EL LLANTO.
¿Qué es el llanto?
Siendo un tema tan interesante para el público general, es llamativo la poca atención científica y las pocas investigaciones al respecto.
Aunque sí que han surgido varias teorías, entre ellas:
– Frey (1985): el llanto sirve para eliminar del organismo sustancias tóxicas y reducir la tensión. Llorar libera la tensión emocional. El llanto es un antídoto contra el estrés y la ansiedad, e incluso previene la depresión.
Según demostró William H. Frey, bioquímico en el Centro Médico St. Paul-Ramsey de Minnesota, las lágrimas emocionales que derramamos ante una situación dramática propia o ajena arrastran consigo fuera del cuerpo una buena dosis de cloruro de potasio y manganeso, endorfinas, prolactina, adenocorticotropina y leucina-encefalina (un analgésico natural).
La alta concentración de manganeso en el cerebro se ha asociado con la depresión crónica, la leucina-encefalina funciona como un analgésico natural y la adenocorticotropina está ligada al estrés y la ansiedad.
Por tanto, al llorar expulsamos una parte de sustancias estresantes que dañan al organismo.
– Kottler, psicoanalista (1996): el llanto como una defensa compensatoria contra impulsos como la agresión o el impulso sexual.
El llanto puede ayudar a inhibir los impulsos agresivos de potenciales agresores. El llanto moviliza a otros para conseguir ayuda en emergencias y destaca su aspecto comunicativo resaltando los diferentes significados del llanto y como las lágrimas pueden ser usadas para manipular a otros. “El lenguaje de las lágrimas es una forma universal de comunicación en todo el mundo”.
– Frijda (1986): En su estudio de las emociones ve el llanto como signo de impotencia y debilidad.
– Cornelius (1981): Estudia el llanto en su aspecto social y de interacción con el ambiente. El llanto es un medio de expresión, un medio para despertar simpatías, ayuda, lástima o para manipular a otros.
Analizó 70 artículos (escritos entre 1848 y 1985) sobre el llanto y concluyó que se ha estudiado poco. Y que los temas centrales eran que el llanto es único en la especie humana, que es bueno llorar y que no llorar puede ser perjudicial para la salud. Si no se llora y no se expresa la tensión podría darse un desorden psicosomático o incluso la intoxicación del cuerpo por sustancias de desecho que segregamos cuando estamos tristes.
«Las lágrimas nublan la visión, bajan las defensas, muestran nuestra vulnerabilidad y hacen que los demás nos perciban como necesitados, aumentando la cohesión del grupo», aseguraba el zoólogo de la Universidad de Tel Aviv Oren Hasson en la Revista Evolutionary Psychology.
Hasson añade que, como estrategia evolutiva, las lágrimas fortalecen la cohesión social y la amistad.
¿Por qué lloramos?
El Dr. Juan Murube (español). En 1981 presentó la Ponencia Oficial del Congreso de la SEO, titulado “Dacriología básica”, nadie en esa época podría imaginar que se pudiera escribir tanto sobre la lágrima.
A lo largo de la historia se han descrito tres tipos de lágrimas: Basales, Reflejas y Psicoemocionales. A veces es difícil diferenciarlos por su imprecisión y por su frecuente solapamiento. Según Darwin (1890), en el nacimiento ya existen las lágrimas basales, posteriormente aparecen las reflejas y más tarde las emocionales.
Un grupo particular de emociones se asocia con la producción de llanto y se llama, llanto emocional. Y se diferencia del llanto basal que consiste en el continuo y casi imperceptible flujo de lágrimas en el ojo, necesario para mantener la película lacrimal alrededor de la córnea, por razones ópticas, metabólicas y de lubricación. Y también se diferencia del llanto reflejo, que se produce como respuesta a estímulos físicos o químicos y cuya función principal es la de limpiar y eliminar cuerpos o sustancias irritantes de la superficie externa del ojo.
