EL OCASO Y 5
EFECTOS POSITIVOS.
Una verdadera “medicina” para las personas que se ven afectadas por los cambios estacionales, ya que estimula el cerebro gracias a la energía del sol. La contemplación de la salida y de la puesta del sol es bueno para la salud tanto física como mental. ¿La primera regla que hay que respetar? Encontrar un lugar privilegiado desde donde mirar el principio y el final del día para disfrutar completamente de la luz que surge y que se esfuma, si puede ser con panoramas mágicos e inolvidables como fondo. Y parece que a bordo del barco no faltan los lugares “encantados”. ¡Hay unos cuantos! Puedes elegir si admirar el sol en las cubiertas exteriores, desde el balcón de tu camarote si prefieres más intimidad, desde una tumbona de la piscina, desde el bar exterior… lo importante es que se vea el sol. ¿Y una vez que se acaben las vacaciones? Se puede optar por una azotea en la ciudad, un mirador en la montaña o una playa.
CONTEMPLACIÓN DEL SOL: LOS ORÍGENES DEL SUN GAZING.
La técnica de contemplación del sol apareció por primera vez en la India hace más de dos mil años, hoy en día se ha popularizado como Sun Gazing. Es una de las prácticas más sofisticadas y en boga del momento. ¿Cómo funciona? Es una actividad muy sencilla que no requiere una posología específica y que se practica una hora después del amanecer y/o en la última hora antes de la puesta de sol. Hay que mirar el sol por un espacio de tiempo que va de los 10 segundo a los 44 minutos (a este último paso se llega solo tras semanas de práctica porque el ojo se acostumbra gradualmente a mirar fijamente al sol). El secreto para disfrutar de sus beneficios está en abandonarse completamente y concentrarse en la respiración.
Si se practica a diario y durante un buen rato, el Sun Gazing genera efectos increíbles en la salud: ansiedad, tensión mental y preocupaciones se esfuman por completo, la calidad del sueño y la memoria mejoran, y se atenúa la depresión estacional en las personas que la sufren. No es indispensable practicarlo durante meses para disfrutar de sus beneficios: la contemplación del sol genera efectos positivos, incluso a corto plazo.
Resumimos en
cinco puntos cuáles son:
1) Ayuda a conectarse con la naturaleza y con el mundo en general, alcanzando una sensación de paz y serenidad.
2) Relaja las tensiones mentales y regenera la mente.
3) Permite dedicar un rato a “nosotros mismos” durante el que desconectar de voces exteriores y hablar con nuestro “yo” más profundo.
4) Crea un contexto de “soledad imaginaria”, estimulando el alejamiento de los pensamientos negativos.
5) Regula el metabolismo gracias a la energía transmitida por el sol cuando sale el sol y cuando se pone.
--------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------
PASOS DE
CEBRA.
Paso de cebra, paso peatonal, paso cebrado, senda peatonal, rayado, muchos son los nombres usados para este entrañable amigo de los peatones. Pero, ¿sabemos de dónde vienen? ¿Los usamos correctamente? ¿Son seguros? ¿Se podrían evitar más accidentes y muertes? ¿Nos pueden multar?
Lo primero que debemos saber es que en la época romana en algunas ciudades ya se usaban. Por ejemplo, en la antigua Pompeya situada al sureste de la ciudad italiana de Nápoles y a los pies del volcán Vesubio, que proclamó la muerte de la ciudad con su lava y ceniza. En esta ciudad se usaba un tipo de paso peatonal de piedra alzada, cuyo objetivo, dicen los expertos era para que las personas cruzaran sobre ellas y así esquivar el agua de las lluvias, y que los carros tirado por caballos pasaran sin problema. No sabremos si los carros se paraban al ver a los peatones, pero es singular ver como se asemejan a los pasos peatonales de hoy.
En la época moderna, podemos decir que no fue hasta 1949 cuando en Inglaterra, George H. Charlesworth estaba pensando como remediar los numerosos atropellos producidos por la gran afluencia de vehículos que empezaban a verse en las ciudades hacia los peatones que cruzaban la calle. Durante 2 años se estuvo probando por todo el país un sistema de líneas azules y amarillas usadas para que los automóviles se pararan cuando cruzase un peatón. El número de atropellos bajó drásticamente y se aprobó por ley la instalación en los lugares necesarios del país el 31 de octubre de 1951.
