PLAYAS Y
PERROS.
Para la mayor parte de los perros, la experiencia de ir a la playa junto a sus propietarios suele ser única, tanto en verano como en invierno. Es cierto que sus estímulos varían en función de las distintas estaciones. Por ejemplo, en los periodos no estivales, en el que el volumen de propietarios con perros en las playas es menor, tu perro aprovechará para hacer ejercicio y correr, sobre todo si no es una raza con predisposición al agua. Mientras que, en verano, debido al calor y a la gran acumulación de otros perros en la misma playa, aumentarán sus ganas de darse un chapuzón y socializarse.
En cualquier caso, lo primero que debes tener en cuenta es el temperamento de tu perro y su reacción el primer día que decidas visitar la playa con él. La playa, por sus dimensiones y condicionantes, también puede percibirse como un lugar incómodo para algunos perros. Si éste fuera tu caso, puedes recurrir a otros planes alternativos en los que tu perro se encuentre más seguro.
Afortunadamente, cada vez son más las comunidades autónomas que habilitan playas para perros, o permiten su acceso durante los meses de verano (junio -septiembre). Muchas de ellas incluso, acondicionan el espacio para cubrir las necesidades específicas de los perros (zonas de descanso, duchas, y otros). Por eso es importante que, antes de desplazarte con tu perro a una playa, te informes de sus ubicaciones, características, equipamiento y normativas.
Pautas para
disfrutar de la playa con tu perro.
Puesto que tu perro va a relacionarse con muchos otros, es conveniente que lo vigiles en todo momento, con el fin de evitar que pueda incomodar a otros perros o propietarios, tanto dentro como fuera del agua. Sigue los siguientes pasos para asegurar que vuestra experiencia sea lo más satisfactoria posible:
1. Intenta que se sienta cómodo, acercándolo poco a poco a la orilla e introdúcete con él en el mar, intentando mantenerlo en una zona de poca profundidad. Utiliza su juguete flotante para interactuar con él, y prémialo si su comportamiento lo merece.
2. Si el estado del mar no es propenso para el baño, debido al exceso de oleaje o corrientes, o si podéis estar expuestos a la presencia de medusas u erizos, manteneros en la orilla, o bien buscad una ubicación de juego en la arena, siempre controlando que su temperatura no pueda perjudicar las almohadillas de tu perro, ni provocarle un golpe de calor. Controla, en paralelo, que en la arena no existan objetos punzantes que puedan dañar a tu mascota.
3. Si las condiciones del mar no lo permiten, o bien tu perro prefiere jugar en la arena, mójalo con agua cada cierto tiempo, y ten a mano su bebedero para que pueda hidratarse correctamente.
4. Evita, también, que tu perro ingiera agua de mar, o trague arena. Ambas actuaciones, pueden producirle problemas gástricos e intestinales.
5. Tras el ejercicio, antes de volver a casa, colocaros bajo la sombrilla y descansad un rato. Seguramente, tu perro estará exhausto y agradecerá un tiempo de relax. Y tú también.
Una vez concluida la jornada, tu perro necesitará un baño para desprenderse de la sal y la arena acumulada. Si existe la opción, aprovecha el equipamiento de duchas para perros en la misma playa. Frótalo bien con agua dulce, y utiliza una toalla para el secado. De no ser posible la ducha in situ, espera a llegar a casa, y aprovecha la ocasión para bañarlo con su champú, y realizarle un buen cepillado.
Por último, en un caso u otro, revisa exhaustivamente sus orejas, y retira la arena y el agua que pueda haberse acumulado en ellas, con el fin de evitar infecciones cutáneas u otitis. Si observas que tu perro muestra algún síntoma de dolor en ellas a posteriori, no dudes en realizar una visita a tu veterinario.
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AVES
EXÓTICAS.
Aun hoy, son más de mil las especies de aves amenazadas, y parece mentira que, con su asombrosa belleza y su envidiable capacidad de sobrevolar todos los sitios del mundo, aun no tomemos conciencia de la importancia de su conservación. En cada una de ellas, está la belleza y perfección que nos rodea.
En la selva amazónica
tenemos al guacamayo azul, chiribiquete esmeralda, gallito de las rocas, batará
castelnau, guacamayo escarlata, colibrí topacio, trepador colorado, lechuzón de
anteojos, oropéndola del Amazonas y zopilote rey.
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BREVE
HISTORIA DEL HELADO.
El término helado hace referencia a un tipo de alimento frío muy popular que se presenta en gran cantidad de variedades. Todo el mundo, desde los niños hasta los más ancianos lo conocen, pero su definición precisa encierra cierta complejidad.
Denominaríamos al helado como:
“Preparaciones alimenticias que han sido llevadas al estado sólido, semisólido o pastoso por una congelación simultánea o posterior a la mezcla de las materias primas puestas en producción y que han de mantener el grado de plasticidad y congelación suficiente hasta el momento de su venta al consumidor.”
