LA MAGIA
BLANCA: ORIGEN.
La magia blanca busca que las personas se reencuentren con su ser interno y que obtengan un sentimiento de paz, armonía y felicidad con el mundo que los rodea.
También llamada Teurgia (una palabra de origen griego que significa ‘obra de Dios’), la magia blanca es la que se usa con fines benéficos para ayudar a alguien a sanar, enamorar a una persona, obtener abundancia o dictarle la mejor manera de encontrar un enlace con deidades nobles de la naturaleza y el cosmos como ángeles o hadas. A menudo estos seres o espíritus de la naturaleza son vistos por la magia blanca como guardianes o benefactores capaces de ayudar a los humanos.
Se cree que la palabra mago y magia provienen de Magus, quien fue un sabio astrólogo zoroastriano que usó por primera vez la palabra magia.
La magia blanca está en íntima comunión con los elementos de la naturaleza; más que alterarlos o ir en contra de sus leyes se vale de su energía para producir un resultado específico. Sus practicantes y adoradores respetan de manera absoluta a cada ser vivo, elemento del cosmos y del plano terrenal al considerar que entre todos hay una unidad divina. Su adoración a la Madre Tierra a menudo le ha valido ser vista como algo pagano.
Con la aparición del cristianismo, la magia blanca y sus rituales comenzaron a ser desacreditados al considerarse paganos. La incomprensión cristiana le dio incluso una imagen de malevolencia cuando su fin es todo lo contrario. Ningún mago o sacerdotisa en la historia ha buscado cambiar las creencias de cultura alguna o destruir un sistema de fe, contrario a los evangelizadores cristianos o católicos.
La magia blanca es lo opuesto a la magia negra, donde se busca provocar un daño específico a alguien. De hecho, gran parte de los practicantes de la magia blanca trabajan para romper hechizos y maldiciones que perjudiquen a una persona inocente. En su sentido más práctico, busca hacer el bien mientras que, en un plano mucho más espiritual, la magia blanca busca que las personas se reencuentren con su ser interno, que sean capaces de explorar su fuerza interior y que obtengan un sentimiento de paz, armonía y felicidad con el mundo que los rodea.}
Prácticamente la mayoría de las culturas más poderosas del mundo usaron la magia como una práctica sagrada a la que acudían para protegerse, lograr la prosperidad en sus cosechas o buscar una unión con los elementos naturales en busca de ayuda.
En culturas como la griega, la egipcia, la maya o la azteca existían sacerdotes y sabios que tenían amplios conocimientos de medicina. Con ayuda de ciertos rituales de magia blanca buscaban ayudar a quien acudiera con ellos a lograr el equilibrio emocional y físico, la abundancia y la felicidad, la protección y la prosperidad.
En la
actualidad, los principios de la magia blanca se asocian a los rituales de la
Wicca, una tradición neopagana que se nutre de creencias y filosofías de varias
culturas antiguas. En ella se adoran los elementos de la naturaleza, se busca
hacer el bien propio y común, y se tiene una comunión estrecha con deidades a
las que se dedican ceremonias. La Wicca actualmente se practica en todo el
mundo.
Autores como Lewis Carroll, Dante Alighieri, Mircea Eliade, Aleister Crowley, Wiliam Shakespeare, además de poetas como Shelley, Wordsworth, Swinburne y Lord Byron son leídos y analizados por los practicantes de la magia blanca, ya que su obra contiene numerosas referencias a ella o posee una filosofía particular que la complementa.
La magia blanca -como cualquier otro tipo de creencia- es una cuestión de fe. Mientras un sector la tacha de superchería, otros se entregan a sus rituales con la esperanza de obtener los dones necesarios para tener una vida próspera, tanto en lo económico como en lo espiritual. Sólo quien acuda a ella con el propósito de obtener el bien y hacer lo mismo con los demás, conocerá todos sus poderes naturales.
Autores como Lewis Carroll, Dante Alighieri, Mircea Eliade, Aleister Crowley, Wiliam Shakespeare, además de poetas como Shelley, Wordsworth, Swinburne y Lord Byron son leídos y analizados por los practicantes de la magia blanca, ya que su obra contiene numerosas referencias a ella o posee una filosofía particular que la complementa.
La magia blanca -como cualquier otro tipo de creencia- es una cuestión de fe. Mientras un sector la tacha de superchería, otros se entregan a sus rituales con la esperanza de obtener los dones necesarios para tener una vida próspera, tanto en lo económico como en lo espiritual. Sólo quien acuda a ella con el propósito de obtener el bien y hacer lo mismo con los demás, conocerá todos sus poderes naturales.
---------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------
EL MIEDO.
La
fisiopatología del miedo, es la disciplina que estudia dicha emoción, no como
un sistema de adaptación y protección de nosotros mismos sino como una
enfermedad que genera cambios negativos para nuestra salud a largo, mediano y
corto plazo; es entender cómo el miedo no sólo daña nuestra mente sino también
nuestro cuerpo.
