jueves, 23 de abril de 2020

CONSEJOS ANTES DE VIAJAR,TRABAJO EN EQUIPO, ETC

DIEZ CONSEJOS ANTES DE VIAJAR.

Viajar es un arte.

     Con el tiempo uno se acostumbra a cómo hacer las cosas, sin embargo, hay ciertos detalles que por más que tengamos en mente, se nos olvidan una y otra vez. Teniendo esto en cuenta, te compartimos estos sencillos consejos que te facilitarán la organización de tu próximo paseo:
1. Recuerda escanear o sacar copias de cualquier documento importante que consideres llevar en tu paseo (pasaporte, visa, boletos de avión, tarjetas de crédito, licencia de conducir, etc.). Intenta siempre tener una copia de estos en tu correo electrónico.
2. No pongas todo tu dinero u otros objetos de valor en un mismo lugar. Recuerda separar tus tarjetas de crédito, cheques, y efectivo en diferentes maletas y bolsillos.
3. Trata de utilizar envases pequeños para tus productos de baño (shampoo, acondicionador, pasta dental, etc.). Esto te ayudará no sólo a ahorrar espacio, sino a facilitar tu tránsito a través de la seguridad del aeropuerto.
4. Intenta empacar la ropa que más uses en la parte de arriba y la ropa que vayas ensuciando en la parte de abajo.


5. Pon todos tus productos de baño dentro de bolsas de plástico. En caso de que uno se abra o rompa, tú y tu maleta apreciarán la doble protección.
6. No olvides tener todos tus medicamentos o documentos importantes en la bolsa de mano. También intenta llevar contigo un cepillo de dientes y pasta dental en caso de tener un largo tránsito adelante.
7. Empaca únicamente lo que estás seguro que utilizarás, especialmente en viajes que se extienden más de dos semanas. También recuerda que es posible lavar tu ropa durante tu recorrido, por lo que trata no empacar de más.
8. Recuerda que muchas prendas de vestir pueden utilizarse para diferentes momentos. Tus pants pueden ser utilizados como pijama y tus camisas también.


9. En caso de meter algún instrumento electrónico a tu maleta, recuerda voltearle las baterías. Esto se mostrará eficiente en caso de que el artículo accidentalmente se prenda durante el recorrido.
10. Para evitar los malos olores dentro de tu maleta, intenta utilizar bolsas de plástico para tus zapatos.

* Probablemente el consejo más importante que te podemos dar es: ¡prepara y disfruta! Planear todo de antemano te ayudará a relajarte durante tu viaje y a tener menos cosas en mente.
FUENTE: National Geographic en español.

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LAS ENSEÑANZAS DEL TRABAJO EN EQUIPO DE LAS HORMIGAS.

Podemos traspasar este tipo de organización a nuestra vida cotidiana y aprovechar un sistema que es realmente eficaz en cada situación. El trabajo en equipo de las hormigas nos enseña sobre:

1.      DEFINIR LOS ROLES DE CADA MIEMBRO.

No todos los individuos somos capaces de hacer las mismas tareas. Por ello, si cada miembro de un grupo o asociación tiene claro cuáles son sus obligaciones será más fácil que todo funcione correctamente.

2.      COMUNICARSE ENTRE SÍ

Si una hormiga encuentra una gran fuente de alimento llama a sus compañeras para que todas se beneficien, o si existe un peligro alerta a las demás. Lo mismo deberíamos hacer nosotros con quienes nos rodean, aunque sabemos que esto no es lo habitual, por desgracia.

3.      COMPROMETERSE.

Las hormigas hacen todo lo que pueden para cumplir con su tarea asignada, aunque eso signifique no descansar o incluso caer en las fauces de un depredador. ¿Cómo podemos las personas comprometernos realmente con alguien o algo?

4.      CAMBIAR LO QUE SEA NECESARIO.

Si por algún motivo en la colonia hay una baja en la cantidad de hormigas guerreras, aquellas que se encargan de cuidar a las larvas no dudarán un minuto en salir a defender a su gran familia. Este cambio de roles y adaptabilidad nos puede ser de gran ayuda.

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"CÓMO EL VENENO DE ABEJA ME SALVÓ LA VIDA"

Ellie Lobel tenía 27 años cuando fue mordida por una garrapata y contrajo la enfermedad de Lyme.
Aún no había cumplido 45 años cuando decidió dejar de luchar para seguir viviendo.
La enfermedad de Lyme, que afecta a unas 300.000 personas al año en Estados Unidos, está causada por la bacteria Borrelia burgdorferi.
El trastorno se puede curar si se diagnostica a tiempo y se trata con antibióticos.
Pero puede causar la muerte cuando la bacteria se propaga al corazón, las articulaciones y el sistema nervioso.
En el verano de 1996, Ellie pensó que se trataba solo de un extraño mordisco de araña.
Pero luego llegaron tres meses de síntomas gripales y horribles dolores que iban cambiando de una a otra zona del cuerpo.
Ellie, que tenía tres hijos, estaba en forma y era activa. Pero su cuerpo no sabía cómo manejar este nuevo invasor.
No podía moverse.
¿Virus?

