martes, 18 de octubre de 2022

LA SOLEDAD - LA UVA - ZOOLOGICOS: ORIGEN - LOS PAJES: ORIGEN - EL ÁNGEL (CUENTO)

LA SOLEDAD

La palabra soledad viene de latín:  Solus (Solo) + -dad (cualidad): La habilidad de estar sin nadie. Sin embargo, casi nadie la entiende así, normalmente la asociamos con algo negativo, suele ser un fenómeno social que conduce a una inseguridad, el miedo a ella es la epidemia del siglo XXI y vencer ese miedo no es fácil viviendo en una sociedad que señala y que demanda al solitario.
Existe una diferencia entre el estado de soledad (loneliness), que implica sentirse solo, solitario (lonely), y el otro estado que implica estar solo, libre, no depender de nadie (alone).
El sentimiento de soledad
El ser humano es un ser social, desde que naces estás acompañado, y el bebé humano sin compañía, muere: Estamos necesitados de permanecer en contacto con otros. El sentimiento de soledad es el resultado de esa necesidad, de esa dependencia.
Seguro que te has sentido solo alguna vez, el primer día en un trabajo o visitando un país, pero también has podido sentirte así en el día a día rodeado de personas y cuando esto pasa, cuando este sentimiento se instaura en ti, te sientes angustiado, incomprendido, triste, con ansiedad y miedo, y si es recurrente, puede derivar en depresión.
El sentimiento de soledad no solo tiene consecuencias a nivel psicológico: la universidad de Ohio demostró que las personas con sentimientos de soledad producen una mayor cantidad de proteínas vinculadas a la inflamación, estas proteínas son las responsables de la aparición de enfermedades como la diabetes o el Alzheimer y otros estudios confirman la relación de la soledad con una muerte prematura.


Causas
Introversión y/o timidez.
Pocas habilidades sociales.
Personas con edad avanzada.
Ausencia de pareja.
Pérdida de seres queridos.
Baja autoestima: sentimientos de inutilidad y no queridas, es porque el contacto con otras personas nos hace aumentar la autoestima y cuanto menos contacto tengan la autoestima irá bajando; por lo tanto, se convierte en un círculo vicioso.

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LA UVA, VITIS VINIFERA / VITACEAE

La uva es una fruta que crece en racimos apretados. Su pulpa es blanca o púrpura y de sabor dulce. Se consume como fruta fresca o zumo, aunque su utilidad principal es la obtención de vinos. También se realizan conservas con ella. Contiene diversos minerales y vitaminas, y se piensa que tiene poderes antioxidantes y anticancerígenos.
Alimentación y nutrición
La uva se ha usado desde hace mucho tiempo por sus propiedades curativas. Es laxante y diurética, y resulta indicada en casos de debilidad o defensas bajas. También es un buen depurativo de la sangre y previene la osteoporosis.

EL FRUTO

La uva es un fruta que crece en racimos apretados. Su pulpa es blanca o púrpura y de sabor dulce. Se consume como fruta fresca o zumo, aunque su utilidad principal es la obtención de vinos. También se realizan conservas con ella. Contiene diversos minerales y vitaminas, y se piensa que tiene poderes antioxidantes y anticancerígenos.
La uva es una fruta carnosa de forma redondeada que crece en racimos compuestos por muchos frutos. La piel puede ser verdosa, amarillenta o purpúrea, y la pulpa es jugosa y dulce, conteniendo varias semillas o pepitas.
Es una fruta conocida desde hace mucho tiempo por el hombre, y aunque se consume en fresco, su uso principal es la elaboración de vino. Cruda constituye una excepcional fruta de mesa, además de poder combinarse con otras frutas en macedonia. Gran parte de la producción se destina a la obtención de vinos y mostos, mientras que de sus semillas se extrae el aceite de pepita de uva. Mediante el secado de los racimos se logran las uvas pasas, y se conocen multitud de conservas de uva, como los granos de uva al caramelo, el jarabe de uva, uvas en alcohol y jalea de uvas.
Las uvas son un alimento que aporta minerales y vitaminas al organismo. Es una de las frutas con más hidratos de carbono, aunque su contenido calórico no es demasiado elevado. Contienen resveratrol, un compuesto antioxidante y anticancerígeno, y desde la antigüedad se le atribuyen diversas propiedades.


