martes, 22 de junio de 2021

LA CAZA - LAS MONTAÑAS - JUEGOS DE INFANCIA - FREGADO DE PLATOS - JORNADAS DEPORTIVAS.


LA CAZA

La caza pudo haber sido necesaria para la supervivencia humana en tiempos prehistóricos, pero hoy en día la mayoría de los cazadores acechan y matan animales sólo por el placer de hacerlo, no por necesidad. Esta forma innecesaria y violenta de “entretenimiento” separa familias de animales y deja un sinnúmero de animales huérfanos o gravemente heridos cuando los cazadores no alcanzan su objetivo.
 
El dolor y sufrimiento
Las muertes rápidas son poco comunes, y muchos animales sufren muertes prolongadas y dolorosas cuando los cazadores los hieren gravemente pero no los matan.
Un miembro de la Alianza Bowhunters de Maine estima que el 50 por ciento de los animales a los que se les caza con ballestas son heridos, pero no matados. Un estudio de 80 venados de cola blanca identificados con un collar de radio marcaje, encontró que de los 22 ciervos a quienes les habían disparado con “equipos de arco y flecha tradicional”, 11 resultaron heridos, pero no recobrados por los cazadores.
Un estudio británico sobre la caza de ciervos encontró que 11 por ciento de los venados matados por cazadores murió solamente después de recibir dos o más disparos, y que algunos ciervos heridos sufrieron durante más de 15 minutos antes de morir.
Al veinte por ciento de los zorros heridos por cazadores se les dispara nuevamente, el 10 por ciento logra escapar, pero “la inanición es un destino probable” para ellos, de acuerdo con un veterinario.

La caza también altera los patrones de migración e hibernación y destruye familias. En el caso de animales como los lobos y los gansos, que se aparean de por vida y viven en grupos familiares muy unidos, la caza puede devastar comunidades enteras.
El miedo y el ruido ensordecedor e ineludible de los disparos y otros disturbios causados por los cazadores les ocasionan a los animales un enorme estrés. Esto compromete gravemente su rutina y hábitos alimenticios, provocando que les sea difícil almacenar la grasa y la energía que necesitan para sobrevivir el invierno. Los ruidos fuertes también pueden perturbar los rituales de apareamiento y causar que los padres huyan de sus madrigueras y nidos, dejando a sus pequeñas crías vulnerables a los depredador.

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LAS MONTAÑAS.

Una montaña es una gran elevación natural de la Tierra, que a menudo presenta uno o varios picos en su parte superior. Es más grande que un cerro y más escarpada que una colina, pero se forma por procesos similares a los de estos.
Las montañas se encuentran en cualquier parte del mundo e incluso debajo del nivel del mar, donde el ser humano no puede verlas a menos que se encuentre sumergido. Muchas montañas están dispuestas sucesivamente formando cordilleras, sierras o cadenas montañosas, mientras que algunas se muestran aisladas en el terreno.
Sobre la superficie forman parte del relieve terrestre y ofrecen paisajes espectaculares y de notoria belleza. Son asimismo importantes hábitats de muchas especies animales y vegetales, y de hecho, algunos que hacen de las montañas su hogar llevan en el nombre común las palabras “de montaña” o “montés”. Como ejemplos, están el gato montés, la cabra montés y el llamado león de montaña (puma), pero muchos otros que no poseen un nombre común tan obvio viven en sus inmediaciones.


Las montañas se encuentran en un 75 por ciento del total de los países del mundo. El clima y los seres vivos de una montaña varían en función de la altitud, puesto que la zona superior es mucho más fría que la que se halla en la base. No es raro encontrar nieve o hasta glaciares en las zonas más altas, así que las plantas y los animales que viven ahí no son los mismos que los que están en las porciones inferiores. A veces, en las zonas altas no se observa más que hielo y quizá ciertas aves que sobrevuelan.
Las faldas (zonas inferiores) tienden a desarrollar bosques de hoja ancha, y más arriba suelen crecer bosques de coníferas. Mucho más arriba la vegetación se vuelve rala y menos exuberante, hasta que aparecen solo pastos y plantas con flores bajas y de lento crecimiento. Las puntas pueden estar desnudas debido a la falta de oxígeno y dióxido de carbono, y/o coronadas con una nívea alfombra.

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JUEGOS DE INFANCIA.

No es nada nuevo afirmar que a los niños les encanta jugar, pero puede que no todo el mundo sea consciente de la importancia que el juego tiene para ellos. Precisamente, este post está dedicado a abordar esa cuestión.
 
