¿POR QUÉ LAS BURBUJAS SON REDONDAS?
Cuando se combinan el jabón y el agua, sus moléculas se mezclan y forman una película de jabón que tiene poco o ningún volumen, es decir, es plana. Cuando se añade volumen -o se hace una burbuja- se crea una tensión superficial.
La tensión superficial es una fuerza que hace que los líquidos se estiren. ¿Has visto alguna vez a un insecto caminar por encima del agua? La tensión superficial lo hace posible.
Así, el agua y el jabón se estiran alrededor del volumen extra atrapando el aire en su interior. Cuando esto ocurre, la película de jabón se estira en forma redonda porque las esferas son la forma geométrica más fuerte y eficiente y ocupan la menor cantidad de espacio.
Así, cuando se añade volumen a la película de jabón, ésta se estira hasta adquirir una forma esférica y nace una burbuja perfectamente redonda.
¿QUÉ HACE QUE LAS BURBUJAS DE JABÓN
TENGAN EL COLOR DEL ARCO IRIS?
Cuando observas una varita de burbujas, te das cuenta de que la película de jabón es brillante y brilla con los colores del arco iris. Entonces, cuando soplas una burbuja, ¡la burbuja se convierte en un pequeño y mágico orbe de arco iris! ¿Pero por qué?
Como ya hemos comentado, una burbuja está hecha de agua, jabón y aire. ¿Qué tienen en común estas tres cosas? Que son transparentes. Por eso, al soplar una burbuja, las ondas de luz pueden entrar en ella desde todos los ángulos y reflejarse tanto en la superficie exterior como en la interior de la burbuja.
Mientras una burbuja flota, los colores pueden parecer cambiantes porque el grosor de las capas de jabón y agua puede crear combinaciones de colores específicas. Lo que vemos son múltiples colores de ondas de luz que rebotan y se superponen entre sí, creando aún más combinaciones de colores. Estos colores se denominan colores de interferencia e incluyen todos los colores del arco iris.
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EL ESQUÍ.
Esta clase de esquí, sólo se practica en la nieve, en lugares como Canadá, norte de Asia, Europa y otros países que pueden disfrutar de este tipo de fenómeno natural: la nieve.
Se cree que empezaron a utilizar el esquí como medio de transporte en el norte de Asia. Y de allá, los mongoles lo introdujeron en los países fríos de Europa. Resulta que, para poder caminar sobre la nieve en Rusia y en Escandinavia, debieron usar una especie de raquetas por muchos años.
Esas raquetas también las usaron en Asia, en donde sufrieron grandes transformaciones, hasta obtener la manera prefecta de los esquís. Se logró con ellos que los pies no se hundieran en la nieve y que se pudieran deslizar mucho más fácil.
Los pueblos del norte de Europa fueron los que hicieron del esquí un deporte, que nació en 1.850, cuando Sondre Norheim fijó las botas al esquí por medio de ligaduras que rodeaban el tablón. Poco a poco este deporte fue extendiéndose a todos los países de ese continente.
En España, el esquí se introdujo entre los años de 1.908 y 1.909, cuando se celebraban una serie de pruebas, a pesar de la escasez de nieve en algunos casos, lo que representa factor negativo para la práctica de este deporte.
¿Qué se usa para practicarlo?
EL ESQUÍ: son dos tablas que van sujetas a las botas que se pone el competidor. Necesitará un casco especial que proteja, además de dos bastones que sirven para el equilibrio, la percepción del terreno, dan ritmo y permiten impulsarse. Además, el esquiador debe tener ropa muy abrigada y cómoda. Usa también guantes especiales para el extremo frío de las montañas.
En este deporte, el competidor debe tener buen estado físico, ya que se requiere de potencia muscular, resistencia a largas jornadas de entrenamiento y también al extremo frío. Dentro del esquí como competencia existen dos especialidades: el esquí alpino, que comprende el descenso, el slalom gigante, el slalom especial, y el esquí nórdico, que, a su vez engloba las pruebas de fondo como son: relevos, biathlon y saltos.