Murube sugirió que el llanto emocional era una forma de interrelación mímica de los humanos, y propuso una novedosa clasificación del lagrimeo emocional en dos grupos:
– Llanto de demanda de ayuda: el sujeto comunica que ha surgido un problema: hambre, dolor, sueño, soledad, miedo…, y llora demandando ayuda para solucionarlo.
– Llanto de ofrecimiento de ayuda: otro sujeto observa al sujeto con problemas y le lleva a tener un sentimiento de empatía, colaboración, dar ayuda y lo expresa con lágrimas.
En algunas situaciones, estos dos tipos de llanto coexisten.
El llanto por petición de ayuda, suele producir vergüenza, sobre todo en los hombres, porque denota debilidad. Mientras que el llanto de ofrecimiento de ayuda no resulta vergonzoso, porque expresa solidaridad y empatía, sentimientos positivos que engrandecen.
Lloramos ante las pérdidas, el sufrimiento físico, el sufrimiento psicológico, la observación de un acto heroico o el alivio de otros, y por motivos positivos. Y expresamos muchas emociones: pena, dolor, risa, etc… Lloramos en soledad o ante otras personas buscando consuelo, soporte social, apoyo, comprensión… Lloramos para producir en las otras emociones, para disuadirle de que nos ataque.
El llanto
emocional varía ampliamente entre las diferentes culturas, pero es universal en
la sociedad humana y es específico de la especie humana.
El dónde, cuándo y cómo llora la gente no solo varía según el sexo, etnia, cultura y psicología individual, sino también según las condiciones socioeconómicas, el nivel educativo, la tradición familiar, las creencias religiosas, e incluso la ocupación.
Carmelo Vázquez, catedrático de psicopatología en la Universidad Complutense, dice: lloramos porque somos humanos y forma parte de nuestra condición física, psicológica, social y cultural.
Todos estos datos anteriores, nos pueden ayudar a entender mejor y de otra manera esta conducta humana y nos podremos expresar con ella con mayor naturalidad, lo que nos hará mejores personas y hará mejor a la sociedad.
A los profesionales sanitarios que en ocasiones nos produce cierto malestar o pensamos que somos menos profesionales si nos emocionamos o se nos saltan las lágrimas con algún paciente, nos va a ayudar lo siguiente:
“Hace años, cuando era estudiante, lloré por un paciente. La adjunta me miró con una sonrisa condescendiente y comentó:
—Desde luego, tú no vales para médico.
Hoy, saliente de guardia y tras haber llorado por otro paciente, comprendo que la que jamás valió fue, seguramente, ella.”
El dónde, cuándo y cómo llora la gente no solo varía según el sexo, etnia, cultura y psicología individual, sino también según las condiciones socioeconómicas, el nivel educativo, la tradición familiar, las creencias religiosas, e incluso la ocupación.
Carmelo Vázquez, catedrático de psicopatología en la Universidad Complutense, dice: lloramos porque somos humanos y forma parte de nuestra condición física, psicológica, social y cultural.
Todos estos datos anteriores, nos pueden ayudar a entender mejor y de otra manera esta conducta humana y nos podremos expresar con ella con mayor naturalidad, lo que nos hará mejores personas y hará mejor a la sociedad.
A los profesionales sanitarios que en ocasiones nos produce cierto malestar o pensamos que somos menos profesionales si nos emocionamos o se nos saltan las lágrimas con algún paciente, nos va a ayudar lo siguiente:
“Hace años, cuando era estudiante, lloré por un paciente. La adjunta me miró con una sonrisa condescendiente y comentó:
—Desde luego, tú no vales para médico.
Hoy, saliente de guardia y tras haber llorado por otro paciente, comprendo que la que jamás valió fue, seguramente, ella.”
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PINTAR PARA
RELAJARSE Y SUS 8 BENEFICIOS.
