lunes, 9 de mayo de 2022

LA CURIOSIDAD - EL SABOR - LAVADO DE ROPA - LA LLUVIA: CONSEJOS - EL ENVEJECIMIENTO

LA CURIOSIDAD.

Según la OMS, la salud se define como "un estado de completo bienestar físico, mental y social, y no sólo la ausencia de molestias o enfermedades". Ha habido épocas en la historia de la humanidad en las que el concepto de salud era muy distinto debido a la falta de conocimiento científico y a la influencia de ciertas tradiciones culturales.
En la actualidad, todos sabemos qué hábitos pueden contribuir a mejorar nuestra salud: hacer ejercicio, seguir una dieta equilibrada, cuidar ciertos comportamientos higiénicos y tener conductas preventivas. Sin embargo, la presión social, cultural y comercial influye en nuestro comportamiento ante la salud.


Además, muchas personas mantienen ideas equivocadas acerca de este tema. Por ejemplo; que estar sano es, simplemente, no estar enfermo o que sólo cuando llega la enfermedad hay que tomar medidas correctoras. También están quienes creen que un individuo es totalmente libre para tomar decisiones sobre su cuerpo, sin importar las consecuencias para los demás.
El primer paso para mejorar nuestra salud y la de los que nos rodean es tener las ideas claras y estar bien informados. Por eso, en este proyecto nos proponemos profundizar, investigar y debatir sobre la "salud". Vamos a ser personas curiosas, que planteen dudas, investiguen, debatan y compartan con los demás sus conocimientos. ¡Porque la curiosidad es también un hábito saludable!
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EL SABOR

     A la gran mayoría nos gusta comer platillos deliciosos, nos fascinan tanto los sabores que incluso algunos estudian gastronomía para satisfacer el paladar de diversas culturas en el mundo; comemos alimentos que nos son agradables a la vista, al olfato y definitivamente al gusto. La química es una de las ciencias que nos da los conocimientos necesarios para reproducir casi cualquier sabor y ponerlo en nuestros platillos, determinando las sustancias que están disueltas en los alimentos y que dan origen a los sabores agradables y desagradables que percibimos.
 
¿Qué es el sabor y como lo percibimos?
 
    El sabor es la sensación que producen los alimentos u otras sustancias en el gusto. Dicha impresión a los componentes químicos de los alimentos está determinada en un 80% por el olfato y el 20% restante por el paladar y la lengua. Por eso cuando una persona está congestionada siente que los alimentos no tienen sabor. Por otro lado existen pequeñas estructuras en la superficie superior de la lengua llamadas papilas gustativas . Se componen de un grupo de células receptoras, que están conectadas a ramificaciones nerviosas que envían señales al cerebro. La lengua humana tiene alrededor de 10,000 papilas gustativas; dependiendo de su localización en la lengua tienen la habilidad de detectar mejor cierto tipo de estímulos o sabores.
Actualmente conocemos cinco sabores: dulce, salado, amargo, ácido, y umami. Se considera que el sabor dulce y salado se detecta en la punta de la lengua, el amargo en la zona posterior, mientras que el sabor ácido y el sabor umami son captados en los laterales y en la zona intermedia de este órgano, aunque estudios recientes indican que la distribución podría ser más uniforme en toda la lengua.
Los alimentos que introducidos en la boca son disueltos en la saliva, penetrando las papilas gustativas a través de los poros que hay en la lengua. Estas células nerviosas poseen en su parte superior unos filamentos que dan respuesta a estas sustancias, generando un impulso nervioso que llega al cerebro y se transforma en una sensación: el sabor. Además del efecto químico que se produce en las papilas y que induce la sensación del gusto, existen otras propiedades del alimento que son de carácter táctil. Estas propiedades tienen que ver con la parte física del objeto; es decir, su tamaño, textura, consistencia y temperatura.


