LA MAGIA
BLANCA: ORIGEN.
La magia blanca
busca que las personas se reencuentren con su ser interno y que obtengan un
sentimiento de paz, armonía y felicidad con el mundo que los rodea.
También
llamada Teurgia (una palabra de origen griego que significa ‘obra de Dios’), la
magia blanca es la que se usa con fines benéficos para ayudar a alguien a
sanar, enamorar a una persona, obtener abundancia o dictarle la mejor manera de
encontrar un enlace con deidades nobles de la naturaleza y el cosmos como
ángeles o hadas. A menudo estos seres o espíritus de la naturaleza son vistos
por la magia blanca como guardianes o benefactores capaces de ayudar a los
humanos.
Se cree que
la palabra mago y magia provienen de Magus, quien fue un sabio astrólogo
zoroastriano que usó por primera vez la palabra magia.
La magia
blanca está en íntima comunión con los elementos de la naturaleza; más que
alterarlos o ir en contra de sus leyes se vale de su energía para producir un
resultado específico. Sus practicantes y adoradores respetan de manera absoluta
a cada ser vivo, elemento del cosmos y del plano terrenal al considerar que
entre todos hay una unidad divina. Su adoración a la Madre Tierra a menudo le
ha valido ser vista como algo pagano.
Con la
aparición del cristianismo, la magia blanca y sus rituales comenzaron a ser
desacreditados al considerarse paganos. La incomprensión cristiana le dio
incluso una imagen de malevolencia cuando su fin es todo lo contrario. Ningún
mago o sacerdotisa en la historia ha buscado cambiar las creencias de cultura
alguna o destruir un sistema de fe, contrario a los evangelizadores cristianos
o católicos.
La magia
blanca es lo opuesto a la magia negra, donde se busca provocar un daño
específico a alguien. De hecho, gran parte de los practicantes de la magia
blanca trabajan para romper hechizos y maldiciones que perjudiquen a una
persona inocente. En su sentido más práctico, busca hacer el bien mientras que,
en un plano mucho más espiritual, la magia blanca busca que las personas se
reencuentren con su ser interno, que sean capaces de explorar su fuerza
interior y que obtengan un sentimiento de paz, armonía y felicidad con el mundo
que los rodea.}
Prácticamente
la mayoría de las culturas más poderosas del mundo usaron la magia como una
práctica sagrada a la que acudían para protegerse, lograr la prosperidad en sus
cosechas o buscar una unión con los elementos naturales en busca de ayuda.
En culturas
como la griega, la egipcia, la maya o la azteca existían sacerdotes y sabios
que tenían amplios conocimientos de medicina. Con ayuda de ciertos rituales de
magia blanca buscaban ayudar a quien acudiera con ellos a lograr el equilibrio
emocional y físico, la abundancia y la felicidad, la protección y la
prosperidad.
En la
actualidad, los principios de la magia blanca se asocian a los rituales de la
Wicca, una tradición neopagana que se nutre de creencias y filosofías de varias
culturas antiguas. En ella se adoran los elementos de la naturaleza, se busca
hacer el bien propio y común, y se tiene una comunión estrecha con deidades a
las que se dedican ceremonias. La Wicca actualmente se practica en todo el
mundo.
Autores como
Lewis Carroll, Dante Alighieri, Mircea Eliade, Aleister Crowley, Wiliam
Shakespeare, además de poetas como Shelley, Wordsworth, Swinburne y Lord Byron
son leídos y analizados por los practicantes de la magia blanca, ya que su obra
contiene numerosas referencias a ella o posee una filosofía particular que la
complementa.
La magia
blanca -como cualquier otro tipo de creencia- es una cuestión de fe. Mientras
un sector la tacha de superchería, otros se entregan a sus rituales con la
esperanza de obtener los dones necesarios para tener una vida próspera, tanto
en lo económico como en lo espiritual. Sólo quien acuda a ella con el propósito
de obtener el bien y hacer lo mismo con los demás, conocerá todos sus poderes
naturales.
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EL MIEDO.