LA PLANTA
La vid es una planta que se cultiva formando arbustos y que trepa gracias a unos zarcillos que se enroscan a otras plantas. Las hojas son grandes y lobuladas, y las flores son pequeñas y aparecen agrupadas en racimos. Botánicamente se distinguen varias especies de vides, todas ellas pertencientes al género Vitis, siendo Vitis vinifera la principal para vinificación.
La vid pertenece a la familia de las Vitáceas y al género Vitis. Es una planta trepadora que trepa gracias a unos zarcillos y que puede llegar a medir 17 metros si no recibe cuidados.
Sus hojas son alternas y lobuladas, formadas por cinco nervios principales y sirven para caracterizar las múltiples variedades. Las flores se agrupan formando racimos, y son de pequeño tamaño. Los pétalos se encuentran libres en su base y soldados en el ápice.
El fruto es una baya, que contiene semillas duras. El tamaño varía entre los 12mm y los 24mm, y varía según la especie. La forma puede ser esférica, elíptica, ovoide, cilíndrica o arqueada. El color varía entre verde amarillento y el rojo negruzco.
Botánicamente, el género Vitis se divide en dos secciones: Muscadinia y Vitis.
Sección Muscadinia: estas vides son originarias del sudeste de los Estados Unidos y del norte de México. Se conocen tres especies, todas de poco interés comercial: Vitis rotundifolia, Vitis munsoniana y Vitis mopenoi.
Sección Vitis: en este grupo se recogen las verdaderas vides. Existen numerosas especies dentro de esta sección. V. candicans, V. Longii y V. champinii son especies americanas usadas como portainjertos o patrones. V. labrusca es una variedad americana cuya fruta se usa para consumo en fresco y elaboración de jugos naturales. V. Caribaeae es una especie originaria de las zonas tropicales de América. En Venezuela se la conoce como ‘bejuco de agua’ o ‘agraz’. Otras vides de origen americano usadas como patrones son V. berlandieri, V. aestivalis, V. cordifolia, V. monticola, V. riparia y V. rupestris. No obstante, la especie de mayor importancia vinícola es Vitis vinífera, de la que proceden las principales variedades de uva usadas para vinificación.
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ZOOLOGICOS: ORIGEN
 
Los zoos (técnicamente «parques zoológicos») tienen amantes (muchos de ellos padres de familia) y detractores (se quejan de ver animales salvajes, tristones y aburridos entre rejas). Lo que es indudable es que un zoo cumple su papel en la educación de los niños y mayores, facilita la investigación científica de todo tipo de especialistas (universidades, entidades de investigación y organizaciones de conservación de la naturaleza) y puede promover la conservación de las especies. Y también puede genera oportunidades de empleo (cuidador de animales de zoológico).
 Esto es lo que se puede concluir leyendo la exposición de motivos de la Directiva 1999/22/CE que regula estos recintos. Esta directiva trataba en 1999 de adoptar un criterio común europeo a la hora de autorizar el establecimiento de un nuevo parque y de adoptar criterios comunes de inspección de los parques zoológicos europeos. El objetivo final era garantizar el cumplimiento de un mínimo de condiciones básicas de sanidad, bienestar y seguridad de los animales. Junto con mantener la buena salud física y psíquica de los animales salvajes recluidos en estos espacios urbanos.