Hoy día,
quien no conoce este símbolo de seguridad vial que hay en todas las calles de
las ciudades del mundo. Aun así, sigue debatiéndose si deben mejorarse para
mayor visualización tanto de estos como de los peatones. Por ejemplo, ponerles
luces o hacerlos en 3D. De momento se pueden ver por el mundo una diversidad
grandísima de la forma de pintarlos en la calzada. Los ingenieros, científicos
y demás expertos en temas relacionados con las carreteras estudian cómo mejorar
las técnicas viarias para el mejor uso de los pasos peatonales.
------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------
LA
ENTOMOFAGIA.
La entomofagia (consumo de insectos) es una práctica que se ha llevado a lo largo de la historia del ser humano, cabe mencionar que esta costumbre e incluso tradición es particular de ciertas culturas como la mexicana y la china. Cómo prueba de ello se encuentra el códice florentino de Fray Bernandino de Sahún, donde se muestran diversas especies comestibles, al igual que una descripción de esta “extraña” costumbre. Sin embargo, en cuanto a insectos se tiene una inmensa biodiversidad (90% de los especímenes animales son insectos) y lleva a la cuestión de qué es un insecto comestible y qué caracteres le permiten serlo. Lo que se considerará en esta investigación como insecto comestible es lo siguiente: todo insecto que se puede usar para consumo humano, ya sea crudo o procesado, sin tener un impacto negativo en su salud. Permitiendo descartar a más de dos tercios de los especímenes conocidos a lo largo del mundo. Sin embargo, hay una diferencia entre ser comestible y tener un útil valor nutricional que pueda satisfacer las necesidades alimenticias del hombre. El aporte de grasas, vitaminas y minerales, además del proteico (principal) están fuertemente relacionados con la calidad del producto y su valor nutrimental.
En diversos países como China, Japón, México o países tropicales es muy común el consumo de insectos por los seres humanos. Unas 2000 personas en el mundo incorporan a su dieta cotidiana alguna variedad de artrópodos.
El consumo de insectos normalmente se ha relacionado y asociado a pobreza y a situaciones de hambruna. Sin embargo, en países donde los insectos forman parte de la dieta habitual, por ejemplo Bangkok, son consumidos por su excelente sabor e incluso ciertas especies como los huevos de hormiga tejedora se cotizan muy caros a ser considerados como un mangar.
La entomofagia ha formado parte de la conducta alimentaria de los seres humanos desde hace siglos. Sin embargo, es reciente y también creciente el interés de los medios de comunicación, investigación, miembros de la industria alimentaria, así como legisladores y agencias reguladoras.
Dicho interés se debe en parte a que los artrópodos tienen una serie de ventajas y/o beneficios nutricionales y ambientales que los hacen ser una buena alternativa ante el aumento demográfico, la contaminación ambiental y los cambios climáticos. Debido a los grandes problemas poblacionales; cada vez son más las personas y animales destinados a fines alimentarios y mascotas que hay que alimentar, la contaminación de las aguas y suelos por el excesivo pastoreo y la sequía que hace que los bosques estén degenerando, así como el cambio climático y el impacto ambiental, se hace necesario una alternativa viable para la alimentación sostenible de seres humano y los animales.
Esta alternativa bien podría tratarse de la incorporación de los insectos a la dieta formando parte así de nuestro consumo diario ya que tienen diversas características que los hacen ventajosos tanto a nivel ambiental, como económico y sobre todo para la salud. Estas son:
Los insectos están en todas partes.
Se reproducen rápidamente.
Tiene escaso impacto ambiental en sus ciclos de vida.
Pueden criarse aprovechando residuos alimentarios, abono y estiércol y transformarlos en proteínas de alta calidad.
Necesitan mucha menos agua que el ganado y son más resistentes a las sequias y su crianza depende menos de la tierra que la ganadería.
En relación al aspecto nutricional, depende del estado de desarrollo en el que se encuentre el insecto y del sexo, pero en líneas generales aportan:
Alto valor nutricional con proteínas y nutrientes de alta calidad en comparación con otras especies animales. Mientras que en las carnes el porcentaje de proteínas es variable entre el 25 y el 65% según la especie, en los insectos este porcentaje asciende hasta el 75% y son de más fácil digestión.