El primer médico le dijo que se trataba solo de un virus, que seguiría su curso. Lo mismo el siguiente. Luego fue pasando el tiempo y cada médico le daba un diagnóstico distinto.
Ninguno se dio cuenta de que estaba infectada con Borrelia hasta casi un año después de contraer la enfermedad. Y para entonces ya era demasiado tarde.
"Probé todos los tratamientos", dice Ellie. Su estado iba empeorando.
Tras 15 años, renunció. "Nada funcionaba, y nadie me podía dar respuestas", dice.
"No me importaba si iba a llegar o no a mi próximo cumpleaños. Ya había tenido suficiente. Estaba dispuesta a que se terminara mi vida".
Ellie hizo las maletas y se mudó a California para morir. Y casi lo hizo.
Menos de una semana después de mudarse fue atacada por un enjambre de abejas africanas.
En ese momento, Ellie tenía que luchar solo para poder mantenerse de pie. Contaba con un cuidador que la ayudaba.
"Un día estaba de pie cerca de una pared rota cuando apareció la primera abeja", recuerda, "que me picó en la cabeza".
"De pronto, había abejas por todos lados", explica.
Su cuidador salió corriendo. Pero Ellie no podía correr, de hecho no podía ni andar.
"Estaban en mi pelo, en mi cabeza, todo lo que oía era ese zumbido loco en mis oídos. Pensé: bueno, esto es. Voy a morir aquí mismo".
Ellie, igual que entre 1% y 7% de la población mundial, sufre una alergia severa a las abejas.
Cuando tenía dos años, un picotazo le provocó anafilaxis, una reacción grave del sistema inmunitario, que provoca sudor, náusea y el cierre de las vías respiratorias.
Casi muere. Dejó de respirar y tuvo que ser revivida con un desfibrilador. Su madre le inculcó el miedo a las abejas para asegurarse de que nunca le volviese a pasar lo mismo.
Las abejas están armadas con un potente aguijón. Su veneno tiene una mezcla de muchos componentes. Quizás el más importante es el minúsculo péptido llamado melitina, responsable del sentimiento de quemazón."Me quedé sin fuerzas. Me cubrí la cara con las manos porque no quería que me picasen en los ojos. Pero lo siguiente que sucedió es que las abejas se fueron".
Cuando se disiparon finalmente, su cuidador intentó llevarla al hospital, pero Ellie se negó a ir. "Me encerré en la habitación y le dije que volviera mañana a buscar mi cuerpo".
Pero no murió. Ni ese día, ni tres o cuatro meses después. "No puedo creerme que eso pasara hace tres años, y no puedo creer que esté aquí ahora", me dice. "Me hicieron todos los análisis de sangre. Todo. Lo analizaron todo. Estoy sana". Ellie cree que las abejas, y su veneno, le salvaron la vida.


Melatina.

La idea de que las mismas toxinas del veneno que provocan daño pueden utilizarse para curar no es nueva. El veneno de abeja se ha utilizado como tratamiento en Asia oriental durante siglos.
"Tras millones de años, estas pequeñas ingenieras químicas han desarrollado una diversidad de moléculas que se dirigen a distintas partes de nuestro sistema nervioso", dice Ken Winkel, director de la Unidad de Investigación de Venenos de la Universidad de Melbourne, en Australia.
Las aplicaciones prácticas de los venenos en las terapias modernas han sido mínimas hasta hace unos diez años, según Glenn King, de la Universidad de Queensland, en Australia.
En 1997, cuando Ellie iba de médico en médico sin resultado, King estaba separando los distintos componentes del veneno de la mortal araña autraliana.
King es ahora pionero en el descubrimiento de medicamentos relacionados con el veneno.
El grupo de King fue el primero en hacer pasar el veneno de esta araña por un método de separación llamado cromatografía líquida de alta disolución, que puede separar los distintos componentes.
"Estaba pasmado", dice. "Es una mina de oro farmacológica que nadie ha explorado. Cientos y cientos de péptidos diferentes".
La melatina no solo causa dolor. En concentraciones altas las moléculas de melatina se agrupan  en anillos para crear grandes poros en las membranas, debilitando la barrera protectora de las células y provocando que aumenten y exploten como un globo.
Gracias a esto la melatina es un potente antimicrobiano que actúa contra una variedad de bacterias y hongos.
Pero, ¿es posible que las abejas realmente curaran la enfermedad de Lyme de Ellie?
Tras el ataque, Ellie miró el reloj esperando que la anafilaxis empezase a mostrar sus síntomas, pero no lo hizo.
En lugar de eso, tres horas después su cuerpo se retorció de dolor.
Durante tres días, solo sentía dolor. De pronto, el dolor desapareció.

Terapia con abejas.

Ellie empezó a preguntarse qué había sucedido. Así que hizo lo que haría cualquiera: buscarlo en Google.
Pero sus búsquedas dieron pocos frutos. Aunque sí encontró un pequeño estudio de 1997 de científicos de los Laboratorios Rocky Mountain en Montana, que descubrieron que la melatina mata a la Borrelia.
Al exponer cultivos celulares a metalina pura, los científicos descubrieron que el compuesto inhibía completamente el crecimiento de la Borrelia.
Cuando observaron de cerca, vieron que poco después de añadir la metalina, las bacterias efectivamente se paralizaban, incapaces de moverse al ser atacadas sus membranas exteriores.
Poco después, esas membranas empezaron a deshacerse, matando a las bacterias.
Convencida por su experiencia y por las pocas investigaciones que encontró, Ellie decidió intentar la apiterapia, el uso terapéutico de materiales derivados de abejas.
Empezó con un régimen de 10 picaduras al día, tres días a la semana. Después de tres años, parece que se ha recuperado del todo.
Los casos raros como el de Ellie son un recordatorio del gran potencial de los venenos. Pero trasladar el conocimiento popular en tratamientos farmacológicos puede ser un proceso largo y arduo.
"Podría llevar hasta 10 años desde el momento en que lo encuentras y lo patentas", dice King. "Y por cada uno que consigues desarrollar, 10 fracasan".
"Necesitamos investigar mucho más estos venenos", me dice Ellie convencida, "y mirar qué hay en la naturaleza que nos pueda ayudar".
FUENTE: Christie Wilcox. BBC Future.

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¿POR QUÉ LAS GALLINAS NO VUELAN?

La respuesta más sencilla a por qué las gallinas no vuelan es que se debe a su peso, ya que las gallinas domésticas al estar en cautiverio son generalmente criadas para la producción de huevos y carne de pollo.
Estas aves desde su nacimiento las someten a una crianza y crecimiento especial que las obliga a aumentar su peso, y este es otro problema que evita alzar su vuelo ya que, al pertenecer a granjas, ponen huevos por lo menos una vez por día y son obligadas a estar postradas durante mucho tiempo.
Por ser animales de granja, es muy frecuente ver que los dueños corten sus alas para evitar que salten cercas o para que no corran más rápido y así domesticarlos con más facilidad. En casos más normales, las gallinas pueden hacer vuelos cortos lo cual les permite explorar sus alrededores, pero generalmente las gallinas no vuelan sino cuando se sienten amenazadas o para escapar de los depredadores.

¿Cuál es la mayor distancia a que puede recorrer una gallina?

Las gallinas si pueden volar, pero no pueden recorrer mucha distancia como antes se dijo, sus cuerpos son muy pesados y sus alas son pequeñas, por lo que un vuelo normal de gallina sólo es de unos 30 metros más o menos. Pero el récord de mayor vuelo que ha tenido una gallina es de una distancia de 70 metros, y es mucho más de lo que podrían conseguir otras aves como Los avestruces, los pingüinos o los kiwis.