DESCENSO: es la prueba que exige un mayor esfuerzo y técnica. La pista tiene una longitud de 2 a 3 kilómetros con desniveles a 800 y 1000 metros de distancia. Los pasos por el interior de los bosques deben ser mínimos y, en cualquier caso, con espacios abiertos. Es obligación utilizar el casco en esta competición
SLALOM GIGANTE: consiste en un descenso mucho más corto, esmaltado en su recorrido por unos treinta pasos obligados, para que el esquiador modere su velocidad y extreme su agilidad. La salida se da a intervalos regulares.
SLALOM ESPECIAL: en esta prueba, la
precisión, el dominio y la técnica sobresalen sobre otras exigencias. Se
realiza en un corto descenso, en una pendiente suavemente inclinada, marcada
por unos pasos, o puertas, señaladas con banderas, entre los que debe
deslizarse el esquiador. Se acostumbra a colocar más de 50 pasos que deben ser
superados completamente con los dos esquís. Resulta vencedor quien en la suma
total de ambas ha empleado menos tiempo.
FONDO: se compite en terrenos llanos con un recorrido compensado, un tercio de ligero descenso, otro con una suave subida y el otro horizontal. Los corredores salen a intervalos de un minuto. Las diferencias de altura no superan en su punto máximo los 75 metros para las mujeres y 100 metros para los hombres. Las distancias son de 15, 30 y 50 kilómetros.
BIATHLON: es una prueba de aplicación militar. Se trata de una carrera de fondo, pero con la diferencia de que está interrumpida por pruebas de tiro. Es esquiador debe ir con un fusil y munición. Cuando el participante falla en el tiro al blanco, se le aplica una penalización de un minuto, que se añade al tiempo empleado a cubrir la totalidad del recorrido.
SALTOS: en esta prueba se intenta alcanzar la mayor distancia con el mejor estilo. Se disputa sobre una pista construida con un trampolín en su parte final. En la parte alta de la pista de competición, está el punto de despegue con diversas salidas, según sea el estado de la nieve y la temperatura del tiempo. El saltador, una vez haya alcanzado “volar”, cae sobre la pista de recibimiento. Cada jugador realiza entre dos o tres saltos. Se juzga el estilo, el vuelo y la armonía lograda en el salto e incluso la toma de tierra que debe ser fácil y segura.
FONDO: se compite en terrenos llanos con un recorrido compensado, un tercio de ligero descenso, otro con una suave subida y el otro horizontal. Los corredores salen a intervalos de un minuto. Las diferencias de altura no superan en su punto máximo los 75 metros para las mujeres y 100 metros para los hombres. Las distancias son de 15, 30 y 50 kilómetros.
BIATHLON: es una prueba de aplicación militar. Se trata de una carrera de fondo, pero con la diferencia de que está interrumpida por pruebas de tiro. Es esquiador debe ir con un fusil y munición. Cuando el participante falla en el tiro al blanco, se le aplica una penalización de un minuto, que se añade al tiempo empleado a cubrir la totalidad del recorrido.
SALTOS: en esta prueba se intenta alcanzar la mayor distancia con el mejor estilo. Se disputa sobre una pista construida con un trampolín en su parte final. En la parte alta de la pista de competición, está el punto de despegue con diversas salidas, según sea el estado de la nieve y la temperatura del tiempo. El saltador, una vez haya alcanzado “volar”, cae sobre la pista de recibimiento. Cada jugador realiza entre dos o tres saltos. Se juzga el estilo, el vuelo y la armonía lograda en el salto e incluso la toma de tierra que debe ser fácil y segura.
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LECTURA CRÍTICA.
De esa manera, una lectura crítica de un texto cualquiera pone a prueba su entramado de ideas y argumentos, poniéndolo en relación con un contexto, una tradición o un género en el cual se inscriben, y aportando además elementos para una comprensión más cabal y compleja del texto. Se trata de la forma más común de puesta en práctica del pensamiento crítico.
A través de este procedimiento de lectura, además, se pueden construir textos y discursos independientes, tal y como hace la crítica literaria con las obras de literatura: construye ensayos que, sustentándose en las lecturas hechas y apoyándose en citas textuales, ofrecen un punto de vista interpretativo respecto a un libro o a la obra de un autor.
No existe un método único ni una forma universal de llevar a cabo una lectura crítica. Por el contrario, toda lectura crítica propone un método (o sigue uno ya propuesto) para establecer conclusiones puntuales sobre lo leído.