La estimulación de nuestra parte creativa nos permite aislarnos de la realidad de manera positiva. Pintar nos genera sentimientos de relajación y descanso mental. Cuando dedicas tiempo a pintar o crear, da la sensación que borramos nuestro entorno. Transcurre el tiempo sin darnos cuenta y nace el ALFA: un estado de máxima concentración, recuperación y descanso. Las ondas cerebrales ALFA están relacionadas con el descanso y el relax. Se generan en el hemisferio derecho del cerebro o en modo sincronizado entre ambos hemisferios. Se activan cuando la mente y el cuerpo es tan completamente relajados.
Las ondas Alfa son dominantes en personas que están relajadas, que son creativas y que poseen una mente clara.
Las emociones forman parte de nuestro mundo creativo y ayudan a crear armonía entre la mente y el corazón. Pintar es una diversión sana.
Un niño debe pintar porque es necesario potenciar su tendencia creadora y su fantasía.
A nivel físico perfecciona su habilidad manual, la idea espacial y descubre texturas y colores. A nivel emocional produce una gran satisfacción emocional y refuerza su autoestima.
Los dos hemisferios del cerebro se ponen a trabajar cuando pintamos. El izquierdo se encarga de la motricidad y tareas lógicas. El derecho es el responsable de la creatividad.
¿Qué
beneficios tiene colorear?
1.- Conectamos con nuestra parte más creativa poniendo en funcionamiento nuestro hemisferio cerebral derecho.
2.- Reafirma habilidades como la disciplina, la exactitud y la precisión.
3.- Ayuda a desconectarnos de las preocupaciones del día a día y nos relaja de manera natural. Principalmente porque estamos consiguiendo dedicarnos un momento a nosotros mismos.
4.- Liberamos endorfinas al estimular el hemisferio derecho del cerebro (creativo, pasional, intuitivo, imaginativo, artístico), produciéndonos una sensación de bienestar general.
5.- Activa ambos hemisferios cerebrales, equilibrando la manera de pensar, las actividades de la mente y las habilidades asociadas a cada hemisferio.
En cada dibujo vas a encontrar figuras geométricas que son captadas por nuestro lado más lógico (hemisferio izquierdo) y los colores y dibujos que son captados por nuestro lado creativo (hemisferio derecho).
6.- A nivel espiritual, ayuda a practicar la meditación a nuestro lado racional.
7.- Fortalece la capacidad de concentración al enfocar la conciencia y la mente en un punto concreto.
8.- Potenciamos la flexibilidad del pensamiento y de acción.
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LA FLAUTA
BANSURI.
Este instrumento es una flauta traversa de bambú que nace en el norte de India, está construido de bambú sin nudos entre medio y de espesores muy finos y livianos. Originalmente el Bansuri poseía solo 6 orificios, pero en el siglo pasado Pannalal Ghosh agregó al nuevo Bansuri un séptimo orificio al final para agregar una nota más y para algunos adornos en la música clásica hindú, aunque anteriormente solo se usaba para la música folklórica Hindú.
Posee un registro de aproximadamente 3 octavas. La tónica del instrumento se logra tapando solo 3 orificios. Se tapan los orificios no con las yemas de los dedos, si no con la parte media de los dedos para que se logre una posición relajada de los mismos, es decir; los dedos anulares solo tapan con la yema del dedo, el resto de los dedos con la parte media quedando los dedos estirados totalmente, esto brinda mayor posibilidad para tapar a medio orificio y flexibilidad en los adornos típicos.
Existen dos
tipos de sistemas el de Norte de India y el Carnático, el Bansuri para el
folklore y la música clásica hindú usa el sistema del Norte de India y existen
otros tipos de Bansuris con 8 orificios usando el sistema Carnático. El Bansuri
tiene importancia especial en la India a causa de su asociación con Krishna.
Algunos de los flautistas hindúes más reconocidos a nivel mundial son: Pandit Pannalal Ghosh, Hari Prasad Chaurasia, G. S. Sachdev, Raghunath Seth, entre otros.
