viernes, 25 de septiembre de 2020

LA REINA DE LAS MARIPOSAS-VOLAR EN PARAPENTE-ANIMACIÓN PUBLICITARIA-AMOR ROMÁNTICO.


LA REINA DE LAS MARIPOSAS (Cuento)
 
Mariel tenía una gran colección de mariposas que había ido capturando en el bosque cercano a su casa. Un día, paseando por el bosque vio a una hermosísima mariposa posada sobre un nenúfar en medio del estanque.
Subió lentamente por el tronco de un árbol y, cuando estaba a punto de capturarla la imagen de la niña se reflejó en el agua y el precioso insecto echó a volar. Mientras miraba con la esperanza de encontrar otra mariposa para su colección, Mariel vio sobre el tronco de un árbol medio caído una preciosa mariposa con unos colores y formas que nunca había visto antes, la bonita mariposa se recreaba con su imagen en el agua. Pero cuando iba a cazarla, una libélula se lo impidió sujetando la red.
Después de quitar a la libélula del cazamariposas, volvió Mariel a empuñarlo y, cuando ya estaba a punto de dejarlo caer sobre la preciosa mariposa, un abejorro se le echó encima y…¡la reina de las mariposas levantó el vuelo!


Todos los animales del bosque estaban en pie de guerra para proteger a la Reina de las Mariposas, y un ejército de abejas, avispas y abejorros fue tras Mariel. Corriendo despavorida, la niña entró en su casa dio libertad a las mariposas que retenía. Desde aquel día, la niña no volvió a cazar ni una sola mariposa. Todos los días iba al bosque y las observaba y les hacía fotografías volando en total libertad, y con el tiempo todos los animales del bosque se le acercaban y la respetaban.

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VOLAR EN PARAPENTE.
 
Mucha gente asocia el deporte del parapente con el paracaidismo. Por ello, usan la expresión “saltar en parapente” para referirse a “volar en parapente”. A pesar que parece lo mismo, el término” saltar en parapente” es completamente incorrecto. Esto debido a que con el parapente se vuela o planea, como lo hace un avión o un ultraligero. Mientras que, con un paracaídas, efectivamente sí se “salta”. En el paracaidismo se salta de un avión y luego de unos minutos de caída libre, se abre el paracaídas.
Por ello, el termino exacto para la actividad es: “Saltar en paracaídas”. Pero no te preocupes, nosotros sabemos que cuando preguntas por saltos en parapente, te refieres a que quieres hacer un paseo biplaza o un curso de parapente. En un paseo biplaza o tándem de parapente, el pasajero va adelante y el piloto va detrás manejando el parapente. Mientras que, en un curso el alumno realiza sus primeros vuelos sobre dunas de arena sin la compañía de un instructor.


El piloto de un parapente infla primero su vela, ya sea corriendo o utilizando el viento. Una vez inflado el parapente, este se comporta como el ala de un avión, ya que tiene la misma forma aerodinámica. Entonces es cuando el parapentista despega de una montaña, duna o acantilado. Nunca se “salta” con el parapente, el parapentista “despega”. Además, es imposible saltar de un avión con un parapente, usándolo como un paracaídas, ya que ni la tela ni las líneas están preparadas para soportar las fuerzas de la apertura. Y el parapente se destruiría en la caída. En resumen, el parapentista “vuela en parapente” y nunca “salta en parapente”.

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BENEFICIOS DE LA ANIMACIÓN PUBLICITARIA.
 
La producción animada aporta muchos beneficios a las empresas publicitarias. Para empezar, una reducción de costes. Reclutar un equipo de filmación, así como diversos actores requiere una gran inversión de dinero. Sin embargo, la animación es mucho más barata ya que solo requiere de programas online de producción 2D o 3D y de un personal que los sepa usar. Además, es más fácil de producir que un anuncio corriente en el que se requieren muchas tomas.
Por otro lado, la publicidad animada llama la atención a los espectadores fácilmente puesto que es muy creativa. Los videos animados permiten crear una historia de fantasía con un lenguaje dinámico que se identifica con una marca determinada. Además, tiene un efecto más duradero en la memoria del público al generar más conexión y viralidad que un anuncio convencional.
Otro beneficio que aporta la animación publicitaria es su fácil comprensión. Aunque tiene un contenido más dinámico y de carácter fantástico, el lenguaje que se utiliza es más entendible. De esta manera, el mensaje que se quiere transmitir es claro, pues se utilizan frases cortas con imágenes y escenas minimalistas que facilitan la comprensión. Por eso, el guion suele ser más breve y directo.


Finalmente, los productos publicitarios animados son más versátiles. Así, una campaña de vídeos animados además de reproducirse en la televisión, y aparecer en carteles, pueden incorporarse fácilmente a otros canales online como los blogs, las redes sociales, en Adwords e incluso en aplicaciones para dispositivos móviles.
En definitiva, la animación publicitaria permite una menor inversión, pero puede generar un mayor impacto gracias a que puede incorporarse en diferentes plataformas y a que los anuncios son más creativos. Es por eso, que cada vez más empresas publicitarias utilizan los videos animados en sus campañas.