Por eso es que los textos antiguos, como las obras de la literatura clásica, pueden volver a ser leídas y hallar en ellas más y más sentidos posibles, sin agotar nunca el valor estético o filosófico de la obra.
Un ejemplo imaginario de lectura
crítica podría hacerse sobre un relato en el cual los personajes, jugadores de
fútbol, se enfrentan a un equipo rival legendario, por el que son derrotados
estrepitosamente.
La lectura crítica del relato sometería el texto a preguntas y consideraciones respecto a las reglas del universo ficcional allí representado, para dar con pistas respecto al mensaje que subyace a la anécdota. Por ejemplo:
¿En qué contexto ocurre la historia? ¿Dónde y en qué época? ¿Qué estaba ocurriendo en el mundo mientras el relato ocurría?
¿A qué tradición narrativa pertenece el autor y a qué posibles autores literarios hace referencia en su relato, o a qué eventos históricos hace alusión?
¿De qué manera describe a los protagonistas y a los antagonistas, y qué valores políticos, sociales o ideológicos revelan dichas descripciones?
¿Qué otros relatos semejantes pueden usarse para comparar la construcción de este relato?
Una vez extraídos ciertos argumentos, será posible citar fragmentos del cuento para sustentar lo dicho y así posteriormente deducir una serie de conclusiones posibles sobre el autor, el cuento o la tradición en que se inscribe.
La lectura crítica del relato sometería el texto a preguntas y consideraciones respecto a las reglas del universo ficcional allí representado, para dar con pistas respecto al mensaje que subyace a la anécdota. Por ejemplo:
¿En qué contexto ocurre la historia? ¿Dónde y en qué época? ¿Qué estaba ocurriendo en el mundo mientras el relato ocurría?
¿A qué tradición narrativa pertenece el autor y a qué posibles autores literarios hace referencia en su relato, o a qué eventos históricos hace alusión?
¿De qué manera describe a los protagonistas y a los antagonistas, y qué valores políticos, sociales o ideológicos revelan dichas descripciones?
¿Qué otros relatos semejantes pueden usarse para comparar la construcción de este relato?
Una vez extraídos ciertos argumentos, será posible citar fragmentos del cuento para sustentar lo dicho y así posteriormente deducir una serie de conclusiones posibles sobre el autor, el cuento o la tradición en que se inscribe.
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EL REPOSO FÍSICO.
Para tu descanso físico es tan importante la calidad del sueño como llevar una alimentación sana y equilibrada y realizar algo de ejercicio moderado.
Dormir bien es fundamental para reponerse y recuperar la energía necesaria para afrontar el día a día en condiciones. Es la principal entre las formas de descanso, pero muy a menudo el sueño se ve afectado por el estrés y el malestar.
Para dormir más y mejor puedes seguir estos consejos:
- Duerme 8 horas al día, todos los días. Los hábitos de sueño deben ser para cada día, no solo en vacaciones y los días de descanso. Por eso es preferible establecer una rutina de sueño con horarios regulares.
- Elige una cama cómoda con un colchón de calidad y en un entorno y condición ambiental confortable.
Practica ejercicio moderado durante el día, pero evita la noche.
- Desconecta el teléfono móvil e internet y evita las redes sociales al menos 2 horas antes de acostarte.
No trabajes o veas la televisión en la cama, pero sí puedes realizar alguna actividad relajante como leer o escuchar música.
- Evita las cenas copiosas, así como moderar la ingesta de bebidas excitantes y alcohol durante el día.
EL DESCANSO MENTAL
El derecho al descanso también incluye descansar la mente. Ya lo dice la Real Academia Española en la segunda definición de que es descanso: “Causa de alivio en la fatiga y en las dificultades físicas o morales”.
El descanso mental es fundamental para evitar el estrés, uno de los factores que más afectan al bienestar y a la salud en las sociedades occidentales.
El estrés es uno de los factores que más malestar producen. Se presenta cuando una persona sufre de una tensión nerviosa fruto de situaciones como exceso de trabajo, ansiedad o situaciones traumáticas, entre otras.