Algunos de los flautistas hindúes más reconocidos a nivel mundial son: Pandit Pannalal Ghosh, Hari Prasad Chaurasia, G. S. Sachdev, Raghunath Seth, entre otros.
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VIDA
SUBMARINA.
El Objetivo de VIDA SUBMARINA busca conservar y utilizar en forma sostenible los océanos, los mares y los recursos marinos para el desarrollo sostenible. Éste es el Objetivo de Desarrollo Sostenible N°14 (ODS14) de la Agenda 2030.
Los océanos del mundo, su temperatura, composición química, corrientes y vida son el motor de los sistemas globales que hacen que la Tierra sea un lugar habitable para los seres humanos. La forma en que gestionamos este recurso vital es fundamental para la humanidad y para contrarrestar los efectos del cambio climático.
Los medios de vida de más de 3.000 millones de personas dependen de la biodiversidad marina y costera. Sin embargo, el 30 por ciento de las poblaciones de peces del mundo está sobreexplotado, alcanzando un nivel muy por debajo del necesario para producir un rendimiento sostenible.
Los océanos también absorben alrededor del 30 por ciento del dióxido de carbón generado por las actividades humanas y se ha registrado un 26 por ciento de aumento en la acidificación de los mares desde el inicio de la revolución industrial. La contaminación marina, que proviene en su mayor parte de fuentes terrestres, ha llegado a niveles alarmantes: por cada kilómetro cuadrado de océano hay un promedio de 13.000 trozos de desechos plásticos.
Los Objetivos de Desarrollo Sostenible generan un marco para ordenar y proteger de manera sostenible los ecosistemas marinos y costeros de la contaminación terrestre, así como para abordar los impactos de la acidificación de los océanos. Mejorar la conservación y el uso sostenible de los recursos oceánicos a través del derecho internacional también ayudará a mitigar algunos de los retos que enfrentan los océanos.
METAS DEL OBJETIVO
14.1 Para 2025, prevenir y reducir de manera significativa la contaminación marina de todo tipo, en particular la contaminación producida por actividades realizadas en tierra firme, incluidos los detritos marinos y la contaminación por nutrientes.
14.2 Para 2020, gestionar y proteger de manera sostenible los ecosistemas marinos y costeros con miras a evitar efectos nocivos importantes, incluso mediante el fortalecimiento de su resiliencia, y adoptar medidas para restaurarlos con objeto de restablecer la salud y la productividad de los océanos.
14.3 Reducir al mínimo los efectos de la acidificación de los océanos y hacerles frente, incluso mediante la intensificación de la cooperación científica a todos los niveles.
14.4 Para 2020, reglamentar eficazmente la explotación pesquera y poner fin a la pesca excesiva, la pesca ilegal, la pesca no declarada y no reglamentada y las prácticas de pesca destructivas, y aplicar planes de gestión con fundamento científico a fin de restablecer las poblaciones de peces en el plazo más breve posible, por lo menos a niveles que puedan producir el máximo rendimiento sostenible de acuerdo con sus características biológicas.
14.5 Para 2020, conservar por lo menos el 10% de las zonas costeras y marinas, de conformidad con las leyes nacionales y el derecho internacional y sobre la base de la mejor información científica disponible.
14.6 Para
2020, prohibir ciertas formas de subvenciones a la pesca que contribuyen a la
capacidad de pesca excesiva y la sobreexplotación pesquera, eliminar las
subvenciones que contribuyen a la pesca ilegal, no declarada y no reglamentada
y abstenerse de introducir nuevas subvenciones de esa índole, reconociendo que
la negociación sobre las subvenciones a la pesca en el marco de la Organización
Mundial del Comercio debe incluir un trato especial y diferenciado, apropiado y
efectivo para los países en desarrollo y los países menos adelantados.
14.7 Para 2030, aumentar los beneficios económicos que los pequeños Estados insulares en desarrollo y los países menos adelantados reciben del uso sostenible de los recursos marinos, en particular mediante la gestión sostenible de la pesca, la acuicultura y el turismo.