Los compuestos químicos en los alimentos
 
       El sabor dulce es aceptado de manera global como uno de los sabores más placenteros. Se detecta principalmente en las papilas gustativas de la punta de la lengua. Los alimentos que poseen un alto contenido de carbohidratos son percibidos dulces y los saborizantes artificiales que proporcionan el sabor dulce se denominan edulcorantes.
Los edulcorantes naturales o nutritivos proporcionan energía, ejemplo de ellos son: sacarosa, glucosa, miel de abeja, jarabe de maíz, melaza, piloncillo, etc; mientras que edulcorantes artificiales o no nutritivos revolucionaron la industria de los alimentos promoviendo los productos de «dieta» o «light», aunque existe controversia acerca de los supuestos riesgos sobre la salud; ejemplo de ellos son: sacarina (200-270 más dulce), acetasulfame potásico (130-200 más dulce), aspartame (100-200 más dulce).

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LAVADO DE ROPA.

     Las primeras personas que usaron ropa en el mundo, se vieron en la necesidad de buscar una forma para limpiarla cuando se ensuciaba. Por aquellas épocas seguramente era un dolor de cabeza lograrlo de una manera eficaz.
En aquella época y en Latinoamérica, los primeros lavados eran completamente artesanales, la ropa se llevaba a las cuestas de los ríos y empezaba ahí el proceso de lavar la ropa durante largas horas de lavado manual.
    No olvidemos a las ‘Lavanderas’ identificadas como mujeres muy trabajadoras, se la pasaban todo el día lavando.
Ellas fueron protagonistas durante la Revolución Industrial, momento en que las telas eran más baratas y la vestimenta femenina, sobre todo, cambió a un estilo con más capas y varios kilos más de ropa. Sin embargo, hubo un cambio: se empezó a lavar en los hogares, por lo menos, una vez a la semana.
   El tiempo que transcurre de esa época hasta la revolución industrial que no nos trae gran cosa, casi no podemos encontrar un experimento sobresaliente de la época que revolucionara el lavado y le diera una nueva historia.
   Entre los años 1700 y 1900, llegaron las primeras máquinas manuales y eléctricas que permitieron dejar de lado el lavado a mano, haciendo que muchas personas tuvieran más tiempo para realizar otras actividades.
El tiempo fue pasando y de esta manera, se fueron formando mejores ideas que revolucionaron al mundo de lavado, hasta que llegó la primera lavadora moderna.
    El mundo giraba constantemente en esas épocas del siglo XX, la gente no tenía tiempo que perder en lavar su ropa y mucho menos podía darse el lujo de contratar una lavandería ya que el dinero escaseaba, debido a las grandes guerras.
La gente optó por hacer el gasto en una lavadora moderna e ir intercalando los turnos de trabajo, la familia y las actividades domésticas, en las que se incluía la ropa.


     Aunque parecía ser una buena opción para muchas personas, la lavadora estaba dejando mucho que desear para la gente ocupada, que siempre buscaba superarse.
De este modo, surgen las primeras lavanderías modernas en el mundo y con ellas una nueva forma de negocio, que atraería a millones de personas, tan solo en los Estados Unidos.
Estas grandes empresas ayudaban a los trabajadores de América, para que pudieran desarrollar todas sus actividades sin ninguna preocupación, siendo una solución eficaz para la época.
A finales del siglo XX llegó la globalización al mundo y con ella muchas oportunidades para las personas.
      Este aumento del tráfico en todas las calles del mundo, fue mermando la posibilidad de llegar a una lavandería para dejar la ropa a las 6 p.m. y estar listo para trabajar a las 8 a.m del día siguiente.
    Simplemente el tráfico de las grandes ciudades impidió esto y de nuevo los trabajadores agregaban otra preocupación a su cabeza.
Sin embargo, la tecnología nos salvó.
    Hoy en día, ya no es necesario ir a la lavandería para que tu ropa este limpia cuando regreses a casa. La inclusión del celular al mundo de las lavanderías permite que tengamos la ropa limpia en casa, con solo apretar un botón.

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LA LLUVIA: CONSEJOS

Evite las áreas comúnmente sujetas a avenidas de agua o a inundaciones repentinas: no construya en terrenos susceptibles de ser afectados por inundación o desbordamiento de ríos, ni en las riberas u otros cauces de agua, aunque estén secos.
Si usted vive en zonas donde ya han ocurrido inundaciones:
Establezca las rutas de salida más rápidas desde su casa o lugar de trabajo hacia los lugares altos que se hayan previsto como refugios.
 