Cuando el estrés es puntual no supone ningún problema. Al contrario, puede ayudar a superar determinadas situaciones. Pero cuando este estrés se produce de forma continuada y sistemática es cuando se traduce en problemas físicos y psicológicos.
Por eso, en cualquier manual sobre cómo descansar mejor, no se puede obviar la parte psicológica y mental.
En el trabajo, por ejemplo, es recomendable hacer una pausa de unos 10 minutos, al menos 2 veces al día, para realizar técnicas de relajación.
El derecho al descanso también incluye descansar la mente. Ya lo dice la Real Academia Española en la segunda definición de que es descanso: “Causa de alivio en la fatiga y en las dificultades físicas o morales”.
El descanso mental es fundamental para evitar el estrés, uno de los factores que más afectan al bienestar y a la salud en las sociedades occidentales.
El estrés es uno de los factores que más malestar producen. Se presenta cuando una persona sufre de una tensión nerviosa fruto de situaciones como exceso de trabajo, ansiedad o situaciones traumáticas, entre otras.
Cuando el estrés es puntual no supone ningún problema. Al contrario, puede ayudar a superar determinadas situaciones. Pero cuando este estrés se produce de forma continuada y sistemática es cuando se traduce en problemas físicos y psicológicos.
Por eso, en cualquier manual sobre cómo descansar mejor, no se puede obviar la parte psicológica y mental.
En el trabajo, por ejemplo, es recomendable hacer una pausa de unos 10 minutos, al menos 2 veces al día, para realizar técnicas de relajación.
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NIÑA DE NIEVE.
(Cuento Popular de Ucrania)
Sentada en el rincón de la chimenea, la anciana suspiraba quedamente mientras revolvía la sopa: nunca se había sentido tan triste. Muchos, muchos años habían pasado y habían dejado el peso de los inviernos sobre sus hombros y habían encanecido sus cabellos sin traerle siquiera un hijito.
Tanto a ella como a su viejo y querido esposo les apenaba su falta, porque fuera había muchos niños jugando en la nieve. Les resultaba duro aceptar que ninguno fuera en verdad el suyo. Pero, ¡ay!, ahora ya no les quedaban esperanzas de obtener tal bendición. No verían nunca un gorrito de piel colgado de la repisa de la chimenea, ni dos zapatillas secándose junto al fuego. El anciano trajo un haz de leña y se sentó. Luego, mientras oía a los niños reírse y batir palmas, miró por la ventana. Allí estaban, bailando alegremente alrededor del muñeco de nieve que acababan de hacer. Se sonrió al ver el evidente parecido que el muñeco tenía con el alcalde del pueblo, tan gordo y pomposo era.
-Mira, Marusha -le dijo a su mujer-. Ven a ver el muñeco que han hecho.
Juntos ante la ventana, se rieron al ver cuánto se divertían los niños. De repente, el anciano se volvió hacia Marusha con una brillante idea.
-Salgamos a ver si nosotros también podemos hacer un muñequito de nieve.
Pero la anciana se rió de él.
-¿Qué dirían los vecinos? Se burlarían de nosotros, seríamos el hazmerreír del pueblo. Ya somos demasiado viejos para jugar como niños.
Niña en la nieve.
-Sólo uno pequeño, Marusha, solamente un muñeco pequeñín. Yo me ocuparé de que nadie nos vea.
- De acuerdo, de acuerdo –dijo ella riéndose-, haremos lo que quieras, Youshko, como siempre.
Dicho esto, apartó la olla del fuego, se puso un gorro y salieron. Al pasar junto a los niños, se detuvieron y se quedaron jugando un momento con ellos, porque ahora ellos también se sentían casi como niños. Luego avanzaron con dificultad por la nieve hasta llegar a un bosquecillo; y, detrás de él, allí donde la nieve era blanca y hermosa y nadie podía verlos, se sentaron a hacer el muñeco.
Youshko se empeñó en que debía ser muy pequeño y su mujer estuvo de acuerdo en que debía tener casi el tamaño de un recién nacido. Arrodillados en la nieve, modelaron el cuerpecito en un abrir y cerrar de ojos. Ahora únicamente les faltaba la cabeza para finalizar. Dos gordas bolas de nieve formaron las mejillas y el rostro, y una muy grande la cabeza. Luego colocaron un puñado para la nariz e hicieron dos agujeros, uno a cada lado, a modo de ojos.
