LOS CABALLOS.
Los caballos y los humanos tienen una
relación muy antigua. Se cree que los nómadas asiáticos fueron los que
probablemente domesticaron a los primeros caballos hace unos 4.000 años,
momento desde el cual estos animales siguieron siendo esenciales para muchas
sociedades hasta el advenimiento del motor. De hecho, los caballos todavía
tienen reservado un lugar de honor en muchas culturas, y a menudo se encuentran
vinculados a multitud de hazañas bélicas.
Los caballos son animales mamíferos perisodáctilos –en cuyas extremidades poseen dedos terminados en pezuñas– que pertenecen a la familia de los équidos. Son herbívoros y el periodo de gestación de las hembras es de unos 11 meses, después del cual nace tan solo una cría. Existe únicamente una especie de caballo doméstico, sin embargo, podremos encontrar alrededor de 400 razas diferentes que se especializan en todo tipo de tareas, desde fuertes y resistentes animales usados para tirar de los aperos del campo hasta los más veloces empleados en las carreras.
Los caballos salvajes por lo general
se reúnen en grupos de 3 a 20 animales. Un semental lidera el grupo, conformado
por varias yeguas y ejemplares jóvenes. Cuando los machos jóvenes se convierten
en potros, alrededor de los dos años de edad, el semental los expulsa. Desde
entonces estos vagan con otros machos jóvenes hasta que pueden hacerse con su
propio harén. Los caballos viven
alrededor de 25 años y el color de su pelaje o capa puede ser muy variable. Se
desplazan de tres formas diferentes: al paso, al trote y al galope. Los
caballos duermen de forma fraccionada y son capaces de hacerlo de pie, aunque
para descansar profundamente siempre lo harán sentados en el suelo.
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DIFERENCIA ENTRE BAILE Y DANZA
Definición:
Los bailes son un conjunto de movimientos coordinados realizados en solitario o en pareja que responden a un conjunto de pasos ya establecidos para los diversos tipos de bailes existentes. Es una expresión completamente natural y espontanea del ser humano. Dinamiza la vida del hombre y la mujer. Es una de las tantas formas de expresión desarrolladas de forma libre según la cultura y el folclore de una comunidad o persona. La danza es mucho más artística, es más exigente que el baile, aunque no suele ser una regla estricta. Muchos bailes exigen tanta preparación como la danza.
Características:
Quienes practican la danza se dedican a ella desde la más tierna infancia. La danza requiere de una formación específica para alcanzar un nivel profesional. El baile se practica como un momento de diversión y esparcimiento. El baile puede empezar a ser estudiado y practicado a cualquier edad. Muchos bailes requieren de capacitación, pero para ejecutar la mayoría, solo necesitas aprender los pasos básicos que rigen cada género musical. Un baile puedes aprenderlo en horas y lo perfeccionas con la práctica. La danza exige una determinada condición física, pues cada conjunto de movimientos son rutinas que requieren determinadas características físicas.
Quienes practican la danza siguen un
estilo de vida saludable, no se permiten cambios en su musculatura o en su
peso. El baile no sigue una rutina específica, se desarrolla de manera libre.
Solo tienes que seguir el ritmo de la canción y ejecutar los pasos que conoces.
En la danza se ejecutan figuras y movimientos que siguen una estructura. En la
danza es necesario no solo capacitar el cuerpo y conocer la rutina, sino que
debe estudiarse música para entender el ritmo. Para el baile, no es necesario
estudiar, a menos que desees dedicarte de manera profesional. Los bailes pueden
ser improvisados. No requiere entrenamiento técnico. A veces se improvisa para
adaptarse al movimiento de la pareja. En la danza se adaptan los pasos y se
establece una rutina cuidadosamente adaptada a la música y a su ritmo.
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CASA DE PLAYA.
La definición correspondiente a esta locución es vivienda de material, madera, premoldeada, de barro, de piedra o de cualquier otro material constructivo que está emplazada al borde de una playa marítima o a pocos metros de ella.
Aunque también se puede dar este nombre al tipo de construcciones que se ven en las ciudades o pueblos que están al borde del mar y cuyas actividades fundamentales son la pesca y el turismo.
Cada vez más personas eligen vivir
junto al mar. También cada vez más se elige veranear allí durante las
vacaciones como forma de esparcimiento, descanso y deporte. Esta es la razón
por la cual la construcción en esa zona se ha vuelto, no solamente rentable,
sino uno de los desafíos de la arquitectura y de la ingeniería.
A principios del siglo XX cuando se
inició la masiva salida a las playas comenzó el desafío habitacional. Fue así
que las primeras casas de playa eran espaciosas pero realizadas a la manera de
una casa convencional de una ciudad. Tenían, en algunos casos, características propias
de la zona, como por ejemplo, en la ciudad de Mar del Plata, Argentina, estaban
construidas con bloques de piedra y con forma de chalet a dos aguas.