Orígenes de los zoológicos
No está muy claro a quién se le ocurrió primero apresar animales salvajes de lugares remotos para mantenerlos en cautividad en las denominadas «casas de fieras». Pero lo que sí se sabe es que, desde hace siglos, el exotismo de los animales nos llama la atención a los humanos. Se conocen las primeras colecciones de animales y parques zoológicos ya en las civilizaciones china y egipcia. Los primeros zoos fueron colecciones privadas de animales exóticos vivos, por parte de excéntricos reyes y potentados.
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LOS PAJES: ORIGEN

Durante el Medievo, los vestidos de novia estaban elaborados con pesadas telas y complicadas estructuras que impedían a la novia moverlo por sí sola. Es a raíz de esta situación cuando aparecen los pajes, niños que tenían la misión de ayudar a la protagonista del enlace a andar su camino hacia el altar de una manera más cómoda.
Hoy en día los vestidos de novia son ligeros y manejables por lo que las novias no necesitan la ayuda de los pajes, pero, lejos de perderse, esta figura ha ido tomando notoriedad y cambiando de función dentro del ritual que conforma la boda.
Ahora, el cometido de estos pequeños ayudantes es el de llevar las arras, los anillos o adornar el camino de la novia con pétalos de flores. En definitiva, la figura de los pajes es un elemento más que debes tener en cuenta para que tu boda sea como la que siempre te has imaginado.
Si la función de los pajes es importante, portan elementos fundamentales para el enlace, igual de importante es cómo van vestidos. Recuerda que te acompañarán en tu entrada en la ceremonia por lo que deberán ir acorde, no tanto a tu vestido, sino al estilo decorativo de tu boda e incluso a tu ramo de novia.


La elección.  Los pajecitos suelen ser niños de hasta cinco o seis años, y se eligen entre los sobrinos, ahijados, hijos de amigos… hasta hacer un número no menor de dos y no mayor de seis. Para elegirlos considera la personalidad de cada niño. Si el pequeño es muy tímido no es recomendable asignarle la tarea de paje, ya que es muy probable que se sienta abrumado al momento de la ceremonia. Trata de buscar niños extrovertidos que se sientan cómodos siendo el centro de atención.
El protocolo. Como los pajes son parte del cortejo nupcial, se sientan (si alguien les puede mantener quietos) en la parte delantera de la iglesia. Es importante que siempre haya “alguien” que los mantenga ordenados y relativamente quietos, pero recuerda que son niños, y lo más probable es que haya algún percance con ellos…. pero generalmente es algo inofensivo que se convierte en una anécdota divertida. De todas maneras es recomendable hacer uno o dos ensayos los días previos.
El vestuario. Se debe elegir acorde al de los novios y la etiqueta o temática general de la boda, pero siempre pensando en que ellos se sientan cómodos.  En el caso de las niñas es muy importante que luzcan un bonito peinado, pues estarán mayormente de espaldas a los asistentes de la ceremonia.  Si tienen el cabello largo, puedes hacerles trenzas o semi-recogidos adornados con lazos y diademas. Con los niños la tarea es más sencilla. Sin embargo, asegúrate de que no luzcan despeinados por ningún motivo.

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EL ÁNGEL
[Cuento - Hans Christian Andersen)