Son ricos en aminoácidos como la leucina, lisina y ácido aspártico y pobres en cistina y triptófano. Por ello, los insectos pueden suponer un buen complemento para aquellos alimentos deficientes en algunos aminoácidos como es el caso del arroz carente del aminoácido lisina.
Son ricos en fibras.
Son ricos en minerales como el cobre, potasio, magnesio, hierro, fosforo, selenio, calcio, azufre, zinc y en menor proporción sodio.
Presentan un menor porcentaje de hidratos de carbono con respecto al ganado.
Tienen alto nivel de ácidos grasos semejantes a los de las comidas habituales.
Son ricos en vitaminas A, B1, B2 y D.
Son de alto valor calórico. La mayor arte digerible.
Aprovechamiento integral del insecto, ya que se ha llegado a utilizar con éxito sus excrementos como abono.
Su capacidad reproductiva es enorme. Algunas especies como por ejemplo las abejas ponen entre 1500-2000 huevos al día, lo que hace casi imposible que desaparezcan.
Diferentes formas de presentación. Pueden comerse crudos, guisados (cocidos, fritos o asados) e incluso desecados. Se pueden consumir enteros y con algunas especies se pueden hacer harinas.
Se puede servir como alimento humano y también es viable para la composición de piensos para animales.
Son especies de sangre fría con lo cual su eficiencia de conversión es mayor. Éste hace referencia a la cantidad de alimentos que son necesarias para aumentar un kilo en el peso corporal del insecto. La eficiencia de conversión (EC) es variable según la especie de la que se trate, de manera que si para que los insectos aumenten 1 kg de su peso corporal se necesitan 2kg de alimentos para otras especies por ejemplo la vaca son necesario 8 kg de alimentos.
Los gases invernadero producidos por los insectos son inferiores a los del ganado.
Menor riesgo de zoonosis. Es decir, enfermedades que se transmiten de animales a humanos. Siempre y cuando se hayan manipulado de forma higiénica.
Su recolección es muy sencilla necesitándose escasa inversión para la cría y recolección.
Los insectos más consumidos son; escarabajos (31%); orugas (18%); abejas, avispas y hormigas (14%); saltamontes, grillos y langostas (13%); cigarras, chinches y saltahojas (10%); termitas en un 3% y moscas en un 2%.
Aunque las actividades empresariales con respecto a la cría siguen siendo reducidas, actualmente, debido al creciente interés por esta práctica están surgiendo iniciativas que tienen en cuenta el potencial de los insectos como alimentos y piensos. Por el contrario, pese a las ventajas que suponen incorporar los insectos a la dieta actualmente en los países occidentales sigue habiendo mucha animadversión hacia su consumo.
-------------------------------------------------------------------------------------------------------------------
LA DILIGENCIA
DE 12 ASIENTOS.
(CUENTO)
¡Pum! ¡Catacrac!
Una serie de porrazos interrumpen el silencio. Son los habitantes de la pequeña ciudad, que empiezan a arrojar por las ventanas viejos platos desportillados, cazuelas de barro, vajillas viejas.
¡Pam! ¡Pum! ¡Bum! ¡Cracracracrac! ¡Bang!
Estos otros, que hacen eco a los primeros ruidos, son cohetes. Lo habéis adivinado: en el
campanario acaban de dar los doce repiques de la medianoche del día de San Silvestre.
¡Troc! ¡Totroc! ¡Totocroc!
¿Y esos otros? Éstos los hace la diligencia, un carruaje tirado por caballos. En cuestión de minutos, el vehículo estará frente a la puerta norte de la ciudad. En él viajan doce pasajeros, que
ocupan los doce únicos asientos que hay dentro.
-¡Por el año nuevo! ¡Felicidades! -gritan las gentes en sus casas, levantando las copas llenas de champán.
Tintinean las copas, la alegría está en su apogeo. En ese preciso momento, la diligencia, con sus doce pasajeros, se detiene frente a la puerta.
¿Quiénes son, estos viajeros? Todos tienen el equipaje a punto y los pasaportes
en regla. Y llevan también consigo una bonita ¿colección? de regalos. ¿que para quién son? ¡Pues para mí, para ti, para todos! ¿Pero quiénes son?
