martes, 22 de septiembre de 2020

LA LECTURA - LAS AVES NO DEBEN ESTAR EN JAULAS - EL PAVO REAL - EL BURRITO DESCONTENTO.


IMPORTANCIA DE LA LECTURA.
 
Podemos decir que la Lectura es el medio más eficaz para la adquisición de conocimientos ya que enriquecen nuestra visión de la realidad, intensifica nuestro pensamiento lógico y creativo, y facilita la capacidad de expresión.
Cumple un papel fundamental en el incremento de nuestra capacidad intelectual y por lo tanto, de nuestro desarrollo como ser humano independiente.
Leer equivale a pensar, así como saber leer significa tener la capacidad de identificar las ideas básicas de un texto, captar los detalles más relevantes y brindar un juicio crítico sobre lo que se está leyendo.
En definitiva, leer implica razonar, crear, soñar y convertirnos en seres cada vez más tolerantes y respetuosos de las diferencias de los demás, consiste en aprender a observar la sociedad desde un nuevo punto de vista mucho más objetivo, alejándonos de prejuicios e ideas contradictorias a la realidad.
¡Lea, Lea… y siga leyendo!
Desarrollar el gusto por la lectura, así como incentivar a las personas que nos rodean hacia la lectura debe ser un reto que debemos plantearnos cada uno de nosotros.
Las sociedades democráticas en que vivimos exigen cada vez más ciudadanos pensantes y libres de ideas arcaicas y peligrosas que podrían perjudicar su buen funcionamiento.
Debemos hacer de la lectura un hábito permanente, convertir el acto de leer en un momento placentero, gratificante y compartido.


Indiscutiblemente no saber leer en la sociedad tecnologizada en que vivimos solo puede conducirnos a una exclusión social, cultural, política y económica; o lo que es peor, a un destierro absoluto de los principales ámbitos en que se mueven la mayoría de los miembros de la sociedad de la que formamos parte.
Si queremos ser los dueños de las Nuevas Tecnologías y no solo sus esclavos, solo nos queda un camino: Aprender a leer y a comprender aquello que hemos leído.
Ese, es el principal desafío que todos tenemos actualmente.

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LAS AVES NO DEBEN ESTAR EN JAULAS.
 
La belleza y la paz al mirar las aves volar y escucharlas cantar han fascinado a los humanos durante siglos. Pero cuando intentamos hacer de las aves nuestras compañeras manteniéndolas cautivas y enjaulándolas, terminamos lastimando a esos mismos seres que admiramos y apreciamos. La mejor manera de homenajear a estos seres magníficos es mantenerlos fuera de las jaulas y observarlos en la naturaleza, donde deben estar.
Volar es tan natural para las aves como lo es respirar para los humanos, sin embargo, cuando las capturamos y encerramos en jaulas, privamos a las aves de esta asombrosa habilidad y de todas sus demás necesidades y deseos. En la naturaleza, las aves disfrutan acicalándose, picoteando ramas u hojas y volando millas y millas cada día. Algunos loros vuelan 30 millas por día y las golondrinas árticas vuelan 24.000 millas en solo un año, ¡que es casi el equivalente a volar alrededor de la Tierra!
Las aves nunca están aisladas en la naturaleza y llaman frenéticamente a sus compañeras de bandada si son separadas, aunque sea brevemente. Muchas especies de aves comparten las tareas de crianza e incluso se aparean de por vida.
Se estima que hay 20 millones de aves enjauladas en hogares estadounidenses, pero las aves en cautiverio rara vez obtienen compañía de la misma especie o la estimulación mental que necesitan, y los comportamientos normales de las aves, como llamar a su bandada, picotear y lanzar alimentos, a menudo no son bienvenidos por guardianes humanos no preparados, quienes en consecuencia las abandonan o aíslan. Las aves separadas de su hábitat natural son transportadas de manera tan brusca, que se estima que por cada ave que sobrevive al viaje, al menos 10 mueren. Las aves criadas en cautiverio crecen por cientos, si no miles, en cobertizos, graneros y almacenes, rodeadas de inmundicia, sonidos y especies desconocidas. Algunas aves se deprimen o se vuelven agresivas debido al confinamiento, e incluso se mutilan a sí mismas o entre ellas. Igual que las fábricas de cachorros, las fábricas de aves engendran miseria y enfermedades.


La vida en cautiverio es frecuentemente una sentencia de muerte para las aves enjauladas, y negarles su derecho a volar es abusivo y priva a estos magníficos animales de lo que les es más natural. Las aves cautivas a menudo pasan tanto tiempo angustiadas que suben y bajan la cabeza repetitivamente, picotean los barrotes de la jaula, tiemblan o incluso colapsan por la ansiedad, se arrancan las plumas y se automutilan, a veces hasta morir.
Según el psicólogo y ecologista el PhD Gay Bradshaw, que estableció el campo de la psicología transespecífica, las aves cautivas experimentan un trastorno de estrés postraumático (TEPT) complejo debido al sufrimiento prolongado y constante. Los loros cautivos muestran síntomas muy similares a los del trastorno de estrés postraumático complejo en humanos, que incluyen tristeza persistente, pensamientos suicidas, ira explosiva, aislamiento y desconfianza. Muchos loros rescatados están demasiado traumatizados como para establecer relaciones con humanos u otras aves en los santuarios.

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EL PAVO REAL(PAVO CRISTATUS).
 