“Las emociones son reacciones psicofisiológicas que representan modos de adaptación a ciertos estímulos transmitidos por un objeto, personas, lugares, sucesos o recuerdos y cómo se relacionan estas con la realidad o la imaginación; expresándose físicamente mediante alguna función fisiológica que incluye reacciones de conducta”, afirma el Dr. Andrés Villarreal, especialista en neurocirugía.
La neurociencia de las emociones, es un campo nuevo de la medicina que investiga científicamente las bases neuronales de estas en nuestro cerebro, por medio de modelos neurobiológicos, psicológicos y socio-culturales.
Al tener presente que las emociones tienen diferentes patrones, estos se encuentran en nuestro sistema nervioso autónomo el cual conscientemente no se puede controlar. Se reconocen patrones para seis emociones básicas, como lo son la sorpresa, el asco, la tristeza, la ira, el miedo y la alegría.
Para conocer el origen del miedo, y por qué se hace presente en nuestra vida, se debe tener claridad que el miedo es una emoción la cual se ve transformada en el momento en el que racionalizamos, ahí se convierte en un sentimiento.
Llamamos miedo a un sistema de alarma de nuestro cerebro que se activa cuando detecta una posible amenaza real o supuesta, presente, futura o incluso del pasado. Se trata de una respuesta útil y adaptativa que conlleva cambios en el funcionamiento de nuestros comportamientos, pensamientos y cuerpo.
El miedo es un esquema cerebral de adaptación al entorno y constituye un mecanismo de supervivencia y de defensa, el cual le permite a la persona responder ante situaciones adversas con rapidez. En ese sentido, es normal y beneficioso para todos los seres vivos tener miedo.
¿Por qué sentimos miedo?
El estudio de las bases neurobiológicas del miedo se ha centrado en una región concreta del cerebro llamada la amígdala; la cual es una pequeña estructura alojada en el seno del sistema límbico, es decir, nuestro cerebro emocional. Aclara el Dr. Andrés Villarreal, que esta área desempeña un papel clave en la búsqueda y detección de señales de peligro. Se podría decir que trabaja de forma análoga a un detector de humo: permanece inactiva hasta que el más mínimo estímulo amenazante la pone en marcha. Si no tuviéramos amígdala, probablemente no sentiríamos miedo.
Este mecanismo que desata el miedo se encuentra, tanto en personas como en animales, concretamente en la región más primitiva que se encarga de regular acciones esenciales para la supervivencia como comer y respirar, a su vez, en el sistema límbico que es el encargado de regular las emociones, la lucha, la huida, la evitación del dolor y en general todas las funciones que aseguren la conservación y seguridad del ser.
Este sistema revisa de manera constante, incluso durante el sueño toda la información que se recibe a través de los sentidos, lo hace mediante la estructura llamada amígdala cerebral, que controla las emociones básicas, como el miedo encargándose de localizar la fuente del peligro.
Cuando la amígdala se activa al detectar un posible peligro se desencadena la sensación de miedo, y su respuesta puede ser la huida, el enfrentamiento o la paralización. El miedo produce cambios inmediatos en nuestro cuerpo como, por ejemplo: se incrementa el consumo de energía celular, aumenta la presión arterial, los niveles de azúcar en la sangre y la actividad de alerta cerebral.
A su vez, se disminuyen o se detienen las funciones no esenciales, se incrementa la frecuencia cardiaca y la sangre fluye a los músculos mayores especialmente a las extremidades inferiores en preparación para la huida; se inicia una cascada hormonal desde el hipotálamo a la hipófisis y las glándulas suprarrenales, incrementando los niveles de adrenalina y cortisol. Estos cambios en el organismo vienen acompañados de modificaciones faciales como: apertura de los ojos para mejorar la visión, dilatación de las pupilas para facilitar la admisión de luz, la frente se arruga y los labios se estiran horizontalmente, explica el especialista.
“Las emociones son reacciones psicofisiológicas que representan modos de adaptación a ciertos estímulos transmitidos por un objeto, personas, lugares, sucesos o recuerdos y cómo se relacionan estas con la realidad o la imaginación; expresándose físicamente mediante alguna función fisiológica que incluye reacciones de conducta”, afirma el Dr. Andrés Villarreal, especialista en neurocirugía.
La neurociencia de las emociones, es un campo nuevo de la medicina que investiga científicamente las bases neuronales de estas en nuestro cerebro, por medio de modelos neurobiológicos, psicológicos y socio-culturales.
Al tener presente que las emociones tienen diferentes patrones, estos se encuentran en nuestro sistema nervioso autónomo el cual conscientemente no se puede controlar. Se reconocen patrones para seis emociones básicas, como lo son la sorpresa, el asco, la tristeza, la ira, el miedo y la alegría.
Para conocer el origen del miedo, y por qué se hace presente en nuestra vida, se debe tener claridad que el miedo es una emoción la cual se ve transformada en el momento en el que racionalizamos, ahí se convierte en un sentimiento.