La
fisiopatología del miedo, es la disciplina que estudia dicha emoción, no como
un sistema de adaptación y protección de nosotros mismos sino como una
enfermedad que genera cambios negativos para nuestra salud a largo, mediano y
corto plazo; es entender cómo el miedo no sólo daña nuestra mente sino también
nuestro cuerpo.
“Las
emociones son reacciones psicofisiológicas que representan modos de adaptación
a ciertos estímulos transmitidos por un objeto, personas, lugares, sucesos o
recuerdos y cómo se relacionan estas con la realidad o la imaginación;
expresándose físicamente mediante alguna función fisiológica que incluye
reacciones de conducta”, afirma el Dr. Andrés Villarreal, especialista en
neurocirugía.
La
neurociencia de las emociones, es un campo nuevo de la medicina que investiga
científicamente las bases neuronales de estas en nuestro cerebro, por medio de
modelos neurobiológicos, psicológicos y socio-culturales.
Al tener
presente que las emociones tienen diferentes patrones, estos se encuentran en
nuestro sistema nervioso autónomo el cual conscientemente no se puede
controlar. Se reconocen patrones para seis emociones básicas, como lo son la
sorpresa, el asco, la tristeza, la ira, el miedo y la alegría.
Para conocer
el origen del miedo, y por qué se hace presente en nuestra vida, se debe tener
claridad que el miedo es una emoción la cual se ve transformada en el momento
en el que racionalizamos, ahí se convierte en un sentimiento.
Llamamos
miedo a un sistema de alarma de nuestro cerebro que se activa cuando detecta
una posible amenaza real o supuesta, presente, futura o incluso del pasado. Se
trata de una respuesta útil y adaptativa que conlleva cambios en el funcionamiento
de nuestros comportamientos, pensamientos y cuerpo.
El miedo es
un esquema cerebral de adaptación al entorno y constituye un mecanismo de
supervivencia y de defensa, el cual le permite a la persona responder ante
situaciones adversas con rapidez. En ese sentido, es normal y beneficioso para
todos los seres vivos tener miedo.
¿Por qué
sentimos miedo?
El estudio de
las bases neurobiológicas del miedo se ha centrado en una región concreta del
cerebro llamada la amígdala; la cual es una pequeña estructura alojada en el
seno del sistema límbico, es decir, nuestro cerebro emocional. Aclara el Dr.
Andrés Villarreal, que esta área desempeña un papel clave en la búsqueda y
detección de señales de peligro. Se podría decir que trabaja de forma análoga a
un detector de humo: permanece inactiva hasta que el más mínimo estímulo
amenazante la pone en marcha. Si no tuviéramos amígdala, probablemente no sentiríamos
miedo.
Este
mecanismo que desata el miedo se encuentra, tanto en personas como en animales,
concretamente en la región más primitiva que se encarga de regular acciones
esenciales para la supervivencia como comer y respirar, a su vez, en el sistema
límbico que es el encargado de regular las emociones, la lucha, la huida, la
evitación del dolor y en general todas las funciones que aseguren la
conservación y seguridad del ser.
Este sistema
revisa de manera constante, incluso durante el sueño toda la información que se
recibe a través de los sentidos, lo hace mediante la estructura llamada
amígdala cerebral, que controla las emociones básicas, como el miedo
encargándose de localizar la fuente del peligro.
Cuando la
amígdala se activa al detectar un posible peligro se desencadena la sensación
de miedo, y su respuesta puede ser la huida, el enfrentamiento o la
paralización. El miedo produce cambios inmediatos en nuestro cuerpo como, por
ejemplo: se incrementa el consumo de energía celular, aumenta la presión
arterial, los niveles de azúcar en la sangre y la actividad de alerta cerebral.
A su vez, se
disminuyen o se detienen las funciones no esenciales, se incrementa la
frecuencia cardiaca y la sangre fluye a los músculos mayores especialmente a
las extremidades inferiores en preparación para la huida; se inicia una cascada
hormonal desde el hipotálamo a la hipófisis y las glándulas suprarrenales,
incrementando los niveles de adrenalina y cortisol. Estos cambios en el
organismo vienen acompañados de modificaciones faciales como: apertura de los
ojos para mejorar la visión, dilatación de las pupilas para facilitar la
admisión de luz, la frente se arruga y los labios se estiran horizontalmente,
explica el especialista.