Similitudes con los pollos salvajes.

Los pollos salvajes a diferencia de las gallinas domesticas son de un peso mucho más bajo y solo ponen huevos dos veces al año, pero a pesar de que son animales salvajes, igualmente no pueden ejecutar grandes desplazamientos de vuelo. Otra explicación que podría ser un poco más lógica es que las gallinas no vuelan ya que en su periodo de evolución, fue domesticada y perdió la necesidad de volar para escapar de depredadores que las vean como presas.
Las gallinas no tienen lo que se conoce como huesos neumáticos, ni músculos en el área pectoral lo cual desarrollaría sus alas y así poder emprender un vuelo normal, y realmente es por lo que muy poco se ven gallina volando, ya que solo viven para estar domesticadas y estar gordas para ser consumidas por los hombres.

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“REALMENTE LOS HUMANOS Y CHIMPANCÉS SOMOS CASI LA MISMA CRIATURA”

El primatólogo Tetsuro Matsuzawa de la Universidad de Kyoto, ha dedicado su vida a estudiar la inteligencia de los chimpancés. Gracias a él sabemos que no somos los seres más listos del planeta, nuestro pariente vivo más próximo nos gana en memoria visual.
Si en una pantalla de ordenador se muestra una secuencia del 1 al 9 que desaparece al instante, ningún humano es capaz de retener dicha correlación y señalarla, pero un chimpancé joven sí. Es una capacidad, la de la memoria visual, que pudimos perder al dar paso al desarrollo del lenguaje y que nuestros primos más cercanos aún conservan. Es la denominada hipótesis del intercambio cognitivo.
Tetsuro Matsuzawa, director del Instituto de Investigación de Primates de la Universidad de Kioto, ha estudiado la inteligencia de los chimpancés durante más de cuatro décadas para comprender a través de ellos cómo ha evolucionado nuestra mente. “Los chimpancés tienen su propia forma de comunicarse”, explica durante la presentación de sus estudios en la Fundación Biodiversidad, a la vez que imita sus llamadas de ‘hola’.
En su laboratorio en la Universidad de Kioto tiene una ‘socia’, según él mismo dice. Se trata de Ai, una hembra de chimpancé que conoció con un año de edad y que protagoniza gran parte de sus investigaciones. Su nombre significa amor: “es común en Japón”, apunta.
En 2000 Ai tuvo una cría (Ayumu) que, a diferencia de lo que se hacía antes en el laboratorio, no ha sido separado de su madre para continuar con la investigación. “Pensamos que no era lo correcto. Ella está presente en los estudios y gracias a esta actuación directa podemos trabajar sin protección”.
De hecho, el equipo es capaz de sentarse para hacer un encefalograma o una ecografía y observar así el volumen del cerebro de un feto y su evolución de manera colaborativa.
Además de Ai y Ayumu, en el Primate Research Institute viven otros chimpancés que entran y salen libremente de sus jaulas y participan también cuando ellos quieren en los diferentes ensayos cognitivos que los investigadores preparan. “No los forzamos a hacer estos experimentos y cada uno recibe unas tareas adecuadas”.
Les enseñaron, por ejemplo, el abecedario y letras en japonés que se traducen por algunos colores. “No existe ninguna relación entre el símbolo de la letra en japonés y el color, y aun así lo identifican. Para eso hace falta algo de imaginación”, asegura.
Esta sería la principal distinción entre humanos y chimpancés. “La imaginación es una fuerza única del ser humano y es la base para entender la mente de los demás. Los chimpancés viven en el presente, nosotros también tenemos pasado y futuro. Ellos viven aquí y ahora, no tienen ansiedad. Nosotros tenemos esperanza”.
En libertad, los chimpancés aprenden las destrezas de sus mayores a través del llamado ‘aprendizaje por el maestro’ que, a diferencia de los humanos, implica que no enseñan a su prole sino que esta aprende por observación. “Les muestran un modelo que la cría repite porque tiene una motivación muy fuerte. El adulto manifiesta una tolerancia muy alta para dejarles observar y aprender”.
También muestran otras diferencias como cuando son crías. “Solo los bebés humanos lloran por la noche. Las crías de chimpancé no lo hacen porque la madre siempre está ahí”. Asimismo, los comportamientos de colaboración de madre a hijo existen, pero no al contrario. “He visto como una madre tiende una mano a su cría, pero no al revés”.

¿Por qué un chimpancé puede enseñarnos a entender la mente humana?

El estudio de los chimpancés es bastante reciente, de hace unos 50 años. Pero si no existieran investigaciones sobre estos animales, los humanos estaríamos convencidos todavía de que somos ejemplares muy especiales. Nosotros por un lado y los animales por otro, en una estricta dicotomía. Pero cuando se comienza a analizar a estos primates en libertad y en los laboratorios, te das cuenta de que son muy parecidos y cercanos a los humanos. O incluso nos superan, como ya demostró nuestra investigación más conocida: la memoria visual de los chimpancés.
Sí, son mucho mejores memorizando visualmente números que desaparecen en una fracción de segundo...
Es que esta captura de memoria fotográfica directamente no existe en los humanos. La gente piensa que somos la criatura más inteligente en el mundo, que no somos como los perros, las tortugas o las aves, pero yo digo que no. Los chimpancés son mejores capturando los números del 1 al 9. Esto es algo 100 % seguro. Muchos han intentado replicarlo y ningún humano puede competir con los chimpancés jóvenes.

¿Nos podrían superar en otras facetas?

Puede haber muchas más cosas en las que sobresalgan, pero no lo sabemos todavía. Si les enseñas, por ejemplo, una foto de alguien conocido –como la de Cristiano Ronaldo– pero dada la vuelta, para ellos no es difícil de reconocer. Aunque todavía son estudios algo controvertidos y estamos esperando a tener más datos.


¿Cómo son sus relaciones familiares comparadas con las nuestras?