Llamamos miedo a un sistema de alarma de nuestro cerebro que se activa cuando detecta una posible amenaza real o supuesta, presente, futura o incluso del pasado. Se trata de una respuesta útil y adaptativa que conlleva cambios en el funcionamiento de nuestros comportamientos, pensamientos y cuerpo.
El miedo es un esquema cerebral de adaptación al entorno y constituye un mecanismo de supervivencia y de defensa, el cual le permite a la persona responder ante situaciones adversas con rapidez. En ese sentido, es normal y beneficioso para todos los seres vivos tener miedo.
¿Por qué sentimos miedo?
El estudio de las bases neurobiológicas del miedo se ha centrado en una región concreta del cerebro llamada la amígdala; la cual es una pequeña estructura alojada en el seno del sistema límbico, es decir, nuestro cerebro emocional. Aclara el Dr. Andrés Villarreal, que esta área desempeña un papel clave en la búsqueda y detección de señales de peligro. Se podría decir que trabaja de forma análoga a un detector de humo: permanece inactiva hasta que el más mínimo estímulo amenazante la pone en marcha. Si no tuviéramos amígdala, probablemente no sentiríamos miedo.
Este mecanismo que desata el miedo se encuentra, tanto en personas como en animales, concretamente en la región más primitiva que se encarga de regular acciones esenciales para la supervivencia como comer y respirar, a su vez, en el sistema límbico que es el encargado de regular las emociones, la lucha, la huida, la evitación del dolor y en general todas las funciones que aseguren la conservación y seguridad del ser.
Este sistema revisa de manera constante, incluso durante el sueño toda la información que se recibe a través de los sentidos, lo hace mediante la estructura llamada amígdala cerebral, que controla las emociones básicas, como el miedo encargándose de localizar la fuente del peligro.
Cuando la amígdala se activa al detectar un posible peligro se desencadena la sensación de miedo, y su respuesta puede ser la huida, el enfrentamiento o la paralización. El miedo produce cambios inmediatos en nuestro cuerpo como, por ejemplo: se incrementa el consumo de energía celular, aumenta la presión arterial, los niveles de azúcar en la sangre y la actividad de alerta cerebral.
A su vez, se disminuyen o se detienen las funciones no esenciales, se incrementa la frecuencia cardiaca y la sangre fluye a los músculos mayores especialmente a las extremidades inferiores en preparación para la huida; se inicia una cascada hormonal desde el hipotálamo a la hipófisis y las glándulas suprarrenales, incrementando los niveles de adrenalina y cortisol. Estos cambios en el organismo vienen acompañados de modificaciones faciales como: apertura de los ojos para mejorar la visión, dilatación de las pupilas para facilitar la admisión de luz, la frente se arruga y los labios se estiran horizontalmente, explica el especialista.
¿Los miedos
son hereditarios?
Los miedos no se pueden heredar, todos nacemos con algo denominado “patrones fijos de acción” conocidos como los circuitos neuronales para tener miedo ante alguna circunstancia que ponga en peligro nuestra vida.
Al padre presentar miedo a un objeto o circunstancia en particular, no será heredada a sus hijos; pero si al nacer cualquier ser humano es expuesto de forma repetitiva y orientado por sus padres, su comunidad o su cultura transmitiendo temor, esta persona aprenderá y adoptará ese mismo miedo. Por lo que afirma el Dr. Andrés Villarreal, que los miedos no se pueden heredar, pero sí se pueden enseñar.
Desde los primeros meses, los bebés tienen la capacidad de reconocer emociones positivas y negativas. Es preciso considerar que la experimentación de las emociones es previa a la capacidad de expresarlas. Nuestro cerebro nace con circuitos neuronales para algunas funciones ya destinadas, entre estas el reconocimiento del peligro y por lo tanto, el circuito para tener y sentir el miedo.
Aproximadamente a los cuatro años de edad, los niños pueden reconocer las emociones básicas y las entienden como sentimiento, reconociendo las respuestas que pueden generar en ellos mismos y en las demás personas.
En la adolescencia se enfatiza la parte social en el reconocimiento de emociones, adicional a esto, en esta etapa de la vida, se va desarrollando la autovaloración a partir de la interacción con los demás. Adicionalmente, ya se considera que todas las emociones son aceptables; las diferentes respuestas o reacciones que provocan las emociones pueden ser buenas o malas.
Es importante aclarar que, en esta etapa, se reconocen las emociones propias y las de otras personas, así como las reglas de expresión, sin embargo, se experimentan problemas en el manejo de las emociones. Este problema está relacionado con los cambios hormonales y físicos donde los niños cambian a tener características de hombre y mujer desarrollados semejantes a un adulto.
En la edad adulta, se espera que una persona tenga la capacidad de identificar y reconocer las emociones propias, entre ellas el miedo, así como ejercer control sobre estas, desarrollando lo que se denomina la inteligencia emocional.