¿Los miedos
son hereditarios?
Los miedos no
se pueden heredar, todos nacemos con algo denominado “patrones fijos de acción”
conocidos como los circuitos neuronales para tener miedo ante alguna
circunstancia que ponga en peligro nuestra vida.
Al padre
presentar miedo a un objeto o circunstancia en particular, no será heredada a
sus hijos; pero si al nacer cualquier ser humano es expuesto de forma
repetitiva y orientado por sus padres, su comunidad o su cultura transmitiendo
temor, esta persona aprenderá y adoptará ese mismo miedo. Por lo que afirma el
Dr. Andrés Villarreal, que los miedos no se pueden heredar, pero sí se pueden
enseñar.
Desde los
primeros meses, los bebés tienen la capacidad de reconocer emociones positivas
y negativas. Es preciso considerar que la experimentación de las emociones es
previa a la capacidad de expresarlas. Nuestro cerebro nace con circuitos
neuronales para algunas funciones ya destinadas, entre estas el reconocimiento
del peligro y por lo tanto, el circuito para tener y sentir el miedo.
Aproximadamente
a los cuatro años de edad, los niños pueden reconocer las emociones básicas y
las entienden como sentimiento, reconociendo las respuestas que pueden generar
en ellos mismos y en las demás personas.
En la
adolescencia se enfatiza la parte social en el reconocimiento de emociones,
adicional a esto, en esta etapa de la vida, se va desarrollando la
autovaloración a partir de la interacción con los demás. Adicionalmente, ya se
considera que todas las emociones son aceptables; las diferentes respuestas o
reacciones que provocan las emociones pueden ser buenas o malas.
Es importante
aclarar que, en esta etapa, se reconocen las emociones propias y las de otras
personas, así como las reglas de expresión, sin embargo, se experimentan
problemas en el manejo de las emociones. Este problema está relacionado con los
cambios hormonales y físicos donde los niños cambian a tener características de
hombre y mujer desarrollados semejantes a un adulto.
En la edad
adulta, se espera que una persona tenga la capacidad de identificar y reconocer
las emociones propias, entre ellas el miedo, así como ejercer control sobre
estas, desarrollando lo que se denomina la inteligencia emocional.
Es importante
entonces entender que, al paso de la edad, se generan diversos cambios de las
emociones, y estos impactan sobre la concepción de sí mismo y el entorno. En
ese sentido, durante el desarrollo emocional, la cultura y la sociedad tienen
gran influencia en las emociones, ya que regulan su expresión en especial las
emociones que generan miedo, afirma el especialista.
Cabe aclarar
que existe la posibilidad de modificar y dar por terminado con los miedos que
hemos ido creando a lo largo de la vida; se ha demostrado que a través de la
psicoterapia se puede promover la comunicación de la amígdala cerebral y
cíngulo anterior, por lo que las personas afectadas podrían aprender a actuar
con menos miedos y a tener mayor seguridad en sí mismas.
Finalmente,
todos tenemos, tuvimos o tendremos miedo a algo; como mencionamos
anteriormente, se generan una serie de respuestas ante un estímulo de peligro
el cual puede estar presente en el ahora o a futuro; es algo natural y debemos
reconocerlo como un sistema de protección. El problema es cuando se genera
miedo y su respuesta no es la adecuada o genera cambios conductuales y/o limita
nuestras actividades diarias, en este caso podríamos decir que no se está
presentando un caso de protección sino una evidente limitación ante algunos
estímulos, y para estos episodios sí se debe tratar de controlar y reconocer
con ayuda de un profesional.
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GATOS Y
LOROS.
Unos son unos
depredadores, y los otros son animales de presa. Cualquiera que haya visto la
serie de dibujos animados de Silvestre y Piolín sabe cuál es cuál, y sabe por
qué a veces puede ser difícil tener gatos y pájaros bajo el mismo techo. Sin
embargo, aunque a veces puede ser difícil, no es imposible que puedan convivir
gatos y pájaros en la misma casa.
