La lluvia que cae sobre la tierra contiene dióxido de carbono disuelto que se encuentra en el aire. Esto causa que el agua de lluvia sea un poco más ácida debido al ácido carbónico (el cual se forma de la mezcla del dióxido de carbono y el agua). La lluvia al caer erosiona las rocas, el ácido se disuelve sobre éstas y posteriormente se convierte en iones. Estos iones se depositan en los arroyos y ríos llegando finalmente a los océanos. Muchos de los iones disueltos son aprovechados por los organismos que viven en los océanos y son removidos del agua. Otros de estos iones permanecen por largos períodos de tiempo causando que las concentraciones se vayan incrementando con el tiempo.
Se entiende por desastres naturales aquellos cambios violentos o repentinos en la dinámica del medio ambiente, cuyas repercusiones pueden causar pérdidas materiales y de vidas, y que son producto de eventos ambientales en los que no se halla presente la mano del ser humano, como son los terremotos, inundaciones, tsunamis, entre otros.
Se los cataloga como desastres dado que las condiciones ambientales se van a los extremos, superando los límites de lo tenido por normal. Así, un sismo puede resultar inofensivo, pero si aumenta su intensidad y se vuelve un terremoto, seguramente ocasionará muertes, destrucción y cambios estructurales en la superficie terrestre.
No debe confundirse a los desastres naturales con los desastres medioambientales, caracterizados por la presencia de una sustancia específica que contamina, degrada o destruye el equilibrio químico, físico o biótico de un ecosistema. Este tipo de tragedias medioambientales suelen ser consecuencia directa de actividades humanas irresponsables con el entorno.
Sin embargo, uno podría alegar que estos desastres nunca son exclusivamente naturales, ya que en cierta medida se pueden complicar o incluso deber a una mala planificación (incluso a la falta total de planificación), por parte de las sociedades humanas. Aun así, fenómenos impredecibles como la erupción de los volcanes resultan retos importantes para incluso las más desarrolladas y organizadas de las sociedades.
Los desastres naturales se pueden clasificar de acuerdo a su naturaleza, de la siguiente manera:
Deslizamientos de masas. Se entiende por ello a los aludes, avalanchas y otros corrimientos de masas terrestres, como ríos, piedras, montañas, lodo, etc.
DESASTRES BIOLÓGICOS. Aquí entran las pandemias y extinciones masivas, entre otros brotes infecciosos que pueden o no atacar directamente al ser humano.
ERUPCIONES VOLCÁNICAS. Cuando el magma hirviente de las profundidades de la Tierra brota hacia afuera violentamente, da origen a volcanes. La lava caliente origina nuevas capas de superficie y lo destruye todo a su paso.
FENÓMENOS ESPACIALES. Aquí entran la caída de objetos desde el espacio como meteoritos, vientos solares y otros fenómenos provenientes de fuera del planeta.
Incendios forestales. La sequía, el intenso sol o la presencia de vidrio y otros materiales que concentran los rayos solares haciendo de lupa, pueden iniciar incendios enormes, que devoran hectáreas de pastizales e incluso bosques enteros a su paso, acabando con la vida y ensuciando masivamente la atmósfera con sus humos y partículas en suspensión.
TERREMOTOS. Se llama así a los movimientos espasmódicos y desordenados de la corteza terrestre, consecuencia de los movimientos de las placas tectónicas. Pueden ser leves y ocasionar poco daño, o ser sacudones terribles que derriban árboles, edificios y montañas.
Tsunamis e inundaciones. Consecuencia de terremotos sumarinos o de abruptos cambios climáticos (como el fenómeno El Niño), lo anegan todo a su paso, sumergiendo casas enteras y acumulando masas de agua que arrastran todo a su paso, arruinando cosechas y pueblos enteros.
La Tragedia de Vargas, una vaguada en el litoral de Venezuela en 1999, que ocasionó lluvias intensas durante una semana y deslaves masivos de tierra, por lo que es catalogada como el alud de barro más mortal de la historia por el Récord Guinnes.
La gripe española de 1918, una pandemia que mató alrededor de 40 millones de personas.
El tsunami de Japón de 2011, consecuencia de un terremoto catastrófico en la cuenca del Océano Pacífico de 9,0 grados en la escala de Richter, que creó olas de hasta 40,5 metros de altura.
La erupción del monte Vesubio, que sepultó en lava la ciudad romana de Pompeya en el año 79 d.C.
El terremoto de Chiapas de 2017, ocurrido en septiembre de dicho año y con epicentro en la ciudad mexicana, tuvo una intensidad de 8,2 en la escala de Richter y dejó 98 muertos y 2.500.000 afectados.
El Huracán María en 2017, el tercer huracán de la temporada del año en el Caribe, luego de Irma y José, también devastadores. Ocasionó la muerte de alrededor de 500 personas y fue particularmente cruel en Puerto Rico, que aún se recuperaba de los daños causados por Irma.