Con el tiempo, sin embargo, se
comenzaron a diseñar otro tipo de viviendas, sobre todo cuando estaban cerca de
la costa en las que se tenía en cuenta la posibilidad visual del mar. Ha sido
de esta manera que en muchos lugares del mundo se ven casas cuya estructura
está basada en ventanales en vez de muros.
Un ejemplo actual de esto son las
cabinas con patas articuladas que minimizan el impacto sobre el suelo. Es una
edificación pequeña, eficiente en cuestiones energéticas
Otra propuesta son cabañas de madera
que puede tener el formato tradicional o uno más sofisticado como el de un
prisma triangular, como existe en Atlantic Beach, Florida, Estados Unidos. Este
tipo de construcciones es más común en zonas donde abundan bosques o donde es
fácil conseguir la madera.
Existe la opción también de levantar
una casa de barro o directamente una autosustentable. En este último caso se
tiene en cuenta no solamente el entorno, sino la luz solar recibida para usarla
como energía; el tratamiento de aguas servidas; la recolección del agua de
lluvia; el tratamiento de residuos por un biodigestor, además de la posibilidad
de una huerta orgánica
Estas propuestas más modernas y
cuidadosas están ayudando a contrarrestar y preservar a que las zonas marítimas
de la contaminación que están sufriendo por la industria y el tránsito de
embarcaciones.
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CUANDO REGAR LAS PLANTAS.
Presta atención a tus plantas a diario y, de este modo, podrás observar las señales visibles que ellas mismas dan cuando necesitan más o menos agua. Ten en cuenta estos factores para saber si las plantas necesitan agua y hay que regarlas o no:
Por ejemplo, si en invierno tus camomilas necesitaban ser regadas cada 15 días, con la llegada de los meses calurosos es seguro que necesitarán de más agua. La mayoría de plantas pasan los meses fríos en un estado vegetativo en que precisan de mucha menos humedad y nutrientes, pero este proceso se invierte en los meses de primavera y verano.
Si los bordes de las hojas amarillean
o ves los pétalos de sus flores secarse prematuramente, es probable que la
planta necesite de un mayor aporte de agua o bien, que necesite más sombra.
Otro detalle en el que puedes fijarte
es en el propio sustrato. Excepto las especies más resistentes a la sequía, la
mayoría de plantas deben ser regadas cuando la capa superficial (hasta 2 o 3 cm
de profundidad) del sustrato aparece seca y quebradiza.
Si, por el contrario, tu planta
parece perder fuerza en sus tallos, que caen lánguidos, o algunas de sus hojas
o partes muestran manchas oscuras por el ataque de hongos o la pudrición,
probablemente, la planta esté soportando niveles de humedad excesivos. En tal
caso, riégala menos y ponla al sol.
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LOS GATOS Y EL AGUA.
Los gatos son reacios al agua por su
origen y procedencia. El hecho de que la mayoría de ellos provienen de El Medio
Oriente, lugar poblado de desiertos en el que el acceso al agua era escaso, los
condicionó a desconfiar de este elemento simplemente por extrañeza y
desconocimiento.
A diferencia de los perros,
habituados a moverse en espacios poblados de ríos, los felinos percibían el
agua como un bien escaso, poco presente en su rutina habitual.
A medida que fueron domesticados, e
interactuaron con otras zonas en las que el agua era un elemento presente y
cotidiano, su carácter curioso los predispuso a acercarse a ella, siempre bajo
los parámetros del respeto y la prudencia.
Para los gatos el agua no es sinónimo
de limpieza. Nuestros felinos disponen de un tipo de saliva que elimina la
grasa, y de una lengua con una textura que facilita que puedan acicalarse,
deshaciéndose de la posible suciedad de su cuerpo, sin necesidad de pasar por
el grifo. Ahora bien, eso no implica negar que a los gatos les gusta el agua y
que no puedan disfrutar de la sensación de interactuar con ella, sobre todo, en
términos de entretenimiento y juego.
De hecho, la mayoría de los gatos suelen ser excelentes nadadores, y muchos de ellos se caracterizan por demandar el contacto con el agua como terapia de juego y relación con sus propietarios. Entre ellos, cabe destacar el gato de raza de Bengala, que adora pasar por la bañera y chapotear a su gusto. Algo parecido le ocurre a la raza Main Coon, de enorme tamaño y pelaje. Y qué decir de la raza Van Turco, originariamente apodado como “el gran nadador”.
Pero, independientemente de que tu gato sea de una raza u otra, lo fundamental es que no perciba el agua como un peligro, sino como una opción más para curiosear y disfrutar a su antojo. Este aspecto es fundamental en los meses estivales, en los que tu gato está sometido a las altas temperaturas y busca fórmulas para sentirse cómodo y fresco.