No hay mucha gente que entienda claramente la familia y la sociedad en humanos. Para los primatólogos que estudian a todas las especies (447 en total, desde bonobos, monos japoneses, orangutanes, gorilas o babuinos), los humanos somos solo una de ellos. Si lo ves desde este punto de vista, nosotros tenemos un vínculo muy fuerte de pareja entre hombre y mujer. En otros primates también existe, pero no ocurre con los chimpancés. Pueden vivir en un grupo de cincuenta individuos o hasta cien, pero las hembras tienen relaciones con todos los machos. Su manera de vivir es diferente.
Somos 98,77 % chimpancés según nuestra genética. Siendo nuestros ‘primos’ más cercanos, ¿por qué somos tan diferentes aparentemente?
Una gran diferencia es que su cuerpo está cubierto de pelo negro. Sin embargo, si te fijas en los perros, un chiguagua o un san bernardo son diferentes razas, pero su genética es la misma. Es una criatura única denominada Canis familiaris. En los humanos en una generación se puede cambiar el color del pelo o el de los ojos, la apariencia externa es fácil de manipular. El estudio de los chimpancés nos demuestra que no podemos dejarnos llevar por las apariencias físicas. Humanos y chimpancés somos casi la misma criatura.
Lleva toda una vida dedicado al estudio de chimpancés. ¿Qué le gustaría afrontar en el futuro?
Ahora he empezado a investigar a los bonobos, que tienen hembras dominantes, no como los chimpancés, sus comportamientos sexuales son muy diferentes y tampoco se matan entre ellos. También a los gorilas, a los monos japoneses y a los orangutanes. Pero mi idea es seguir a los chimpancés tanto tiempo como pueda.

lunes, 20 de abril de 2020

EL BONSAI, TRADICIÓN MILENARIA DE JAPÓN.

LA HISTORIA MILENARIA DEL ARTE DEL BONSÁI.

   Japón es un país con una cultura milenaria que se remonta al siglo VII antes de Cristo. Se encuentra al este de China, país que le ha influenciado en diversas manifestaciones religiosas, artísticas e ideológicas. Su pensamiento fomenta la creación artística y su relación con la filosofía, pues para esta cultura el arte no sólo requiere interés sino también una férrea disciplina y la expresión del espíritu a través del arte. En esta manifestación se captura la esencia de la naturaleza y lo expresa a través del binomio de la armonía y la sensibilidad. Japón nos conquista, nos seduce por su espíritu: el origami, las geishas, las artes marciales (el kendo, el aikido, el jijitsu), la vestimenta tradicional como el kimono, la caligrafía japonesa que se expresa a través de kanjis, el ikebana (el arte de los arreglos florales), los guerreros con honor denominados samuráis cuya traducción literal es “el que sirve” y, por si fuera poco, nos sorprende con el arte del bonsái.
   El objetivo de este arte milenario es crear un árbol en maceta, ofreciendo los componentes necesarios para que éste se desarrolle como un árbol silvestre maduro, pero en pequeñas proporciones. Su práctica es una de las actividades más relajantes y gratificantes, de tal forma que en la antigüedad era una actividad restringida a las clases nobles. También se relacionaba a los bonsáis con la eternidad, pues se pensaba que aquellos con el don de mantener estos árboles en macetas eran dignos de alcanzarla. En resumen, el bonsái es el símbolo de unión entre el cielo y la tierra.


   Los preceptos japoneses bajo los cuales se entrena un bonsái se basan en el honor, la virtud, el deber, la paciencia, la humildad, el compromiso, la disciplina y, sobre todo, la constancia. El arte del bonsái requiere la correcta combinación de la mente y el ojo con la destreza de la mano. Sin embargo, también es una expresión de armonía entre el hombre, el cielo y la tierra. En la actualidad, aún son muchas las personas que consideran el bonsái como una especie particular de árbol, no obstante que un bonsái podría ser entrenado casi desde cualquier tipo de árbol. El bonsái que hoy conocemos puede ser una forma de arte eminentemente japonés, pero no es menos cierto que es una forma de expresión de la naturaleza cimentada sobre milenios de influencias culturales entre civilizaciones. La práctica del bonsái constantemente adquiere nuevos adeptos que, desde diversas regiones del globo, se expresan en escuelas y clubs de carácter internacional. México no es la excepción.
   Los preceptos japoneses bajo los cuales se entrena un bonsái se basan en el honor, la virtud, el deber, la paciencia, la humildad, el compromiso, la disciplina y, sobre todo, la constancia. El arte del bonsái requiere la correcta combinación de la mente y el ojo con la destreza de la mano. Sin embargo, también es una expresión de armonía entre el hombre, el cielo y la tierra. En la actualidad, aún son muchas las personas que consideran el bonsái como una especie particular de árbol, no obstante que un bonsái podría ser entrenado casi desde cualquier tipo de árbol. El bonsái que hoy conocemos puede ser una forma de arte eminentemente japonés, pero no es menos cierto que es una forma de expresión de la naturaleza cimentada sobre milenios de influencias culturales entre civilizaciones. La práctica del bonsái constantemente adquiere nuevos adeptos que, desde diversas regiones del globo, se expresan en escuelas y clubs de carácter internacional. México no es la excepción.


EL PENSAMIENTO CHINO.