Es importante entonces entender que, al paso de la edad, se generan diversos cambios de las emociones, y estos impactan sobre la concepción de sí mismo y el entorno. En ese sentido, durante el desarrollo emocional, la cultura y la sociedad tienen gran influencia en las emociones, ya que regulan su expresión en especial las emociones que generan miedo, afirma el especialista.
Cabe aclarar que existe la posibilidad de modificar y dar por terminado con los miedos que hemos ido creando a lo largo de la vida; se ha demostrado que a través de la psicoterapia se puede promover la comunicación de la amígdala cerebral y cíngulo anterior, por lo que las personas afectadas podrían aprender a actuar con menos miedos y a tener mayor seguridad en sí mismas.
Finalmente, todos tenemos, tuvimos o tendremos miedo a algo; como mencionamos anteriormente, se generan una serie de respuestas ante un estímulo de peligro el cual puede estar presente en el ahora o a futuro; es algo natural y debemos reconocerlo como un sistema de protección. El problema es cuando se genera miedo y su respuesta no es la adecuada o genera cambios conductuales y/o limita nuestras actividades diarias, en este caso podríamos decir que no se está presentando un caso de protección sino una evidente limitación ante algunos estímulos, y para estos episodios sí se debe tratar de controlar y reconocer con ayuda de un profesional.
Los miedos no se pueden heredar, todos nacemos con algo denominado “patrones fijos de acción” conocidos como los circuitos neuronales para tener miedo ante alguna circunstancia que ponga en peligro nuestra vida.
Al padre presentar miedo a un objeto o circunstancia en particular, no será heredada a sus hijos; pero si al nacer cualquier ser humano es expuesto de forma repetitiva y orientado por sus padres, su comunidad o su cultura transmitiendo temor, esta persona aprenderá y adoptará ese mismo miedo. Por lo que afirma el Dr. Andrés Villarreal, que los miedos no se pueden heredar, pero sí se pueden enseñar.
Desde los primeros meses, los bebés tienen la capacidad de reconocer emociones positivas y negativas. Es preciso considerar que la experimentación de las emociones es previa a la capacidad de expresarlas. Nuestro cerebro nace con circuitos neuronales para algunas funciones ya destinadas, entre estas el reconocimiento del peligro y por lo tanto, el circuito para tener y sentir el miedo.
Aproximadamente a los cuatro años de edad, los niños pueden reconocer las emociones básicas y las entienden como sentimiento, reconociendo las respuestas que pueden generar en ellos mismos y en las demás personas.
En la adolescencia se enfatiza la parte social en el reconocimiento de emociones, adicional a esto, en esta etapa de la vida, se va desarrollando la autovaloración a partir de la interacción con los demás. Adicionalmente, ya se considera que todas las emociones son aceptables; las diferentes respuestas o reacciones que provocan las emociones pueden ser buenas o malas.
Es importante aclarar que, en esta etapa, se reconocen las emociones propias y las de otras personas, así como las reglas de expresión, sin embargo, se experimentan problemas en el manejo de las emociones. Este problema está relacionado con los cambios hormonales y físicos donde los niños cambian a tener características de hombre y mujer desarrollados semejantes a un adulto.
En la edad adulta, se espera que una persona tenga la capacidad de identificar y reconocer las emociones propias, entre ellas el miedo, así como ejercer control sobre estas, desarrollando lo que se denomina la inteligencia emocional.
Es importante entonces entender que, al paso de la edad, se generan diversos cambios de las emociones, y estos impactan sobre la concepción de sí mismo y el entorno. En ese sentido, durante el desarrollo emocional, la cultura y la sociedad tienen gran influencia en las emociones, ya que regulan su expresión en especial las emociones que generan miedo, afirma el especialista.
Cabe aclarar que existe la posibilidad de modificar y dar por terminado con los miedos que hemos ido creando a lo largo de la vida; se ha demostrado que a través de la psicoterapia se puede promover la comunicación de la amígdala cerebral y cíngulo anterior, por lo que las personas afectadas podrían aprender a actuar con menos miedos y a tener mayor seguridad en sí mismas.
Finalmente, todos tenemos, tuvimos o tendremos miedo a algo; como mencionamos anteriormente, se generan una serie de respuestas ante un estímulo de peligro el cual puede estar presente en el ahora o a futuro; es algo natural y debemos reconocerlo como un sistema de protección. El problema es cuando se genera miedo y su respuesta no es la adecuada o genera cambios conductuales y/o limita nuestras actividades diarias, en este caso podríamos decir que no se está presentando un caso de protección sino una evidente limitación ante algunos estímulos, y para estos episodios sí se debe tratar de controlar y reconocer con ayuda de un profesional.
--------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------
GATOS Y
LOROS.
Unos son unos depredadores, y los otros son animales de presa. Cualquiera que haya visto la serie de dibujos animados de Silvestre y Piolín sabe cuál es cuál, y sabe por qué a veces puede ser difícil tener gatos y pájaros bajo el mismo techo. Sin embargo, aunque a veces puede ser difícil, no es imposible que puedan convivir gatos y pájaros en la misma casa.