-¡Feliz año tenga, buen hombre! -le gritan al centinela de guardia de la puerta.
-¡Feliz año tengan ustedes, señores! -contesta el centinela. Y, acercándose a la carroza, abre la puertecilla, ayuda a bajar al primero de los pasajeros y le pregunta -: ¿Nombre, apellido, profesión?
-Mire en mi
pasaporte -responde el individuo-.
¿Qué quiere que le diga? ¡Yo soy quien soy!
Es un tipo curioso, embutido en un abrigo de pieles de oso.
-Son muchos los que ponen en mí sus esperanzas, ¿sabe? Venga mañana a mi casa y le haré un
hermoso regalo de fin de año. Aguinaldos y regalos, tengo siempre para todos; en cuanto a fiestas, más de treinta y una no puedo dar. ¿Mi profesión? Comerciante al por mayor.
¿Mi nombre? Enero, y viajo con montones de cuentas de recibos y de liquidaciones.
Ahora desciende el segundo pasajero. Éste es un vividor: empresario teatral, organizador de bailes de disfraces.
-Cuando hay de esto, hay de todo, o casi sentencia. Me gusta que la gente se divierta, pero también a mí me gusta divertirme, porque por desgracia no me va tan bien: veintiocho días sólo, si te paras a pensar. Verdad es que, de vez en cuando, me conceden uno más. No es gran cosa, pero en el fondo, ¿qué más da?
-No se precipite, por favor -le advierte el centinela.
-Jovenzuelo, yo puedo hacer tanto escándalo como me venga en gana, que para algo soy el Príncipe Carnaval, aunque viaje con nombre falso... Pero puedes llamarme febrero.
-Le guiña un ojo y pasa adelante.
¿Y el tercero? El tercero es más delgado que el hambre, tieso como un palo de escoba, siempre con la cabeza en otra parte, Es pariente de los magos, meteorólogos y astrólogos de todo el mundo. A juzgar por su aspecto, su negocio no debe irle demasiado bien. En el ojal de su largo baladran lleva prendido un ramito de violetas.
-Señor Marzo -lo llama el cuarto pasajero, dándole un golpecito en el hombro-. ¿No huele este aroma a té? ¡Entre enseguida en la aduana y haga que le den una taza!
¿Aroma? ¡Pero qué aroma ni aroma! Es una broma, una broma de abril, para ser exactos, que
hace su aparición con este primer chiste. Parece -lo está- muy alegre; dicen las malas lenguas que no se mata a trabajar, pero no es ningún vago.
-Todo se arreglaría con que este mundo fuera un poco más estable -dice-. En cambio, unas veces estamos contentos, otras melancólicos. Tan pronto llueve, como sale el sol; partimos, regresamos. ¿que cuál es mi trabajo? Si quiere, puede escribir que tengo una empresa, de pompas fúnebres. Río o lloro según me da. ¿Lo ve? En esta maleta llevo ropa de verano, ¡pero estaría loco si quisiera ponérmela! Los domingos por la mañana voy a misa con el impermeable, y debajo llevo camisa de manga corta.
¿Qué quiere que le diga? ¡Yo soy quien soy!
Es un tipo curioso, embutido en un abrigo de pieles de oso.
-Son muchos los que ponen en mí sus esperanzas, ¿sabe? Venga mañana a mi casa y le haré un
hermoso regalo de fin de año. Aguinaldos y regalos, tengo siempre para todos; en cuanto a fiestas, más de treinta y una no puedo dar. ¿Mi profesión? Comerciante al por mayor.
¿Mi nombre? Enero, y viajo con montones de cuentas de recibos y de liquidaciones.
Ahora desciende el segundo pasajero. Éste es un vividor: empresario teatral, organizador de bailes de disfraces.
-Cuando hay de esto, hay de todo, o casi sentencia. Me gusta que la gente se divierta, pero también a mí me gusta divertirme, porque por desgracia no me va tan bien: veintiocho días sólo, si te paras a pensar. Verdad es que, de vez en cuando, me conceden uno más. No es gran cosa, pero en el fondo, ¿qué más da?
-No se precipite, por favor -le advierte el centinela.
-Jovenzuelo, yo puedo hacer tanto escándalo como me venga en gana, que para algo soy el Príncipe Carnaval, aunque viaje con nombre falso... Pero puedes llamarme febrero.