Si eres de
esos que aman ambas especies, no tienes que elegir entre un tipo u otro de
mascota. Si tomas las precauciones adecuadas para preservar la seguridad de
todas tus mascotas, podrás conseguir que tanto tus gatos como tus pájaros
puedan convivir bajo el mismo techo.
¿POR QUÉ
TENER GATOS Y PÁJAROS EN CASA PUEDE SER COMPLICADO?
La mayoría de
la gente sabe la principal razón por la que los gatos pueden ser un peligro
para las aves. Los gatos son cazadores por naturaleza, y cuando ven un pájaro
volando, el instinto les incita a atacar. El acecho y el ataque repentino son
actos reflejos para los gatos. No creo que un pájaro se sienta seguro sólo
porque pueda volar. Hemos visto muchas veces cómo los gatos pueden saltar,
atacar violentamente y atrapar a la presa en el aire.
GATO
ACECHANDO A UNA PALOMA.
Un peligro
menos conocido de los gatos es la bacteria Pasteurella que llevan en su saliva.
Esta bacteria es en su mayoría inofensiva para los gatos (aunque a veces puede
causar infecciones respiratorias o abscesos), pero es mortal para las aves si
no se trata rápidamente.
Si tienes un
loro grande, puede haber peligro en ambos sentidos. Los picotazos de las
cacatúas y los guacamayos pueden ser lo suficientemente graves como para enviar
a una persona al hospital, por lo que pueden lesionar gravemente a tu gato. Incluso
los loros más pequeños pueden romper la piel lo suficiente como para requerir
puntos de sutura.
Entonces
¿cómo puedes garantizar la seguridad de estos dos tipos de mascotas?
EMPIEZA POR
UNA JAULA DE ALTA CALIDAD
Muchos gatos
son adictos a golpear las jaulas de los pájaros baratas y poco consistentes, lo
que provoca que, aunque la puerta permanezca cerrada, el pájaro se golpee
fácilmente con las paredes de la jaula, y muy probablemente se estrese. Por lo
tanto, lo primero que debe hacer es comprar una jaula resistente y robusta,
preferiblemente con un buen soporte. Asegúrate de que no tiene puertas
correderas que tu gato pueda abrir fácilmente con la nariz o con una pata. Si
ya tienes una jaula y tiene una de estas puertas, asegurarla con cinta elástica
segura para pájaros o una pinza de madera para tender la ropa puede funcionar
para las aves pequeñas. Para los pájaros de mayor tamaño, puedes comprar una
cerradura para la jaula (a veces incluso la necesitas también para los pájaros
más pequeños que estén especializados en la resolución de puzzles…).
LORO EN LA
JAULA
Lo mejor es
colocar la jaula en la pared. Esto no sólo hace que el pájaro se sienta más
seguro, sino que también reduce las probabilidades de que la jaula sea
golpeada.
DEJA QUE EL
GATO Y EL PÁJARO SE CONOZCAN ENTRE SÍ.
Algunas
personas están completamente en contra de introducir los pájaros a los gatos, e
insisten en mantener a sus mascotas en áreas separadas de la casa, y otras
personas permiten que su mascotas se mezclen libremente. Otros eligen algo
intermedio. En muchos casos, dejar que los animales se vean entre sí es algo
bueno, porque entonces es más probable que tu gato aprenda que el pájaro es «su
amigo, no comida». No importa cómo de cuidadoso seas al mantener a tu gato
lejos de la habitación donde tienes el pájaro; puede llegar a colarse. Si esto
sucede mientras el pájaro está libre fuera de la jaula y tu gato todavía ve al
ave como una presa… bueno, no hace falta explicar más; se masca la tragedia si
no adviertes la presencia del gato a tiempo.
Empieza
lento, y deja que tus mascotas se vean entre ellos desde la distancia mientras
que tu pájaro está en la jaula. Si tu pájaro parece curioso o relajado, permite
a tu gato que se acerque a la jaula y eche un vistazo más de cerca. Sin
embargo, si el pájaro parece estresado, asegúrate de que el gato sigue estando
a un par de metros de distancia, y vuelve a intentarlo más tarde. Si tu gato
intenta saltar a la jaula o meter su pata entre los barrotes, dile «¡no!» con
voz firme o rocía un poco de agua sobre él (o usa cualquier otro método que
normalmente usas para hacer que tu gato deje de hacer lo que no debe).