Diferenciaremos entre seis tipos:
1. Helado crema
2. Helado de leche
3. Helado de leche desnatada
4. Helado
5. Helados de agua
6. Sorbete
Por último, daremos la definición de Postres de helado que será “toda presentación de los helados definidos en esta sección, en cualquiera de sus variedades o de sus mezclas, que posteriormente se sometan a un proceso de elaboración y decoración, con productos alimenticios aptos para el consumo humano.”
En el año 1660, el italiano Procopio inventó una máquina que homogeneizaba las frutas, el azúcar y el hielo, con lo que se obtenía una verdadera crema helada, similar a la que hoy conocemos.
El origen de los helados es muy antiguo. Algunos sostienen que los antiguos romanos son los inventores del "sorbete", para lo cual utilizaban nieve, frutas y miel. Cuentan que el emperador Nerón hacia traer nieve de los Alpes para que le preparasen esta bebida helada.
Otros, en cambio, señalan que los chinos, muchos siglos antes de Jesucristo, ya mezclaban la nieve de las montañas con miel y frutas. En la corte de Alejandro Magno, se enterraban en la nieve ánforas conteniendo frutas mezcladas con miel para conservarlas mejor y se servían heladas.
En el año 1660, el italiano Procopio inventó una máquina que homogeneizaba las frutas, el azúcar y el hielo, con lo que se obtenía una verdadera crema helada, similar a la que hoy conocemos. Procopio, abrió en París el "Café Procope", donde además de café se servían helados y así se popularizó. Durante muchos años los heladeros italianos guardaron celosamente el secreto de preparación de los helados, aunque como vendedores ambulantes lo difundieron por toda Europa. Para el siglo XVIII, las recetas de helados empezaron a incluirse en los libros de cocina.
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LAS TORTUGAS
REGRESAN A SU LUGAR DE ORIGEN.
Las llamadas tortugas bobas inician épicas migraciones en el mar tras eclosionar, y después vuelven al sitio exacto en el que nacieron para aparearse y poner sus propios huevos, algo que siempre ha intrigado a los expertos.
Los científicos ya sabían que las tortugas, al igual que otros muchos animales, se orientan gracias a las líneas invisibles del campo magnético, aunque se desconocía el método que siguen para volver al punto exacto en el que comenzó su aventura.
Ahora, un estudio publicado en la revista Current Biology confirma que también dependen del campo magnético de la Tierra para volver a casa: cada zona de la costa tiene su propia firma magnética, que los animales recuerdan y utilizan después como su brújula particular.
No se trata de un viaje sencillo, eso sí, pues el campo magnético cambia lentamente y las tortugas se ven obligadas a cambiar también sus puntos de anidación.
«Resulta fascinante cómo estas criaturas encuentran su camino en esa enorme extensión de nada», comenta el coautor del estudio J. Roger Brothers, estudiante de posgrado de la Universidad de Carolina del Norte (Estados Unidos).
Las tortugas bobas, que pesan alrededor de 115 kilogramos, se encuentran repartidas por todos los océanos del planeta y aunque viajan a lo largo de cientos de kilómetros, prefieren los hábitats costeros.
El equipo combinó los datos obtenidos por voluntarios (en Florida, por ejemplo, recorren las playas contando ejemplares de la especie) con datos oficiales para demostrar que, efectivamente, los lugares de anidación de las tortugas cambian en consonancia con los cambios del campo magnético.
El ciclo de desove y nacimiento de la tortuga marina, en especial de la especie golfina, se ha visto alterado por el cambio climático. Biólogos y voluntarios han tenido que extender las actividades de la temporada de reproducción uno o dos meses más de lo usual porque las tortugas llegan a las playas más tarde por la inusual calidez del agua del mar incluso en invierno.
Entre junio y noviembre, las hembras de tortuga marina llegan a las playas para dejar sus huevos en la arena cálida y asegurar así su reproducción.
Unos 45 días después, cientos de crías salen de su nido para volver al mar, un ciclo que los especialistas consideran como normal en la temporada de desove. Sin embargo, este ciclo se está viendo modificado en los últimos tiempos debido al cambio climático y el aumento de las temperaturas, según expertos de la Red Tortuguera, una organización que protege a estos animales.
Ante esto, los biólogos y voluntarios de los campamentos han tenido que extender las actividades de la temporada de desove uno o dos meses más de lo usual, porque las tortugas llegan a las playas más tarde por la inusual calidez del agua del mar incluso en invierno. Antes el ciclo se cerraba el 1 de diciembre, pero ahora están teniendo crías en marzo, lo que hace evidente que ese cambio climático afecta al ciclo de desove.