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ARDID DEL AMOR ROMÁNTICO
 
Hay muchas formas de quererse, y el amor no tiene siempre por qué ser romántico.
Hay parejas en el mundo unidas por el amor sin romanticismo, empezando por las parejas que llevan muchos años juntas, que dejaron atrás el romanticismo, y cuyas relaciones están más basadas en el compañerismo y el trabajo en equipo.
También hay relaciones basadas en la atracción sexual y el erotismo en las que puede haber una relación de cuidados y amor, pero sin que surja el vínculo romántico, y algunas funcionan de maravilla.
Suelen ser relaciones ancladas en el presente, en el disfrute del aquí y el ahora, y muchas de ellas se resisten al destino inevitable de toda pareja romántica: formar una pareja tradicional para fundar una familia feliz.
El romanticismo de nuestra cultura es patriarcal porque está basado en la propiedad privada, en la mitificación de la pareja feliz, en la monogamia obligatoria, en la sumisión de las mujeres a los hombres, y en el sadomasoquismo romántico.
Así pues, no es de extrañar que haya mucha gente que no quiera seguir los mandatos de nuestra cultura amorosa y construya relaciones alejadas de la alucinación romántica y de los mandatos patriarcales.
Amar sin construir un vínculo romántico tiene muchas ventajas: en primer lugar, los amantes pueden unirse en total libertad porque no sienten la necesidad de ser amadas en exclusiva, ni utilizan el amor como un medio para alcanzar la felicidad o para solucionar sus problemas.
Aman porque sí, sin esperar nada a cambio. Sin vivir pendientes del milagro romántico que transforme sus vidas.
Aman libres de ese círculo vicioso de ilusión-decepción en el que vivimos las personas adictas al enamoramiento romántico, porque amar sin mitificar supone querer a la gente tal y como es, sin idealizarla, sin obligarla a que cambie para que se ajuste a nuestro modelo de media naranja, Princesa o Príncipe Azul.
Amar sin romanticismos permite construir la pareja desde la honestidad: cuando queremos, estamos juntos, y cuando no queramos compartir más, nos separamos.
Como no hacemos falsas promesas de eternidad, no traicionamos a nadie: lo que hacemos es pactar las condiciones de la pareja para que ambos nos sintamos libres en ella.
Otras ventajas del amor sin romanticismo es que es más fácil formar un equipo para sobrevivir frente al mundo desde la empatía y la solidaridad.
El romanticismo nos lleva a relaciones interesadas, porque los hombres necesitan una criada y una cuidadora que trabaje gratis, y las mujeres necesitan ingresos.
El romanticismo nos hace creer a las mujeres que el amor nos salvará de la pobreza y la precariedad en un mundo en que los hombres son los dueños de todo: las tierras, las empresas, los medios de producción, los medios de comunicación, los parlamentos.
Y esta es la gran trampa romántica, porque la realidad es que la dependencia económica nos lleva a la dependencia emocional, y de alguna manera nos esclavizamos al matrimonio como un medio para subsistir y para ayudarnos a pagar facturas.


Por eso cuando construimos relaciones sin romanticismo y en condiciones de igualdad, las mujeres podemos relacionarnos sin intereses, ni miedos, ni necesidades.
Y es cuando podemos amar en libertad: desde la autonomía es mucho más fácil construir relaciones igualitarias y sanas.
El romanticismo es un mito que nos convence a las mujeres de que en el amor hay que sufrir, sacrificarse, aguantar, renunciar y pasarlo mal.
La recompensa que nos ofrecen es el paraíso romántico que nos venden en los cuentos de princesas, y que se parece mucho al paraíso cristiano: una vez que hayamos pasado por el valle de lágrimas, el sapo verde se convertirá en Príncipe Azul, viviremos felices y comeremos perdices.
Los amores sin romanticismo, en cambio, no están basados en el sufrimiento sino en el disfrute.
Como no hay necesidad de tener pareja, cuando se tiene es para disfrutar del sexo, de la compañía, del vínculo sentimental, y de la vida juntos.
Sin romanticismo no hay explotación: las mujeres no nos vemos en la obligación de cumplir nuestro rol de sirvientas para que nos quieran, nos protejan y nos mantengan.
Además, los amores sin romanticismo no son excluyentes: la pareja no tiene la necesidad de cuidar de su propiedad, ni por lo tanto de aislarse en su nido y olvidarse del mundo.
En este sentido, las relaciones sin romanticismo no entran en conflicto con las demás relaciones afectivas y emocionales que tenemos con nuestros familiares y seres queridos.
El amor no se cierra en si mismo, sino que se expande a nuestra tribu y a nuestras redes sociales porque no se agota: se multiplica cuando no sentimos necesidad de ser amadas por una sola persona.
Los amores sin romanticismo son más libres porque no se construyen desde la dependencia mutua: se conciben desde la autonomía de cada uno, y se viven sin el miedo a perder a la persona amada.
De alguna forma nos evitamos todo el síndrome de abstinencia que sufrimos cuando nos hacemos adictas al enamoramiento romántico, porque la pareja no es nuestra única fuente de bienestar y felicidad.
Sin romanticismo es más fácil separarse sin guerras ni sufrimiento: te ahorras mucho dolor, sentimientos de venganza, peleas violentas y malos tratos.
De hecho, las relaciones sin romanticismo están más basadas en el compañerismo que en el modelo de amor que se vive como una guerra en el que ninguno de los bandos quiere perder.

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