14.a Aumentar los conocimientos científicos, desarrollar la capacidad de investigación y transferir la tecnología marina, teniendo en cuenta los criterios y directrices para la transferencia de tecnología marina de la Comisión Oceanográfica Intergubernamental, a fin de mejorar la salud de los océanos y potenciar la contribución de la biodiversidad marina al desarrollo de los países en desarrollo, en particular los pequeños Estados insulares en desarrollo y los países menos adelantados
14.b Facilitar el acceso de los pescadores artesanales en pequeña escala a los recursos marinos y los mercados
14.c Mejorar la conservación y el uso sostenible de los océanos y sus recursos aplicando el derecho internacional reflejado en la Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar, que proporciona el marco jurídico para la conservación y la utilización sostenible de los océanos y sus recursos, como se recuerda en el párrafo 158 del documento “El futuro que queremos”.
Fuente: PNUD.
14.7 Para 2030, aumentar los beneficios económicos que los pequeños Estados insulares en desarrollo y los países menos adelantados reciben del uso sostenible de los recursos marinos, en particular mediante la gestión sostenible de la pesca, la acuicultura y el turismo.
14.a Aumentar los conocimientos científicos, desarrollar la capacidad de investigación y transferir la tecnología marina, teniendo en cuenta los criterios y directrices para la transferencia de tecnología marina de la Comisión Oceanográfica Intergubernamental, a fin de mejorar la salud de los océanos y potenciar la contribución de la biodiversidad marina al desarrollo de los países en desarrollo, en particular los pequeños Estados insulares en desarrollo y los países menos adelantados
14.b Facilitar el acceso de los pescadores artesanales en pequeña escala a los recursos marinos y los mercados
14.c Mejorar la conservación y el uso sostenible de los océanos y sus recursos aplicando el derecho internacional reflejado en la Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar, que proporciona el marco jurídico para la conservación y la utilización sostenible de los océanos y sus recursos, como se recuerda en el párrafo 158 del documento “El futuro que queremos”.
Fuente: PNUD.
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EL NIÑO
PERDIDO.
(CUENTO)
Así llegó a la madurez, sintiéndose cada día más viejo y en este estado de ánimo acudía semanalmente a misa, acompañado de su esposa, para pedir a Dios que le concediera un hijo
En esta triste situación permanecieron muchos años. Finalmente les nació un robusto niño, pero la noche anterior tuvo el padre un sueño extraño.
Parecióle ver un anciano que le predijo el nacimiento de un varón, anunciándole que debía procurar que no tocara el suelo con los pies antes de cumplir los doce años, si no quería que le sucedieran irreparables desgracias.
Innumerables nodrizas a quienes se le confió el cuidado del tierno infante, recibieron oportunas instrucciones para que no le permitieran tocar el suelo hasta llegar a la edad fijada.
Ya habían transcurrido once años y once meses desde el día de su nacimiento; aproximábase la fecha en que el maleficio fatal dejaría de existir.
Los padres, contentos, se proponían dar una fiesta para conmemorar el fausto suceso.
De repente, una mañana antes del cumpleaños, hubo un temblor de tierra y la nodriza que tenía en sus brazos al niño, asustada, lo dejó caer.
Cuando quiso recogerlo no lo encontró. Había desaparecido como si se lo hubiese tragado la tierra.
Atraídos por sus gritos y lamentaciones, acudieron los demás criados del castillo y poco después se presentó también el señor.
Muy alarmado, al observar la inquietud de los domésticos, preguntó dónde estaba su hijo, y la nodriza, temblando como las hojas del álamo y los ojos arrasados en lágrimas, le refirió lo sucedido.
Fácil es imaginarse la angustia del padre al ver desvanecerse en un instante sus más caras esperanzas. Inmediatamente despachó varios criados en todas direcciones, encargándoles que no volvieran sin su desaparecido hijo, rogó, suplicó, vertió el oro a manos llenas, prometió crecidas recompensas.