-Le guiña un ojo y pasa adelante.
¿Y el tercero? El tercero es más delgado que el hambre, tieso como un palo de escoba, siempre con la cabeza en otra parte, Es pariente de los magos, meteorólogos y astrólogos de todo el mundo. A juzgar por su aspecto, su negocio no debe irle demasiado bien. En el ojal de su largo baladran lleva prendido un ramito de violetas.
-Señor Marzo -lo llama el cuarto pasajero, dándole un golpecito en el hombro-. ¿No huele este aroma a té? ¡Entre enseguida en la aduana y haga que le den una taza!
¿Aroma? ¡Pero qué aroma ni aroma! Es una broma, una broma de abril, para ser exactos, que
hace su aparición con este primer chiste. Parece -lo está- muy alegre; dicen las malas lenguas que no se mata a trabajar, pero no es ningún vago.
-Todo se arreglaría con que este mundo fuera un poco más estable -dice-. En cambio, unas veces estamos contentos, otras melancólicos. Tan pronto llueve, como sale el sol; partimos, regresamos. ¿que cuál es mi trabajo? Si quiere, puede escribir que tengo una empresa, de pompas fúnebres. Río o lloro según me da. ¿Lo ve? En esta maleta llevo ropa de verano, ¡pero estaría loco si quisiera ponérmela! Los domingos por la mañana voy a misa con el impermeable, y debajo llevo camisa de manga corta.
Justo después
se apea una muchacha. Se llama Mayolina/Maya: lleva un vestido ligero,
veraniego, color verde y calza zapatos livianos, sobre los que lleva unos
llamativos chanclos de
goma. Entre sus cabellos rubios luce un ramillete de flores.
Es tan hermosa como afinada: es que, además, es cantante. Pero no canta en los teatros, quede claro, sino al aire libre, en los bosques, por pura pasión. Lleva en la mano un maletín de trabajo, y dentro, dos libritos: uno de poesía, otro de cuentos.
-¡Paso, que baja la Señora! -grita el cochero, haciendo sonar la fusta.
Una joven dama apoya un piececito en tierra. Es bonita como Mayolina, pero su porte es más orgulloso. ¿Qué de quién se trata? De la Dama de Junio, naturalmente. En el día más largo del año da una fiesta espléndida, en la que sus invitados pueden degustar todos los platos de su bien provista mesa.
Tiene una carroza propia, pero prefiere viajar en diligencia con todos los demás para no ganarse la fama de persona altanera.
La acompaña un joven rellenito que luce un sombrero de paja de ala ancha y un vistoso traje de baño. ¿No lo habéis reconocido? Se trata nada menos que de su hermano, el señorito Julio.
¿Y quién más? Pues doña Agostina, verdulera al por mayor y propietaria de grandes haciendas. Es regordeta y está siempre acalorada. No se las da de señorona, pero le gusta hacer las cosas por sí misma: dicen es ella en persona quien los lleva al campo a los labriegos sus buenas jarras de cerveza.
-¡Te ganarás el pan con el sudor de tu frente! -exclama-. Los bailes, las excursiones al campo y los paseos por la montaña vienen después.
¡Vaya, pero si tenemos también un artista! Pintor, por más señas. ¿Que cómo se llama esta celebridad? Profesor Septiembre, maestro del color. No hay bosque que no lo conozca; no tiene
más que echar mano a la paleta y ya las hojas, de verdes, se hacen amarillas, rojo subido, oro viejo. Mientras trabaja, silba como los mirlos, y mientras silba, enrolla zarcillos de lúpulo en torno a su jarra de cerveza. Por equipaje lleva su maletita de pintura.
Detrás de él viene todo un señorón de los campos, el conde Octubre. Al igual que Doña Agostina, se toma también muy en serio su trabajo: no habla más que de vendimiar, de arar, de sembrar, de roturar. Lleva consigo una garrafa, y sobre el techo de la diligencia ha mandando colocar un bonito arado inglés último modelo. Mientras menciona con entusiasmo una nueva variedad de trigo, su vecino le interrumpe varias veces con sus toses y con su ruidoso sonarse. Se trata del señor Noviembre; se ve a las claras que está molesto por su resfriado.