Haz las
primeras sesiones de 10 minutos más o menos. A medida que tus mascotas se
sientan más cómodas, puedes alargar la duración de las sesiones, y tal vez
incluso coger a tu pájaro y sacarlo de la jaula con tus manos en presencia del
gato. Haz esto sólo si no hay absolutamente ninguna señal de que el gato entre
en «modo depredador» cuando ve al pájaro en la jaula. Si tu gato se agacha como
si estuviera preparándose para saltar (acechando) o se le ponen los ojos como
platos al ver al pájaro, no lo saques todavía.
GATO
ACECHANDO A UN PÁJARO.
Una vez que
ambos animales estén preparados, coge a tu pájaro y sácalo de la jaula
sujetándolo con tus manos y mantén una estrecha vigilancia sobre ambas
mascotas, y estate preparado para reaccionar con rapidez si prevees que uno va
a saltar sobre el otro. Sería una buena idea contar con la ayuda de una segunda
persona, para sujetar al pájaro mientras el otro sujeta al gato.
Algunas
personas prefieren dejar que sus gatos y sus pájaros se acaricien y jueguen
juntos, pero hay que tener precaución si se hace esto. No se puede permitir que
el gato lama al pájaro para asearlo debido a la bacteria Pasteurella que reside
en su saliva, y por supuesto, también tienes que estar pendiente de las garras
y los dientes de unos y los picos de otros, que pueden hacer mucho daño. En
algunos casos funciona y todas las mascotas son felices juntas y revueltas,
pero es tu decisión arriesgar.
SUPERVISAR,
SUPERVISAR Y SUPERVISAR.
Si sales de
casa o por cualquier otra razón no puedes supervisar a tus mascotas, no dejes a
tu pájaro fuera de la jaula en presencia del gato. El instinto puede tomar el
control incluso en los animales más apacibles, lo que puede provocar que
alguien salga herido o incluso algo peor. Además, un gato puede aplastar a un
pájaro o puede causarle un simple rasguño demasiado pequeño como para
apreciarlo, pero lo suficientemente grande como para provocarle una infección letal.
Si piensas que tu pájaro podría haber sido arañado por tu gato, llévale al
veterinario inmediatamente. Los arañazos y las mordeduras necesitan ser
tratados con antibióticos, y es necesario que se actúe de inmediato.
Al igual que
las personas, los animales tienen diferentes personalidades. Los gatos y los
pájaros a veces pueden llegar a ser los mejores amigos, pero no siempre
funciona así. Nunca te puedes fiar de algunos gatos cuando están cerca de un
pájaro, no importa cuánto trates de entrenarlos (en esos casos, mantener a
ambos animales en distintas partes de la casa asegurándote de que les prestas
la misma atención es lo mejor). Algunos pájaros siempre son cautelosos con los
gatos, y a veces incluso podrás encontrarte con un gato que tiene miedo de las
aves. Tu objetivo principal debe ser conseguir que tus mascotas se toleren
entre sí, y reconocer que todas son miembros importantes de la familia.
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BUQUES DE
CARGA: TIPOS.
Es una
realidad que la inmensa mayoría de los buques que surcan los océanos se destinan
al transporte internacional de mercancías. Pero, si todos esos barcos sirven
para llevar carga, ¿en qué se diferencian? Ni más ni menos que en las
especificidades de la mercancía que pueden llevar.
Dicho de otro
modo, cada tipo de carga pide condiciones diferentes y un modo de transporte
marítimo especializado. Eso nos lleva a repasar los tipos de buque que existen
atendiendo a la carga que transportan.
Buques de
carga general
Se trata de
buques de carga básicos; pueden llevar carga, pero no tienen espacio para los
típicos contenedores que todos asociamos con el transporte de mercancías. Estos
barcos cuentan con sus propias grúas incorporadas para realizar sus operaciones
de carga y descarga en los puertos.