En época de lluvias:
Esté pendiente de las señales de aviso, alarma y emergencia y manténgase informado. Esto lo ayudará a prepararse ante cualquier situación.
Empaque sus documentos personales (actas de nacimiento, escrituras, documentos agrarios, cartillas, CURP, etcétera) en bolsas de plástico bien cerradas y en morrales o mochilas que pueda cargar, de tal manera que le dejen libres los brazos y manos.
Tenga disponible un radio portátil, lámparas de pilas y un botiquín de primeros auxilios.
Si dispone de tiempo suficiente, limpie la azotea y sus desagües, así como la calle y sus atarjeas para que no se tapen con basura.
Guarde los objetos sueltos (macetas, botes de basura, herramientas, etcétera) que pueda lanzar el viento. Retire antenas de televisión, rótulos y objetos colgantes.
Si tiene vehículo, asegúrese del buen estado de su batería.
Procure un lugar para proteger a sus animales.
Mantenga una reserva de agua potable.
No deje solos a los niños. Si lo hace, infórmelo a sus vecinos.
Selle con mezcla de cemento la tapa de su pozo o aljibe para tener agua de reserva no contaminada.
Siga las indicaciones de las autoridades y prepárese para evacuar en caso necesario.
Si las autoridades indican evacuar el área y/o la casa donde vive, NO LO DUDE, CONFIE Y ¡HAGALO!
Si su alternativa es quedarse en casa:


Conserve la calma.
Tenga a la mano los artículos de emergencia.
Mantenga su radio encendido para recibir información e instrucciones de fuentes oficiales.
Cubra con bolsas de plástico aparatos u objetos que puedan dañarse con el agua.
Desconecte los servicios de luz, gas y agua.
Cerciórese de que su casa quede bien cerrada.
Siga las instrucciones de las autoridades o bien diríjase de inmediato a los lugares o refugios previstos.
Si se traslada en algún vehículo, prevea que la ruta por donde se trasladará esté libre y no corra el riesgo de quedar atrapado.
Si se quedara aislado, suba al lugar más alto posible y espere a ser rescatado.
No cruce ríos, ni a pie , ni en vehículos, la velocidad del agua puede ser mucho mayor de lo que usted pueda suponer.
Retírese de casas, árboles y postes que pudieran ser derribados.
Tenga cuidado con los deslaves.
Evite caminar por zonas inundadas; considere que puede ser golpeado por el arrastre de árboles, piedras u otros objetos.
Conserve la calma.
Siga las instrucciones transmitidas por las autoridades a través de los medios de comunicación.
Reporte inmediatamente sobre los posibles heridos a los servicios de emergencia.
Cuide que sus alimentos estén limpios, no coma nada crudo ni de procedencia dudosa.
Beba el agua potable que almacenó o, si le es posible, hierva la que va a tomar o desinféctela con gotitas de cloro que se venden expresamente para ello.
Limpie perfectamente cualquier derrame de medicinas, sustancias tóxicas o inflamables.
Revise cuidadosamente su casa para cerciorarse de que no haya peligro.
Si su casa no sufrió daños, permanezca en ella.
Mantenga desconectados el gas, la luz y el agua hasta asegurarse de que no haya fugas ni peligro de corto circuito.
Cerciórese de que sus aparatos eléctricos estén secos antes de conectarlos.
No divulgue ni haga caso de rumores.
Colabore con sus vecinos para reparar los daños.
En caso necesario, solicite ayuda a las brigadas de auxilio o a las autoridades más cercanas.
Si su vivienda está en la zona afectada, podrá regresar a ella cuando las autoridades lo indiquen.
Desaloje el agua estancada para evitar plagas de mosquitos.
Las autoridades le informarán sobre los apoyos y mecanismos para la reconstrucción.
Manténgase alejado de las áreas afectadas.
Evite tocar o pisar cables eléctricos.
Retírese de casas, árboles y postes en peligro de caer.