      A pesar de estos antecedentes, los preceptos del bonsái se remiten a la antigua China, donde originalmente se le denominaba penjing, punsai o penzai. Los monjes taoístas, aislados en los monasterios, buscaron plantas medicinales para curarse de manera independiente. Originalmente se cortaban ciertas partes de las plantas para llevarlas a los monasterios, pero después deciden extraer todo el árbol, trasplantándolo en contenedores rústicos. Se trataba entonces de imitar por medio de las ramas y troncos a los animales de la cultura china, como las aves, los leopardos y los dragones mitológicos. El bonsái era también una forma de identidad cultural, pues al cambiar de residencia se llevaba consigo ciertos elementos propios de la región de origen como animales, plantas, árboles, artesanías y esculturas. Cuentos y leyendas hacen mención del posible origen de este arte en China; uno de ellos relata que un emperador de la dinastía Han, al no poder observar todo el territorio que gobernaba desde sus aposentos, crea un paisaje en miniatura en el cual consigue que los árboles se tornen en sus formas silvestres, pero en tamaño diminuto.
    Durante la dinastía Shang (17511111 a.C.), el diseño artístico con árboles y rocas se dispersa rápidamente por todo el territorio chino. La manifestación más antigua de penzai se remonta a la dinastía Qin (221206 a.C.), en este periodo también surgen impresionantes expresiones artísticas del penzai en los jardines y palacios imperiales. Otras evidencias nos remiten a pinturas que datan de la dinastía Tang (618907 d.C.), en donde se hace referencia a ciruelos, cipreses y coníferas en platos.
   En los muros del mausoleo del príncipe Ghang Huai se observan dos sirvientes llevando árboles en tiestos con las manos, lo que nos da una idea de la importancia de este arte hace más de mil años. El antiquísimo interés chino por la creación de jardines fue derivando en miniaturas. La tendencia fue realizar jardines siempre en menor escala, pasando de paisajes observados en un jardín de tamaño considerable hasta todo un paisaje contenido en un tiesto.
     En algunas pinturas se aprecian árboles en tiestos llevados en ambas manos; es tan grande esta influencia que grandes poetas de la época hacen referencia en sus obras a los paisajes en miniatura. Algunos de ellos cuentan en antiguas leyendas que un poderoso mago, de nombre Fei JiangFeng, era capaz de encerrar casas, bosques e incluso montañas en pequeñas urnas. En China se practicaban dos estilos de preparación de bonsái de acuerdo con su geografía: en el estilo del norte se buscaba la armonía por medio de la eliminación de ramas y las diversas técnicas de poda; el estilo del sur se caracterizaba por respetar la forma del árbol, recurriendo sólo a la poda, regularmente se trabajaban árboles que se colectaban en las viejas montañas de China. Posteriormente, durante la dinastía Song (9601279 d.C.), este arte alcanza su nivel máximo de expresión y se establece como una escuela artística. Durante la dinastía Ming, penúltima de la dinastía china (13681644 d.C.), el bonsái se transformó en un arte tradicional no sólo concerniente al emperador y los nobles, sino también al pueblo en general. Fue en este periodo que se escribió el libro Espejo de flores, de Hsu HaoTzu, en donde se describen técnicas y métodos de entrenamiento, identificación de especies y otros tópicos referentes a la jardinería.
      Hacia los siglos x y xi, los misioneros chinos llevaron a diversas partes de oriente y Japón los penjing como manifestación divina, considerando su cultivo y cuidado un objeto religioso que podía acercar a dios. Los cultos japoneses pronto encontraron técnicas eficaces para el desarrollo de lo que a la postre sería denominado como bonsái. En una obra de 1688 aparece referido el término pentsuai, que resulta el equivalente de la palabra japonesa bonsái, término que significa plantar en maceta.


DE JAPÓN PARA EL MUNDO.

        Tras la introducción del budismo en Japón, alrededor del siglo vi d.C., primero a través de Corea y más tarde directamente de China, multitud de monjes se desplazaron hasta Japón. El bonsái propiamente dicho llegó a Japón durante el periodo Kamakura (11851333) por la secta Zen, la cual empapó a los japoneses de diversas expresiones artísticas como la poesía, la pintura, la arquitectura y el arte de los jardines. Este periodo se caracteriza porque el artista tenía mayor libertad de expresión, obteniendo por diversas técnicas gran realismo.
     Otra referencia el bonsái se puede destacar en una obra de teatro Noh, presentada en el siglo xiv, que cuenta la historia de un samurái pobre que recibe la visita de un shogun viajando de incógnito y cómo, para que su huésped no pase frío, sacrifica sus únicas posesiones de valor: tres bonsáis, que termina por quemar. Hay que destacar que uno de ellos era un pino, esto es, se aprecia al árbol por su forma y no tan sólo por sus flores y frutos.
Durante este siglo, el cultivo del bonsái se consideraba un arte refinado en Japón, cuya manifestación no sólo se dio entre las clases nobles, sino que se extendió al pueblo por igual. Así llegó a ser una tradición que, como se sabe, se practica hasta ahora.
    En el transcurso del periodo Edo (16151368) se desarrollaron árboles con formas grotescas y bizarras. El bonsái también fue inspiración para poemas y grabados, e incluso los árboles de este periodo se pueden apreciar aún en diversas colecciones a lo largo de Japón. Fue en este país donde este arte se consolidó, sentando las bases y preceptos que han llegado hasta nuestros días: de llamarse penjing se le denomino bonsái, cuyo kanji se escribe de la siguiente manera:
    Una vez que los japoneses aprendieron las técnicas del penjing, lo modificaron y enriquecieron, dando lugar a la expresión artística que conocemos hoy día. Existen referencias de lo que se podría considerar un congreso de artistas, estudiosos de los clásicos chinos y poetas, que tuvo lugar en las inmediaciones de Osaka a principios del siglo xix, y que al parecer tenía el propósito de discutir ciertas técnicas y estilos recientes del mundo de los árboles en miniatura. Según se cuenta, fue durante esta reunión que se tomó la iniciativa de usar la palabra bonsái para referirse a un árbol cultivado artísticamente en maceta.
    Durante la segunda mitad del siglo XIX, Japón —que por entonces era un país aislado por voluntad propia, a diferencia de China— se abre a Occidente. Aparecieron durante este momento histórico verdaderos profesionales dedicados a extraer material prometedor de colinas, cerros y montañas. Gradualmente, como era de esperarse, dicho material comenzó a escasear por la sobreexplotación, dando inicio a una nueva etapa en la historia del bonsái. Aparecieron entonces centros especializados en el cultivo de plantas y árboles, así como los primeros prebonsáis, material arbóreo listo para ser trabajado por los maestros de la época.
     Durante la era Meiji (18681912) se inició el bonsái contemporáneo, incluso el emperador lo impulsó como un arte nacional, de manera tal que el término bonsái se oficializó. La tendencia de este bonsái contemporáneo fue realizar árboles de mediano tamaño, fácilmente trasportables en dos manos, contrastando con la tendencia de siglos anteriores, que era de árboles grandes contenidos en tiestos. También en este periodo, el bonsái se consagró como un arte destinado a todos los estratos sociales.
    Más o menos por la misma época llegó el bonsái a Europa, durante la era victoriana, con la Great Exhibition of the Works of Industry of all Nations, que destacaba el progreso de la tecnología, las ciencias y las artes, y que se celebró en el conocido Palacio de Cristal de Londres en 1851.