Por tanto, el amor de pareja se refiere a una relación sentimental en la cual los individuos se sienten bien al compartir sus vidas y proyectos con otros que les brindan su apoyo, aconsejan y respetan.
El amor es un sentimiento universal que todos los seres humanos somos capaces de sentir y experimentar hacia otro individuo, animal o cosa.
Sin embargo, el amor de pareja va más allá de sentir mariposas en el estómago, este amor involucra compromiso, entendimiento y respeto del espacio individual.
Es decir, el amor de pareja es un sentimiento que se construye y se fortalece con el pasar del tiempo, de allí que se diferencie del amor a primera vista, de las pasiones fugaces e, incluso, de la necesidad de dependencia.
Por el contrario, el amor de pareja se basa en el sentido de reconocer que las personas somos seres individuales que necesitan realizar metas personales y de un espacio en el cual se comparte con otros seres queridos o compañeros, nadie le pertenece a nadie.
Por ello, el amor de pareja representa más bien la consolidación de un sentimiento maduro que sabe reconocer las necesidades individuales, lo que en ocasiones también, conlleva a realizar algunos sacrificios en función del bienestar del ser amado.
Por ejemplo, asistir a un evento social que no es del todo de nuestro agrado pero, al cual vamos por el hecho de compartir un momento diferente con nuestro ser querido.
Sin embargo, para que el amor de pareja se mantenga vivo a lo largo del tiempo es necesario que ambas personas se sientan realmente comprometidas el uno con el otro y, sean conscientes de sus individualidades para que puedan apoyarse recíprocamente en sus objetivos personales.
El amor de pareja no se trata del dominio sobre el otro, por el contrario, es un amor libre que permite mostrarnos tal cual somos, dar a conocer lo positivo y lo negativo, así como, valorar y reconocer lo que la pareja hace por nosotros.
Lamentablemente, el amor de pareja no siempre es verdadero o sincero, esto depende de lo que cada persona busca y su finalidad. Los amores de pareja que se basan en mentiras, reproches, dependencias o buscan satisfacer una carencia, por lo general, terminan pronto.
La persona da lo mejor de sí cada día.
Se reconocen las faltas y se piden disculpas sinceras.
Los triunfos se comparten y celebran.
Se busca el bienestar y crecimiento constante de la persona amada.
Se brinda el apoyo y la ayuda necesaria en caso de fracaso o de estar atravesando por un momento difícil.
Se respetan las opiniones y los espacios que cada uno necesita como individuo.
Prevalece la sinceridad de lo que se dice y se siente.
Se comparten proyectos y objetivos.
Se comparten valores que fortalecen el amor en pareja.
Una atmósfera saludable
Los ecosistemas generan conciertos siempre únicos, que van variando en función de los ciclos de la Naturaleza, incluyendo las fases lunares, las estaciones y un sinfín de factores derivados del entorno. Se trata, en suma, de una atmósfera de la que formamos parte, en la que nos sentimos integrados de un modo casi hipnótico.
Al igual que ocurre cuando abrazamos un árbol, escuchar estos sonidos consigue normalizar las funciones orgánicas y nos transmite al mismo tiempo una buena dosis de energía, mejorando nuestra salud mental y física.
Sonidos agradables
Escuchar el sonido de las olas y los sonidos del bosque sólo 10-15 minutos una hora antes de dormir mejora el sueño. Los sonidos de la naturaleza inconscientemente afectan al cerebro causando una sensación de serenidad, alegría y felicidad.
Un estudio realizado por psicólogos demuestra que los sonidos de la naturaleza y música relajante disminuyen la influencia de la depresión en una persona en un 20-25%. Para hacer masaje, gimnasia o meditación tibetana nuestros sonidos ayudarán a crear un ambiente agradable y adecuado para estas prácticas.
Pero lo principal aquí es escuchar a su cuerpo porque los sonidos deben de ser agradables para ti. Si le gusta el sonido del mar más que el canto de los pájaros será mejor escuchar lo que Vd. prefiere.
Dinámico, es propiamente el equilibrio y se refiere a la capacidad que tiene la persona para mantener la postura sobre una superficie que se mueve.
Tanto en el equilibrio dinámico como el estático, el cuerpo debe vencer la gravedad para mantener la postura.
Además del cerebro que interviene en la coordinación del equilibrio, también encontramos que el cerebelo a través de su región llamada vestibulocerebelo, se encarga de mantener y de regular el equilibrio.
El equilibrio es necesario para el cuerpo humano, debido a que es la manera que tienen nuestras estructuras de mantenerse activas durante las diferentes posturas que se realizan día a día. Además, gracias a todos los sistemas que colaboran para coordinar esta capacidad física, podemos mantener el centro de gravedad en su posición y así evitamos las caídas constantes.
Cuando algunas de las regiones del sistema nervioso central o el oído se alteran por alguna causa ya sea interna o externa, encontraremos fallas para mantener el equilibrio del cuerpo, lo cual conlleva a aumentar la base de sustentación y a utilizar otros tejidos para equilibrar el cuerpo.