Cada vez que muere un niño bueno, baja del cielo un ángel de Dios Nuestro Señor, toma en brazos el cuerpecito muerto y, extendiendo sus grandes alas blancas, emprende el vuelo por encima de todos los lugares que el pequeñuelo amó, recogiendo a la vez un ramo de flores para ofrecerlas a Dios, con objeto de que luzcan allá arriba más hermosas aún que en el suelo. Nuestro Señor se aprieta contra el corazón todas aquellas flores, pero a la que más le gusta le da un beso, con lo cual ella adquiere voz y puede ya cantar en el coro de los bienaventurados.
He aquí lo que contaba un ángel de Dios Nuestro Señor mientras se llevaba al cielo a un niño muerto; y el niño lo escuchaba como en sueños. Volaron por encima de los diferentes lugares donde el pequeño había jugado, y pasaron por jardines de flores espléndidas.
-¿Cuál nos llevaremos para plantarla en el cielo? -preguntó el ángel.
Crecía allí un magnífico y esbelto rosal, pero una mano perversa había tronchado el tronco, por lo que todas las ramas, cuajadas de grandes capullos semiabiertos, colgaban secas en todas direcciones.
-¡Pobre rosal! -exclamó el niño-. Llévatelo; junto a Dios florecerá.
Y el ángel lo cogió, dando un beso al niño por sus palabras; y el pequeñuelo entreabrió los ojos.
Recogieron luego muchas flores magníficas, pero también humildes ranúnculos y violetas silvestres.
-Ya tenemos un buen ramillete -dijo el niño; y el ángel asintió con la cabeza, pero no emprendió enseguida el vuelo hacia Dios. Era de noche, y reinaba un silencio absoluto; ambos se quedaron en la gran ciudad, flotando en el aire por uno de sus angostos callejones, donde yacían montones de paja y cenizas; había habido mudanza: se veían cascos de loza, pedazos de yeso, trapos y viejos sombreros, todo ello de aspecto muy poco atractivo.
Entre todos aquellos desperdicios, el ángel señaló los trozos de un tiesto roto; de éste se había desprendido un terrón, con las raíces, de una gran flor silvestre ya seca, que por eso alguien había arrojado a la calleja.
-Vamos a llevárnosla -dijo el ángel-. Mientras volamos te contaré por qué.
Remontaron el vuelo, y el ángel dio principio a su relato:
-En aquel angosto callejón, en una baja bodega, vivía un pobre niño enfermo. Desde el día de su nacimiento estuvo en la mayor miseria; todo lo que pudo hacer en su vida fue cruzar su diminuto cuartucho sostenido en dos muletas; su felicidad no pasó de aquí. Algunos días de verano, unos rayos de sol entraban hasta la bodega, nada más que media horita, y entonces el pequeño se calentaba al sol y miraba cómo se transparentaba la sangre en sus flacos dedos, que mantenía levantados delante el rostro, diciendo: «Sí, hoy he podido salir». Sabía del bosque y de sus bellísimos verdores primaverales, sólo porque el hijo del vecino le traía la primera rama de haya. Se la ponía sobre la cabeza y soñaba que se encontraba debajo del árbol, en cuya copa brillaba el sol y cantaban los pájaros


Un día de primavera, su vecinito le trajo también flores del campo, y, entre ellas venía casualmente una con la raíz; por eso la plantaron en una maceta, que colocaron junto a la cama, al lado de la ventana. Había plantado aquella flor una mano afortunada, pues, creció, sacó nuevas ramas y floreció cada año; para el muchacho enfermo fue el jardín más espléndido, su pequeño tesoro aquí en la Tierra. La regaba y cuidaba, preocupándose de que recibiese hasta el último de los rayos de sol que penetraban por la ventanuca; la propia flor formaba parte de sus sueños, pues para él florecía, para él esparcía su aroma y alegraba la vista; a ella se volvió en el momento de la muerte, cuando el Señor lo llamó a su seno. Lleva ya un año junto a Dios, y durante todo el año la plantita ha seguido en la ventana, olvidada y seca; por eso, cuando la mudanza, la arrojaron a la basura de la calle. Y ésta es la flor, la pobre florecilla marchita que hemos puesto en nuestro ramillete, pues ha proporcionado más alegría que la más bella del jardín de una reina.
-Pero, ¿cómo sabes todo esto? -preguntó el niño que el ángel llevaba al cielo.
-Lo sé -respondió el ángel-, porque yo fui aquel pobre niño enfermo que se sostenía sobre muletas. ¡Y bien conozco mi flor!
El pequeño abrió de par en par los ojos y clavó la mirada en el rostro esplendoroso del ángel; y en el mismo momento se encontraron en el Cielo de Nuestro Señor, donde reina la alegría y la bienaventuranza. Dios apretó al niño muerto contra su corazón, y al instante le salieron a éste alas como a los demás ángeles, y con ellos se echó a volar, cogido de las manos. Nuestro Señor apretó también contra su pecho todas las flores, pero a la marchita silvestre la besó, infundiéndole voz, y ella rompió a cantar con el coro de angelitos que rodean al Altísimo, algunos muy de cerca otros formando círculos en torno a los primeros, círculos que se extienden hasta el infinito, pero todos rebosantes de felicidad. Y todos cantaban, grandes y chicos, junto con el buen chiquillo bienaventurado y la pobre flor silvestre que había estado abandonada, entre la basura de la calleja estrecha y oscura, el día de la mudanza.

FIN

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