Si eres de esos que aman ambas especies, no tienes que elegir entre un tipo u otro de mascota. Si tomas las precauciones adecuadas para preservar la seguridad de todas tus mascotas, podrás conseguir que tanto tus gatos como tus pájaros puedan convivir bajo el mismo techo.
¿POR QUÉ TENER GATOS Y PÁJAROS EN CASA PUEDE SER COMPLICADO?
La mayoría de la gente sabe la principal razón por la que los gatos pueden ser un peligro para las aves. Los gatos son cazadores por naturaleza, y cuando ven un pájaro volando, el instinto les incita a atacar. El acecho y el ataque repentino son actos reflejos para los gatos. No creo que un pájaro se sienta seguro sólo porque pueda volar. Hemos visto muchas veces cómo los gatos pueden saltar, atacar violentamente y atrapar a la presa en el aire.
GATO ACECHANDO A UNA PALOMA.
Un peligro menos conocido de los gatos es la bacteria Pasteurella que llevan en su saliva. Esta bacteria es en su mayoría inofensiva para los gatos (aunque a veces puede causar infecciones respiratorias o abscesos), pero es mortal para las aves si no se trata rápidamente.
Si tienes un loro grande, puede haber peligro en ambos sentidos. Los picotazos de las cacatúas y los guacamayos pueden ser lo suficientemente graves como para enviar a una persona al hospital, por lo que pueden lesionar gravemente a tu gato. Incluso los loros más pequeños pueden romper la piel lo suficiente como para requerir puntos de sutura.
Entonces ¿cómo puedes garantizar la seguridad de estos dos tipos de mascotas?
EMPIEZA POR UNA JAULA DE ALTA CALIDAD
Muchos gatos son adictos a golpear las jaulas de los pájaros baratas y poco consistentes, lo que provoca que, aunque la puerta permanezca cerrada, el pájaro se golpee fácilmente con las paredes de la jaula, y muy probablemente se estrese. Por lo tanto, lo primero que debe hacer es comprar una jaula resistente y robusta, preferiblemente con un buen soporte. Asegúrate de que no tiene puertas correderas que tu gato pueda abrir fácilmente con la nariz o con una pata. Si ya tienes una jaula y tiene una de estas puertas, asegurarla con cinta elástica segura para pájaros o una pinza de madera para tender la ropa puede funcionar para las aves pequeñas. Para los pájaros de mayor tamaño, puedes comprar una cerradura para la jaula (a veces incluso la necesitas también para los pájaros más pequeños que estén especializados en la resolución de puzzles…).
LORO EN LA JAULA
Lo mejor es colocar la jaula en la pared. Esto no sólo hace que el pájaro se sienta más seguro, sino que también reduce las probabilidades de que la jaula sea golpeada.
DEJA QUE EL GATO Y EL PÁJARO SE CONOZCAN ENTRE SÍ.
Algunas personas están completamente en contra de introducir los pájaros a los gatos, e insisten en mantener a sus mascotas en áreas separadas de la casa, y otras personas permiten que su mascotas se mezclen libremente. Otros eligen algo intermedio. En muchos casos, dejar que los animales se vean entre sí es algo bueno, porque entonces es más probable que tu gato aprenda que el pájaro es «su amigo, no comida». No importa cómo de cuidadoso seas al mantener a tu gato lejos de la habitación donde tienes el pájaro; puede llegar a colarse. Si esto sucede mientras el pájaro está libre fuera de la jaula y tu gato todavía ve al ave como una presa… bueno, no hace falta explicar más; se masca la tragedia si no adviertes la presencia del gato a tiempo.
Empieza lento, y deja que tus mascotas se vean entre ellos desde la distancia mientras que tu pájaro está en la jaula. Si tu pájaro parece curioso o relajado, permite a tu gato que se acerque a la jaula y eche un vistazo más de cerca. Sin embargo, si el pájaro parece estresado, asegúrate de que el gato sigue estando a un par de metros de distancia, y vuelve a intentarlo más tarde. Si tu gato intenta saltar a la jaula o meter su pata entre los barrotes, dile «¡no!» con voz firme o rocía un poco de agua sobre él (o usa cualquier otro método que normalmente usas para hacer que tu gato deje de hacer lo que no debe).
Haz las primeras sesiones de 10 minutos más o menos. A medida que tus mascotas se sientan más cómodas, puedes alargar la duración de las sesiones, y tal vez incluso coger a tu pájaro y sacarlo de la jaula con tus manos en presencia del gato. Haz esto sólo si no hay absolutamente ninguna señal de que el gato entre en «modo depredador» cuando ve al pájaro en la jaula. Si tu gato se agacha como si estuviera preparándose para saltar (acechando) o se le ponen los ojos como platos al ver al pájaro, no lo saques todavía.
GATO ACECHANDO A UN PÁJARO.