Con una mano sujeta el pañuelo y con la otra empuña un hacha: es presidente honorario de la Hermandad de Leñadores.
goma. Entre sus cabellos rubios luce un ramillete de flores.
Es tan hermosa como afinada: es que, además, es cantante. Pero no canta en los teatros, quede claro, sino al aire libre, en los bosques, por pura pasión. Lleva en la mano un maletín de trabajo, y dentro, dos libritos: uno de poesía, otro de cuentos.
-¡Paso, que baja la Señora! -grita el cochero, haciendo sonar la fusta.
Una joven dama apoya un piececito en tierra. Es bonita como Mayolina, pero su porte es más orgulloso. ¿Qué de quién se trata? De la Dama de Junio, naturalmente. En el día más largo del año da una fiesta espléndida, en la que sus invitados pueden degustar todos los platos de su bien provista mesa.
Tiene una carroza propia, pero prefiere viajar en diligencia con todos los demás para no ganarse la fama de persona altanera.
La acompaña un joven rellenito que luce un sombrero de paja de ala ancha y un vistoso traje de baño. ¿No lo habéis reconocido? Se trata nada menos que de su hermano, el señorito Julio.
¿Y quién más? Pues doña Agostina, verdulera al por mayor y propietaria de grandes haciendas. Es regordeta y está siempre acalorada. No se las da de señorona, pero le gusta hacer las cosas por sí misma: dicen es ella en persona quien los lleva al campo a los labriegos sus buenas jarras de cerveza.
-¡Te ganarás el pan con el sudor de tu frente! -exclama-. Los bailes, las excursiones al campo y los paseos por la montaña vienen después.
¡Vaya, pero si tenemos también un artista! Pintor, por más señas. ¿Que cómo se llama esta celebridad? Profesor Septiembre, maestro del color. No hay bosque que no lo conozca; no tiene
más que echar mano a la paleta y ya las hojas, de verdes, se hacen amarillas, rojo subido, oro viejo. Mientras trabaja, silba como los mirlos, y mientras silba, enrolla zarcillos de lúpulo en torno a su jarra de cerveza. Por equipaje lleva su maletita de pintura.
Detrás de él viene todo un señorón de los campos, el conde Octubre. Al igual que Doña Agostina, se toma también muy en serio su trabajo: no habla más que de vendimiar, de arar, de sembrar, de roturar. Lleva consigo una garrafa, y sobre el techo de la diligencia ha mandando colocar un bonito arado inglés último modelo. Mientras menciona con entusiasmo una nueva variedad de trigo, su vecino le interrumpe varias veces con sus toses y con su ruidoso sonarse. Se trata del señor Noviembre; se ve a las claras que está molesto por su resfriado.
Con una mano sujeta el pañuelo y con la otra empuña un hacha: es presidente honorario de la Hermandad de Leñadores.
Ya se ha quedado vacía la diligencia... Ah, no, perdón, es que ese viejecito ha tardado una barbaridad en bajarse.
El abuelo Diciembre: ¿cómo iba a faltar él a la reunión? En sus manos arrugadas lleva un braserito, y su nariz aguileña no deja de moquear. Va encorvado y está entumecido, pero los ojos le brillan vivarachos como dos estrellas al ordenar que bajen de la diligencia una maceta en la que crece un pequeño abeto.
-Bajenlo con cuidado, por favor -dice-. Tiene que crecer tieso para estar bonito en Nochebuena. Lo adornaremos con muchas velas de colores, con bolas brillantes, con dulces y juguetes. Y entonces yo sacaré mi libro de cuentos y haré que los niños se porten bien.
-¡De acuerdo entonces, que siga la diligencia! -le interrumpe el centinela-. Todos los viajeros han bajado. ¡Arre, cochero!
-Pero primero que pasen a verme -dice el jefe de aduanas-. ¡Adelante, señores! Los pasaportes me los tienen que dar a mí. Tienen un mes de validez, pasado el cual escribiré en ellos las observaciones sobre su conducta. ¡Señor Enero, empecemos por usted!
Y enero se presenta.
Dentro de un año podré deciros qué presentes nos han hecho los viajeros. Ahora no lo sé. ¿Lo sabrán ellos?
¡Hoy en día pasan tantas cosas!
No hay comentarios:
Publicar un comentario