LAS REVISTAS DE MODA.
Las
revistas de moda han existido desde el siglo XVII, pero fue en el siglo XIX,
cuando estas se hicieron más populares, completas y exclusivas para mujeres.
En
su interior, se mostraban ilustraciones de vestidos para cada ocasión: para ir
de paseo, ir de campo, de viaje, para recibir, de luto, de playa, de calle,
para concierto, para ir al teatro…
Estas
revistas llegaron a convertirse en difusoras de las tendencias de cada época,
imitando sus ilustraciones cada vez más y más las damas de la alta sociedad.
Años
más tarde, las revistas de moda se convierten en editoriales bien establecidas,
surgen 30 diferentes tipos de revistas dedicadas a la moda, las más destacadas
fueron: “El correo de damas”, “La moda elegante”.
En
la mayoría de las revistas de moda; las redactoras, editoras e ilustradoras
eran damas de alta sociedad que se ocupan de este trabajo para entretenerse,
claro ejemplo de las hermanas Collin que ilustraban la revista “La moda
elegante”.
El
mayor auge del fenómeno se da en la Francia del siglo XVIII con la aparición
del Journal des Femmes (1759). A esta publicación le siguieron Le Cabinet des
Modes (1785) y Le Journal de la Mode et du Gout ou Amusements du Sallon ou de
la Toilette (Fondevila et al., 2015). Más adelante, durante la III República,
las revistas femeninas imponen las normas del “buen gusto”, especialmente, las
cabeceras Journal des Dames (1797), Messager des Dames (1799), Tableau General
des Gouts, des modes et des Costumes (1799) o L’Arlequin (1799). En 1869 surge
Le Voix des Femmes; y en 1879, Le petit Echo de la Mode, más centrada en la
vida familiar. A finales del siglo XIX aumenta la difusión de estas
publicaciones y los temas que abordan. Se comienza entonces a escribir sobre
indumentaria y, desde 1920, también sobre temas como el maquillaje y los
productos de belleza.
A
otro lado del Atlántico, en Estados Unidos, dominan dos de las publicaciones
más importantes en el comienzo de las revistas de moda tal como las conocemos
en la actualidad: Harper’s Bazar (1867) y Vogue (1892). No obstante, no es
hasta el siglo XX cuando los medios de comunicación asumen la edición de las
publicaciones de moda y amplían y extienden su divulgación a otros países
(Centre de Documentació i Museu Tèxtil, 2013). El caso de la revista Vogue es
paradigmático al respecto: tras la muerte de su fundador en 1909 es asumida por
la editorial Condé Nast, que comienza a publicarla en el Reino Unido en 1916 y
en Francia en 1924. La misma editorial creó en 1913 Vanity Fair, relanzada en
1983.
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DEPORTES EXTREMOS.
Los
deportes extremos son todas aquellas actividades o deportes que comportan una
peligrosidad extra por las condiciones difíciles o arriesgadas en las que se
practican. De por sí normalmente se practican al aire libre, aunque cada vez
más se pueden practicar en idoor (lugares habilitados especialmente con rampas,
barandas, camas elásticas para la práctica de deportes extremos).
Los
deportes extremos se caracterizan por implicar exigencia física, pero sobre
todo mental. Para preparar al cuerpo se necesita una gran concentración ya que
es un deporte donde se pone en riesgo la integridad física en todo momento. Se
incluyen como deportes extremos el paracaidismo, aviación, Aladeltismo,
parapentismo, kayak, automovilismo, motociclismo, ciclismo de descenso libre,
escalada, snowboard, wakeboard, skateboard, longboard, surf, bmx, scooter,
inline (roller), dirty y seguramente nos dejemos alguno.
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EL MANEKI NEKO O GATO DE LA SUERTE JAPONÉS.
Su
nombre, Maneki neko (招き猫), no es ningún capricho. Está compuesto por un
verbo, maneku (招く), invitar o atraer, que se adjetiva junto al sustantivo, neko (猫), gato,
otorgándole un nuevo significado, gato que invita o atrae.
Leyenda del maneki neko.
En
algunos grabados y pinturas del siglo XIX (1850), los gatos de la suerte ya
aparecen junto a comerciantes, por lo que es fácil pensar que su creación es
todavía más antigua.
Son
muchas las leyendas que tratan de explicar este origen, pero probablemente la
del templo Gotokuji (豪徳寺) en Tokio es la más extendida. Un grupo de seis
samurais fueron sorprendidos por una tormenta mientras se encontraban de caza.
Desesperados por encontrar refugio, vieron como una gata blanca con manchas
negras y marrones les hacía señas con la pata, como indicando el camino hacía el
templo donde se encontraba. El dueño del gato, un monje, acogió a los samurais,
ofreciéndoles cobijo, té y dedicándoles sermones que calaron en el grupo. Uno
de ellos, se presentó como Naotaka, señor de Hikone, y como señal de
agradecimiento donó enormes campos de arroz y tierras de cultivo, trayendo
prosperidad y riqueza a este modesto templo.
Cuando
viajes a Japón verás que no existe un único diseño de gato de la suerte, te
encontrarás con diferentes colores, formas, expresiones y finalidades, porque
sí, este lindo gatito es, en definitiva, un amuleto y su poder varía según el
modelo.
¿Cuáles son sus características?
Todos
los gatos de la suerte comparten una serie de características. La raza bobtail japonés, la pata que se levanta e invita a entrar a la fortuna o a
los clientes, el collar con el cascabel que ahuyenta a los malos espíritus, y
normalmente, una moneda de oro (koban, 小判) como símbolo de buena fortuna y
riqueza.
El
color más característico suele ser el blanco, asociado a la pureza, pero son
bastante habituales también los gatos de la suerte, dorados, relacionados con
el dinero y el éxito en los negocios, o el negro, que combate los malos
augurios. Se dice que la combinación de colores que más suerte y fortuna trae a
los viajeros es la tricolor o calicó, compuesta de blanco, negro y naranja, los
colores más comunes de los gatos domésticos japoneses.
La
creencia popular es que si el gato levanta la pata izquierda, atrae a los
clientes, mientras si utiliza la pata derecha lo que invita es al dinero y la
fortuna. Existe una versión menos frecuente que es la del gato que levanta
ambas patas, quizás como medida de protección del hogar y establecimiento, pero
que no suele ser del gusto de los japoneses, que consideran este gesto poco
humilde.
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EVOLUCIÓN DEL SOFÁ.
El
sofá lo inventaron los egipcios hace miles de años. En el Antiguo Egipto solo
los reyes, considerados descendientes de los dioses, eran los que podían tener
y hacer uso del sofá. Se consideraba que no podían tocar con los pies al suelo
y usaban el sofá para estar más elevados que la tierra y, por supuesto, bien
cómodos.
No
fue hasta la Edad Media, cuando los romanos popularizaron el sofá, aunque no
llegó a las manos de todo el pueblo. Los ciudadanos de a pie continuaron
sentándose en el suelo, sobre mantas o alfombras. Pero se incorporaron sofás en
los comedores o triclinum, donde la gente acudía a charlar o comer. Sólo la
gente adinerada tenía opción de comprarse un sofá para su propio hogar.
No
fue hasta siglo XVIII, con la industrialización, cuando la clase media y obrera
empezó a disfrutar de un sofá en su casa. Este mueble empezó a popularizarse
hasta día de hoy. Actualmente se ha convertido en un mueble indispensable en
todos los hogares y en uno de los mejores inventos de la historia. Puedes
encontrar todo tipo de tamaños y diseños que se adapten a tus necesidades y a
tu espacio, para que puedas descansar cómodamente en tu salón.
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