Una vez que ambos animales estén preparados, coge a tu pájaro y sácalo de la jaula sujetándolo con tus manos y mantén una estrecha vigilancia sobre ambas mascotas, y estate preparado para reaccionar con rapidez si prevees que uno va a saltar sobre el otro. Sería una buena idea contar con la ayuda de una segunda persona, para sujetar al pájaro mientras el otro sujeta al gato.
Algunas personas prefieren dejar que sus gatos y sus pájaros se acaricien y jueguen juntos, pero hay que tener precaución si se hace esto. No se puede permitir que el gato lama al pájaro para asearlo debido a la bacteria Pasteurella que reside en su saliva, y por supuesto, también tienes que estar pendiente de las garras y los dientes de unos y los picos de otros, que pueden hacer mucho daño. En algunos casos funciona y todas las mascotas son felices juntas y revueltas, pero es tu decisión arriesgar.
SUPERVISAR,
SUPERVISAR Y SUPERVISAR.
Si sales de casa o por cualquier otra razón no puedes supervisar a tus mascotas, no dejes a tu pájaro fuera de la jaula en presencia del gato. El instinto puede tomar el control incluso en los animales más apacibles, lo que puede provocar que alguien salga herido o incluso algo peor. Además, un gato puede aplastar a un pájaro o puede causarle un simple rasguño demasiado pequeño como para apreciarlo, pero lo suficientemente grande como para provocarle una infección letal. Si piensas que tu pájaro podría haber sido arañado por tu gato, llévale al veterinario inmediatamente. Los arañazos y las mordeduras necesitan ser tratados con antibióticos, y es necesario que se actúe de inmediato.
Al igual que las personas, los animales tienen diferentes personalidades. Los gatos y los pájaros a veces pueden llegar a ser los mejores amigos, pero no siempre funciona así. Nunca te puedes fiar de algunos gatos cuando están cerca de un pájaro, no importa cuánto trates de entrenarlos (en esos casos, mantener a ambos animales en distintas partes de la casa asegurándote de que les prestas la misma atención es lo mejor). Algunos pájaros siempre son cautelosos con los gatos, y a veces incluso podrás encontrarte con un gato que tiene miedo de las aves. Tu objetivo principal debe ser conseguir que tus mascotas se toleren entre sí, y reconocer que todas son miembros importantes de la familia.
Si sales de casa o por cualquier otra razón no puedes supervisar a tus mascotas, no dejes a tu pájaro fuera de la jaula en presencia del gato. El instinto puede tomar el control incluso en los animales más apacibles, lo que puede provocar que alguien salga herido o incluso algo peor. Además, un gato puede aplastar a un pájaro o puede causarle un simple rasguño demasiado pequeño como para apreciarlo, pero lo suficientemente grande como para provocarle una infección letal. Si piensas que tu pájaro podría haber sido arañado por tu gato, llévale al veterinario inmediatamente. Los arañazos y las mordeduras necesitan ser tratados con antibióticos, y es necesario que se actúe de inmediato.
Al igual que las personas, los animales tienen diferentes personalidades. Los gatos y los pájaros a veces pueden llegar a ser los mejores amigos, pero no siempre funciona así. Nunca te puedes fiar de algunos gatos cuando están cerca de un pájaro, no importa cuánto trates de entrenarlos (en esos casos, mantener a ambos animales en distintas partes de la casa asegurándote de que les prestas la misma atención es lo mejor). Algunos pájaros siempre son cautelosos con los gatos, y a veces incluso podrás encontrarte con un gato que tiene miedo de las aves. Tu objetivo principal debe ser conseguir que tus mascotas se toleren entre sí, y reconocer que todas son miembros importantes de la familia.
--------------------------------------------------------------------------------------------------------------------
BUQUES DE
CARGA: TIPOS.
Es una realidad que la inmensa mayoría de los buques que surcan los océanos se destinan al transporte internacional de mercancías. Pero, si todos esos barcos sirven para llevar carga, ¿en qué se diferencian? Ni más ni menos que en las especificidades de la mercancía que pueden llevar.
Dicho de otro modo, cada tipo de carga pide condiciones diferentes y un modo de transporte marítimo especializado. Eso nos lleva a repasar los tipos de buque que existen atendiendo a la carga que transportan.
Buques de carga general
Se trata de buques de carga básicos; pueden llevar carga, pero no tienen espacio para los típicos contenedores que todos asociamos con el transporte de mercancías. Estos barcos cuentan con sus propias grúas incorporadas para realizar sus operaciones de carga y descarga en los puertos.
Buques portacontenedores
Estas embarcaciones sí que están especialmente diseñadas para el transporte marítimo de mercancías en contenedores. Los buques de esta clase acaparan la mayoría del transporte internacional de cargamento seco, lo que significa que más de la mitad del comercio marítimo se lleva a cabo mediante estos enormes barcos. Están adaptados para transportar contenedores estándar según la normativa ISO. Generalmente son buques automatizados y la carga y descarga se hace a través de grúas pórtico.