El pavo real es un ave grande. Los machos pueden llegar a medir 105 centímetros de largo, más de 200 si incluimos la larga cola en abanico, y a pesar de 4 a 6 kilos. Las hembras son algo más pequeñas, alcanzando los 95 cm de largo y los 3 ó 4 kilos de peso.
El macho es más vistoso que la hembra, tiene la cabeza y cuello azul iridiscente con dos franjas blancas sin plumas alrededor de los ojos y un copete de plumas azules en lo alto de la cabeza. Las alas muestran un diseño de barras blancas y negras y la falsa cola en forma de abanico es dorada con ocelos multicolores.
La hembra, más discreta, presenta una coloración dominante marrón, del mismo color que el copete de plumas de la cabeza. El cuello es verde metálico y las partes inferiores son claras.
 
Biología y costumbres.
 
Es un ave muy terrestre y pasa la mayor parte del tiempo en el suelo, pero duerme en los árboles. Suele huir corriendo y sólo levanta el vuelo si no le queda más remedio.



Celo y reproducción
 
La época de reproducción oscila entre enero y junio y parece estar relacionada con la época de lluvia. El Pavo real es una especie polígama, los machos son territoriales y se aparean con hasta 6 hembras a las que atraen extendiendo en forma de abanico y haciendo vibrar su espectacular falsa cola.
La hembra, más discreta, presenta una coloración dominante marrón, del mismo color que el copete de plumas de la cabeza. El cuello es verde metálico y las partes inferiores son claras.
Luego las hembras se alejan del macho para tener a los pollos. El nido es un hueco en el suelo tapizado con materia vegetal y escondido entre la vegetación donde la hembra pone de 4 a 8 huevos que incuba durante 28 días. Los pollos enseguida abandonan el nido y son capaces de seguir a su madre.
A  partir del segundo año de vida los machos comienzan a desarrollar las plumas de su llamativa falsa cola, alcanzan la madurez sexual a los 2 o 3 años y el desarrollo pleno de su cola a los 4 o 6 años.

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EL BURRITO DESCONTENTO (CUENTO)
 
Érase que se era un día de invierno muy crudo. En el campo nevaba copiosamente, y dentro de una casa de labor, en su establo, había un Burrito que miraba a través del cristal de la ventana. Junto a él tenía el pesebre cubierto de paja seca. - Paja seca! - se decía el Burrito, despreciándola ¡Vaya una cosa que me pone mi amo! Ay, ¡cuándo se acabará el invierno y llegará la primavera, para poder comer hierba fresca y jugosa de la que crece por todas partes, en prado y junto al camino!
Así suspirando el Burrito de nuestro cuento, fue llegando la primavera, y con la ansiada estación creció hermosa hierba verde en gran abundancia.
El Burrito se puso muy contento; pero, sin embargo, le duró muy poco tiempo esta alegría. El campesino segó la hierba y luego la cargó a lomos del Burrito y la llevó a casa. Y luego volvió y la cargó nuevamente. Y otra vez. Y otra.
De manera que al Burrito ya no le agradaba la primavera, a pesar de lo alegre que era y de su hierva verde.
- Ay, ¡cuándo llegará el verano, para no tener que cargar tanta hierba del prado!
Vino el verano; mas no por hacer mucho calor mejoró la suerte del animal. Porque su amo le sacaba al campo y le cargaba con mieses y con todos los productos cosechados en sus huertos.
El Burrito descontento sudaba la gota gorda, porque tenía que trabajar bajo los ardores del Sol. Ay, ¡qué ganas tengo de que llegue el otoño! Así dejaré de cargar haces de paja, y tampoco tendré que llevar sacos de trigo al molino para que allí hagan harina.
Así se lamentaba el descontento, y ésta era la única esperanza que le quedaba, porque ni en primavera ni en verano había mejorado su situación.
Pasó el tiempo. Llegó el otoño.
Pero, ¿qué ocurrió?
El criado sacaba del establo al Burrito cada día y le ponía la albarda.
- ¡Arre, arre! En la huerta nos están esperando muchos cestos de fruta para llevar a la bodega.


El Burrito iba y venía de casa a la huerta y de la huerta a la casa, y en tanto que caminaba en silencio, reflexionaba que no había mejorado su condición con el cambio de estaciones. El Burrito se veía cargado con manzanas, con patatas, con mil suministros para la casa.
Aquella tarde le habían cargado con un gran acopio de leña, y el animal, caminando hacia la casa, iba razonando a su manera:
- Si nada me gustó la primavera, menos aún me agrado el verano, y el otoño tampoco me parece cosa buena, Oh, ¡que ganas tengo de que llegue el invierno! Ya sé que entonces no tendré la jugosa hierba que con tanto afán deseaba. Pero, al menos, podré descansar cuanto me apetezca. Bienvenido sea el invierno! Tendré en el pesebre solamente paja seca, pero la comeré con el mayor contento. Y cuando por fin, llegó el invierno, el Burrito fue muy feliz.
Vivía descansado en su cómodo establo, y, acordándose de las anteriores penalidades, comía con buena gana la paja que le ponían en el pesebre.
Ya no tenía las ambiciones que entristecieron su vida anterior. Ahora contemplaba desde su caliente establo el caer de los copos de nieve, y al Burrito descontento (que ya no lo era) se le ocurrió este pensamiento, que todos nosotros debemos recordar siempre, y así iremos caminando satisfechos por los senderos de la vida: Estar satisfechos con lo que tenemos es el secreto de la felicidad.

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