se trataba solo de un virus, que seguiría su curso.
Lo mismo el siguiente. Luego fue pasando el tiempo y cada médico le daba un
diagnóstico distinto.
Ninguno
se dio cuenta de que estaba infectada con Borrelia hasta casi un año después de
contraer la enfermedad. Y para entonces ya era demasiado tarde.
"Probé
todos los tratamientos", dice Ellie. Su estado iba empeorando.
Tras
15 años, renunció. "Nada funcionaba, y nadie me podía dar
respuestas", dice.
"No
me importaba si iba a llegar o no a mi próximo cumpleaños. Ya había tenido
suficiente. Estaba dispuesta a que se terminara mi vida".
Ellie hizo
las maletas y se mudó a California para morir. Y casi lo hizo.
Menos de una
semana después de mudarse fue atacada por un enjambre de abejas africanas.
En ese
momento, Ellie tenía que luchar solo para poder mantenerse de pie. Contaba con
un cuidador que la ayudaba.
"Un día
estaba de pie cerca de una pared rota cuando apareció la primera abeja",
recuerda, "que me picó en la cabeza".
"De
pronto, había abejas por todos lados", explica.
Su cuidador
salió corriendo. Pero Ellie no podía correr, de hecho no podía ni andar.
"Estaban
en mi pelo, en mi cabeza, todo lo que oía era ese zumbido loco en mis oídos.
Pensé: bueno, esto es. Voy a morir aquí mismo".
Ellie, igual
que entre 1% y 7% de la población mundial, sufre una alergia severa a las
abejas.
Cuando tenía
dos años, un picotazo le provocó anafilaxis, una reacción grave del sistema
inmunitario, que provoca sudor, náusea y el cierre de las vías respiratorias.
Casi
muere. Dejó de respirar y tuvo que ser revivida con un desfibrilador. Su madre
le inculcó el miedo a las abejas para asegurarse de que nunca le volviese a
pasar lo mismo.
Las
abejas están armadas con un potente aguijón. Su veneno tiene una mezcla de
muchos componentes. Quizás el más importante es el minúsculo péptido llamado
melitina, responsable del sentimiento de quemazón."Me quedé sin fuerzas.
Me cubrí la cara con las manos porque no quería que me picasen en los ojos.
Pero lo siguiente que sucedió es que las abejas se fueron".
Cuando
se disiparon finalmente, su cuidador intentó llevarla al hospital, pero Ellie
se negó a ir. "Me encerré en la habitación y le dije que volviera mañana a
buscar mi cuerpo".
Pero
no murió. Ni ese día, ni tres o cuatro meses después. "No puedo creerme
que eso pasara hace tres años, y no puedo creer que esté aquí ahora", me
dice. "Me hicieron todos los análisis de sangre. Todo. Lo analizaron todo.
Estoy sana". Ellie cree que las abejas, y su veneno, le salvaron la vida.
Melatina.
La
idea de que las mismas toxinas del veneno que provocan daño pueden utilizarse
para curar no es nueva. El veneno de abeja se ha utilizado como tratamiento en
Asia oriental durante siglos.
"Tras
millones de años, estas pequeñas ingenieras químicas han desarrollado una
diversidad de moléculas que se dirigen a distintas partes de nuestro sistema
nervioso", dice Ken Winkel, director de la Unidad de Investigación de
Venenos de la Universidad de Melbourne, en Australia.
Las
aplicaciones prácticas de los venenos en las terapias modernas han sido mínimas
hasta hace unos diez años, según Glenn King, de la Universidad de Queensland,
en Australia.
En
1997, cuando Ellie iba de médico en médico sin resultado, King estaba separando
los distintos componentes del veneno de la mortal araña autraliana.
King
es ahora pionero en el descubrimiento de medicamentos relacionados con el
veneno.
El
grupo de King fue el primero en hacer pasar el veneno de esta araña por un
método de separación llamado cromatografía líquida de alta disolución, que
puede separar los distintos componentes.