Buques graneleros
Son el tipo de buque más apropiado para transportar cargas sólidas de granel. Es decir, en pequeñas unidades sueltas o desmenuzadas, tales como granos, cementos o minerales. Están pensados para favorecer la carga y descarga mediante grúas en forma de cucharas y en su cubierta se pueden distinguir las áreas destinadas para ello.
Buques petroleros
Los petroleros son buques cisterna especiales para transportar crudo. Se diferencian de los buques de carga por características técnicas tales como la estanqueidad al petróleo, la resistencia estructural, y su sistema de bombeo para la carga y descarga del combustible. Son embarcaciones de tamaño tan elevado que deben realizar el atraque en alta mar. Pueden albergar hasta dos millones de barriles de crudo.
Buques gaseros
A menudo englobados en la misma categoría de los petroleros, cuentan con tecnología más sofisticada para almacenar gas licuado, una forma de combustible en auge. A grandes rasgos se dividen en los GNL, que están especializados en almacenar gas natural licuado y los GLP, que hacen lo propio con el gas licuado de petróleo. La principal diferencia es de tipo técnico, pues los GNL llevan el gas a temperaturas de hasta -170 ºC y los GLP a -50º C y a una presión de 18 Kg/cm2. Los de GNL se pueden diferenciar visualmente por los grandes tanques esféricos en la cubierta.
Las embarcaciones que portan cargas químicas, en cambio, disponen de varios tanques para que no se mezclen las diferentes sustancias que transportan.
Buques frigoríficos
Este tipo de embarcación transporta alimentos y mercancías perecederas que hay que conservar en buen estado durante el viaje, como son frutas y verduras. Por ello, hablamos de mercancía que requiere un tratamiento térmico especial, concretamente mantenerse a una temperatura muy baja. Un barco de este tipo suele contar con entre tres y cinco bodegas.
Buques de
cargamento rodado.
Los buques de carga rodada o buques “Ro-Ro”, disponen de rampas y plataformas capaces de mantener inmovilizado cualquier vehículo con ruedas, desde turismos hasta vehículos industriales o camiones cargados con sus mercancías para viajes de larga distancia. También existen modalidades híbridas de transporte rodado con pasajeros (ferrys) y de transporte rodado con portacontenedores (Ro-Lo). En cualquier caso, son embarcaciones especialmente diseñadas para no dañar ni los medios de transporte ni las mercancías que estos puedan portar.
Buques de ganado
Este tipo de buque es especialmente sensible ya que transporta animales vivos. Estos barcos incluyen como peculiaridad zonas para que las reses se alimenten. Existen incluso buques que incorporan corrales al aire libre, aunque en la mayoría de ocasiones estos son cerrados.
Los buques de carga rodada o buques “Ro-Ro”, disponen de rampas y plataformas capaces de mantener inmovilizado cualquier vehículo con ruedas, desde turismos hasta vehículos industriales o camiones cargados con sus mercancías para viajes de larga distancia. También existen modalidades híbridas de transporte rodado con pasajeros (ferrys) y de transporte rodado con portacontenedores (Ro-Lo). En cualquier caso, son embarcaciones especialmente diseñadas para no dañar ni los medios de transporte ni las mercancías que estos puedan portar.
Buques de ganado
Este tipo de buque es especialmente sensible ya que transporta animales vivos. Estos barcos incluyen como peculiaridad zonas para que las reses se alimenten. Existen incluso buques que incorporan corrales al aire libre, aunque en la mayoría de ocasiones estos son cerrados.
------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------
EL OGRO DEL
BOSQUE.
(CUENTO)
Érase una vez una anciana que vivía dentro de una cabaña con sus tres hijos, a las afueras de un oscuro bosque. Ese año, al llegar el invierno, la viejecita le pidió al mayor de los hijos que fuera a talar un árbol para tener leña.
—¿Pero por qué? —replicó el joven—, cuando empiece a hacer frío, nos arropamos en la cama y ni falta hará encender la chimenea.
—No seas holgazán —le dijo su madre—, no podemos estar en la cama durante todo el invierno. Tú eres el más fuerte de mis hijos, así que tienes que traernos leña.
El hijo mayor era muy flojo y odiaba trabajar. Aun así, se dirigió al bosque, cargando su hacha más pequeña. Al llegar, fue hasta el árbol más putrefacto de todos.
“Seguramente”, pensó, “va a ser muy fácil de cortar”.
Alzó el hacha para comenzar a cortar y apenas hubo dado el primer golpe, sintió como alguien lo tocaba en el hombre. Se dio la vuelta y se encontró con el ogro más horroroso que te puedas imaginar. En la frente tenía un único ojo de color carmesí y su nariz, era púrpura, estaba retorcida y llena de verrugas.
—¡Oye, muchacho! —le dijo el ogro— ¡Si te atreves a cortar uno solo de los árboles de mi bosque, te voy a romper en cincuenta pedazos!
El chico tiró el hacha y corrió a su casa a toda velocidad. Ahí, le contó a su familia lo que había ocurrido.
—¡Mira que temerle a un ogro tonto y viejo! —exclamó el hermano mediano— Mañana voy a ir yo.