Pero todo fue inútil. La tierna criatura no pudo ser hallada. Había desaparecido, tal vez para siempre.
Pasó el tiempo. Un día el afligido padre se enteró de que en una de las más amplias salas del castillo percibíase al llegar la medianoche un rumor de pasos y el sonido inconfundible de quejas amargas exhaladas por una garganta humana.
Deseoso de averiguar la causa de aquella anomalía, con la intuición de que aquel descubrimiento podía llevarle tal vez al conocimiento de lo que tan ardientemente deseaba, hizo pregonar en todas las aldeas de sus dominios que entregaría trescientas coronas de oro a quien se atreviera a pasar una noche en el interior de la estancia de referencia.
No faltaron personas que se prestaron a hacer la prueba, pero ninguna llegó al fin. Cuando, a la medianoche, empezaban a percibirse los gemidos, todos salían disparados, prefiriendo conservar la vida pobres a arriesgarla por trescientas coronas.
De ese modo el noble castellano permanecía todavía en la duda de que el autor de aquellos gemidos fuese su hijo o alguna ánima en pena
Sucedió, empero, que en las inmediaciones del castillo habitaba una pobre viuda, molinera de profesión y madre de tres hijas de notable hermosura.
Cuando a la humilde cabaña llegó la noticia de que el señor del castillo ofrecía trescientas monedas de oro a quien osara dormir una noche en la cámara donde se percibían los extraños ruidos, la hija mayor dijo a su madre:
- Creo, madre mía, que no tenemos nada que perder. Esas trescientas coronas aliviarían bastante nuestra miseria. ¿Por qué no me permites que pruebe?
La pobre madre vaciló, pero ante la insistencia de la hija, y sobre todo, atemorizada por los días de hambre que se le avecinaban, consintió al fin.
Al día siguiente, la mayor de las hijas de la molinera se encaminó resueltamente al castillo.
- Vengo a dormir esta noche en la cámara de los duendes - dijo al criado que salió a abrirle la puerta.
El mismo señor salió entonces a recibirla y le preguntó:
- ¿No te dará miedo, muchacha?
- ¡Bah! Más miedo me da el hambre. Lo único que os ruego es que me proporcionéis provisiones suficientes para hacerme una buena cena, pues tengo un apetito de avestruz.
El castellano ordenó que se le facilitara todo cuanto pidiera y la muchacha no se quedó corta, pues con los víveres que exigió se habrían podido confeccionar más de doce platos distintos.
Tan pronto como los tuvo en su poder, la garrida moza se encerró en la habitación, encendió una bueno hoguera, puso en ella agua a calentar y luego puso la mesa y se preparó la cama.
Lentamente fueron pasando las primeras horas de la velada. Finalmente dieron las doce, y, apenas hubo el reloj desgranado la última campanada de la medianoche, cuando la molinera percibió los pasos de alguien que se aproximaba.
Llena de temor, levantó la cabeza y se encontró con un adolescente que la miraba con fijeza y que le preguntó:
- ¿Para quién es esa cena?
Ella repuso secamente:
- Para mí sola.
Nublóse de tristeza el pálido semblante del desconocido. Dirigió una nueva mirada pesarosa a la muchacha y, tras algunos instantes de mutismo, tornó a preguntar:
- ¿Para quién has servido la mesa?
- Para mí sola - contestó ella con la misma acritud que antes.
La frente del mancebo sé arrugó. Sus hermosos ojos azules se humedecieron. Con voz trémula, dijo interrogativamente:
- ¿Para quién has mullido esa cama?
A lo que ella respondió con la misma indiferencia egoísta:
- Para mí sola.
El desconocido se echó a llorar como una Magdalena, se retorció desesperadamente las manos y desapareció.
A la siguiente mañana, la mayor de las hijas de la molinera relató al noble castellano todo cuanto había sucedido durante la noche, sin hacer referencia a la penosa impresión que la sequedad de sus respuestas había producido al fantasma.
