viernes, 21 de mayo de 2021

AMENAZA POR LLUVIA.

AMENAZA POR LLUVIAS.
 
La lluvia es un término ligado al concepto de precipitación, el cual se define como la caída directa de agua en estado líquido o sólido sobre la superficie terrestre. El término precipitación incluye la lluvia, la llovizna, el granizo y la nieve, entre otros. No obstante, para efectos del presente proyecto se hace referencia únicamente a las lluvias intensas, pues estas constituyen los eventos pluviales más significativos en la hidrología de las regiones tropicales expuestas al desarrollo de sistemas sinópticos peligrosos y no se hace referencia directa a fenómenos asociados como son el granizo o la nieve. Estas lluvias desencadenan procesos hidrológicos que pueden llegar a ser catastróficos, como las inundaciones, los deslizamientos o los aludes torrenciales. Adicionalmente, dichos procesos en combinación con otros como por ejemplo los sismos, pueden generar situaciones catastróficas extraordinarias. Por otro lado, tampoco se incluye en el presente análisis, las lluvias asociadas directamente con huracanes (lluvias huracanadas) los cuales tienen un tratamiento independiente.

La lluvia es un proceso atmosférico iniciado con la condensación del vapor de agua en las nubes. Según la definición oficial de la Organización Meteorológica Mundial la lluvia es la precipitación de partículas de agua líquida de diámetro mayor de 0.5 mm o de gotas menores pero muy dispersas. Si no alcanza la superficie terrestre no sería lluvia sino virga y si el diámetro es menor sería llovizna. La fuente principal de las lluvias son las nubes, pero no se llegan a producir hasta que las partículas diminutas que las constituyen se unen y consiguen un tamaño suficientemente grande como para vencer la fuerza ascendente de las corrientes atmosféricas. La posibilidad que se produzca la lluvia depende de tres factores principales: la presión atmosférica, la temperatura y especialmente la radiación solar.
La formación de la lluvia incluye las siguientes etapas:
(a) Condensación.
(b) Coalescencia.
(c) Cristales de hielo.
(d) Convección.

CONDENSACIÓN
La formación de la lluvia impone la existencia de la condensación dentro de la atmósfera, debida a su enfriamiento. Esta condensación se facilita por la presencia, en la atmósfera, de partículas o moléculas, denominadas núcleos de condensación, entre los que destacan el polvo, las moléculas de cloruro sódico, así como productos de la combustión del azufre y compuestos nitrosos.
Existen diversas formas de condensación:
Por elevación frontal: cabalgamiento del aire húmedo sobre el aire frío. Por elevación orográfica: elevación de una masa de aire húmedo cuando intenta traspasar un obstáculo o una región montañosa.
Por elevación convectiva: se produce por el calentamiento del aire (sobre todo en verano) que hace que se genere una corriente de convección que arrastra toda la masa de aire húmedo hacia arriba.
En los inicios de la condensación se generan microgotas con tamaños de 10 a 30 micras; estas tienen una velocidad de caída muy baja, por lo que la turbulencia de la atmósfera las mantiene en suspensión, siendo este fenómeno el que logra mantener la nube en situación de equilibrio.
 
COALESCENCIA
Basándose en la formación de las microgotas, se puede producir un proceso de captura de estas partículas por atrapamiento de las gotas más próximas, es decir, si una microgota atrapa en su caída a otra, aumenta su volumen y su velocidad de caída, por lo que también aumenta la probabilidad de atrapar a un mayor número de microgotas. Por otra parte, la gota que ha crecido por el efecto de la coalescencia hasta alcanzar los 3/5 mm, puede fraccionarse en varios trozos que iniciarían un nuevo proceso de coalescencia, tras chocar con otras o tras alcanzar un diámetro excesivo.

CRISTALES DE HIELO
Este proceso se basa en la existencia de cristales de hielo en las denominadas “nubes frías”. Estos cristales (copos), de forma arborescente (sistema cristalino hexagonal) tienen una gran capacidad de absorción del vapor de agua y de microgotas, por lo que aumentan de tamaño rápidamente e inician la precipitación, que puede ser en forma de lluvia si se funden en su caída o en forma de nieve o granizo si no se produce la fusión. La coalescencia y los cristales de hielo pueden producirse de forma simultánea, aunque los últimos son más frecuentes en las partes altas de las nubes frías, mientras que la coalescencia se da en la parte baja de las nubes “cálidas”.
 
CONVECCIÓN
Las lluvias intensas usualmente se producen por procesos de convección. La convección en la atmósfera terrestre involucra la transferencia de enormes cantidades del calor absorbido por el agua. Además, forma nubes de gran desarrollo vertical (como cúmulos Congestus y, sobre todo, Cumulonimbos, que son los tipos de nubes que alcanzan mayor desarrollo vertical). Estas nubes son las típicas portadoras de tormentas eléctricas y de grandes aguaceros. Al alcanzar una altura muy grande (por ejemplo, unos 12 ó 14 km) y enfriarse violentamente, pueden producir lluvias intensas con tormentas de granizo, ya que las gotas de lluvia se van congelando al ascender violentamente y luego se precipitan al suelo ya en estado sólido.

Es importante distinguir entre lluvias intensas e inundaciones. El primer concepto es de tipo meteorológico y el segundo de carácter hidrológico. Mientras que en el primer caso sólo influyen factores atmosféricos, en el segundo intervienen factores variados como la pendiente del terreno, el tipo del suelo o cubierta, elementos y construcciones humanas circundantes a la zona afectada, etc. En igualdad de condiciones meteorológicas, los efectos de las inundaciones pueden ser muy variados dependiendo de las demás variables mencionadas.
Según su origen las lluvias se pueden clasificar en:
(a) Convectivas
(b) Orográficas
(c) Ciclónicas.

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   LA PRINCESA DE LA LLUVIA.

Un día muy muy lluvioso la princesa y otros niños jugaban en casa, la lluvia no paraba y seguía, parecía que no tuviese fin.
El rey mandó a su hija y a su amigo el conejo a averiguar qué es lo que estaba pasando.
Llegaron a una montaña donde había un pequeño ente de color verde, parecido a un troll, que le prometió a la princesa deshacerse de la lluvia si le daba un beso de amor.


La princesa se negó y la lluvia continuó por años y años, tanto así, que pasaron 30 años.
Un día, cansada del eterno mal tiempo, aceptó ir a ver al troll a la montaña y, para su sorpresa… ya no estaba.
El troll había perecido y con él, cualquier solución para mejorar el tiempo.
Ella lloró y lloró, hasta que un Dios la escuchó, él le concedió un deseo: traer de regreso al troll para que la ayudase.
¿Por qué no pidió que cesara la lluvia?
Porque ella tenía un buen corazón.
Al ver esta acción, el troll le prometió parar la lluvia por completo.
Todos vivieron felices y el troll se hizo amigo de la princesa de la lluvia.
 
FIN


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