No bien estuvo terminado, retrocedieron para mirarlo, riéndose y aplaudiendo como dos niños. De pronto, se detuvieron. ¿Qué había ocurrido? ¡Algo muy extraño, por cierto! Allí donde estaban los agujeros, vieron dos melancólicos ojos azules que les miraban. Luego, el rostro del pequeño muñeco dejó de ser blanco. Las mejillas se volvieron redondas, tersas y brillantes, y dos labios rosados comenzaron a sonreírles. Un soplo de viento barrió la nieve de la cabeza, transformándola en unos bucles muy rubios que escapaban de un blanco gorro de piel y caían sobre sus hombros. Al mismo tiempo, un poco de nieve, resbalando por el cuerpecito, cayó y tomó la forma de una bonita prenda blanca. Luego, de repente y antes de que pudieran reaccionar, el muñeco se había convertido en la más bella niñita que jamás hubieran visto.
Se miraron el uno al otro de soslayo e, incrédulos, se rascaron la cabeza. Pero aquello era tan real como la vida misma. Allí ante ellos estaba de pie la niña, toda de rosa y blanco. Estaba viva de verdad, pues corrió hacia ellos. Y cuando se agacharon para alzarla, puso un brazo alrededor del cuello de la anciana y con el otro cogió el del anciano y les dio a cada uno un beso y un abrazo.
Rieron y lloraron de felicidad y, luego, recordando súbitamente cuán reales pueden parecer algunos sueños, se pellizcaron el uno al otro. Aun así no se creyeron seguros, pues los pellizcos podían ser parte del sueño. Y, ante el temor de despertarse y que se rompiera el encanto, arroparon rápidamente a la pequeña y emprendieron el regreso a casa.
Por el camino encontraron a los niños, que todavía jugaban con su muñeco; las bolas de nieve que les lanzaron por detrás eran muy reales, pero, aun así, también podían haber sido parte del sueño. Aunque cuando estuvieron dentro de la casa y vieron la chimenea, la olla de sopa junto al fuego, el haz de leña a un costado y todo tal cual lo habían dejado, se miraron con lágrimas en los ojos y ya no volvieron a temer que todo aquello fuera un sueño.
De pronto, allí estaban el gorrito blanco de piel colgando de la repisa de la chimenea y los zapatitos secándose al calor del fuego, mientras la anciana cogía a la niña en su regazo y le cantaba suavemente una nana. El anciano puso la mano sobre el hombro de su esposa y ella alzó la vista.
-¡Marusha!
-¡Youshko!
-¡Al fin tenemos una niñita! La sacamos de la nieve, así que la llamaremos Snegorotchka.
La anciana asintió con la cabeza y luego se besaron. Cuando terminaron de cenar se fueron a la cama seguros de que, por la mañana temprano, encontrarían a la niña todavía con ellos. Y no se equivocaron. Allí estaba, de pie entre los dos, parloteando y riéndose. Pero había crecido y su cabello era ahora dos veces más largo que la noche anterior. Cuando ella los llamó «papá» y «mamá», sintieron un placer tan grande como si fueran jóvenes y estuvieran bailando ágilmente; pero, en lugar de bailar, se abrazaron y lloraron de alegría.
Aquel día lo celebraron con un gran banquete. Marusha estuvo ocupada toda la mañana cocinando todo tipo de delicias, mientras su marido daba vueltas por el pueblo para reunir a los violinistas. Todos los niños y las niñas del lugar fueron invitados; comieron, cantaron, bailaron y se divirtieron hasta el amanecer. Mientras volvían a casa, las niñas hablaban de lo bien que lo habían pasado, pero los niños estaban muy silenciosos; pensaban en la bella Snegorotchka, con sus ojos azules y sus dorados cabellos.
Después de aquel día la pequeña de
Marusha y Youshko jugó con los otros niños y les enseñaba cómo hacer castillos
y palacios de nieve con salones de mármol, tronos y hermosas fuentes. Parecía
que con la nieve y sus finos dedos podía hacer todo lo que quisiera, como si se
construyese ella misma. Todos estaban encantados, y, sobre todo, cuando les
enseñaba cómo bailaban los copos de nieve, primero con enérgicos remolinos y
luego suave y delicadamente, ninguno podía pensar en ninguna otra cosa que en
la Niña de Nieve. Era la pequeña reina mágica de los niños, la alegría de los
mayores y la luz de las vidas de Marusha y Youshko.