   Entre las primeras apariciones del bonsái se encuentra la exhibición realizada en París en el año de 1878. En 1909, en la exposición en Londres, el pueblo inglés pudo apreciar y asombrarse de nueva cuenta con la forma y estética de estos árboles de técnica japonesa: la conjunción armoniosa de edad con pequeñez les resultó cautivante. Por las mismas fechas, el magnate y banquero francés Albert Kahn creó un soberbio jardín en donde se podían observar muestras de bonsáis. Otras exposiciones de dichos árboles se llevaron a cabo en París en 1925 y 1937.
    Sin embargo, la práctica de este arte en un principio fue mal entendida en Occidente, puesto que se consideraba una forma tortuosa de mantener un árbol en condiciones diferentes a las que ofrece la naturaleza. Se expresaba que los árboles eran colocados boca abajo, que se injertaba sobre otro en posición normal para así conseguir la aparición de raíces, e incluso se habló de antiguas “técnicas mágicas”. Con la presencia de maestros bonsayistas en Occidente, estas teorías quedaron en el olvido, y se inició el estudio científico del bonsái. El primer tratado europeo al respecto, llamado Las causas fisiológicas que conducen al achicamiento de los árboles en los cultivos japoneses, data del año 1889 y fue escrito por el francés J. Vallot e impreso en el boletín de la sociedad botánica de Francia.

EL ARTE DEL BONSÁI

    Esta manifestación artística no es una simple adicción; su labranza requiere compromiso, pues nos hacemos responsables de una forma viviente, que demanda paciencia y muchos años de aprendizaje constante. La práctica de las técnicas del bonsái transmite tranquilidad y calma, en su expresión se busca encontrar la armonía y expresar nuestro espíritu a través del árbol. Nos enseña a amar y comprender la naturaleza, puesto que el bonsái puede ser considerado como una verdadera escultura viviente que nunca deja de manifestarse. Para el pensamiento occidental, las cosas que adquieren valor histórico, místico o cultural son resguardadas en museos, incapaces de tocarse y modificarse. Sin embargo, para el pensamiento oriental, concretamente respecto del bonsái, estos árboles pueden tocarse e incluso mejorarse, reflejando el espíritu del hombre que está en completo desarrollo. Su conocimiento requiere muchos años y la experiencia se trasmite de generación en generación, al grado de que se pueden observar árboles a los que se les calcula una edad de 400 años o más.
    Para el cultivo del bonsái se debe tomar en cuenta que, en primer lugar, un bonsái es un árbol; por tanto, como ser vivo, requiere cuidados especiales y permanentes. La fisiología del bonsái y de un árbol en la naturaleza es prácticamente la misma, se deben conocer las partes de un árbol y cómo funcionan entre sí, pues esto es un auxiliar fundamental para mantenerlo vivo y aplicar las técnicas básicas de formación durante su entrenamiento (o cultivo).


    Las partes del árbol con que debemos familiarizarnos son la raíz, el tronco, las ramas y las hojas. La raíz es la parte subterránea que forma el sistema radical; en él se distinguen las raíces principales, las raíces secundarias y los pelos absorbentes o raicillas, que se caracterizan por la ausencia de clorofila. Algunas de sus funciones son fijar la planta al suelo y la absorción de agua, nutrimentos y minerales. El éxito del transplante de un árbol que está siendo entrenado como bonsái es conseguir la multiplicación masiva de raicillas, en las cuales se promueve la absorción de agua. Estas raicillas son importantes para lograr la supervivencia del árbol que se encuentra en entrenamiento; tratándose de árboles prebonsái, la reducción de las raíces es lenta, conservando aproximadamente las dos terceras partes del árbol original.
El tronco (tallo) se eleva siempre en vertical y forma la estructura de sostén del follaje; en él podemos observar el duramen (madera), el xilema o capa interna de células, compuesta de vasos capilares que conducen agua y nutrimentos desde la raíz, el cambium, capa de células intermedia responsable del control del crecimiento y de los procesos de cicatrización cuando descortezamos, el floema, capa periférica de células, responsable de la distribución de los azúcares y hormonas vegetales producidos en las hojas y, finalmente, la corteza, capa externa resultante de la acumulación de capas muertas de floema que aísla del medio externo los tejidos, protegiéndolos de la deshidratación, plagas, enfermedades y cambios climáticos extremos.
    Cada hoja es, básicamente, una fábrica de alimentos. La hoja consta del limbo, nervaduras y el pecíolo que une al limbo (cuerpo de la hoja) con el tallo y la vaina donde el pecíolo se inserta en el tallo. El conjunto de hojas puede defoliarse para conseguir la reducción de su tamaño y hacer más proporcionadas las estructuras del árbol. En nuestro medio urbano, al adquirir un bonsái en alguna tienda especializada o vivero se comete el error de tenerlo en el interior de la casa; esto puede ser una grave situación en la cual se compromete la salud del árbol, al grado de correr el riesgo de morir. Recordemos que el bonsái no es un adorno para exhibir y elevar el ego; en él, la máxima eficiencia fotosintética se produce a temperaturas mayores que las que corresponden al mismo árbol en la naturaleza, justo porque en los bonsáis hay una masa fotosintética verde, en proporción, superior a la del árbol en su estado natural.


   Éste es otro motivo por el que es tan importante tener los bonsáis al aire libre, en donde puedan obtener de la naturaleza el calor y la humedad necesarios para llevar a cabo su fisiología.
   Como el bonsái se encuentra en un medio reducido, es necesario proveerlo cada quince días de los nutrimentos básicos, que son nitrógeno, fosfato y potasio, entre otros. Al entender los procesos fisiológicos de un árbol, éste tendrá mayores oportunidades de desarrollarse sanamente a fin de aplicar las técnicas milenarias en él, como son la defoliación, la poda, el transplante, el retiro de corteza, la preservación de su madera o el alambrado, entre otras, para que pueda llegar a ser un bonsái. Debe mencionarse que un árbol entrenado en maceta se denomina hachiue; al respecto, un estudiante de este arte debe ser paciente y constante, ya que un árbol entrenado debe pasar siete años en maceta para ser considerado como un bonsái.
   Un elemento primordial del bonsái es que puede inspirar y elevar el espíritu humano: este hecho es aceptado tanto por entusiastas aficionados como por maestros bonsayistas. Es una alternativa para fomentar el amor y cuidado de la naturaleza.
  
FUENTES; Revista de Ciencias de la UNAM. No 101.

domingo, 19 de abril de 2020

HISTORIA DE LOS TRENES O FERROCARRILES.

HISTORIA Y EVOLUCIÓN DEL FERROCARRIL EN EL MUNDO.