Para poder describir una actividad como juego, deben cumplirse estas características:
Ser una experiencia motivadora en sí misma, de la que se obtenga satisfacción por el mero hecho de realizarla.
Ser elegida libremente por los participantes. Si los niños son obligados a llevarla a cabo, se pierde el carácter lúdico de la misma.
Ser algo placentero.
Estar activamente implicado en el juego, no mostrarse indiferente o pasivo.
Ser no literal, es decir, la realidad se distorsiona para acomodarse a los intereses del jugador. Esto es especialmente cierto en el caso de un tipo de juego en particular que se conoce con el nombre de juego simbólico. Es típico en los niños de Educación Infantil (entre los 2 y 6 años) y consiste en simular situaciones, objetos y personajes. Por ejemplo, jugar a los superhéroes, a ser princesas o a las casitas.
Y es que, a medida que los niños van creciendo, el tipo de juegos que llevan a cabo también cambia. El recorrido es amplio: desde los juegos caracterizados por la repetición de acciones y manipulación de objetos propios de los primeros años de vida (como, por ejemplo, dejar caer objetos al suelo), a los juegos muy estructurados, con complejas reglas y poco espontáneos que les permiten explorar realidades diferentes a las que les rodean (como los videojuegos). Todo ello pasando por periodos de actividad simbólica y juegos de reglas más sencillos.
Decimos que el juego es una actividad esencial para el correcto desarrollo psicológico del niño porque, según la investigación previa, permite satisfacer importantes necesidades evolutivas en todos los aspectos, motor, cognitivo y emocional (ver Hughes, 2010). Los juegos que implican actividad física contribuyen a perfeccionar la motricidad y a aumentar la fuerza física de los niños. Y esa no es la única ventaja. Los niños muestran una gran curiosidad por el entorno, de tal forma que el juego les permite conocer cosas sobre el mundo que les rodea y descubrir información esencial para el aprendizaje. Igualmente, les sirve de entrenamiento social, un medio donde poder poner en práctica reglas de comportamiento y desempeñar distintos roles, compartir y aprender cómo formar parte de un equipo.


Además, mediante el juego, los niños también desarrollan el sentido moral (Bekoff, 2001): crean vínculos afectivos y sociales, se dan cuenta del tipo de comportamientos que están socialmente aceptados, aprenden lo que está bien o mal en cada situación y lo generalizan a distintos contextos.
En definitiva, a través del juego los niños no solo tienen oportunidades de aprender y practicar nuevas habilidades, sino que también se entrenan para poder responder a situaciones o estímulos inesperados. El hecho de que el juego durante la infancia tenga efectos beneficiosos para el desarrollo psicológico tanto a corto como a largo plazo tiene un importante valor desde el punto de vista educativo, así que… ¡dejemos a los niños que disfruten jugando!

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FREGADO DE PLATOS.

Muchos lectores pueden considerar este artículo un insulto a la inteligencia ¿acaso necesitamos que alguien nos explique cómo fregar los platos? Pero lo cierto es que muchas familias, sobre todo las más jóvenes, han estado acostumbradas o bien a usar siempre el lavavajillas o a esperar que fregara su madre y, cuando tienen que hacer esto por su cuenta y riesgo, sucede el desastre.
Todas estas personas que aún siguen dejando que se acumulen los platos en la pila, y quede la sociedad incrustada, deberían saber que el fregadero es uno de los lugares más sucios de los hogares. Como explica el médico francés Frédéric Saldmann en su libro El mejor medicamento eres tú (Aguilar), la pila de la cocina puede llegar a acumular 500.000 bacterias por metro cuadrado, mucho más que, por ejemplo, el váter, que en general suele estar más limpio.
 
Por todo ello, a nadie le viene mal repasar el ABC del fregado de platos:
 
1. Friega siempre cuanto antes
Lo ideal es ir fregando lo que puedas mientras vas cocinando, pero, si no puedes hacer todo a la vez, al menos ponte a la obra nada más terminar la comida. Si postergas el fregado no solo se quedará la comida reseca, y será más difícil eliminar la suciedad, además crearás la situación perfecta para que los patógenos campen a sus anchas por tu cocina.
2. Deshazte de todos los restos de comida posible
Retira la mayor cantidad de restos de alimentos antes de ponerte a fregar los platos. Es mejor ayudarte de un raspador o una espátula para retirar los trozos más rebeldes que meterlo todo en el fregadero y que se acumulen los tropezones.
3. Si no tienes dos pilas, utiliza siempre un barreño
La estrategia para lavar los platos más respetuosa con el medio ambiente es tener una pila o barreño con agua caliente y jabón para remojar y lavar los platos, cambiando el agua según sea necesario, y reservar la otra pila para realizar un enjuague final cuando hayas terminado, en vez de lavar cada pieza una por una bajo el agua corriente, lo que gasta muchísimo.
4. Utiliza el agua los más caliente posible
Cuánto más caliente esté el agua más fácil será disolver y eliminar la suciedad. Lo ideal es utilizar el agua al máximo de temperatura que permita tu caldera y utilizar guantes para no quemarnos las manos.
5. Empieza por lo menos sucio
Para evitar la acumulación de suciedad en el fregadero, es mejor empezar lavando los artículos menos sucios, como vasos, copas y cubiertos, para seguir con los platos y boles y acabar con las ollas y sartenes, que es lo que más esfuerzo requiere. Esto te permitirá cambiar con menos frecuencia el agua del barreño con jabón (o ni siquiera cambiarla, si tienes poco que fregar).