"Estaba
pasmado", dice. "Es una mina de oro farmacológica que nadie ha
explorado. Cientos y cientos de péptidos diferentes".
La
melatina no solo causa dolor. En concentraciones altas las moléculas de
melatina se agrupan en anillos para
crear grandes poros en las membranas, debilitando la barrera protectora de las
células y provocando que aumenten y exploten como un globo.
Gracias
a esto la melatina es un potente antimicrobiano que actúa contra una variedad
de bacterias y hongos.
Pero,
¿es posible que las abejas realmente curaran la enfermedad de Lyme de Ellie?
Tras
el ataque, Ellie miró el reloj esperando que la anafilaxis empezase a mostrar
sus síntomas, pero no lo hizo.
En
lugar de eso, tres horas después su cuerpo se retorció de dolor.
Durante
tres días, solo sentía dolor. De pronto, el dolor desapareció.
Terapia con abejas.
Ellie
empezó a preguntarse qué había sucedido. Así que hizo lo que haría cualquiera:
buscarlo en Google.
Pero
sus búsquedas dieron pocos frutos. Aunque sí encontró un pequeño estudio de
1997 de científicos de los Laboratorios Rocky Mountain en Montana, que
descubrieron que la melatina mata a la Borrelia.
Al
exponer cultivos celulares a metalina pura, los científicos descubrieron que el
compuesto inhibía completamente el crecimiento de la Borrelia.
Cuando
observaron de cerca, vieron que poco después de añadir la metalina, las
bacterias efectivamente se paralizaban, incapaces de moverse al ser atacadas
sus membranas exteriores.
Poco
después, esas membranas empezaron a deshacerse, matando a las bacterias.
Convencida
por su experiencia y por las pocas investigaciones que encontró, Ellie decidió
intentar la apiterapia, el uso terapéutico de materiales derivados de abejas.
Empezó
con un régimen de 10 picaduras al día, tres días a la semana. Después de tres
años, parece que se ha recuperado del todo.
Los
casos raros como el de Ellie son un recordatorio del gran potencial de los
venenos. Pero trasladar el conocimiento popular en tratamientos farmacológicos
puede ser un proceso largo y arduo.
"Podría
llevar hasta 10 años desde el momento en que lo encuentras y lo patentas",
dice King. "Y por cada uno que consigues desarrollar, 10 fracasan".
"Necesitamos
investigar mucho más estos venenos", me dice Ellie convencida, "y
mirar qué hay en la naturaleza que nos pueda ayudar".
FUENTE: Christie Wilcox. BBC
Future.
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¿POR QUÉ LAS GALLINAS NO VUELAN?
La
respuesta más sencilla a por qué las gallinas no vuelan es que se debe a su
peso, ya que las gallinas domésticas al estar en cautiverio son generalmente
criadas para la producción de huevos y carne de pollo.
Estas
aves desde su nacimiento las someten a una crianza y crecimiento especial que
las obliga a aumentar su peso, y este es otro problema que evita alzar su vuelo
ya que, al pertenecer a granjas, ponen huevos por lo menos una vez por día y
son obligadas a estar postradas durante mucho tiempo.
Por
ser animales de granja, es muy frecuente ver que los dueños corten sus alas
para evitar que salten cercas o para que no corran más rápido y así
domesticarlos con más facilidad. En casos más normales, las gallinas pueden
hacer vuelos cortos lo cual les permite explorar sus alrededores, pero
generalmente las gallinas no vuelan sino cuando se sienten amenazadas o para
escapar de los depredadores.
¿Cuál es la mayor distancia a que puede recorrer una gallina?
Las
gallinas si pueden volar, pero no pueden recorrer mucha distancia como antes se
dijo, sus cuerpos son muy pesados y sus alas son pequeñas, por lo que un vuelo
normal de gallina sólo es de unos 30 metros más o menos. Pero el récord de
mayor vuelo que ha tenido una gallina es de una distancia de 70 metros, y es
mucho más de lo que podrían conseguir otras aves como Los avestruces, los
pingüinos o los kiwis.