El desdichado padre pagó religiosamente las trescientas coronas y se regocijó en medio de su pesar por haber logrado descorrer un tanto el velo del impenetrable misterio.
Presentóse aquel atardecer la segunda de las hijas de la molinera que había recibido instrucciones de su hermana sobre lo ocurrido y conocía las preguntas que el aparecido había de hacerle.
El señor del castillo la acogió con grandes muestras de alegría y ordenó a sus criados que le facilitasen todo cuanto apeteciera. Inmediatamente se trasladó ella a la sala, encendió una buena fogata, puso a hervir sus pucheros, cubrió la mesa con albo mantel y, mientras se hacía la cena, mullió cuidadosamente el colchón de la cama.
Al dar la medianoche notó los pasos del desconocido, que se aproximó a ella, sin que la hija de la molinera experimentara el menor temor, y le preguntó:
- ¿Para quién has hecho esa cena?
- Para mí sola - respondió ella con la misma sequedad que su hermana.
Con profunda tristeza retratada en su hermoso semblante continuó preguntando el doncel:
- ¿Para quién has servido esa mesa?
- Para mí sola - contestó la muchacha sin volver la cabeza.
El mancebo lanzó un suspiro melancólico.
- ¿Para quién has mullido esa cama?
- Para mí sola.
Retorcióse desesperado las manos el desconocido y desapareció.
Cuando la segunda de las hijas de la molinera refirió al noble castellano cuanto había visto y oído, éste le entregó las trescientas coronas estipuladas y quedó ensimismado en profundas reflexiones.
Pero aquella misma tarde se presentó en el castillo la tercera y más joven de las hijas de la molinera, que se ofreció a pasar la noche en la cámara de los misterios, después de haber obtenido la aprobación de su madre, no sin gran trabajo, pues aquélla amaba a su hija menor mucho más que a sus hermanas.
El señor del castillo la recibió con tanta deferencia como a las mayores y dispuso que se le diese lo suficiente para dar de comer a seis personas, eligiendo él mismo los manjares, y entregándole un servicio completo de platos y cubiertos para dos personas.
La muchacha penetró en la estancia encendió el fuego y puso las vituallas a calentar, haciendo entretanto la cama.
Mientras terminaba de hacerse la cena, la muchacha puso sobre la mesa un rico mantel, y encima de éste los platos, los cubiertos y las servilletas, así como los vasos.
Lenta, muy lentamente, sonaron las doce campanadas de la medianoche. Inmediatamente se percibió un ruido extraño, rumores de pasos, suspiros entrecortados, quejas, llantos…
Asustada, la molinerita miró en torno suyo, pero no vio a nadie. Ya iba a lanzar un grito de espanto, por miedo a lo sobrenatural, cuando distinguió de repente a un pálido mancebo que la miraba con tristes ojos.
Ella le sonrió entonces y lo invitó a sentarse con un gesto, pero él, antes de aceptar, le preguntó:
- ¿Para quién es esa cena que preparas?
- Para nosotros dos - respondió la muchacha sin vacilar.
- ¿Para quién has puesto esa mesa?
- Para nosotros dos. ¿No ves acaso los dos cubiertos?
El mancebo, con los ojos brillantes de alegría continuó preguntando:
- ¿Para quién es esa cama?
- Para ti solo. Yo dormiré en una silla.
Trémulo de júbilo, el joven se arrodilló a los pies de la molinerita y cubrió de besos sus manos.
- ¡Gracias, muchas gracias! - exclamó.
Luego se levantó y añadió:
- Pero antes de cenar tengo que transmitir mi reconocimiento a mis bienhechores.
Un soplo de aire fresco inundó de repente la habitación. En el centro de ésta se había abierto una trampilla por la cual se apresuró a descender el desconocido, pero la joven molinera, que se sentía invadida por la curiosidad, se agarró al extremo de su capa y bajó detrás de él.