Buques
portacontenedores
Estas
embarcaciones sí que están especialmente diseñadas para el transporte marítimo
de mercancías en contenedores. Los buques de esta clase acaparan la mayoría del
transporte internacional de cargamento seco, lo que significa que más de la
mitad del comercio marítimo se lleva a cabo mediante estos enormes barcos.
Están adaptados para transportar contenedores estándar según la normativa ISO.
Generalmente son buques automatizados y la carga y descarga se hace a través de
grúas pórtico.
Buques
graneleros
Son el tipo
de buque más apropiado para transportar cargas sólidas de granel. Es decir, en
pequeñas unidades sueltas o desmenuzadas, tales como granos, cementos o
minerales. Están pensados para favorecer la carga y descarga mediante grúas en
forma de cucharas y en su cubierta se pueden distinguir las áreas destinadas
para ello.
Buques
petroleros
Los
petroleros son buques cisterna especiales para transportar crudo. Se
diferencian de los buques de carga por características técnicas tales como la
estanqueidad al petróleo, la resistencia estructural, y su sistema de bombeo
para la carga y descarga del combustible. Son embarcaciones de tamaño tan
elevado que deben realizar el atraque en alta mar. Pueden albergar hasta dos
millones de barriles de crudo.
Buques
gaseros
A menudo
englobados en la misma categoría de los petroleros, cuentan con tecnología más
sofisticada para almacenar gas licuado, una forma de combustible en auge. A
grandes rasgos se dividen en los GNL, que están especializados en almacenar gas
natural licuado y los GLP, que hacen lo propio con el gas licuado de petróleo.
La principal diferencia es de tipo técnico, pues los GNL llevan el gas a
temperaturas de hasta -170 ºC y los GLP a -50º C y a una presión de 18 Kg/cm2.
Los de GNL se pueden diferenciar visualmente por los grandes tanques esféricos
en la cubierta.
Las
embarcaciones que portan cargas químicas, en cambio, disponen de varios tanques
para que no se mezclen las diferentes sustancias que transportan.
Buques
frigoríficos
Este tipo de
embarcación transporta alimentos y mercancías perecederas que hay que conservar
en buen estado durante el viaje, como son frutas y verduras. Por ello, hablamos
de mercancía que requiere un tratamiento térmico especial, concretamente
mantenerse a una temperatura muy baja. Un barco de este tipo suele contar con
entre tres y cinco bodegas.
Buques de
cargamento rodado.
Los buques de
carga rodada o buques “Ro-Ro”, disponen de rampas y plataformas capaces de
mantener inmovilizado cualquier vehículo con ruedas, desde turismos hasta
vehículos industriales o camiones cargados con sus mercancías para viajes de
larga distancia. También existen modalidades híbridas de transporte rodado con
pasajeros (ferrys) y de transporte rodado con portacontenedores (Ro-Lo). En
cualquier caso, son embarcaciones especialmente diseñadas para no dañar ni los
medios de transporte ni las mercancías que estos puedan portar.
Buques de
ganado
Este tipo de
buque es especialmente sensible ya que transporta animales vivos. Estos barcos
incluyen como peculiaridad zonas para que las reses se alimenten. Existen
incluso buques que incorporan corrales al aire libre, aunque en la mayoría de
ocasiones estos son cerrados.
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EL OGRO DEL
BOSQUE.
(CUENTO)
Érase una vez
una anciana que vivía dentro de una cabaña con sus tres hijos, a las afueras de
un oscuro bosque. Ese año, al llegar el invierno, la viejecita le pidió al
mayor de los hijos que fuera a talar un árbol para tener leña.
—¿Pero por
qué? —replicó el joven—, cuando empiece a hacer frío, nos arropamos en la cama
y ni falta hará encender la chimenea.
—No seas
holgazán —le dijo su madre—, no podemos estar en la cama durante todo el
invierno. Tú eres el más fuerte de mis hijos, así que tienes que traernos leña.
El hijo mayor
era muy flojo y odiaba trabajar. Aun así, se dirigió al bosque, cargando su
hacha más pequeña. Al llegar, fue hasta el árbol más putrefacto de todos.
“Seguramente”,
pensó, “va a ser muy fácil de cortar”.