Similitudes con los pollos salvajes.
Los
pollos salvajes a diferencia de las gallinas domesticas son de un peso mucho
más bajo y solo ponen huevos dos veces al año, pero a pesar de que son animales
salvajes, igualmente no pueden ejecutar grandes desplazamientos de vuelo. Otra
explicación que podría ser un poco más lógica es que las gallinas no vuelan ya
que en su periodo de evolución, fue domesticada y perdió la necesidad de volar
para escapar de depredadores que las vean como presas.
Las
gallinas no tienen lo que se conoce como huesos neumáticos, ni músculos en el
área pectoral lo cual desarrollaría sus alas y así poder emprender un vuelo
normal, y realmente es por lo que muy poco se ven gallina volando, ya que solo
viven para estar domesticadas y estar gordas para ser consumidas por los
hombres.
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“REALMENTE LOS HUMANOS Y CHIMPANCÉS SOMOS CASI LA MISMA CRIATURA”
El
primatólogo Tetsuro Matsuzawa de la Universidad de Kyoto, ha dedicado su vida a
estudiar la inteligencia de los chimpancés. Gracias a él sabemos que no somos
los seres más listos del planeta, nuestro pariente vivo más próximo nos gana en
memoria visual.
Si
en una pantalla de ordenador se muestra una secuencia del 1 al 9 que desaparece
al instante, ningún humano es capaz de retener dicha correlación y señalarla,
pero un chimpancé joven sí. Es una capacidad, la de la memoria visual, que
pudimos perder al dar paso al desarrollo del lenguaje y que nuestros primos más
cercanos aún conservan. Es la denominada hipótesis del intercambio cognitivo.
Tetsuro
Matsuzawa, director del Instituto de Investigación de Primates de la
Universidad de Kioto, ha estudiado la inteligencia de los chimpancés durante
más de cuatro décadas para comprender a través de ellos cómo ha evolucionado
nuestra mente. “Los chimpancés tienen su propia forma de comunicarse”, explica
durante la presentación de sus estudios en la Fundación Biodiversidad, a la vez
que imita sus llamadas de ‘hola’.
En
su laboratorio en la Universidad de Kioto tiene una ‘socia’, según él mismo
dice. Se trata de Ai, una hembra de chimpancé que conoció con un año de edad y
que protagoniza gran parte de sus investigaciones. Su nombre significa amor:
“es común en Japón”, apunta.
En
2000 Ai tuvo una cría (Ayumu) que, a diferencia de lo que se hacía antes en el
laboratorio, no ha sido separado de su madre para continuar con la
investigación. “Pensamos que no era lo correcto. Ella está presente en los
estudios y gracias a esta actuación directa podemos trabajar sin protección”.
De
hecho, el equipo es capaz de sentarse para hacer un encefalograma o una
ecografía y observar así el volumen del cerebro de un feto y su evolución de
manera colaborativa.
Además
de Ai y Ayumu, en el Primate Research Institute viven otros chimpancés que
entran y salen libremente de sus jaulas y participan también cuando ellos
quieren en los diferentes ensayos cognitivos que los investigadores preparan.
“No los forzamos a hacer estos experimentos y cada uno recibe unas tareas
adecuadas”.
Les
enseñaron, por ejemplo, el abecedario y letras en japonés que se traducen por
algunos colores. “No existe ninguna relación entre el símbolo de la letra en
japonés y el color, y aun así lo identifican. Para eso hace falta algo de
imaginación”, asegura.
Esta
sería la principal distinción entre humanos y chimpancés. “La imaginación es
una fuerza única del ser humano y es la base para entender la mente de los
demás. Los chimpancés viven en el presente, nosotros también tenemos pasado y
futuro. Ellos viven aquí y ahora, no tienen ansiedad. Nosotros tenemos
esperanza”.