       Uno de los primeros antecedentes de línea ferroviaria de los que se tiene conocimiento es una obra que seguía el camino del estrecho de Corinto en Diolkos y contaba con 6 kilómetros de longitud, este camino era utilizado para transportar barcos a través del istmo de Corinto durante el siglo VI A. C. Las plataformas eran empujadas por esclavos, las cuales eran guiadas por surcos labrados sobre piedra. Ésta línea funcionó durante 600 años. La función primordial de los Diolkos fue la transferencia de bienes, aunque en tiempos de guerra se convirtió en un instrumento privilegiado para la aceleración de las operaciones navales. La combinación de estos modos de transporte, similar a una vía férrea como transporte terrestre y los barcos seguían siendo únicos en la antigüedad.

       
    En la Alta Edad Media reaparecieron los ferrocarriles. El cardenal Matthäus Lang en el año de 1515 describe un funicular en el castillo de Hohensalzburg, Austria, llamado “Reisszug”. La línea utilizaba carriles de madera y era accionada por una cuerda de cáñamo la cual era movida por fuerza humana o animal. En la actualidad la línea aún sigue funcionando, aunque ha sido sustituida en su totalidad por materiales modernos y es una de las líneas más antiguas en servicio.
    Las líneas de vía estrecha que eran de rieles de madera empezaron a generalizarse en las minas europeas hacia el año de 1550. En el siglo XVII los vagones de madera trasladaban los minerales desde el interior de la mina hasta los canales donde se transbordaba el material al transporte fluvial. Al evolucionar estos sistemas, apareció el primer tranvía permanente en Pensilvania en 1810, el “Leiper Railroad”. En 1768 fue fabricado el primer carril con hierro formado por un cuerpo de madera recubierto por una chapa. Esto fue el paso para la elaboración de vías más complejas y aparecieron los cambios de agujas.
    En 1790 en el Reino Unido se utilizan los primeros carriles de acero. En 1803 se inaugura el primer ferrocarril público tirado por caballos. La invención del hierro forjado en el año de 1820, permitió aumentar su longitud a 15 metros y ya en 1857 se hacen definitivamente los carriles de acero.

   
    A partir de la observación del trabajo en las minas, el ingeniero británico Richard Trevithick ideó la primera locomotora de vapor que se desplazaba por rieles, en 1804. Cuatro años después realizó la presentación del nuevo vehículo, formado por una locomotora que arrastraba una vagoneta a lo largo de un breve recorrido. Aunque el sistema acabó descarrilando, la experiencia alentó nuevos intentos, que culminaron en la puesta en marcha de las primeras locomotoras destinadas no ya a la simple demostración, sino a la comunicación entre núcleos a distancia.
    En el año de 1825 en Inglaterra, con la locomotora Rocket de Stephenson dio inicio la red ferroviaria, que corría de Stockton a Darlington, en 1830 se inaugura la línea entre Manchester y Liverpool y el primer servicio de pasajeros. En el Reino Unido comienza una masiva inversión de capital para construcción de líneas férreas las cuales son imitadas por el resto del mundo.
   Robert Davison inició los trenes eléctricos en 1838, consistía en un carruaje equipado con baterías alcanzando 6.4 kilómetros por hora. En 1840 Biada comienza a desarrollar e impulsar el proyecto del ferrocarril entre Barcelona y Mataró, destinado al transporte de mercancías y viajeros. El 28 de octubre de 1848 inaugura el ferrocarril con su salida oficial de la estación de Barcelona y la llegada a Mataró. El viaje de vuelta se realizó en 35 minutos. El ferrocarril fue un éxito total y contribuyó a facilitar el crecimiento y la prosperidad del Meresme.
En 1857 se usan por primera vez los rieles de acero en Inglaterra, haciendo más eficiente el transporte de carga y pasajeros en ese país. En el año de 1863 se inaugura en Londres el primer ferrocarril metropolitano. 

     
     El primer ferrocarril eléctrico fue un tranvía que viajaba de Portrush y Giant´s Causeway, al norte de Irlanda en el año de 1883, se alimentaba por un tercer riel. No fue sino hasta 1888 que se introdujeron los cables de ferrocarril en tranvías que hasta ese entonces eran arrastrados por caballos. En Roslag, Suecia, se electrifica la primera línea ferroviaria. En la década de 1890 Londres, París y México (en 1896) entre otros, utilizan esta nueva tecnología para la construcción de líneas del metro urbanas. En ciudades medias, los tranvías fueron comunes y el único medio de transporte durante varias décadas. Estas líneas utilizaron corriente continua y la primera línea de corriente alterna fue inaugurada en Austria en 1904. En la Segunda Guerra Mundial hubo locomotoras en todos los frentes de combate.
    Fueron importantes en la Unión Soviética e incluso Estados Unidos facilitó muchas de éstas a los soviéticos para enfrentar la invasión alemana. Lastimosamente también fueron ocupadas para transportar a miles de personas a la muerte. La mítica locomotora alemana la BR 52, es un modelo refaccionado por decirlo de alguna manera de la gran BR 50, según los especialistas, la "primera locomotora de guerra.

  
     Las grandes necesidades de locomotoras alemanas para trenes de mercancías en Alemania durante la segunda guerra mundial explican la proliferación del número de unidades producidas. En primer lugar, se simplificó la construcción de las series 44, 50 y 86 (por ejemplo, se eliminaron los levanta-humos, ausencia de la segunda ventana lateral de cabina en algunas máquinas), se anularon los pedidos para otras series de locomotoras. La "primera locomotora de guerra" proviene de la serie 50. La construcción de la serie 52 no fue prevista en ningún programa de adquisición, ni siquiera en el de 1939. En 1941, se reconoció la necesidad de nuevas construcciones más simples. Este tipo de máquinas deberían, con una carga media por eje de 15 toneladas y una velocidad máxima de 80 km/h tanto marcha adelante como marcha atrás, tener las mismas prestaciones de las BR 50. Se deberían ahorrar cantidades significativas de material y de mano de obra con el fin de aumentar la rentabilidad.