6. Cambia tus estropajos con frecuencia
Existen muchos tipos de estropajos, y todos tienen sus ventajas y sus inconvenientes. Los de tipo “nanas” son quizás los más limpios, pues no acumulan tanta agua y, por ende, tienen menos capacidad de albergar bacterias. Sin embargo, son poco recomendables para superficies delicadas como pueden ser las de las sartenes. En este caso es mejor usar estropajos de tipo esponja, pero es importante limpiar estos después de cada lavado y cambiarlos con frecuencia.
7. Es preferible secar a mano
No hay nada de malo en poner a secar los platos en un soporte según vamos aclarándonos, pero si llenamos este es mejor secar lo que no quepa con un trapo limpio e ir guardando la vajilla. Esto es especialmente importante para las sartenes de hierro fundido que se oxidan fácilmente: deben secarse inmediatamente después de lavarlas.
8. Cuando acabes, limpia el fregadero
Es conveniente insistir en que el fregadero es la mayor zona de riesgo higiénico de la cocina, sino la que más de toda la casa. El hecho de ser una zona húmeda, sumado a la presencia de restos de alimentos, pone las bases para el rápido desarrollo de microorganismos. Esto es especialmente preocupante en verano, temporada en el que el fregadero puede ser un verdadero foco infeccioso que puede acabar contaminando los alimentos cuando, por ejemplo, vamos a escurrir pasta o limpiar una ensalada.

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JORNADAS DEPORTIVAS
(Cuento: Silvia García)

Llegaron las jornadas deportivas al Colegio Pumarado. Muchos niños se ponían contentos porque tenían dos mañanas enteras para saltar, jugar al baloncesto, al fútbol, compartir el tiempo con sus compañeros e incluso ver demostraciones de deportistas que se acercaban al colegio para compartir sus experiencias.
A Laura no le gustaban nada esas jornadas porque ella no entendía que tenía de divertido practicar un deporte. La mayoría de ellos eran difíciles, se cansaba, competía con sus compañeros y al final no llegaba a hacer las cosas bien.
Este año se le ocurrió decirle a su madre que si podía no ir al colegio. Su madre se quedó muy extrañada y le dijo:
-Pero hija, si mañana son las jornadas deportivas. Te lo pasarás bien. ¿Conoces todos los deportes? Seguro que descubres alguno que te guste
-No, no me gusta hacer deporte.
-Mira, hacemos una cosa, si pruebas todos los deportes y me cuentas lo que has hecho en cada uno qué es lo que más te gustó y qué es lo que no me convencerás de que no te gusta hacer deporte.
La mamá conocía a Laura y sabía que había hecho alguna vez algún deporte, pero que muchas veces no quería jugar y se perdía la parte divertida.
Al día siguiente Laura fue al colegio e intentó cumplir lo hablado con mamá. Empezaron las jornadas y sus amigas cogieron sus balones y se fueron a practicar baloncesto. Laura no sabía si acompañarlas y se quedó parada. De repente una mujer se le acercó y le dijo:
-Hola. ¿Cómo te llamas?
- Laura ¿Y tú?
-Me llamo Sara. Soy entrenadora de pádel. ¿Te gusta?
-Uhmmm, no sé lo que es.
- ¿Quieres venir conmigo? Hemos creado una pista en la cancha de tenis del colegio. Prueba te resultará divertido.
Laura recordó lo que había hablado con su madre y accedió. Cogió de la mano a Sara, que parecía simpática. Cuando llegaron a la pista la simpática mujer le enseñó cómo coger la pala, una especie de raqueta, cómo eran las reglas y algunas cosas más.


Poco a poco se dio cuenta de que se estaba riendo y estaba haciendo cosas. La entrenadora la animaba y ella se sentía bien. Al cabo de una hora Sara le dijo que iban a llegar otros niños y jugar entre todos. Laura se puso nerviosa. Tenía miedo a estropearlo todo. Empezó a pensar si sería mejor irse. entonces Sara llegó y le dijo:
Las jornadas deportivas-¿Qué te pasa, Laura? Es normal que te pongas nerviosa, es un juego nuevo, pero no te preocupes, se trata de moverse, compartir y sentirse bien. No tiene nada que ver con jugar perfecto, ganar y competir con los demás.
A Laura le vinieron bien las palabras de la divertida entrenadora y acabó jugando varios partidos con otros niños del cole que apenas conocía y que parecían buenos.
Cuando llego a casa le dijo a su madre:
-Mamá, tenías razón, me lo he pasado muy bien. He jugado a un deporte que se llama pádel, he conocido amigos nuevos, a una profesora muy buena, me gustaría que tú también la conocieras.
Parece que al final mamá se salió con la suya.
 

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