Alzó el hacha
para comenzar a cortar y apenas hubo dado el primer golpe, sintió como alguien
lo tocaba en el hombre. Se dio la vuelta y se encontró con el ogro más
horroroso que te puedas imaginar. En la frente tenía un único ojo de color
carmesí y su nariz, era púrpura, estaba retorcida y llena de verrugas.
—¡Oye,
muchacho! —le dijo el ogro— ¡Si te atreves a cortar uno solo de los árboles de
mi bosque, te voy a romper en cincuenta pedazos!
El chico tiró
el hacha y corrió a su casa a toda velocidad. Ahí, le contó a su familia lo que
había ocurrido.
—¡Mira que
temerle a un ogro tonto y viejo! —exclamó el hermano mediano— Mañana voy a ir
yo.
Al día
siguiente, el joven cogió un hacha más grande y se fue a buscar la leña. Una
vez en el bosque, se topó con un árbol enorme del que obtendría bastante madera
para mantenerse calientes el invierno entero.
Empezó a
golpear con el hacha.
¡TRAC! ¡TRAC!
¡TRAC!
No obstante,
el ogro llegó antes de que llegara a la mitad del tronco.
—¡Oye, chico!
¿Qué crees que estás haciendo? No te atrevas a levantar esa hacha otra vez, o
te voy a romper en cien pedazos.
—¡Bah! No
creas que un patético ogro como tú es capaz de asustarme. Voy a talar este
árbol.
—Eso está por
verse —el ogro levantó uno de sus enormes brazos y arrancó una rama gruesa de
un árbol. La quebró en dos con su rodilla y luego se puso a romperla en
diminutas astillas.
El muchacho,
viendo la fuerza del ogro, corrió de vuelta a casa, temblando de pánico. Cuando
llegó fue recibido por su hermano mayor.
—¿Y la leña?
¿Dónde la dejaste?
—Ese ogro
terrible apareció y me echó del bosque. Medía unos quince metros de altura, era
muy fuerte…
En ese
momento, el hijo menor habló:
—Yo no me
asustaría, de eso estoy seguro. Iré por la leña.
—¿Tú? ¡Pero
si eres muy pequeño! Jamás tendrías oportunidad contra ese enorme ogro.
—Por favor,
¡dejen que vaya!
Finalmente, y
a pesar de su preocupación, la anciana permitió que el hijo menor fuera al
bosque a probar su suerte.
Por la
mañana, tomó el hacha más grande que tenían en casa. Era tan pesada que tenía
que arrastrarla por el suelo. Abrió la despensa de la cocina para tomar también
un queso suave de cáscara dura. Sus hermanos se rieron de él al ver como se lo
guardaba en el bolsillo.
—¿Para qué
llevas queso? ¿Vas a hacer un día de campo con tu amiguito el ogro?
El chico no
les contestó y salió de la cabaña.
Cuando llegó
al bosque, fue hasta el árbol más grande de todos. Se esforzó por levantar el hacha
pero era tan grande y tan pesada, que no lo consiguió. Sin embargo, al escuchar
el sonido de la misma, el ogro volvió a aparecer, lleno de rabia.
—¡Ay no! ¡Uno
más! —gritó con su poderosa voz— ¡Y es apenas un niño! ¡Oye mocoso, si talas
ese árbol, te voy a romper en mil pedazos!
El niño se
dio la vuelta y lo encaró.
—¡Inténtalo y
te haré polvo como a esta piedra! —y mientras decía esto, cogió el queso suave
y lo apretó en su mano. El queso se desmoronó, salpicando por todas partes y
uno de los chorros se le metió en el ojo al ogro.
—¡De acuerdo,
tú ganas! —gritó— ¡Me rindo, pero por lo que más quieras, no me aplastes como a
esa piedra! ¡Te lo suplico! Puedes cortar tantos árboles como desees. Si
quieres, yo mismo puedo cortarlos y llevar a tu casa los troncos.
Así se hizo.
A partir de
ese día, el ogro se hizo cargo de llevar la leña a la familia de la anciana y
nunca más volvieron a pasar frío. Todo fue gracias al ingenio, que pudo más que
la fuerza y el orgullo.