Llegaron al fondo y allí se desplegó ante los ojos de la muchacha un mundo extraño.
Corría a su diestra un río de oro líquido, mientras que a su siniestra se alzaban colinas del mismo resplandeciente metal. Frente a ella se extendía una pradera vastísima, esmaltada con césped de un verdor deslumbrante y flores policromas.
A medida que avanzaba el desconocido seguíalo la joven a muy poca distancia, procurando que él no la descubriese.
Viole ella saludar a las flores del prado, con tanta deferencia y cariño como si fuesen antiguas conocidas, besando a algunas, acariciando a otras, despidiéndose de ellas con frases amorosas y lisonjeras.
Finalmente penetraron en una selva cuyos árboles eran de oro macizo. Multitud de pájaros de todas clases y colores empezaron a lanzar armoniosos trinos cuando distinguieron al pálido mancebo, revoloteando alrededor de él y posándose familiarmente en su cabeza y hombros, mientras él acariciaba a las lindas avecinas.
La molinerita quebró una de las ramas de un árbol y se la guardó en el pecho para tener un recuerdo de aquel reino de maravilla.
Pasaron de la
selva de oro a otra cuyos árboles eran todos de plata. Infinidad de animales de
todas especies saludaron con grandes muestras de alegría la llegada del
mancebo, acercándose a recibir sus caricias.
Él le dirigió la palabra a cada uno de ellos, pasándoles las manos por sus lustrosos lomos, mientras que la molinera, aprovechando el ruido que formaban con sus voces, quebró una de las argentadas ramas y se la guardó junto con la otra.
- Así me creerán mis hermanas cuando les cuente todas las preciosidades que he visto esta noche - se dijo.
Cando el doncel se hubo despedido de todos sus amigos, volvió sobre sus pasos por el mismo sendero que tomara a la ida.
La doncella regresó detrás de él, sin que el muchacho se diese cuenta de su presencia.
Cuando el joven se volvió hacia la chimenea, la doncella estaba sentada ya a la mesa y le hacía señas de que se acercara.
- Ya me he despedido de todos mis amigos - dijo él con voz alegre.
- Ahora vamos a cenar.
Cuando hubieron aplacado su apetito, propuso el muchacho:
- ¿No crees que es hora de descansar?
Ella sonrió y repuso:
- Descansa tú. Yo me acomodaré en una silla junto a la chimenea y dormitaré un poco. Ya no tardará mucho en amanecer.
- Nada de eso - contestó él, alegremente. - Seré yo quien se coloque junto al fuego. Tú dormirás en la cama. Si te hice la pregunta fue para probar tus sentimientos.
La molinerita se dejó caer, vestida, en el blando lecho, mientras que el desconocido, tomando una silla, se sentó junto a la chimenea, lanzando de vez en cuando miradas amorosas a la muchacha, que no tardó en dormirse apaciblemente.
Ya había avanzado mucho la mañana y el noble castellano no podía contener su impaciencia, pues la hija de la molinera no se había presentado todavía a cobrar su pago.
Inquieto, se dirigió a la sala y abrió la puerta.
Dos exclamaciones de alegría sonaron al unísono.
- ¡Hijo mío!
- ¡Padre!
Emocionados, se abrazaron llorando.
La molinera se despertó, levantóse apresuradamente y las dos ramas que cortara durante su visita al país maravilloso cayeron al suelo con metálico ruido,
El joven se volvió hacia ella, y, al ver las dos ramas, le dijo asombrado:
- ¿Me seguiste hasta allá, pícara?
Ruborizada, ella no respondió.
- Pues bien - añadió él, - esas dos ramas se convertirán en dos palacios, uno de los cuales habitaremos nosotros cuando nos casemos y en el otro vivirá tu familia.
Y así sucedió.
Los dos jóvenes contrajeron matrimonio dos días después, siendo invitados a la boda todos los habitantes del lugar, que todavía recuerdan alborozados el pantagruélico banquete que se sirvió.
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