Pero ya se iban terminando los meses de invierno. Con pasos suaves y firmes se retiraban de las cumbres de las montañas y se perdían detrás del horizonte. La tierra comenzaba a cubrirse de verde, los árboles vestían su desnudez y los pájaros del año anterior cantaban las canciones de este año. Las flores tempranas derramaban su aroma en la brisa y una ráfaga de aire cálido acariciaba las mejillas y alentaba una grata promesa en el aire. Los bosques, los prados y las fuentes estaban inquietos y conmovidos y un nuevo espíritu todo lo envolvía: Era como si la Primavera, amarrada durante el largo invierno, quisiese pegar el estirón definitivo para poder expandirse libre.
Una tarde, Marusha, sentada en el rincón de la chimenea, mientras revolvía la sopa, cantaba una canción, pues nunca se había sentido tan llena de felicidad. El anciano Youshko acababa de traer un haz de leña que dejó en el suelo. Todo parecía igual que aquella tarde de invierno cuando vieron a los niños bailando alrededor del muñeco de nieve; pero lo que hacía que ahora todo fuera diferente era Snegorotchka, la luz de sus ojos, que, sentada junto a la ventana, contemplaba la verde hierba y el follaje de los árboles.
Youshko, que la estaba mirando, se dio cuenta de que su rostro estaba pálido y sus ojos tenían un tono menos azul de lo habitual.
-¿No te sientes bien, pequeña? -le preguntó.
-No, padre -respondió con tristeza-. ¡Ay, añoro tanto la blanca nieve! La hierba verde no es ni la mitad de bonita. Me gustaría que la nieve llegase otra vez.
-Pues ¡claro que sí! La nieve llegará nuevamente -contestó el anciano-. ¿Acaso no te gustan las hojas de los árboles y las flores?
-No son tan bonitas como la pura nieve blanca -y la niña tembló.
Al día siguiente ella tenía un aspecto tan triste y estaba tan pálida que sus padres se asustaron y se dirigieron una mirada de inquietud.
-¿Qué le pasa a la niña? -dijo Marusha.
Youshko movió la cabeza mirando alternativamente a Snegorotchka y al fuego.
-Hija mía -dijo al fin-, ¿Por qué no sales a jugar con los demás niños? Están todos divirtiéndose en el bosque; pero he notado que ahora nunca juegas con ellos. ¿Por qué, querida mía?
-Padre, no lo sé, pero mi corazón parece que se convierte en agua cuando el suave y tibio viento me trae el perfume de las flores.
-Nosotros iremos contigo, hija mía -dijo el anciano-, pondré mi brazo sobre ti y te protegeré del viento. Ven, te mostraremos todas las bellas flores del campo, te diremos sus nombres y tú acabarás amándolas.
Marusha retiró la olla del fuego y los tres juntos salieron de casa. Youshko rodeó a la niña con su brazo para protegerla del viento, pero no habían ido muy lejos cuando el cálido perfume de las flores llegó hasta ellos flotando en la brisa, y la Niña de Nieve tembló como una hoja. Los ancianos la besaron y consolaron y se dirigieron al campo, al lugar donde crecían las flores más bonitas. De repente, mientras atravesaban un bosquecillo de grandes árboles, un brillante rayo de sol se cruzó como un dardo y Snegorotchka se puso la mano sobre los ojos y lanzó un grito de dolor.
Se detuvieron y la miraron. Por un momento, mientras se desmayaba en brazos del anciano, sus ojos se encontraron con los suyos. Y por su rostro se deslizaban lágrimas que, al caer, brillaban a la luz del sol. Y comenzó a volverse más y más pequeña, hasta que al fin todo lo que quedó de Snegorotchka -Niña de Nieve, Nievecita- era una gota de rocío brillando sobre la hierba, una lágrima que había caído en la corola de una flor. Youshko la recogió con delicadez y, sin decir palabra, se la ofreció a Marusha.