El nido de arena es la forma para que las tortugas depositen entre 100 y 150 huevos, y requieren una temperatura media de 29.9 grados celsius para que las crías puedan formarse y sobrevivir. El calor alrededor del nido también incide en el sexo. Si es mayor al promedio nacerán más hembras, mientras que si no lo es habrá más crías macho.
En los últimos años las playas mexicanas, que es donde se cría esta especie de tortugas, han registrado temperaturas de entre 36 y 38 grados, e incluso han llegado hasta 40. Esto significa que en pocos años la especie tendrá dificultad para reproducirse, si no hay suficiente protección.
Los especialistas han adoptado técnicas de sombreado natural con palmeras o malla sombra para evitar que el intenso calor de la arena dañe los nidos que rescatan.
Por medio de su instinto, las hembras eligen el lugar más seguro e idóneo y con sus aletas crean un nido donde depositan los huevos. Este proceso suele durar entre 30 o 40 minutos hasta que la tortuga cubre el hueco y se asegura de que no queda ningún rastro que atraiga aves y otros depredadores. Luego vuelven al mar, guiadas por la luz de la luna.
Para las organizaciones, proteger a las tortugas hembras y sus nidos es muy importante, porque estas poseen un instinto que les ayuda a identificar el lugar donde nacieron, al que invariablemente regresarán en su etapa adulta para reproducirse.
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EL ZORRO Y EL
CÓNDOR
(CUENTO: A. Jiménez
Borja.)
- ¡Compadre,
nos vamos de fiesta! -dijo el cóndor.
-Nos vamos
-repuso el zorro.
El cóndor
tercio bien su poncho negro, arregló su bufanda blanca y, echándose al zorro
sobre el lomo, emprendió el vuelo.
En el cielo
se casaba un tuquito y todas las aves le hacían fiesta. Los huaychaos tocaban
flautas; las gaviotas, las tinyas y los gallinazos barrían el piso... En fin,
era un festejo de tono mayor.
Cuando llegó
el zorro se quedó pasmado. Arriba todo era igual que en la tierra. Había
árboles de todas clases, abismos, robles, quinuales, colinas, ríos. Nada
faltaba.
A las bodas
habían llegado todas las aves de la tierra. Allí estaba el lorito de la selva
con su caperuza verde, el pichibilín colorado, las parihuanas, el guarda
caballo. De ver tanto pajarito suelto, agüita se le hacía el hocico al zorro.
Como el zorro
era el único animal de cuatro patas, llamó mucho la atención. Una gavilana le
trajo chicha y el muy tuno se hizo dueño de la fiesta. Bailó en una pata y toco
tambor.
Al terminar
la boda, todos volvieron a sus casas. En un perdido rincón, roncaba borracho el
zorro. Su fiel amigo, el cóndor, lo sacudió fuertemente. El dormilón se
despertó airado; dando grandes voces insultó al cóndor y volvió a rodar por el
suelo, soplando como un bendito. El cóndor bajó solo.
Con el frío
del alba, despertó el zorro. "Ay, ¡me han abandonado!", lloraba.
Juntó hojas de maguey, tejió una soga muy larga, la amarró a un quishuar y
comenzó a descender.
La soga bailaba en el aire que daba miedo. A dos manos y dos patas, el zorro bajaba. Parecía que no tenía cuando llegar. En eso, pasó por allí un gavilán. "Buenos días, atoj", saludó. "No vayas a picar la soga, maligno", gruño el zorro.
Bastó la indicación para que el gavilán sintiera grandes deseos de picar la cuerda. Subió alto, allí donde el zorro no alcanzaba a ver, y picó a su gusto.
El zorro bajaba a dos manos y a dos patas. Cantaba: "¡Ay qué rápido bajo!". Cuando, de pronto, divisó la tierra, que a prisa se le acercaba. Recién se dio cuenta de su desgracia. Gritaba con todas sus fuerzas: "¡Buena gente! ¡Tiendan toldos y pajas, que caigo!"
- ¡Zorro!, esta vez has tenido suerte -dijo la gente-. ¡Huye y escóndete!
La soga bailaba en el aire que daba miedo. A dos manos y dos patas, el zorro bajaba. Parecía que no tenía cuando llegar. En eso, pasó por allí un gavilán. "Buenos días, atoj", saludó. "No vayas a picar la soga, maligno", gruño el zorro.
Bastó la indicación para que el gavilán sintiera grandes deseos de picar la cuerda. Subió alto, allí donde el zorro no alcanzaba a ver, y picó a su gusto.
El zorro bajaba a dos manos y a dos patas. Cantaba: "¡Ay qué rápido bajo!". Cuando, de pronto, divisó la tierra, que a prisa se le acercaba. Recién se dio cuenta de su desgracia. Gritaba con todas sus fuerzas: "¡Buena gente! ¡Tiendan toldos y pajas, que caigo!"
- ¡Zorro!, esta vez has tenido suerte -dijo la gente-. ¡Huye y escóndete!
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