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EL ENVEJECIMIENTO.

    Desde un punto de vista biológico, el envejecimiento es el resultado de la acumulación de una gran variedad de daños moleculares y celulares a lo largo del tiempo, lo que lleva a un descenso gradual de las capacidades físicas y mentales, a un mayor riesgo de enfermedad y, en última instancia, a la muerte. Ahora bien, esos cambios no son lineales ni uniformes, y su vinculación con la edad de una persona en años es más bien relativa. La diversidad que se aprecia en la vejez no es una cuestión de azar. Más allá de los cambios biológicos, el envejecimiento suele estar asociado a otras transiciones vitales, como la jubilación, el traslado a viviendas más apropiadas y el fallecimiento de amigos y parejas.
 
Afecciones comunes asociadas con el envejecimiento 

Entre las afecciones más comunes de la vejez cabe citar la pérdida de audición, las cataratas y los errores de refracción, los dolores de espalda y cuello, la osteoartritis, las neumopatías obstructivas crónicas, la diabetes, la depresión y la demencia. Es más, a medida que se envejece aumenta la probabilidad de experimentar varias afecciones al mismo tiempo.
La vejez se caracteriza también por la aparición de varios estados de salud complejos que se conocen habitualmente por el nombre de síndromes geriátricos. Por lo general son consecuencia de múltiples factores subyacentes que incluyen, entre otros, la fragilidad, la incontinencia urinaria, las caídas, los estados delirantes y las úlceras por presión.
 
Factores que influyen en un envejecimiento saludable

    La ampliación de la esperanza de vida ofrece oportunidades, no solo para las personas mayores y sus familias, sino también para la sociedad en su conjunto. En esos años de vida adicionales se pueden emprender nuevas actividades, como continuar los estudios, iniciar una nueva profesión o retomar antiguas aficiones. Por otro lado, las personas mayores contribuyen de muchos modos a sus familias y comunidades. No obstante, el alcance de esas oportunidades y contribuciones depende en gran medida de un factor: la salud.
La evidencia indica que la proporción de la vida que se disfruta en buena salud se ha mantenido prácticamente constante, lo que implica que los años adicionales están marcados por la mala salud. Cuando las personas pueden vivir esos años adicionales de vida con buena salud y en un entorno propicio, su capacidad para hacer lo que más valoran apenas se distingue de la que tiene una persona más joven. En cambio, si estos años adicionales están dominados por el declive de la capacidad física y mental, las implicaciones para las personas mayores y para la sociedad se vuelven más negativas.


    Aunque algunas de las variaciones en la salud de las personas mayores se deben a la genética, los factores que más influyen tienen que ver con el entorno físico y social, en particular la vivienda, el vecindario y la comunidad, así como características personales como el sexo, la etnia o el nivel socioeconómico. El entorno en el que se vive durante la niñez —o incluso en la fase embrionaria—, en combinación con las características personales, tiene efectos a largo plazo sobre el envejecimiento
   Los entornos físicos y sociales pueden afectar a la salud de forma directa o a través de la creación de barreras o incentivos que inciden en las oportunidades, las decisiones y los hábitos relacionados con la salud. Mantener hábitos saludables a lo largo de la vida, en particular seguir una dieta equilibrada, realizar actividad física con regularidad y abstenerse de consumir tabaco, contribuye a reducir el riesgo de enfermedades no transmisibles, mejorar la capacidad física y mental y retrasar la dependencia de los cuidados.
   Los entornos propicios, tanto físicos como sociales, también facilitan que las personas puedan llevar a cabo las actividades que son importantes para ellas, a pesar de la pérdida de facultades. La disponibilidad de edificios y transportes públicos seguros y accesibles, así como de lugares por los que sea fácil caminar, son ejemplos de entornos propicios. En la formulación de una respuesta de salud pública al envejecimiento, es importante tener en cuenta no solo los elementos individuales y ambientales que amortiguan las pérdidas asociadas con la vejez, sino también los que pueden reforzar la recuperación, la adaptación y el crecimiento psicosocial.

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