En ese preciso momento los dos ancianos, Marusha y Youshko, comprendieron que su pequeña y querida niña estaba hecha simplemente de nieve y se había derretido al calor del sol.
Pero ya se iban terminando los meses de invierno. Con pasos suaves y firmes se retiraban de las cumbres de las montañas y se perdían detrás del horizonte. La tierra comenzaba a cubrirse de verde, los árboles vestían su desnudez y los pájaros del año anterior cantaban las canciones de este año. Las flores tempranas derramaban su aroma en la brisa y una ráfaga de aire cálido acariciaba las mejillas y alentaba una grata promesa en el aire. Los bosques, los prados y las fuentes estaban inquietos y conmovidos y un nuevo espíritu todo lo envolvía: Era como si la Primavera, amarrada durante el largo invierno, quisiese pegar el estirón definitivo para poder expandirse libre.
Una tarde, Marusha, sentada en el rincón de la chimenea, mientras revolvía la sopa, cantaba una canción, pues nunca se había sentido tan llena de felicidad. El anciano Youshko acababa de traer un haz de leña que dejó en el suelo. Todo parecía igual que aquella tarde de invierno cuando vieron a los niños bailando alrededor del muñeco de nieve; pero lo que hacía que ahora todo fuera diferente era Snegorotchka, la luz de sus ojos, que, sentada junto a la ventana, contemplaba la verde hierba y el follaje de los árboles.
Youshko, que la estaba mirando, se dio cuenta de que su rostro estaba pálido y sus ojos tenían un tono menos azul de lo habitual.
-¿No te sientes bien, pequeña? -le preguntó.
-No, padre -respondió con tristeza-. ¡Ay, añoro tanto la blanca nieve! La hierba verde no es ni la mitad de bonita. Me gustaría que la nieve llegase otra vez.
-Pues ¡claro que sí! La nieve llegará nuevamente -contestó el anciano-. ¿Acaso no te gustan las hojas de los árboles y las flores?
-No son tan bonitas como la pura nieve blanca -y la niña tembló.
Al día siguiente ella tenía un aspecto tan triste y estaba tan pálida que sus padres se asustaron y se dirigieron una mirada de inquietud.
-¿Qué le pasa a la niña? -dijo Marusha.
Youshko movió la cabeza mirando alternativamente a Snegorotchka y al fuego.
-Hija mía -dijo al fin-, ¿Por qué no sales a jugar con los demás niños? Están todos divirtiéndose en el bosque; pero he notado que ahora nunca juegas con ellos. ¿Por qué, querida mía?
-Padre, no lo sé, pero mi corazón parece que se convierte en agua cuando el suave y tibio viento me trae el perfume de las flores.
-Nosotros iremos contigo, hija mía -dijo el anciano-, pondré mi brazo sobre ti y te protegeré del viento. Ven, te mostraremos todas las bellas flores del campo, te diremos sus nombres y tú acabarás amándolas.
Marusha retiró la olla del fuego y los tres juntos salieron de casa. Youshko rodeó a la niña con su brazo para protegerla del viento, pero no habían ido muy lejos cuando el cálido perfume de las flores llegó hasta ellos flotando en la brisa, y la Niña de Nieve tembló como una hoja. Los ancianos la besaron y consolaron y se dirigieron al campo, al lugar donde crecían las flores más bonitas. De repente, mientras atravesaban un bosquecillo de grandes árboles, un brillante rayo de sol se cruzó como un dardo y Snegorotchka se puso la mano sobre los ojos y lanzó un grito de dolor.
Se detuvieron y la miraron. Por un momento, mientras se desmayaba en brazos del anciano, sus ojos se encontraron con los suyos. Y por su rostro se deslizaban lágrimas que, al caer, brillaban a la luz del sol. Y comenzó a volverse más y más pequeña, hasta que al fin todo lo que quedó de Snegorotchka -Niña de Nieve, Nievecita- era una gota de rocío brillando sobre la hierba, una lágrima que había caído en la corola de una flor. Youshko la recogió con delicadez y, sin decir palabra, se la ofreció a Marusha.
En ese preciso momento los dos ancianos, Marusha y Youshko, comprendieron que su pequeña y querida niña estaba hecha simplemente de nieve y se había derretido al calor del sol.