      La BR 50 fue simplificada: de las 6000 piezas por máquina fabricada en tiempo de paz, solo fueron necesarias 5000, de las cuales, 3000 fueron simplificadas, de tal manera que el peso en vacío de la locomotora y del tender pasó de 165 toneladas a 139 toneladas (a partir de 1943: 130 Tn). Se pudo ahorrar 6000 horas de trabajo por máquina. Las locomotoras de vapor dejan de funcionar tras la II Guerra Mundial ya que los costos se incrementaron y se impulso el desarrollo de los motores de combustión interna, que economizaron e hicieron más potentes las locomotoras diesel. A partir de esto varias compañías ferroviarias iniciaron la conversión de sus locomotoras para líneas no electrificadas por locomotoras diesel.
  Con la producción a gran escala de autovías, el transporte ferroviario de pasajeros decayó, mientras tanto el transporte aéreo acaparo el mercado de viajes de larga distancia. La mayoría de los tranvías se sustituyeron por autobuses, mientras que la necesidad de transbordos hizo poco rentable el traslado de mercancías en distancias medias. Además, después de los acontecimientos del Gran escándalo del tranvía de los Estados Unidos el transporte ferroviario urbano se redujo considerablemente. Antes de los años 1930 la gran mayoría de los desplazamientos se realizaban en transporte público, especialmente en el interior de las ciudades, y sólo el 10% de los estadounidenses poseían automóviles. Hasta que, entre 1936 y 1950 empresas con gran interés en el automóvil, como General Motors, Standard Oil y Firestone crean la empresa National City Lines (NCL), que compra las redes de tranvías de 45 grandes ciudades de Estados Unidos para reemplazarlas por redes de autobuses fabricados por General Motors. Entre estas ciudades están Detroit, Nueva York, Oakland, Filadelfia, Saint-Louis, Salt Lake City, Tulsa, Baltimore, Minneapolis, Seattle y Los Ángeles.


    Se acusa a la General Motors y a sus asociaciones de haber querido eliminar el sistema de transporte público de los Estados Unidos con el fin de desarrollar la industria del automóvil. En 1974 el procurador Bradford Snell lleva ante el Senate Judiciary Comittee (Comité de Justicia del Senado) a General Motors por conspiración e intento de monopolio. Las empresas incriminadas fueron juzgadas por violación de la ley Sherman Antitrust y condenadas (con una multa de 5.000 dólares para General Motors y una multa simbólica de 1 dólar para el resto de asociados) por conspiración para favorecer la compra de autobuses General Motors pero no por haber eliminado a los tranvías.


    En 1973 la tendencia cambio a la baja por la crisis del petróleo, los tranvías que no se habían desmantelado han seguido hasta nuestros días por ser nuevamente rentables. Con la introducción de contenedores se mejoró la rentabilidad del transporte de mercancías. En Japón, en el año de 1964, con el tren de alta velocidad se recuperó al viajero interurbano.
  El primer tren bala japonés (conocido como Shinkansen) demostró que las grandes velocidades eran posibles. Los franceses perfeccionaron su TGV (Train à Grande Vitesse, ‘Tren de Alta Velocidad’). La primera vía para TGV, desde el sur de París hasta Lyon, se terminó en 1983 lográndose una velocidad comercial de 270 km/h. En 1994 se habían terminado otras cuatro líneas para TGV, que ampliaban el servicio de trenes de alta velocidad desde París hacia el norte y oeste de Francia y se iniciaron las líneas hacia el sur y la frontera española. Su velocidad ha superado los 300 kilómetros por hora.


   Pero la investigación aplicada por parte de la SNCF (Société Nationale des Chemins de fer Français, ‘Sociedad Nacional de Ferrocarriles’), no se detuvo aquí y en pruebas con tren real efectuadas en mayo de 2007 un TGV alcanzó la marca mundial de velocidad sobre rieles con un registro de 574.8 kilómetros por hora (356 mph). Los italianos y los alemanes han desarrollado su propia tecnología para las nuevas líneas de ferrocarril de alta velocidad y largo recorrido que ya han construido y están ampliando. La Unión Europea desea conectar estas nuevas líneas nacionales para poder ofrecer viajes internacionales en tren de alta velocidad sin interrupciones. Además de Japón, quien ha decidido construir una línea de alta velocidad y largo. 


     En el último cuarto del siglo XX, la evolución de las vías férreas ha estado marcada por la reacción en el mundo desarrollado ante la fuerza de la competencia del transporte por carretera y por aire, por la explotación de la electrónica y por una rápida difusión de los sistemas de metro (urbanos), tanto en países desarrollados como en vías de desarrollo. Deseosas de evitar el colapso en el transporte por carretera, las ciudades secundarias pudieron permitirse un sistema de ferrocarril urbano gracias al renacimiento de los tranvías de superficie como alternativa económica y eficaz al elevado coste de construir un sistema de metro subterráneo tradicional. El tranvía moderno, llamado también vehículo de vía estrecha, puede alcanzar los 100 km/h y transportar a más de cien pasajeros por vehículo.


    El transporte ferroviario de mercancías no escapa actualmente a la competencia que supone el transporte por carretera. Pero sucede que para llenar un tren se necesita un volumen grande de productos. Sólo cuando se dispone de carga suficiente en volumen y frecuencia para llenar uno que vaya desde la estación de origen sin paradas hasta la estación de destino, el ferrocarril muestra su poder competitivo. Así surgen los llamados trenes completos dedicados al transporte de mineral, carburantes, automóviles u otros productos, o los recientes trenes postales. Siguiendo esta línea de llenar un tren a base de paquetería se concibe el transporte intermodal o mixto, desarrollado a partir de la creación del contenedor, un envase metálico modulado de un tamaño suficiente para adaptar uno o dos cajones de este tipo tanto a la plataforma de un camión como a la de un vagón ferroviario. En los contenedores se acopla la mercancía de menor tamaño ganando en tiempo de manipulación, transporte y reparto. Con este sistema, los contenedores llegan por carretera hasta las estaciones ferroviarias, llamadas terminales de carga, donde se pueden ir apilando, y posteriormente pasan a los trenes mercantes donde se transportan, después de un largo recorrido, hasta otra terminal desde la que se hace la distribución de mercancía (en los contenedores) mediante camiones, siguiendo un camino inverso al de recogida.



    En los países desarrollados, estas terminales intermodales tienen un alto grado de mecanización con pórticos grúa o grúas marco y otros avances tecnológicos para conseguir que el transbordo de la carga del tren a camiones y remolques, y viceversa, sea un servicio ágil que favorezca el transporte con este sistema, que hoy resulta competitivo para el ferrocarril a partir de una distancia que se estima en unos 800 kilómetros.

FUENTE: Ings. María Camacho Ledesma, Thalía Eunice Rico Nieto.