En
libertad, los chimpancés aprenden las destrezas de sus mayores a través del
llamado ‘aprendizaje por el maestro’ que, a diferencia de los humanos, implica
que no enseñan a su prole sino que esta aprende por observación. “Les muestran
un modelo que la cría repite porque tiene una motivación muy fuerte. El adulto
manifiesta una tolerancia muy alta para dejarles observar y aprender”.
También
muestran otras diferencias como cuando son crías. “Solo los bebés humanos
lloran por la noche. Las crías de chimpancé no lo hacen porque la madre siempre
está ahí”. Asimismo, los comportamientos de colaboración de madre a hijo
existen, pero no al contrario. “He visto como una madre tiende una mano a su
cría, pero no al revés”.
¿Por
qué un chimpancé puede enseñarnos a entender la mente humana?
El
estudio de los chimpancés es bastante reciente, de hace unos 50 años. Pero si
no existieran investigaciones sobre estos animales, los humanos estaríamos
convencidos todavía de que somos ejemplares muy especiales. Nosotros por un
lado y los animales por otro, en una estricta dicotomía. Pero cuando se
comienza a analizar a estos primates en libertad y en los laboratorios, te das
cuenta de que son muy parecidos y cercanos a los humanos. O incluso nos superan,
como ya demostró nuestra investigación más conocida: la memoria visual de los
chimpancés.
Sí,
son mucho mejores memorizando visualmente números que desaparecen en una
fracción de segundo...
Es
que esta captura de memoria fotográfica directamente no existe en los humanos.
La gente piensa que somos la criatura más inteligente en el mundo, que no somos
como los perros, las tortugas o las aves, pero yo digo que no. Los chimpancés
son mejores capturando los números del 1 al 9. Esto es algo 100 % seguro. Muchos
han intentado replicarlo y ningún humano puede competir con los chimpancés
jóvenes.
¿Nos podrían superar en otras facetas?
Puede
haber muchas más cosas en las que sobresalgan, pero no lo sabemos todavía. Si
les enseñas, por ejemplo, una foto de alguien conocido –como la de Cristiano
Ronaldo– pero dada la vuelta, para ellos no es difícil de reconocer. Aunque
todavía son estudios algo controvertidos y estamos esperando a tener más datos.
¿Cómo son sus relaciones familiares comparadas con las nuestras?
No
hay mucha gente que entienda claramente la familia y la sociedad en humanos.
Para los primatólogos que estudian a todas las especies (447 en total, desde
bonobos, monos japoneses, orangutanes, gorilas o babuinos), los humanos somos
solo una de ellos. Si lo ves desde este punto de vista, nosotros tenemos un
vínculo muy fuerte de pareja entre hombre y mujer. En otros primates también
existe, pero no ocurre con los chimpancés. Pueden vivir en un grupo de
cincuenta individuos o hasta cien, pero las hembras tienen relaciones con todos
los machos. Su manera de vivir es diferente.
Somos
98,77 % chimpancés según nuestra genética. Siendo nuestros ‘primos’ más
cercanos, ¿por qué somos tan diferentes aparentemente?
Una
gran diferencia es que su cuerpo está cubierto de pelo negro. Sin embargo, si
te fijas en los perros, un chiguagua o un san bernardo son diferentes razas,
pero su genética es la misma. Es una criatura única denominada Canis
familiaris. En los humanos en una generación se puede cambiar el color del pelo
o el de los ojos, la apariencia externa es fácil de manipular. El estudio de
los chimpancés nos demuestra que no podemos dejarnos llevar por las apariencias
físicas. Humanos y chimpancés somos casi la misma criatura.
Lleva
toda una vida dedicado al estudio de chimpancés. ¿Qué le gustaría afrontar en
el futuro?
Ahora
he empezado a investigar a los bonobos, que tienen hembras dominantes, no como
los chimpancés, sus comportamientos sexuales son muy diferentes y tampoco se
matan entre ellos. También a los gorilas, a los monos japoneses y a los
orangutanes. Pero mi idea es seguir a los chimpancés tanto tiempo como pueda.