Al día siguiente, el joven cogió un hacha más grande y se fue a buscar la leña. Una vez en el bosque, se topó con un árbol enorme del que obtendría bastante madera para mantenerse calientes el invierno entero.
Empezó a golpear con el hacha.
¡TRAC! ¡TRAC! ¡TRAC!
No obstante, el ogro llegó antes de que llegara a la mitad del tronco.
—¡Oye, chico! ¿Qué crees que estás haciendo? No te atrevas a levantar esa hacha otra vez, o te voy a romper en cien pedazos.
—¡Bah! No creas que un patético ogro como tú es capaz de asustarme. Voy a talar este árbol.
—Eso está por verse —el ogro levantó uno de sus enormes brazos y arrancó una rama gruesa de un árbol. La quebró en dos con su rodilla y luego se puso a romperla en diminutas astillas.
El muchacho, viendo la fuerza del ogro, corrió de vuelta a casa, temblando de pánico. Cuando llegó fue recibido por su hermano mayor.
—¿Y la leña? ¿Dónde la dejaste?
—Ese ogro terrible apareció y me echó del bosque. Medía unos quince metros de altura, era muy fuerte…
En ese momento, el hijo menor habló:
—Yo no me asustaría, de eso estoy seguro. Iré por la leña.
—¿Tú? ¡Pero si eres muy pequeño! Jamás tendrías oportunidad contra ese enorme ogro.
—Por favor, ¡dejen que vaya!
Finalmente, y
a pesar de su preocupación, la anciana permitió que el hijo menor fuera al
bosque a probar su suerte.
Por la mañana, tomó el hacha más grande que tenían en casa. Era tan pesada que tenía que arrastrarla por el suelo. Abrió la despensa de la cocina para tomar también un queso suave de cáscara dura. Sus hermanos se rieron de él al ver como se lo guardaba en el bolsillo.
—¿Para qué llevas queso? ¿Vas a hacer un día de campo con tu amiguito el ogro?
El chico no les contestó y salió de la cabaña.
Cuando llegó al bosque, fue hasta el árbol más grande de todos. Se esforzó por levantar el hacha pero era tan grande y tan pesada, que no lo consiguió. Sin embargo, al escuchar el sonido de la misma, el ogro volvió a aparecer, lleno de rabia.
—¡Ay no! ¡Uno más! —gritó con su poderosa voz— ¡Y es apenas un niño! ¡Oye mocoso, si talas ese árbol, te voy a romper en mil pedazos!
El niño se dio la vuelta y lo encaró.
—¡Inténtalo y te haré polvo como a esta piedra! —y mientras decía esto, cogió el queso suave y lo apretó en su mano. El queso se desmoronó, salpicando por todas partes y uno de los chorros se le metió en el ojo al ogro.
—¡De acuerdo, tú ganas! —gritó— ¡Me rindo, pero por lo que más quieras, no me aplastes como a esa piedra! ¡Te lo suplico! Puedes cortar tantos árboles como desees. Si quieres, yo mismo puedo cortarlos y llevar a tu casa los troncos.
Así se hizo.
A partir de ese día, el ogro se hizo cargo de llevar la leña a la familia de la anciana y nunca más volvieron a pasar frío. Todo fue gracias al ingenio, que pudo más que la fuerza y el orgullo.
Por la mañana, tomó el hacha más grande que tenían en casa. Era tan pesada que tenía que arrastrarla por el suelo. Abrió la despensa de la cocina para tomar también un queso suave de cáscara dura. Sus hermanos se rieron de él al ver como se lo guardaba en el bolsillo.
—¿Para qué llevas queso? ¿Vas a hacer un día de campo con tu amiguito el ogro?
El chico no les contestó y salió de la cabaña.
Cuando llegó al bosque, fue hasta el árbol más grande de todos. Se esforzó por levantar el hacha pero era tan grande y tan pesada, que no lo consiguió. Sin embargo, al escuchar el sonido de la misma, el ogro volvió a aparecer, lleno de rabia.
—¡Ay no! ¡Uno más! —gritó con su poderosa voz— ¡Y es apenas un niño! ¡Oye mocoso, si talas ese árbol, te voy a romper en mil pedazos!
El niño se dio la vuelta y lo encaró.
—¡Inténtalo y te haré polvo como a esta piedra! —y mientras decía esto, cogió el queso suave y lo apretó en su mano. El queso se desmoronó, salpicando por todas partes y uno de los chorros se le metió en el ojo al ogro.
—¡De acuerdo, tú ganas! —gritó— ¡Me rindo, pero por lo que más quieras, no me aplastes como a esa piedra! ¡Te lo suplico! Puedes cortar tantos árboles como desees. Si quieres, yo mismo puedo cortarlos y llevar a tu casa los troncos.
Así se hizo.
A partir de ese día, el ogro se hizo cargo de llevar la leña a la familia de la anciana y nunca más volvieron a pasar frío. Todo fue gracias al ingenio, que pudo más que la fuerza y el orgullo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario